El Diálogo Argumentativo: Reglas, Herramientas y Falacias

El Diálogo Argumentativo

El diálogo argumentativo: Un argumento puede ser formalmente válido a pesar de que alguna de las premisas y la conclusión sean falsas. Así, deja de ser convincente, por válido que sea. En la vida cotidiana utilizamos argumentos que no son formalmente válidos pero consideramos razonablemente correctos: es decir, se trata de “inferencias plausibles”. Son argumentos cuya fuerza probatoria depende de que se cumplan ciertas condiciones ligadas al contexto.

Lógica Informal

Lógica informal: Estudia las condiciones que deben cumplir los argumentos para ser correctos en sentido amplio. Ejemplo: los argumentos utilizados en un proceso judicial.

Diálogo Argumentativo

Diálogo argumentativo: Es un juego lingüístico en el que los participantes intercambian mensajes. Las reglas del diálogo argumentativo son:

  • Principio cooperativo: Contribuir a la conversación según corresponda para alcanzar el objetivo del diálogo, ya sea llegar a un acuerdo, alcanzar un veredicto en un juicio, etc. Este principio implica obligaciones como llevar el peso de la prueba cuando corresponda, no utilizar premisas no admitidas por los demás, justificar el significado de los términos que utilizamos y no forzar el cierre del diálogo prematuramente.
  • Regla de cantidad: Proporcionar tanta información como sea necesaria, no más.
  • Regla de cualidad: No mantener a toda costa una opinión sin pruebas ni decir lo que se sospecha que pueda ser falso.
  • Regla de relevancia: Centrar las intervenciones en el asunto que se trata y no cambiar de tema sin acuerdo previo.
  • Regla de modo: Dar explicaciones claras, no ambiguas, breves y ordenadas.

Herramientas del Diálogo Argumentativo

Herramientas del diálogo argumentativo: En el diálogo argumentativo se utilizan a veces expresiones que cumplen funciones específicas. Estas expresiones son:

  • Términos aseguradores: Cuando alguien presenta como segura una creencia a la vez que intenta evitar que su interlocutor le pida razones para apoyarla. Ejemplo: el uso de expresiones como “estudios recientes han demostrado…”, “como todo el mundo sabe…”
  • Términos protectores: Para proteger nuestras afirmaciones de posibles críticas podemos presentarlas con menor fuerza y así lo hacemos: “probablemente…”, “algunos lo son y…”, “quizá sea cierto que…” El uso de estos términos es aceptable si no intentamos cerrar el diálogo prematuramente.
  • Términos sesgados: Son palabras cargadas de connotaciones positivas o negativas que expresan nuestros prejuicios y estereotipos. Hay que ser cautos con el uso de estos términos para no restar objetividad a la argumentación. Ejemplo: “sudaca” o “suramericano”, son términos que indican nuestra actitud, su sentido será positivo o negativo, dependiendo del contexto o de quién lo diga.
  • Definiciones persuasivas: Son falsas definiciones para dar prestigio o desprestigio a lo que se “define”. Por ejemplo: “los ordenadores son fieles amigos de los hombres”. No es una “definición”, no nos dice qué es un ordenador, simplemente son valoraciones con apariencia de definición.

Las Falacias

Las falacias: Son argumentaciones incorrectas, no respetan alguna regla del diálogo argumentativo, pero tienen apariencia de ser correctas. Para detectar una falacia es necesario tener en cuenta el contexto en el que se desarrolla el diálogo y las actitudes comunicativas de los hablantes. Se suelen llamar sofismas las falacias expresadas intencionadamente. Los paralogismos son las falacias expresadas por error, sin intención.

  • Preguntas complejas: Encierran afirmaciones, por lo que no pueden ser contestadas sin comprometerse con aquellas. Son preguntas capciosas, de forma que si contestamos la pregunta asumimos lo presupuesto. Ejemplo: “¿Has dejado ya de maltratar a tu hermana?”. Si respondemos a esta pregunta estamos admitiendo el maltrato. La mayoría de las veces estas preguntas son trampas para el interlocutor.
  • Argumento ad ignorantiam: Pretende que un enunciado es falso porque no se ha establecido su verdad o, al contrario, que es verdadero porque no se ha establecido su falsedad. Este tipo de argumento puede ser válido en ciertas situaciones. Ejemplo, cuando el juez declara que el acusado no es culpable por falta de pruebas.
  • Argumento circular: Se intenta defender una afirmación dando razones que significan lo mismo que lo que se defiende.
  • Argumento ad hominem: Ataca a la persona que mantiene la opinión que se desea refutar sin entrar en el tema o intentar invalidar los argumentos del oponente. Simplemente se alegan supuestos defectos del modo de ser particular de esa persona o del grupo al que pertenece. Sin embargo, hay argumentos ad hominem débiles pero no falaces por completo. Se trata de los argumentos “tu quoque”. Ejemplo: Doctor, no me puede prohibir fumar por mi problema respiratorio si usted tiene lo mismo y fuma.
  • Argumento de autoridad: Se defiende una opinión sin aportar pruebas, apelando sólo a la autoridad que la ha defendido. No siempre es incorrecto hacer esto –muchas veces se alargarían demasiado los razonamientos si hubiera que aportar pruebas de cada una de las premisas.
  • Argumento ad baculum: Presentan amenazas como si fueran razones para que los oyentes acepten una opinión, consejo o prescripción. Ejemplo: los políticos suelen intentar asustar a los ciudadanos anunciándoles calamidades si no votan al que les está hablando, pero no dan pruebas de que una cosa se siga de la otra.
  • Argumento ad populum: Se recurre a provocar el entusiasmo u otros sentimientos para que el auditorio dé su apoyo o consentimiento a quien habla, pero sin aportar pruebas. También es de este tipo el chantaje emocional: “con lo que yo te quiero…”.
  • Argumento ex populo: Se defiende un punto de vista alegando que todo el mundo está de acuerdo con esa opinión. Tienen cierta fuerza y quien afirma lo contrario de lo que afirma la mayoría debe aportar la prueba.
  • Post hoc, ergo propter hoc: Se supone que A es la causa de B sólo porque A precede a B en el tiempo. Sin embargo, esta es una condición necesaria pero no suficiente para que se dé una conexión causal, como explicó Hume.
  • Generalización apresurada: Del conocimiento de algunos casos se pasa a afirmar algo de todos. Los de Bilbao hablan muy alto.
  • Argumento de la pendiente resbaladiza: Consiste en restar importancia a la diferencia que existe entre una situación A y una situación B y ésta con una tercera, C … sucesivamente.