Reformas en la Organización del Estado: La Monarquía Centralista
La victoria de Felipe V permitió la instauración de un nuevo modelo de estado unitario, centralizado y absolutista. El monarca estaba dotado de poderes ilimitados sobre sus súbditos.
1. Los Decretos de Nueva Planta
Suprimieron los fueros, la autonomía municipal y las Cortes de Valencia, Aragón, Cataluña y Mallorca, eliminando los consejos respectivos. Se introdujeron las leyes de Castilla y sus tribunales, y la autoridad pasaron a desempeñarla capitanes generales e intendentes. Se suprimieron las fronteras entre los reinos y se impuso el castellano como lengua oficial. Se introdujo el catastro.
2. Reformas en la Administración
El gobierno quedó en manos de cinco secretarios de despacho. Los territoriales se eliminaron menos el de las Indias y Castilla. El país se dividió en provincias, se situaban al frente la autoridad judicial, la militar y la civil y económica.
3. El Ejército se Transformó
Los tercios se sustituyeron por regimientos y se separaron las diferentes armas, se introdujeron nuevos grados y se estableció el servicio militar y un ejército permanente, acuartelando unidades por todo el país. Se recuperó la marina de guerra.
4. La Autoridad de la Corona sobre la Iglesia Española (Regalismo)
Se limitó la autoridad de la iglesia lo que provocó conflictos entre el rey y la iglesia.
La Práctica del Despotismo Ilustrado: Carlos III
Carlos de Nápoles desarrolló el despotismo ilustrado, basándose en el estado absoluto de monarquía omnipotente y la soberanía real exclusiva. Se pretendía mejorar la situación económica para fortalecer el estado.
Se produce el comienzo de la recuperación de señoríos y la introducción de un impuesto único. En 1765 la liberación de los precios del trigo provocó el motín de Esquilache en Madrid. En 1766 Carlos III destituyó a Esquilache por el conde de Aranda, que no quería enemistarse con la iglesia y la nobleza. Se encargó un informe de agricultura, que llevó a un estudio de Jovellanos. Se intentó promover las manufacturas. A parte de las reales fábricas, la actividad siguió concentrada en los talleres gremiales. En 1770 se estableció la libertad de trabajo de los no gremiados, la cédula de 1783 que declaraba “honrosos” los oficios. El plan radial de carreteras facilitó los intercambios. En 1778 se amplió el libre comercio colonial a casi todos los puertos españoles. Se creó el Banco Nacional de San Carlos para controlar la emisión y circulación, y encargarse de los pagos de Hacienda.
Evolución Económica y Social en la España del Siglo XVII
En el siglo XVII fue un siglo de crisis económica en Europa. Hay problemas demográficos causados por epidemias y la expulsión de los moriscos, en Valencia y Aragón. El aumento del clero provocó un descenso de la tasa de natalidad. Se estabilizó el nivel de población urbana a favor de la rural.
Desde el punto de vista económico, a la decadencia de la agricultura se une la de la ganadería lanar y la de la industria. El comercio también entró en recesión, como consecuencia disminuyó la circulación monetaria, que contribuyó a su devaluación y a la subida de precios. La recuperación del comercio favoreció el asentamiento de comerciantes extranjeros.
La sociedad estamental española vivió un proceso de paralización, debido al empobrecimiento del campesinado, la debilidad de la burguesía y las clases medias, y el crecimiento de los grupos improductivos como la nobleza y el clero en un extremo y los marginados. Además, se produjo una difusión de los valores aristócratas, como el rechazo del trabajo manual y de las inversiones productivas.
La Crisis de 1640
El comienzo de las hostilidades con Francia en 1635 contribuyó a aumentar el descontento catalán, por el comportamiento indisciplinado de las tropas castellanas e italianas. El 7 de junio de 1640 se produjo el Corpus de Sangre: fue asesinado el virrey Santa Coloma. Los sublevados buscaron la ayuda militar de Francia, reconocieron como conde de Barcelona al rey francés y mantuvieron enfrentamientos bélicos con la monarquía española. El desengaño de los catalanes ante el carácter subordinado de su unión con Francia y el temor de la oligarquía a no controlar el descontento social generalizado propiciaron la capitulación de Barcelona en 1652, que dio paso a los rebeldes y se mantuvo la legislación catalana, a cambio de que los catalanes ayudaran a la monarquía en la guerra contra Francia y del reconocimiento de la intervención real en el nombramiento de ciertos cargos.
El descontento de Portugal iba en aumento por su marginación en los cargos políticos y por la incapacidad de la monarquía de defender el comercio de azúcar portugués frente a los holandeses. El detonante del conflicto fue el aumento de la presión fiscal que supuso la Unión de Armas. Aprovechando la revuelta catalana, la nobleza, la alta burguesía y la iglesia portuguesa promovieron la rebelión de 1640, dirigida por el duque de Braganza, declarado rey de Portugal como Juan IV. La decisión de la monarquía de concentrar el esfuerzo bélico en Cataluña permitió la independencia portuguesa. La monarquía española no reconoció la independencia de Portugal hasta 1668.
El Ocaso del Imperio Español en Europa
En el siglo XVII hubo un conflicto religioso entre protestantes y católicos por hacerse con la hegemonía en Europa. La monarquía hispánica trata de mantener los territorios del imperio de Felipe II y emprende, con Felipe III, una política de acuerdos con sus adversarios históricos. En 1604 se firma el Tratado de Londres y en 1610 se firma la Paz con Francia.
La política de Felipe IV se enmarca en el espacio de la Guerra de los Treinta Años y estuvo orientada a recuperar el poderío Habsburgo frente a Francia, Holanda, Inglaterra y Suecia. Deben entenderse las guerras particulares de España con Holanda y con Francia, enfrentamientos menores con Suecia y el final de la paz con Inglaterra. En 1648 se firma la Paz de Westfalia que supuso el final de la hegemonía de los Habsburgo y se reconoció el equilibrio europeo y la tolerancia religiosa en los territorios del imperio alemán. Se independizaron los Países Bajos y Suecia, y Francia amplió sus territorios.
La Paz de Westfalia enfrentó a Francia y España; Gran Bretaña apoyaba a Francia. En 1657 España entró en guerra con Inglaterra. El comercio marítimo se interrumpió dos años. La Paz de los Pirineos de 1659 consolidó la hegemonía territorial, económica y política de Francia y la supremacía marítima de Inglaterra. España cedió el Rosellón y el Artois. Francia conseguirá el control de la ruta terrestre entre las posesiones italianas y Francia.
En 1678 se firmó la Paz de Nimega en la que Luis XIV devuelve a España Flandes, Luxemburgo y Cataluña a cambio del Franco Condado.