El Lenguaje Místico de San Juan de la Cruz: Un Acercamiento a su Poesía

El Lenguaje Místico de San Juan de la Cruz

Un Acercamiento a su Poesía

San Juan de la Cruz, al escribir poesía, intentaba lo imposible: comunicar al lector su infinita experiencia mística. Usaba el lenguaje para transmitir algo irracional, lo que parecía un esfuerzo en vano.

En el siglo XVI, el poeta se apoyaba en Dios al escribir y en su forma poco convencional de expresarse, por lo que la labor de traducirlo es compleja. Lo que no se entiende por los sentidos no se puede comunicar a través de ellos.

El Lenguaje de Dios

¿Cómo reproducir ese «lenguaje de Dios» del que habla el poeta? Parece imposible. Dios le ha hablado «sobre toda lengua». Sin embargo, por caminos insospechados y con consecuencias poéticas extraordinarias, San Juan de la Cruz cumple su propósito comunicativo.

Esforzándose por comunicar su trance extático, destruye la lengua unívoca y limitada de sus contemporáneos y maneja una palabra que debe ensanchar constantemente. Esta revolución poética, radical y profunda, no fue comprendida por sus coetáneos, ni por sus seguidores, ni siquiera por los críticos (salvo algunas veces). Necesitaba ser entendido y visto de otra forma en la literatura.

La Ilogicidad de los Poemas Místicos

Al acercarnos a su literatura, lo primero que nos llama la atención es la frecuente ilogicidad de los poemas místicos. Nos perdemos ante sus versos y la falta de hilación lógica entre estrofas. El propio poeta lo admite: «antes parecen dislates que dichos puestos en razón». Aunque esto resulte sorprendente, tampoco es nuevo para la historia de la literatura mística, que trata sobre la unión del Alma con Dios. Para esto, existen tres vías:

  • Purgativa: se eliminan todos los vicios por oración y mortificación.
  • Iluminativa: se inicia el tránsito y se goza de Dios.
  • Unitiva: se produce la unión.

Los primeros lectores del autor podrían haberse sentido perplejos debido a esto y, por eso, le pedían significados. Resulta curioso que rechazara la hermenéutica de la Iglesia al explicarse.

La Interpretación de San Juan de la Cruz

San Juan, al comentar sus poemas desarrollando significados, era caótico e ilimitado, por lo que parecía que añadía nuevas cosas constantemente. Pero en estos significados es donde se debían basar para buscar las claves de su lenguaje.

Además, ofrecía una alegoría general y constante para sus versos eróticos: «los esposos que se buscan y se aman en un ambiente pastoril son el alma y Dios en coloquio místico».

También asignaba significados a sus vocablos y versos, pero solían tener varios y, a menudo, contradictorios entre sí.

El punto de apoyo para tal paralelo es muy débil: cuando estos actos son «en extremo altos o bajos», son desordenados y viciosos.

La Pluralidad de Significados

Estos significados múltiples nos obligan a plantearnos el problema de si el poeta comunica las ideas que dice querer transmitir en sus glosas o si podemos desprender otras, prescindiendo de éstas.

No sabemos en cuál de estos sentidos pensaría al concebir su poema. Quizá en uno de ellos, quizá en ninguno. Parece haberse sentido en la obligación de justificar su poesía.

Pero, en otros casos, invierte su recurso y asigna un único sentido a los vocablos más diversos.

Hay otros casos con una peculiar complejidad destacable, una nueva singularidad: las «razones» que sirven de sostén a la metáfora son también metáforas. El poeta da «razones» para las «razones».

La Fecundidad de los Dislates Verbales

Los «dislates» verbales de su poesía y prosa resultan de una fecundidad inesperada y, a través de esto, logra comunicar su trance extático.

Sus metáforas son plurivalentes (ni el propio autor las puede precisar ni decidirse por ninguna de las variadas opciones que ofrece) porque sería limitar el lenguaje, empobrecerlo, obligarlo a una infiel exactitud.

El Lenguaje en Constante Movimiento

Su lengua tiene proyecciones hacia dentro (del autor) y hacia afuera (en el lector): está en constante movimiento. Es parpadeante, indeciso, ambiguo, contradictorio; fluye y cambia constantemente, tanto para el autor como para el lector.

La poesía de San Juan resulta muy nuestra, porque se nos ha dejado participar directamente en ella al escoger.

La Destrucción del Lenguaje

Su lengua no es solo flexible y amplia, es sin límites. Se podría decir que verdaderamente alcanzó el «lenguaje de Dios» del interior de su alma, un lenguaje infinito e instantáneo. Terminó venciendo el lenguaje con este mismo.

Las palabras quedan derrotadas: si los vocablos pueden significar todo, en el fondo no significan nada. Al ensanchar la lengua y capacitarla para la traducción del trance místico, termina por destruirla. La crítica del lenguaje en San Juan de la Cruz no puede ser más exacta: ha borrado las palabras.

Conclusión

Acierta al comunicarnos su mensaje espiritual. Es difícil decir cuánta conciencia tendría del formidable acierto de su poesía y de su inesperada y fecunda meditación sobre el lenguaje. Todo esto nos obliga a intentar entender a este enigmático poeta español.