Al finalizar la guerra civil se estableció en España un nuevo régimen basado en diversos fundamentos ideológicos, algunos próximos a los fascismos europeos.
Las ideas de Franco eran muy simples, derivadas del pensamiento militar y tradicionalista del siglo XIX: unidad del estado, orden y jerarquía, a lo que se unía un intenso catolicismo y un fuerte rechazo del comunismo y de todo tipo de asociaciones de izquierda. Aconsejado por su cuñado Serrano Suñer,
- Se basaba en el poder personal del jefe del estado, Franco, (el caudillo) que asumía la jefatura del estado, del gobierno, del partido único y del ejército.
- Las libertades públicas y los derechos de asociación y reunión fueron anulados; se prohibieron los partidos políticos. Sin embargo, las fuerzas que habían apoyado la sublevación quedaron integradas en un partido único: Falange Española Tradicionalista y de las JONS (el Movimiento).
- Se prohibieron los sindicatos de clase y la huelga. En su lugar, se estableció un sindicalismo vertical.
- Se ejerció un control total de la información.
- Se dio una represión sistemática de los partidarios de la república durante la guerra civil.
- El nuevo orden institucional se recogió en diversas leyes orgánicas: el Fuero del Trabajo (1938), el Fuero de los Españoles (1945), la Ley de Cortes… Para dar salida a la continuidad del régimen franquista, mediante la Ley de Sucesión, aprobada en referéndum (1947), se estableció que España era un reino, aunque sin rey efectivo y con un jefe de estado, Franco, en calidad de regente vitalicio. Franco no aceptaba a Don Juan de Borbón, el heredero de Alfonso XIII, demasiado liberal para su gusto, y, tras muchas dudas, pactó con Don Juan (1948) que la sucesión recaería en su hijo, el infante Juan Carlos, que debería trasladarse a Madrid donde sería educado bajo la dirección política del caudillo.
El régimen se apoyó en el ejército y las fuerzas de seguridad y sobre todo en la iglesia. El estado se declaró confesionalmente católico. La iglesia, a cambio de bendecir el régimen, recibió una importante ayuda material, al tiempo que adquiría un papel predominante en la enseñanza y la vida social.
Durante los primeros años de su existencia, el régimen enfrentó graves dificultades económicas.
La autarquía económica fue el sistema adoptado para reconstruir el país. Para ello era necesario un rígido intervencionismo estatal: salarios controlados, tipos de cambio fijo, cartillas de racionamiento para los artículos de primera necesidad… La consecuencia fue que España se alejó del crédito internacional, que era indispensable para el equipamiento industrial, careció de materias primas y energía que no se producían en el país. Así, proliferó un mercado negro, el “estraperlo”, donde se podían conseguir productos a precios exorbitantes.
La II Guerra Mundial. El régimen mostró su simpatía por los países del Eje, sin entrar abiertamente en la guerra. En octubre de 1940, se entrevistó con Hitler en Hendaya para tratar las condiciones de entrada en la guerra. Franco puso condiciones que le parecieron excesivas a Hitler: ayuda militar y económica, recuperación de Gibraltar y posesiones en el norte de África.
Cuando Alemania invadió la URSS en junio de 1941, Franco envió la División Azul para luchar en el frente ruso. En total participaron 47.000 voluntarios. En octubre de 1943, ante la previsible derrota alemana, volvió a la neutralidad. Retiró la División Azul y trató de mejorar sus relaciones con los países aliados. Sin embargo, en 1945-1946 el régimen franquista fue condenado por los vencedores en la II Guerra Mundial. Se denunció su carácter fascista, el apoyo que había recibido en sus orígenes de Italia y Alemania y su política favorable al Eje. La condena se formuló en la Conferencia de Potsdam y fue ratificada en la ONU, que pidió la retirada de embajadores. España quedó prácticamente aislada. Franco introdujo cambios en el régimen, tendentes a reducir los aspectos fascistas más visibles. Sin embargo, la salida del aislamiento se debió más a las nuevas condiciones internacionales -inicio de la Guerra Fría. Al bloque occidental liderado por EEUU le convenía un régimen fuertemente anticomunista, aunque fuese una dictadura. A partir de 1949 empezó a mejorar sus relaciones con los Estados Unidos. España fue entrando gradualmente en diversos organismos internacionales. En 1953 se firmaron los acuerdos con los Estados Unidos de defensa mutua y asistencia militar. También en este año se firmó el nuevo concordato con el Vaticano. Básicamente ratificaba las ventajas de la Iglesia Católica en el Estado español. El año 1955 marcaba el fin del aislamiento, con la entrada de España en la ONU. Se mantuvo un gobierno republicano en el exilio, pero personalidades importantes como Indalecio Prieto, intentaron un acercamiento a los monárquicos. Franco los neutralizó con una represión benévola. En 1944, el Partido Comunista de España organizó la invasión del Valle de Arán. Creía que el final de la ocupación alemana de Francia proseguiría con el derrocamiento del franquismo, pero esto liquidó la invasión. Los maquis continuaron su lucha en los años siguientes. Su mayor actividad se produjo en 1946 y 1947. Les faltó apoyo suficiente en la población y la Guardia Civil acabó con ellos en 1949. De todos los partidos democráticos en el exilio, el más activo fue el PC. A mediados de los años 50 se formaron células clandestinas en el mundo estudiantil. Los sucesos de febrero de 1956 en la Universidad madrileña contra el Sindicato Español Universitario (SEU) revelaron una oposición de características nuevas. El PC planteó entonces su política de “reconciliación nacional” para sustituir el franquismo por medios pacíficos.
El final del aislamiento del régimen franquista coincidió con una importante crisis política. Los incidentes en la Universidad entre estudiantes antifranquistas y miembros del SEU hicieron que los falangistas buscaran un aumento de poder. Esto llevó a una remodelación del gobierno, en 1957, del que salieron los representantes más radicales del falangismo. Sin embargo, los cambios más importantes se dieron en los ministerios económicos, con la llegada de los llamados tecnócratas, formados en las universidades y partidarios de la liberalización de la economía, próximos al Opus Dei
Ya al inicio de la década de 1950 era patente el fracaso de la política autárquica. Aunque se había intentado dar un giro a la política económica y se recibían las ayudas estadounidenses desde 1951, los presupuestos seguían siendo deficitarios y la balanza comercial, también. A partir de 1955 se produjeron huelgas y protestas. Ante esta situación Franco aceptó entregar la dirección económica a los tecnócratas. Estos aplicaron el “Plan de Estabilización” de 1959. Se trataba de liberalizar la economía permitiendo la importación de capitales y frenar la inflación, estabilizando los precios y salarios. Se devaluó la peseta y se impulsó una tímida reforma fiscal. Durante los primeros meses los resultados fueron bastante negativos. Pero a partir de 1961 se empezaron a notar los efectos positivos del plan de estabilización. Esta expansión se basó en el aumento del sector industrial y en la aparición de nuevos recursos económicos: el turismo, las inversiones de capital extranjero y la exportación de mano de obra.
La expansión industrial se basó en los bajos salarios y en las inversiones extranjeras.
El crecimiento de la industria produjo una intensa emigración de mano de obra campesina hacia las grandes ciudades. Otros muchos buscaron trabajo en Europa. El resultado fue la disminución de mano de obra en el campo, lo que produjo a su vez un alza de salarios en el campo e impulsó la mecanización de las tareas agrícolas y la demanda de bienes industriales por parte del sector agrario.
La balanza de pagos dejó de ser deficitaria, en gran parte por la entrada masiva de turistas. A las divisas de los turistas se sumaron las aportaciones de los emigrantes que enviaban buena parte de sus ganancias para el mantenimiento de sus familiares.
También se pusieron en marcha “los planes de desarrollo” impulsados por el gobierno, fueron tres de duración cuatrienal, entre 1963 y 1975. El estado estimulaba al capital privado a invertir en determinados sectores mediante subvenciones, créditos baratos y facilidades fiscales. El Estado invirtió también en los llamados “polos de desarrollo” en nuevas ciudades industriales. Pero no se cumplieron los objetivos previstos.
pero hay que señalar que el crecimiento fue posible gracias a la expansión de la economía mundial por ese motivo la crisis de 1973, derivada del alza de los precios del petróleo, detuvo bruscamente el crecimiento español.
Pero el crecimiento económico de los años 60 que provocó la emigración masiva de la población rural y la concentración de la población en las grandes ciudades fueron variando el modo de vida y la mentalidad de los españoles. También contribuyó a esto la apertura al exterior, sobre todo gracias al contacto con los turistas que llegaban masivamente al país. Además se dio un espectacular incremento de la población, el llamado “baby – boom”, impulsado en parte por la política pronatalista del régimen. Este crecimiento obligó a multiplicar el número de escuelas e institutos. Como la Iglesia no podía cubrir las necesidades, la expansión se centró en la enseñanza pública.
Otra importante novedad fue el acceso de la mujer al trabajo..
Aunque no todos los españoles accedieron a los bienes de consumo, el elevado crecimiento electrodomésticos, el automóvil y las vacaciones empezaron a estar al alcance de más personas; En 1958 la televisión estatal comenzó sus emisiones. En 1969 dos terceras partes de los hogares contaban con un receptor. La televisión afectó el modo de vida y el comportamiento social, pese a que la censura
En definitiva la estructura social española durante los años 60 presenta un predominio de la clase obrera que tiende a especializarse y acceder a la propiedad; una clase media en ascenso y una clase dominante más reducida en número pero que acoge la llegada de una élite ligada a la banca y a la entrada de altos funcionarios y ejecutivos.
A finales de la década de los 60, mientras la clase dirigente, ultracatólica y conservadora seguía defendiendo los valores del franquismo, el resto del país y sobre todo las generaciones más jóvenes, evolucionaba a posiciones muy distintas.
Sin embargo estos cambios económicos y sociales no supusieron una apertura política. Esto hizo que se abrieran una serie de frentes en contra del férreo control político y la restricción de las libertades.
La Iglesia inició un proceso de distanciamiento. Algunos miembros de la jerarquía eclesiástica comenzaron a denunciar la situación de los trabajadores
Comenzaron, también a resurgir las tensiones nacionalistas. En 1959 un grupo de miembros del PNV fundo ETA que optó por la lucha armada para lograr la liberación nacional vasca.
Y desde 1961 se sucedieron huelgas concentradas sobre todo en el sector industrial, si al principio se debían a demandas salariales y laborales, poco a poco fueron denunciando la falta de libertades sindicales y políticas.
En 1962, después de que España pidiera entablar negociaciones de adhesión a la CEE, un centenar de españoles aprobó en Múnich una declaración recomendando la no admisión de España si no se restauraban las libertades. El régimen respondió con dureza, calificó el incidente como “el contubernio de Múnich” y multiplicó las detenciones de dirigentes de la oposición. La mala imagen del régimen le obligó a demostrar un talante más aperturista. Entraron en el gobierno nuevos ministros como Manuel Fraga, Laureano López Rodó o Gregorio López Bravo que aprobaron varias leyes de modernización, como la ley de prensa de 1966, aunque en la práctica la censura siguió funcionando. En 1966 un referéndum nacional aprobó la ley orgánica del Estado y en 1969 el príncipe Juan Carlos de Borbón es nombrado sucesor de Franco a título de rey.
Pero estos cambios no pudieron evitar la creciente oposición en fábricas y universidades. En 1968 se cerró la Facultad de Ciencias Políticas de Madrid y al año siguiente la Universidad de Barcelona. La década terminó con el proceso de Burgos. El envejecimiento de Franco, las protestas y la presión internacional iniciaron el desgaste del régimen.
A partir de 1969 en La Agonía del Franquismo.
En 1973 Carrero Blanco era designado Presidente del Gobierno (Franco conservaba la Jefatura del Estado). En ese momento dentro del régimen eran ya evidentes dos tendencias: los aperturistas, que querían una apertura política desde arriba hacia posiciones más democráticas que permitiera la incorporación a, y los inmovilistas (sector del búnker) que rechazaban cualquier reforma de las instituciones
En diciembre de 1970 se inicia el “proceso de Burgos”, contra 16 miembros de ETa, seis de los cuales son condenados a muerte. Las protestas, la presión internacional y el secuestro de ETA del cónsul alemán, hicieron claudicar a Franco, que conmutó las penas de muerte por cadena perpetua.
Por otro lado, la oposición universitaria y obrera desborda al régimen que responde con represión, detenciones, interrogatorios y torturas por parte de la “Brigada social”.
En 1973 aparece una nueva organización armada: “Frente Revolucionario Antifascista y Patriota” (el FRAP), que realiza su primer atentado en Madrid.
Entonces, Franco, separa por primera vez la jefatura del Estado y la de Gobierno. Nombra presidente del Gobierno a Carrero Blanco, que forma un gabinete con miembros del Opus y franquistas puros. Se trataba de acabar con la protesta en las calles y preparar el relevo en la jefatura de Estado. Pero el nuevo gobierno no tiene tiempo de actuar. El 20 de diciembre de 1973 Carrero Blanco moría víctima de un atentado de ETA. Fue un golpe muy duro para Franco y para el régimen.
El asesinato de Carrero disparó la lucha entre los sectores del régimen por la sucesión. El nombramiento de Arias Navarro por Franco, del sector inmovilista, hizo temer un endurecimiento del régimen. Sin embargo, Arias se mostró partidario de ciertas reformas, nombrando a algunos aperturistas como Pio Cabanillas que liberalizó la prensa pero los hombres del búnker consiguieron acabar con los aperturistas del gobierno. Sin los aperturistas Arias quedo prisionero del Bunker.
Esta evolución política dio más fuerza a los partidos de la oposición que veían próximo el fin del franquismo y querían ser tenidos en cuenta en el futuro. Todos los partidos de la oposición formaron un frente común en demanda de una democracia con un gobierno provisional que convocara una Asamblea Constit
uyente.
Incluso una parte de la jerarquía eclesiástica se fue distanciando del régimen. La amenaza de expulsión por parte del gobierno del obispo de Bilbao, provoca la amenaza del Vaticano de excomulgar a Franco. Aunque el gobierno cede, la ruptura con la Iglesia era ya completa.
En julio de 1974 Franco es hospitalizado y durante unos días cede sus poderes al príncipe Juan Carlos. Se recupera, pero su declive físico es evidente.
En 1975 Varios miembros de ETA y del FRAP son juzgados y doce condenados a muerte. Aunque se dieron manifestaciones en todas las capitales de Europa. En medio de la oleada de protestas internacionales, estalla el conflicto del Sahara. Hassan II amenaza con una invasión popular del territorio español en el Sahara, si España no se lo cede. Es la llamada Marcha verde que pone en tensión al gobierno que capitula y entrega el Sahara español a Marruecos y Mauritania, violando el mandato de la ONU que había encargado a España la tutela del territorio hasta su independencia.
En 1975 la situación de Arias Navarro era muy complicada: abandonado por los aperturistas, con una oposición y un terrorismo cada día más organizado y activo, y con una extrema derecha que adoptaba posiciones cada vez más exaltadas. Por otro lado la depresión económica amenazaba el desarrollismo que había mantenido a flote el régimen y conseguido la adhesión de las clases medias. El 20 de noviembre de 1975 moría Franco y Juan Carlos asumía la Jefatura del Estado. Contra todo pronóstico, el propio rey inicio el proceso de la transición democrática, de forma legal y pacífica
A medida que cambian las condiciones económicas y políticas la sociedad española de también sufrió una profunda transformación.
El principal apoyo del régimen provenía de la clase dirigente, a los que se unieron las elites falangistas primero y los tecnócratas después. Pero las clases medias continuaron creciendo gracias a la emigración y el desarrollo del sector servicios. Esta clase media tenía una mentalidad mucho más abierta y dinámica
La clase obrera urbana se convirtió en la más numerosa de la sociedad. Pero ya no era la misma que antes de la guerra.Casi la mitad de ellos trabajaban en los servicios y estaban más o menos cualificados, y aunque vivía en peores condiciones que los obreros europeos habían perdido la conciencia de clase y buscaban ascender socialmente dentro del régimen. En los años 60, el sindicato CCOO, controlado por el PC, iniciará una tímida organización sindical infiltrándose en las fábricas que fue perseguida por el Régimen. Pero esto no detuvo la politización de la clase obrera.
Por lo que respecta a la situación en el campo, la conflictividad fue desapareciendo a medida que la emigración se generalizaba.
Otra cuestión fue la protesta estudiantil. Era un movimiento fundamentalmente burgués y no específicamente político. Eran jóvenes que empezaron a adoptar los nuevos gustos de los jóvenes europeos y norteamericanos en la forma de vestir y comportarse, en la música, y que pronto adquirieron los valores que llevaban parejos como el rechazo del catolicismo, el pacifismo, etc. La represión politizo el movimiento, sobre todo cuando los comunistas practicaron una política de infiltración en la universidad
en las primeras elecciones de 1977 se rechazó masivamente el régimen franquista.
Al terminar la guerra se había establecido por el bando vencedor un dominio absoluto sobre la vida cultural española
desde los años 50 apareció tímidamente una cultura no oficial de la mano de intelectuales de prestigio como Luis Rosales, Torrente Ballester se fue desarrollando e hizo surgir manifestaciones artísticas y literarias al margen de las corrientes establecidas, de la misma manera en el cine aparecen directores que realizarán un cine crítico de gran calidad.
La ley de prensa de 1966 permitió la aparición de nuevas revistas, diarios y editoriales que manifestaron una tímida crítica contra el régimen
El control sobre la enseñanza se fue diluyendo, así como el control de la iglesia sobre esta, la Ley General de educación dio paso a la coeducación en la escuela pública, el número de alumnas que estudiaban bachillerato aumentó hasta el 45% del total.
En definitiva, en los últimos años del régimen una nueva cultura alternativa manifestaba su oposición, buscando un clima de libertad que el régimen les negaba.