El Franquismo en España: Historia, Sociedad, Economía y Política

Transformaciones Sociales y Económicas durante el Franquismo

Antes de la dictadura de Franco, la economía española estaba muy atrasada en comparación con el resto de Europa, con una fuerte dependencia del sector primario y grandes desigualdades territoriales. La Guerra Civil dejó al país devastado, con una grave crisis económica y social, lo que dio paso a una política económica autárquica en la que se buscaba la autosuficiencia.

Primera Fase (1939-1951): Autarquía y Estancamiento

Durante la primera fase del franquismo (1939-1951), la intervención estatal fue extrema, con un control absoluto sobre la producción, los precios, los salarios y las importaciones. La creación del Instituto Nacional de Industria (INI) tenía como objetivo fomentar sectores clave como la siderurgia y la energía hidroeléctrica, pero el modelo autárquico fracasó en gran medida.

El sector agrícola experimentó un repunte debido a la necesidad de los españoles de regresar al campo para evitar el hambre. A nivel político, el régimen favoreció a los terratenientes y oligarcas, devolviendo propiedades y manteniendo sus privilegios. Mientras tanto, la mayor parte de la población sufría una grave pobreza. La renta per cápita de 1950 seguía siendo inferior a la de 1936, y la falta de acceso a productos básicos llevó a la proliferación del mercado negro. La crisis fue tan profunda que en 1951 tuvo lugar la primera gran huelga general en la época franquista, la huelga de los tranvías en Barcelona.

Segunda Fase (1951-1959): Inicio de la Apertura

A partir de 1951, con el fin del aislamiento internacional y la llegada de préstamos de Estados Unidos, la situación comenzó a mejorar. Los Pactos de Madrid de 1953 trajeron ayuda económica, aunque insuficiente para superar por completo las carencias del país. En el ámbito agrícola, el éxodo rural aumentó, lo que condujo a la Ley de Concentración Parcelaria y a la modernización del sector. En el sector industrial, el crecimiento fue moderado, y aunque se aumentaron las importaciones de tecnología y se concedieron créditos a las empresas, el INI continuó siendo el principal motor de la economía. Sin embargo, el proceso de liberalización económica iniciado en 1957 trajo consigo medidas como la devaluación de la peseta, la congelación salarial y la reducción de las subvenciones a las empresas, lo que provocó una disminución de la inflación, pero también un aumento del desempleo.

Tercera Fase (1959-1975): Desarrollo y Desequilibrios

La tercera fase del franquismo (1959-1975) estuvo marcada por el desarrollo industrial y la liberalización económica. En 1959 se aprobó el Plan de Estabilización, que abrió la economía española a la inversión extranjera y a la exportación, eliminando muchas de las restricciones del periodo anterior. Esto impulsó el crecimiento económico, especialmente en las décadas de 1960 y 1970. El turismo, las remesas de los emigrantes y las exportaciones contribuyeron significativamente a la mejora de la balanza de pagos. Durante esta etapa, los Planes de Desarrollo de los años 60, impulsados por los tecnócratas del Opus Dei, fomentaron la inversión en infraestructuras y la creación de polos industriales, mejorando el PIB y favoreciendo la aparición de una clase media.

No obstante, el crecimiento fue desigual y estuvo marcado por desequilibrios territoriales. Mientras las zonas industriales como Madrid, Cataluña y el País Vasco se desarrollaban, las áreas rurales se empobrecían. Además, el sector primario experimentó un importante retroceso, y la economía española pasó de ser predominantemente agrícola a ser más industrializada. Sin embargo, las bases del estado del bienestar seguían siendo débiles, y la pobreza persistió en muchas zonas del país. A nivel social, el crecimiento económico trajo consigo una mejora en las condiciones de vida, el acceso a bienes de consumo y una urbanización más acelerada, aunque el proceso fue desigual y a menudo desordenado. La modernización social también fue evidente en el aumento de la natalidad y en una creciente secularización, impulsada por la influencia del turismo y los medios de comunicación. Sin embargo, la dependencia del petróleo y las inversiones extranjeras dejó a la economía vulnerable a la crisis del petróleo de 1973, que tuvo efectos negativos en el desarrollo económico de España.

Institucionalización del Régimen, Relaciones Internacionales y Etapas Políticas

Tras la Guerra Civil Española, que finalizó en 1939 con la victoria del bando sublevado, se instauró en España un régimen dictatorial bajo Francisco Franco, quien se mantuvo en el poder hasta su muerte en 1975. Este régimen se basó en la centralización del poder en la figura de Franco, quien controló todos los aspectos del Estado, apoyado por estructuras como el Ejército, los falangistas, los monárquicos y la Iglesia católica.

Primera Etapa (1939-1950): Fascismo y Aislamiento

En la primera etapa del franquismo (1939-1950), el régimen adoptó una simbología y política claramente fascista, inspirada en Mussolini y Hitler. Durante los primeros años, Franco consolidó su poder con el apoyo de la Falange y otras fuerzas de derecha. Aprobó leyes como el Fuero del Trabajo (1938), que establecía un sistema corporativista, y la Ley de Cortes (1942), que le permitía nombrar a los miembros de las cortes sin la intervención del pueblo. Fue una etapa marcada por la represión, la censura y la persecución de los vencidos en la Guerra Civil. Tras la II Guerra Mundial, el régimen tuvo que moderar su imagen debido al rechazo internacional y se vinculó más con la monarquía y la Iglesia. Aprobó el Fuero de los Españoles (1945), que pretendía garantizar ciertos derechos pero bajo control estatal, y la Ley de Sucesión (1947), que proclamaba a Franco como jefe del Estado vitalicio y establecía que la monarquía sería restaurada con un sucesor designado por él.

Segunda Etapa (Década de 1950): Consolidación y Reconocimiento Internacional

En la década de 1950, el régimen de Franco se consolidó internamente y fue reconocido internacionalmente, especialmente gracias a la Guerra Fría. España se alió con Estados Unidos mediante los Pactos de Madrid (1953), que permitieron la instalación de bases militares estadounidenses a cambio de ayuda económica. En 1955, España fue admitida en la ONU, lo que mejoró sus relaciones internacionales. Con la incorporación de los tecnócratas del Opus Dei, el franquismo experimentó una apertura económica, lo que permitió un fuerte desarrollo industrial, el crecimiento de las ciudades y el aumento del turismo.

Tercera Etapa (1959-1973): Modernización y Apertura Controlada

De 1959 a 1973, el régimen intentó renovarse con políticas de modernización. A partir de 1959, los tecnócratas promovieron una economía de mercado y favorecieron las inversiones extranjeras. Esta etapa, conocida como la democracia orgánica, también se caracterizó por una cierta apertura en términos de leyes como la Ley de Prensa (1966) y la Ley de Libertad Religiosa (1967), que reconocía la pluralidad religiosa, aunque siempre bajo el control del régimen. En 1969, Franco designó a Juan Carlos de Borbón como su sucesor, en un intento de asegurar la continuidad del régimen.

Cuarta Etapa (1973-1975): Debilitamiento y Crisis Final

La última etapa del franquismo (1973-1975) estuvo marcada por el debilitamiento del régimen. En 1973, la muerte de Luis Carrero Blanco en un atentado de ETA dejó una vacante importante en el aparato del poder franquista y desató una crisis interna. Las protestas sociales y las crecientes divisiones entre los aperturistas, que querían una mayor liberalización, y los inmovilistas, que preferían mantener el autoritarismo, reflejaban el desgaste del régimen. La oposición política, tanto interna como externa, aumentaba, y la presión internacional por la democratización era cada vez mayor.

Cuando Franco falleció el 20 de noviembre de 1975, el régimen estaba en un claro proceso de agotamiento. La Transición hacia la democracia comenzó con la ascensión de Juan Carlos I al trono, quien, aunque designado por Franco, desempeñó un papel clave en la transformación de España hacia una monarquía parlamentaria. La transición fue pacífica, aunque no sin tensiones.

Política Exterior

En política exterior, el régimen inicialmente estuvo alineado con las potencias del Eje durante la II Guerra Mundial, pero tras la derrota de Hitler, adoptó una postura de neutralidad. A pesar de ello, España envió la “División Azul” para luchar junto a la Alemania nazi. Después de la guerra, España quedó aislada internacionalmente debido a su apoyo al fascismo. Sin embargo, con el inicio de la Guerra Fría, España fue considerada un aliado estratégico por Estados Unidos, lo que permitió mejorar sus relaciones internacionales. España también fue admitida en la ONU en 1955 y se acercó a países como Portugal y el Vaticano, que apoyaban el régimen.

El Franquismo: Fundamentos Ideológicos y Contexto Europeo

El régimen franquista se instauró tras la victoria del bando sublevado en la Guerra Civil, con Franco consolidando un poder absoluto. Desde sus inicios, el régimen fue autoritario y personalista, concentrando en Franco todos los poderes del Estado: Jefe del Estado, Jefe de Gobierno, Jefe de las Fuerzas Armadas y líder del partido único, FET y de las JONS. Bajo este modelo, se suprimieron las libertades básicas, con el Ejército, la Iglesia y diversas familias políticas de derecha como principales apoyos, beneficiándose de las políticas del régimen. La ideología franquista se fundamentó en el tradicionalismo, el nacionalismo exacerbado y el nacionalcatolicismo, que promovían la unidad de España, el orden social y la supremacía de la Iglesia Católica.

Base Social del Régimen

El régimen se mantuvo gracias a la base social formada por sectores conservadores como la oligarquía terrateniente, la Iglesia, las clases medias rurales y la pequeña burguesía. Estos grupos, a cambio de su apoyo, vieron incrementados sus beneficios sociales y económicos. Por otro lado, las clases humildes, aunque recibieron algunas ayudas, debieron renunciar a derechos políticos, laborales y a la libertad de expresión, siempre bajo la condición de mantenerse leales al régimen. La clase trabajadora, inicialmente aceptante del franquismo por el crecimiento económico de los años 60, nunca disfrutó de plena libertad ni derechos, y las mujeres fueron relegadas a roles tradicionales de madre y ama de casa, renunciando a los avances que la República les había otorgado.

Evolución Ideológica y Etapas

La evolución ideológica del régimen franquista puede dividirse en tres etapas, cada una marcada por circunstancias internas y externas:

  • Primera Etapa (1939-1950): Influencia Fascista y Aislamiento

    Estuvo dominada por la influencia fascista, simbolizada por el Movimiento Nacional y un control de los falangistas, aunque Franco mantenía el control absoluto. A pesar del apoyo recibido de potencias fascistas como Hitler y Mussolini, tras la derrota de estas en la Segunda Guerra Mundial, España quedó aislada internacionalmente, lo que obligó a Franco a abandonar la simbología fascista y acentuar la naturaleza monárquica y católica del régimen. Además, se alineó con la lucha anticomunista en el contexto de la Guerra Fría.

  • Segunda Etapa (1950-1959): Pragmatismo y Reconocimiento

    El régimen comenzó a consolidarse, con una política más pragmática. La Guerra Fría favoreció un acercamiento con Estados Unidos, lo que resultó en el acuerdo militar de 1953, y con el Vaticano, con el concordato del mismo año. Este acercamiento permitió la supervivencia internacional del régimen y el reconocimiento de España en foros internacionales como la ONU (1955). Internamente, el poder pasó a ser gestionado por figuras cercanas a Franco, como el almirante Carrero Blanco, mientras que los falangistas fueron perdiendo protagonismo.

  • Tercera Etapa (1959-1975): Desarrollo Económico y Desgaste

    Fue la de mayor desarrollo económico. España experimentó un crecimiento sostenido gracias a políticas de apertura económica y a acuerdos con organismos internacionales, aunque su entrada en la CEE fue rechazada debido a su carácter dictatorial. En esta etapa, los tecnócratas del Opus Dei tomaron un papel destacado en el gobierno, promoviendo la modernización económica. No obstante, el apoyo de la Iglesia empezó a decaer tras el Concilio Vaticano II (1965), que distanció a la institución de la dictadura. Aunque la paz social parecía estable, el régimen aún enfrentó conflictos coloniales, especialmente en el Sáhara Occidental y Guinea Ecuatorial.

A lo largo de estos casi 40 años, el franquismo mantuvo su estabilidad gracias a una combinación de represión, control ideológico, apoyos internacionales y la manipulación de las tensiones internas. Sin embargo, la incapacidad del régimen para adaptarse a los cambios sociales, políticos y económicos de los años 60 y 70 fue evidente. La muerte de Franco en 1975 marcó el fin de la dictadura y dio paso a la Transición hacia la democracia, un proceso que fue facilitado por las transformaciones económicas y sociales que se produjeron en los últimos años del franquismo, a pesar de las tensiones políticas internas que marcaron la última etapa del régimen.