El Humanismo y el Renacimiento en la Literatura Española

El Humanismo

El humanismo fue una corriente de pensamiento basada en los “studia humanitatis”, que imponían el aprendizaje del latín clásico, lo que permitió el acceso directo a las obras de la Antigüedad. La lectura de los autores antiguos llevó, en la creación poética, a su imitación. En las obras humanísticas, se exaltan la naturaleza y el placer; en ellas predomina una visión optimista y confiada del mundo.

Humanismo y Renacimiento en España

En España cobró importancia a finales del siglo XV. A principios del XVI destaca la labor del Cardenal Cisneros, impulsor de reformas culturales y espirituales, y fundador de la Universidad de Alcalá de Henares. Junto al humanismo, cabe mencionar la reivindicación y el estudio de la lengua nacional. El español se impuso en la literatura y la ciencia, y se tradujeron obras latinas, publicándose las primeras gramáticas (A. de Nebrija). Durante el Renacimiento se produjo un resurgir del ideal caballeresco, favoreciendo la aparición del ideal de cortesano.

La Lírica Renacentista

La difusión del humanismo permitió un mejor conocimiento de las literaturas clásica e italiana renacentista. Uno de sus máximos exponentes, Petrarca, influyó en poetas españoles del siglo XV como Juan Boscán y Garcilaso de la Vega. Petrarca consiguió armonizar la herencia de la lírica culta provenzal con la literatura clásica y con la de los poetas italianos de su generación.

Aspectos Formales

La poesía italiana aportó dos innovaciones rítmicas: el endecasílabo y el encabalgamiento. Fue Juan Boscán quien los introdujo definitivamente y quien recomendó su práctica a Garcilaso. La lírica renacentista incorporó estrofas y tipos de composiciones habituales en la lírica italiana:

  • Los tercetos encadenados
  • La lira
  • La octava real
  • La estancia
  • El soneto
  • La estrofa sáfica

En cuanto al estilo, en la primera mitad del siglo XVI se cultivó una poesía que responde al ideal de sencillez y naturalidad expresiva. En la poesía renacentista se aprecia también un cambio estilístico: cobran importancia la adjetivación, sobre todo el empleo del epíteto para describir el mundo exterior (la hermosura del paisaje), y el uso de metáforas para caracterizar los rasgos físicos de la dama. Destaca la utilización del hipérbaton.

Temas y Motivos Poéticos

La nueva poesía desarrolló temas ideales provenientes del neoplatonismo, de la literatura clásica y de la poesía italiana, influida por Petrarca.

El tema principal de la lírica renacentista, con el que se relacionan los demás, es el amor: sufrimiento por la ausencia o la muerte de la amada o por falta de correspondencia. Abundan motivos como el dolor que provoca el amor, su poder y la lucha entre la razón y el deseo.

La descripción de la mujer corresponde al canon de belleza renacentista y aparece asociada a imágenes de la naturaleza.

Otro tema frecuente es la naturaleza, que aparece descrita con el tópico del “locus amoenus” (lugar ameno). La belleza de la naturaleza está relacionada con el amor: el paisaje se humaniza como proyección del estado de ánimo poético del yo poético o se presenta un duro contraste entre la hermosura y el dolor del amante desdichado. El tópico del “carpe diem” se asocia al amor, incita a su disfrute y, con frecuencia, es presentado por medio de imágenes relacionadas con los ciclos de muerte y renovación de la naturaleza.

La mitología clásica, especialmente las historias narradas en las Metamorfosis de Ovidio, aparecen en alusiones a los dioses y a los seres mitológicos y a las parejas de amantes emblemáticos: Venus y Adonis. Otros temas son la amistad y el elogio cortesano. En la segunda mitad del siglo XVI se abordan asuntos más diversos. En este periodo, dominan la poesía religiosa y, sobre todo, la poesía moral. Destacan los siguientes tópicos y motivos:

El “beatus ille” (feliz aquel), al que se recurre para tratar la búsqueda de la perfección en la naturaleza, mediante el menosprecio de lo urbano y la dominación de las pasiones.

El conocimiento de sí mismo, la introspección, con los que se consiguen el acercamiento y la comunicación con Dios.

Evolución de la Poesía Renacentista

Primera Etapa

En los primeros años del siglo XVI, en la lírica cancioneril fueron populares los romances y poemas tradicionales. En la primera mitad del siglo XVI, destaca la renovación poética producida por la irrupción del petrarquismo y la influencia clásica. La poesía lírica se impuso sobre cualquier otro género y en ella sobresale la obra de Garcilaso.

Segunda Etapa

Los cambios de esta etapa se corresponden con el auge de la literatura espiritual. Estas creaciones, inspiradas en fuentes bíblicas y con influencias clásicas e italianas, incorporaron temas morales o ascético-místicos. En la poesía religiosa sobresalen Fray Luis de León y San Juan de la Cruz. Esta lírica aborda dos caminos espirituales: la ascética y la mística.

Ascética: busca la perfección mediante la purificación y expresa el proceso que lleva a la unión del alma con Dios a través de tres vías: la purgativa, en la que el alma se purifica y libera de pasiones; la iluminativa, en la que la luz de Dios guía al alma; y la unitiva, en la que se produce la unión plena.

Mística: la experiencia se corresponde con la vía unitiva.

Garcilaso de la Vega

La breve obra de Garcilaso produjo la más importante revolución de la lírica española y se convirtió en el modelo de los poetas posteriores.

Temas y Evolución Poética

El tema por excelencia de la lírica garcilasista es el amor, expresado desde la melancolía y la tristeza por la frustración o la ausencia de la amada. Con él se relaciona la naturaleza, presentada en su perfección con el tópico del “locus amoenus” como reflejo del mundo interior del yo poético, refugio de su dolor. En otros poemas, se abordan los temas de la amistad, el destino, la fortuna o el de la necesidad de dominar las pasiones. En sus primeros poemas de estilo petrarquista, se percibe la influencia de la poesía de cancionero. Están escritos en un tono desgarrado y predominan los recursos propios de la lírica cancioneril (antítesis, políptoton, derivación). A partir de 1532 se incrementa el contacto de Garcilaso con la poesía petrarquista. En estos años escribe la mayor parte de su obra e incorpora los géneros de tradición clásica (la oda, las elegías…).

Las Églogas

En estas composiciones líricas, unos pastores exponen sus quejas amorosas en un entorno idealizado. Las tres églogas comparten temas como el amor y el sufrimiento por haberlo perdido o no ser correspondido.

Égloga I: trata sobre el dolor que producen el rechazo y la muerte de la amada. Está escrita en estancias de canción petrarquista.

Égloga II: sobresale por su heterogeneidad y variedad métrica. La primera parte se centra en el dolor y la locura de un amor no correspondido.

Égloga III: narra las historias que tejen cuatro ninfas a orillas del Tajo. Emplea la octava real.

Estilo

Su lengua poética se caracteriza por aspirar a una naturalidad expresiva, en la que destaca especialmente el uso de epítetos. También cabe mencionar las metáforas, personificaciones e hipérbatos.

Fray Luis de León

Escribió su poesía en la segunda mitad del siglo XVI. Su obra comprende poemas originales, imitaciones y traducciones de poesía petrarquista y clásica, y textos en prosa.

Obra Poética Original

La mayoría en liras, fue publicada en 1631 por Quevedo. Se trata de poesías morales, excepto unos pocos poemas religiosos. Sus fuentes son la poesía de Horacio (creador del “beatus ille”) y de Virgilio, así como los textos bíblicos. En ellas se observa también la influencia del neoplatonismo y la filosofía estoica. La tranquilidad y el bien se pueden alcanzar a través del conocimiento de uno mismo, el tópico del “vivere secum”. Estos ideales se expresan en la poética luisiana con el tópico del “beatus ille”, referido a la vida retirada en contacto con la naturaleza, y con el rechazo de las preocupaciones y afanes materiales y mundanos. El “locus amoenus” es el lugar ideal para la poesía, la música y la paz.

Estilo: en el lenguaje poético de Fray Luis destacan el uso de metáforas relacionadas con la naturaleza, las repeticiones de palabras, las anáforas, los cultismos latinos y los hipérbatos; también emplea el polisíndeton y el asíndeton.

Obras en Prosa

La prosa luisiana, compuesta en un estilo que conjuga la claridad y la belleza con elementos coloquiales, está influida por las ideas humanistas. Entre los escritos del autor destacan los siguientes: Exposición del Cantar de los Cantares, De los Nombres de Cristo.

San Juan de la Cruz

Obra Poética

La obra poética de San Juan constituye un hito de la lírica occidental por su intensidad amorosa y excelencia literaria. Incorpora motivos de varias tradiciones poéticas: la lírica tradicional, la clásica, la italianizante y la bíblica, especialmente “El Cantar de los Cantares”.

Poemas Mayores

La experiencia mística hace que, en las obras mayores de San Juan de la Cruz -“Noche oscura del alma”, “Llama de amor viva” y “Cántico espiritual”-, el poeta recurra a un lenguaje simbólico basado en el amor humano. En las dos primeras se observa el mismo esquema argumental: el alma (la amada o esposa) busca a Dios (esposo) y se realiza la unión mística. Los tres poemas están escritos en liras.

“Llama de amor viva”: esta brevísima composición sanjuanista constituye la pura celebración de la unión mística.

“Noche oscura del alma”: la voz poética, una mujer enamorada, comunica la salida en busca del Amado, el encuentro gozoso y la unión amorosa con Dios.

Cántico espiritual: con una cierta estructura dramática, presenta también a la mujer enamorada en busca del Amado, en un paisaje caracterizado como un “locus amoenus”.

Obra en Prosa

La prosa de San Juan se compone de cuatro tratados místicos que glosan los poemas mayores: “Subida del Monte Carmelo” y “Noche oscura”.

Estilo Poético

Además de los símbolos, en la producción mística de San Juan hay comparaciones, numerosas antítesis, oxímoros y paradojas. También destaca el empleo de exclamaciones, interrogaciones e hipérbatos.