El David de Miguel Ángel
Miguel Ángel Buonarroti (1475-1564)
Miguel Ángel Buonarroti fue el prototipo de hombre del Renacimiento: arquitecto, escultor y pintor. Es considerado uno de los grandes genios de la historia, el máximo exponente del clasicismo y el iniciador del lenguaje manierista. Su obra, variada y compleja, destaca especialmente en la escultura, donde mejor se refleja su personalidad. Utilizaba el mármol de Carrara, blanco y compacto, el material que, para él, más se acercaba a la Belleza. Dotaba a sus esculturas de una fuerza y viveza excepcionales gracias a su dominio de la técnica.
Se inició como aprendiz en el taller florentino del pintor Domenico Ghirlandaio en 1488, pero al año siguiente se trasladó a la academia del escultor Bertoldo di Giovanni, bajo el mecenazgo de Lorenzo de Médicis. Tras la muerte de Lorenzo en 1492, Miguel Ángel se marchó a Roma en 1496, donde se forjó una gran reputación como escultor y pintor.
Entre sus obras más destacadas se encuentran: su Piedad (1497), obra maestra de equilibrio; la Virgen de Brujas (1500); el ciclo de frescos en la Capilla Sixtina (1508); y el David (1501), considerada la obra culminante de su juventud y una pieza incomparable en el Renacimiento.
El David
En 1504, los florentinos trasladaron la escultura al Palacio de la Signoria, donde permaneció hasta 1873. Actualmente, una copia se encuentra en la misma plaza. En 2004, con motivo de su 500 aniversario, la obra fue sometida a una profunda limpieza y restauración. Actualmente se encuentra en el Museo de la Academia de Florencia (Italia).
Descripción
La escultura, de 4,10 m de altura, representa a un hombre en actitud de marcha. Lleva la mano izquierda a la honda, que cae sobre el hombro y la espalda, mientras que el brazo derecho pende verticalmente sobre el muslo. Su frontalidad es solo aparente, pues la obra está hecha para ser vista de frente y tiende a marcar la desmesura de las proporciones: la mirada se desliza por las piernas y el tronco hasta alcanzar el gesto contenido del rostro.
Para evitar que la tensión se confunda con equilibrio, Miguel Ángel emplea el contrapposto y aumenta los volúmenes de ciertas partes del cuerpo, simbolizando la fortaleza (física y psíquica) del rey David, especialmente en la potencia y tamaño de la mano derecha, que sujeta la piedra con la que derrotará a Goliat. Las características del bloque de mármol eran una dificultad a superar. El artista no representa la acción, sino su impulso moral, la tensión interior que precede al acto. El movimiento es contenido; el artista expresa la vibración de huesos, arterias y músculos bajo la piel, produciendo un efecto dinámico con un movimiento centrípeto. Es la sensación de vitalidad interna de un cuerpo en continua tensión. Esta manera de concebir las formas corporales supone un alejamiento del clasicismo en favor de la expresividad. Miguel Ángel se aleja de los cánones clásicos para mostrar la tragedia interior del personaje y dotarlo de la ‘terribilitá‘ que caracteriza la mayoría de sus obras.
En cuanto a la técnica, Miguel Ángel prefirió el cincelado directo a partir de la piedra.
Función y posible significado
Su origen fue un enorme bloque de mármol comenzado a desbastar 40 años antes por Agostino di Duccio. Miguel Ángel recibió el encargo de los administradores de Santa María del Fiore de aprovechar esta pieza. Ejecutó la obra en apenas tres años. Su genialidad radica en haber concentrado en ella, pese a las limitaciones, toda la tensión que transmite la vigorosa composición.
Una vez concluida, el gremio de mercaderes de lana de Florencia decidió adquirirla para situarla frente al Palacio de la Señoría, como representación de la libertad de la República florentina. Se convirtió en símbolo de Florencia, representando el poder de la República frente a sus enemigos. Miguel Ángel integró en el David las figuras del Hércules pagano, símbolo de la fuerza en la antigüedad, y del David cristiano, la manufortis de la Edad Media. No representó al pastor bíblico, sino al guerrero, que expresa las virtudes más aplaudidas por los florentinos: la fortaleza y la ira, exaltada como virtud cívica por excelencia. La ira, condenada como vicio en los siglos bajomedievales, es elevada a la categoría de virtud, ya que dota de fuerza moral al hombre valeroso.
Miguel Ángel representó al rey David como atleta, pero no como joven, sino como un hombre en la plenitud de su vida. Eligió el momento previo al enfrentamiento con Goliat. El David es considerado el prototipo del héroe del Renacimiento.