El Conocimiento y el Gobierno de la Ciudad según Platón

A lo largo de esta disertación intentaré explicar la relación que existe entre el conocimiento de la verdad y el gobierno de la ciudad. Para ello, debemos plantearnos: ¿existe un conocimiento verdadero? Y si es que existe, ¿podemos llegar a conocer la verdad? Las respuestas a estas preguntas dependen del momento histórico y de la persona a la que se pregunte, pero según Platón, sí existe un conocimiento verdadero y además es accesible para las personas. Pero, ¿cómo influye el conocimiento verdadero en el gobierno de la ciudad? A lo largo de la disertación expondré la postura de Platón respecto a estas preguntas y para ello me centraré en la explicación del dualismo epistemológico y ontológico, la Teoría de las Ideas, la teoría platónica de filósofo-gobernante y cómo debe ser una ciudad ideal.

¿Existe un Conocimiento Verdadero para Platón?

En primer lugar, debemos plantearnos si para Platón ¿existe un conocimiento verdadero? La respuesta a esta pregunta se ve cuando Platón defiende en su filosofía una teoría del conocimiento o epistemología, que explica el origen y el camino del conocimiento y cómo distinguir la verdad del error. Mediante otra teoría, la ontología, anuncia una teoría de la realidad que diferencia entre lo real y lo aparente. Estas dos teorías forman la Teoría de las Ideas, que constituye el núcleo fundamental de la filosofía platónica.

Esta teoría afirma la existencia de realidades inmateriales, inmutables, eternas, no accesibles a los sentidos pero sí a la inteligencia, separadas del mundo físico e independientes de las cosas sensibles y de las opiniones humanas, llamadas Ideas. Además, éstas son modelos ideales que constituyen las esencias de las cosas sensibles y son imitadas por éstas de forma más o menos imperfecta.

La Teoría de las Ideas supone:

  • Un dualismo ontológico que afirma la existencia de dos niveles de realidad: el mundo inteligible (auténticamente real, de las Ideas) y el mundo sensible (realidad material, visible o físico). Estos dos mundos están relacionados, ya que las cosas sensibles copian o imitan a las Ideas.
  • Un dualismo epistemológico que defiende la existencia de dos niveles de conocimiento: la episteme (nivel superior, auténtica verdad sobre las Ideas, conocimiento infalible) y la doxa (nivel inferior, basado en el mundo sensible, conocimiento relativo y poco fiable).

Entonces nos preguntamos, ¿cómo es posible que el alma humana pueda conocer las Ideas si éstas pertenecen a un mundo distinto del nuestro? Platón explica esto por la teoría de la reminiscencia, la cual afirma que el alma, antes de encarnarse en un cuerpo, ha preexistido en el mundo de las Ideas y las ha contemplado. Al entrar en el mundo sensible, el alma olvida las Ideas y sólo le queda una huella confusa de ellas. Así que, según esta teoría, aprender o conocer es recordar. Es decir, se afirma un innatismo del conocimiento: en el alma de cada hombre existen, desde que nace, conocimientos acerca de las Ideas, pero oscuros, que se recuperan mediante una educación adecuada que oriente a la contemplación directa de las Ideas.

Por todo lo dicho, vemos que para Platón existe un conocimiento verdadero y accesible para el ser humano. Pero ¿cómo influye esto en el gobierno de la ciudad?

El Filósofo-Gobernante y la Ciudad Ideal

Platón, desde muy joven, sintió interés por la política. Tuvo la ocasión de participar en la política de su ciudad, pero no quiso colaborar con el gobierno de los 30 tiranos por su política de terror y crímenes. Después de la condena a muerte de su maestro Sócrates, ya en el régimen democrático, Platón se convenció de que ningún gobierno era justo ni conduciría a la sociedad a la armonía. Esto le llevó a renunciar a implicarse en política e intentó buscar en la filosofía el gobierno perfecto. Llegó a la conclusión de que la única solución era que los gobernantes se hiciesen filósofos o que los filósofos se hiciesen gobernantes. Esta es la idea que se defiende en la teoría del filósofo-gobernante.

¿Por qué son los filósofos los únicos capaces de gobernar la ciudad con justicia? La solución viene dada por el intelectualismo moral de Sócrates aplicado a la política, según el cual sólo pueden ser individuos justos y buenos aquellos que saben en qué consisten la justicia y el bien. Por esto, sólo los filósofos pueden ser gobernantes, porque son los únicos que, a través de la filosofía, han alcanzado el conocimiento de las esencias de la justicia y el bien, indispensables para conducirse rectamente a uno mismo y a la sociedad.

Para Platón, para que exista un Estado ideal, cada ciudadano debe cumplir adecuadamente su función. Para esto, el Estado debe estar estructurado en tres clases sociales, en imitación de las tres partes del alma:

  • Productores: su función es producir lo necesario para la comunidad. En ellos predomina la parte apetitiva del alma (necesidad de propiedad privada, familia, riquezas). Deben poseer templanza.
  • Guardianes: su función es la defensa de la ciudad. En ellos domina la parte irascible del alma (protección). Deben poseer valentía.
  • Gobernantes: deben ocuparse del gobierno de la ciudad. Predomina la parte racional del alma. Su virtud es la sabiduría. Para gobernar con justicia, deben inspirarse en la contemplación del mundo de las Ideas, en especial la Idea Suprema de Justicia.

Sólo existirá un Estado justo cuando exista armonía entre las clases sociales, de manera que cada una desempeñe su función y desarrolle su virtud. En conclusión, sólo cuando el gobierno esté compuesto por filósofos, que sabrán gobernar con justicia, ya que poseen una naturaleza dominada por la parte racional del alma y se han educado en el conocimiento de las matemáticas y la dialéctica, el Estado será justo. Esto les hará conocer la Idea Suprema de Bien y la Idea de Justicia, lo cual les hará obrar bien obligatoriamente.