Se alzaron en **Canarias**, **Melilla**, **Ceuta** y **Tetuán**, y tomaron algunas ciudades peninsulares. El gobierno republicano tardó en reaccionar; cuando lo hizo, ya era demasiado tarde y los sublevados controlaban **Marruecos**, **Pamplona**, **Sevilla**, parte de **Aragón** y **Castilla-León**. Hasta el día 19 de julio, el gobierno no se decidió a repartir armas al pueblo y declarar el estado de guerra. Y aún tuvo suerte, ya que gran parte del ejército y de las clases medias, además de la mayoría del pueblo más humilde, se mantuvieron fieles a la República. Aunque se puede considerar que el levantamiento fracasó, originó una guerra de tres años.
A finales de 1936 se habían consolidado dos zonas: la **republicana**, que mantenía la costa cantábrica, **Cataluña**, **Castilla la Mancha**, **Madrid** y el **Levante**, y la **zona sublevada**, que controlaba **Galicia**, **Castilla-León**, parte de **Aragón**, **Extremadura**, la mayor parte de **Andalucía**, **Baleares**, **Canarias** y **África**. La estrategia inicial del ejército sublevado, liderado por el general **Francisco Franco** en el sur y por el general **Mola** en el norte, era coincidir en un rápido ataque conjunto sobre **Madrid**. El gobierno republicano abandonó la capital y se trasladó a **Valencia**, pero el ejército fiel a la República, con la ayuda de los voluntarios internacionales y españoles, consiguió defender la capital. Tras varios intentos fallidos, Franco decidió cambiar de objetivo, empezando una guerra de desgaste en 1937.
Desde abril a octubre de 1937 tuvo lugar la **Batalla del Norte**, en la que las tropas franquistas atacaron las principales ciudades y complejos industriales de **Asturias**, **Cantabria** y el **País Vasco**, con el fin de agotar económicamente a la República. El 26 de abril tuvo lugar el bombardeo de **Guernica**. Los republicanos intentaron ofensivas en otras zonas como **Belchite** (Aragón) o **Brunete** (Madrid), pero no fueron eficaces. Hacia 1938, la República era consciente de que estaba librando una guerra puramente defensiva. El alto mando republicano concentró todas sus tropas en la zona del **Ebro**. En esta batalla del Ebro, consiguieron atravesar el río y romper temporalmente las líneas nacionales, pero quedaron atrapados en la ribera del mismo. La retirada fue desastrosa, por lo que esta fue la batalla más sangrienta de toda la guerra.
Tras esta derrota, la zona republicana quedó partida en dos (Cataluña por un lado y Madrid, con Castilla la Mancha y Valencia, por otro), y en pocos meses, Cataluña fue tomada. El gobierno republicano intentaba negociar una paz digna, pero Franco sólo admitía la rendición incondicional.
El Mundo Mira a España: La Intervención Extranjera
La guerra tuvo un carácter internacional. Se mezclaron aquí los intereses de las principales potencias mundiales y el compromiso ideológico de los diferentes gobiernos y ciudadanos. Ya antes del levantamiento, **Alemania** e **Italia** ofrecieron una decisiva ayuda al bando franquista, a cambio de conseguir beneficios estratégicos en el Mediterráneo y un posible aliado en la lucha internacional contra los sistemas democráticos y el comunismo. Alemania necesitaba probar sus armas de cara a un futuro conflicto mundial.
La **Unión Soviética** tuvo muy claro desde el principio que debía ayudar a la República para frenar la expansión del nazismo y el fascismo en Europa. **Stalin** exigía el traslado de las reservas de oro del banco de España a **Moscú** por adelantado, como garantía del pago republicano de la ayuda soviética. Stalin mandó asesores comunistas rusos para orientar al gobierno republicano en la toma de decisiones, con lo que la influencia soviética sobre la España republicana era cada vez mayor.
El desenlace de la guerra estuvo marcado no sólo por la desigual ayuda extranjera a los dos bandos, sino que fue determinante la no intervención a favor de la República de las democracias occidentales, que abandonaron a un gobierno legal salido de las urnas, pese a su afinidad moral, por miedo a provocar una guerra mundial. **Gran Bretaña** estaba decidida a mantenerse neutral por miedo a la reacción de **Hitler**, aunque no le hacía ninguna gracia la expansión de Alemania e Italia cerca de su colonia, **Gibraltar**. La postura francesa fue aún más polémica; no hizo nada porque se sentía amenazada por Alemania y esperaba que la guerra durara poco. El jefe del gobierno francés, el socialista **Leon Blum**, propuso la fórmula de la “no intervención”, por la que las potencias se comprometían a no enviar material ni hombres a ningún bando, porque en la práctica Alemania e Italia siguieron colaborando activamente con Franco y la URSS con los republicanos.
La guerra movilizó a las masas populares de muchos países, que pensaron que en España se estaba decidiendo el futuro de todo el mundo: la supervivencia de las democracias o el fin del comunismo.