El Impacto de la Alienación Económica en la Sociedad
La alienación económica es fundamental y causa del resto de alienaciones (religiosa, política, filosófica). El propio trabajo presupone la alienación. Trabajar es sacar algo de mí, mi esencia, mi vida (tiempo y esfuerzo) en mi relación con la naturaleza para satisfacer mis necesidades. El resultado es un producto. No obstante, en el capitalismo, la alienación se da a más niveles. La propia actividad es alienada. Ya no trabajo para satisfacer mis necesidades, sino para ganar dinero y, con ello, comprar lo que satisfaga mis necesidades. El producto también me es alienado, al apropiárselo el capitalista. Pero, además, el valor creado por ese producto al comercializarlo genera un beneficio (plusvalía), puesto que su precio es mayor que los costes de producción. Esa plusvalía tampoco retorna a quien la ha generado. Finalmente, la propia naturaleza es alienada. Pierde su propia esencia como proveedora al ser sobreexplotada (sin respetar el equilibrio ecológico), condenándola a la extinción.
La Genealogía de los Valores según Nietzsche
En su genealogía de los valores, Nietzsche vincula el cristianismo con el gran problema de Occidente: haber elevado un mundo transcendente donde residen ideas abstractas que reclaman regir el mundo real. Egiptismo, platonismo… toma diferentes nombres. Cabe rastrear hasta el maniqueísmo de Zoroastro como origen de la creación del Bien y el Mal como sustantivaciones de lo bueno y lo malo. Desde su propia concepción, es la forma en la que el rebaño ha intentado imponer su voluntad de poder reactiva y enferma a los más fuertes y sanos. La defensa de los valores de sumisión, obediencia y sacrificio como arma para el sometimiento de las voluntades de poder activas.
Esto ha venido acompañado de una moral ascética donde el placer, el deseo y el cuerpo (en definitiva, lo dionisiaco) han sido sacrificados. El pecado, la negación de la libertad. Con la muerte de Dios, consecuencia de ese racionalismo, toca afrontar un nuevo tiempo. Tiempo del eterno retorno, tiempo de la tercera transformación: el niño (como sustituto del camello y el león). Dejar la pesadez y las malas digestiones por la danza inocente y liviana del superhombre. La voluntad de poder de un nuevo hombre aristocrático que deja atrás el nihilismo al que nos han llevado los últimos hombres, desarrollando su potencial creativo. Un nuevo tiempo donde lo inmanente sustituye cualquier forma de trascendencia: Dios, Comunismo, Democracia…
La Sociedad Comunista según Marx
Habiendo establecido la revolución como algo inherente al carácter dialéctico de la realidad, Marx desarrolla qué sucedería después. El siguiente estadio de la historia, piensa, sería el último porque quedarían resueltas todas las contradicciones de los sistemas económicos anteriores y las clases desaparecerían. La solución pasaría por una socialización de los medios de producción. La clave: que nadie pueda enriquecerse con el trabajo ajeno.
La revolución se resolvería para Marx en dos fases. Una primera de “dictadura del proletariado” en la que el Estado se haría cargo de los medios de producción. La expropiación no es, por tanto, de la propiedad privada en general, sino de aquello necesario para producir (los medios de producción). Esto provocaría, a su vez, una racionalización de la propia producción: solo se produce lo necesario. También supondría un avance científico y moral al terminar con todas las formas de ideología. En un segundo momento, se resolvería también la distinción entre Estado y sociedad civil. Los medios de producción son definitivamente socializados y la soberanía política retorna al pueblo en su conjunto.
La Influencia de Marx en el Mundo Posterior
La influencia del pensamiento de Marx en el siglo posterior es inmensa. Varios países asumieron lo planteado por él como dictadura del proletariado, convirtiéndolo en dictadura del partido (de los proletarios). Así, los regímenes comunistas de la Unión Soviética, China, Cuba, Irán, etc., cada uno con sus características y peculiaridades, donde se terminaba con la propiedad privada de los medios de producción.
También en las diferentes democracias europeas, el Partido Comunista —en cualquiera de sus formas— ha tenido un papel importante (aunque en declive). Del mismo modo, debe entenderse que los partidos socialdemócratas y el keynesianismo tienen influencia marxista, puesto que asumen que un capitalismo donde no intervenga el Estado produce miseria. En cualquier caso, todo el espectro político parte de que la política es fundamentalmente política económica, lo cual es muy marxista (a pesar de que los elementos identitarios —ideológicos en términos marxistas— van cobrando importancia). Igualmente, la conciencia de clase tiene su reflejo en la constitución de los sindicatos de trabajadores.
En filosofía, su relevancia ha sido manifiesta: desde las discusiones sobre la ortodoxia (en el seno del PC) hasta las diferentes interpretaciones. Muchas corrientes de pensamiento del siglo han intentado confluir, en algún momento, con el marxismo: estructuralismo (Althusser); hermenéutica (Vattimo); postmodernismo (Derrida); etc. Cabe destacar el intento de la Escuela de Frankfurt, quienes vieron en el joven Marx una de las fuentes, junto a Freud, para construir sus teorías emancipadoras.
Por último, el acercamiento materialista al estudio de la realidad humana ha influido determinantemente en el enfoque de las ciencias sociales. Las explicaciones de la Historia, Economía, Política, Sociología, Antropología… son inimaginables hoy sin sus referencias a las “condiciones materiales de existencia”.