El Cogito, la Duda y Dios en Descartes

Noción 1: La Duda y la Certeza

La duda es fundamental en la filosofía de Descartes. Su método, basado en el análisis y la síntesis para descubrir verdades, propone dudar de todo lo que no sea evidente. Se basa en la estructura de la razón, partiendo de verdades absolutas para deducir el resto del saber y, por lo tanto, lo real. Lo real se convierte en conocimiento.

Descartes comienza dudando de la experiencia, ya que es confusa y solo muestra lo aparente, no la estructura racional de la realidad. Dudamos de la existencia del mundo porque carecemos de un criterio para distinguir el sueño de la vigilia. Descartes incluso duda de la propia razón, lo que significa que las verdades matemáticas podrían no corresponder a ninguna realidad extramental.

También introduce la idea del genio maligno, un ser que podría engañarnos y hacernos creer en verdades que en realidad son falsas. Solo hay una cosa de la que no podemos dudar: nuestros pensamientos. Pienso, luego existo.

Características de la duda cartesiana:

  • Metódica: Exigida por el método.
  • Universal: Se aplica a todos los contenidos de la mente.
  • Radical: No solo se duda de lo que parece falso, sino también de aquello que pueda generar alguna duda.
  • Temporal: No nos quedaremos en la duda indefinidamente.

La duda no descubre verdades, solo sirve para establecer fundamentos sólidos. Es teórica y práctica, afecta al conocimiento y la realidad, pero no a la moral ni a la política. Para Descartes, la verdad es la certeza.

Noción 2: Alma y Cuerpo

Descartes identifica la res cogitans con el alma. Todas sus propiedades son diferentes modos de pensar. Pensar es ser consciente de algo. Descartes afirma que una cosa que piensa es una cosa que duda.

Por sustancia, Descartes entiende una cosa que existe y no necesita de ninguna otra para existir. El alma no necesita del cuerpo ni éste de aquella para realizar sus funciones. Podemos considerarlas sustancias independientes. El cuerpo es una sustancia cuya esencia es la extensión, y el alma una sustancia cuya esencia es el pensamiento.

Según la tradición aristotélica, el alma era el principio de la vida biológica; animales y vegetales también tenían su tipo de alma. Descartes limita las capacidades del alma a la vida psíquica. Por lo tanto, plantas y animales no tienen alma, solo mente. Para Descartes, el hombre tiene mente, y ésta es distinta al cuerpo.

Descartes afirma que el alma puede existir sin el cuerpo y puede ser inmortal. El cuerpo es parte de la res extensa y depende de las leyes de la física. La naturaleza de la sustancia extensa es la extensión, la cantidad: longitud, anchura, profundidad. Su física se basa en la extensión y el movimiento.

En este mundo todo está determinado y nada ocurre libremente. Solo se consideran reales las propiedades que se pueden describir matemáticamente. Las cualidades que no se pueden reducir a matemáticas solo existen en nuestras impresiones, no en la realidad. Esta distinción entre res cogitans y res extensa se realiza para explicar el mundo físico-matemáticamente sin recurrir a Dios.

La distinción también busca hacer del sujeto el ámbito de la libertad. Aunque alma y cuerpo estén separados, deben relacionarse. El alma también sufre los influjos de lo externo: nos enfadamos.

Noción 3: Pensamiento e Ideas

El pensamiento es el atributo de la res cogitans. Es lo conocido por la conciencia: existe una identidad entre pensamiento y conciencia, pues no hay pensamiento inconsciente. Por lo tanto, sentir, imaginar, querer son pensamientos, como lo es la duda.

El pensamiento, la conciencia y la razón son sinónimos que se identifican con el yo. Yo pienso ideas, no cosas; la realidad, en Descartes, se reduce a conocimiento. Dentro del pensamiento, Descartes distingue dos facultades: el entendimiento y la voluntad.

Entendimiento: Sentir, imaginar, concebir…

Voluntad: Desear, odiar, afirmar, negar, dudar…

El ideal de la libertad sería que la voluntad siguiera las reglas del entendimiento, no las pasiones. La única realidad y verdad que tenemos es el yo, el cogito; pero éste tiene ideas, y no podemos estar seguros de que correspondan a una realidad extramental.

Tipos de ideas:

  • Adventicias: Parecen venir de fuera y tener un origen empírico.
  • Facticias: Construidas por nosotros a través de la imaginación.
  • Innatas: Consustanciales al cogito, se encuentran en nuestra mente.

Descartes se apoya en las ideas innatas para probar la existencia de otras realidades distintas al cogito. El problema de la filosofía moderna es que, cuando la realidad se reduce a conocimiento e ideas, es difícil salir de este ámbito. Para Descartes, la existencia debe garantizarse desde una reflexión sobre nuestras propias ideas. Este es el origen del idealismo.

Las Demostraciones de la Existencia de Dios

Para Descartes, lo único que resiste a la duda es el cogito. Para construir el resto de las verdades, necesita otro recurso que confirme y garantice el criterio de certeza para verdades que no sean el cogito. Ese recurso es la idea de Dios: demostrar que existe, y que su existencia imposibilita la hipótesis del genio maligno.

Descartes intenta demostrar la existencia de Dios a partir del análisis de la idea de Dios. Presenta tres demostraciones:

  1. Argumento ontológico: Dado que somos seres imperfectos y limitados, no es posible que hayamos creado la idea de un ser perfecto e infinito. La idea de Dios ha sido puesta en nosotros por Dios mismo. Por lo tanto, Dios existe.
  2. Argumento cosmológico: Nuestra imperfección y dependencia demuestran que no nos hemos causado a nosotros mismos. De lo contrario, nos habríamos dado todas las perfecciones. Hemos sido causados por alguien superior: Dios.
  3. Argumento ontológico (versión 2): Partimos de la idea de un ser perfecto, infinito y absoluto. La existencia es una perfección. Por lo tanto, Dios, al ser perfecto, debe existir.

El Cogito y el Criterio de Verdad

El cogito es la primera verdad en el orden del conocimiento, pero también la primera realidad de la que estamos seguros. Es la primera verdad en dos sentidos:

  1. Es la verdad a la que llegamos mediante la duda.
  2. A partir de ella podemos fundamentar todas las demás.

Descartes no llega al cogito mediante una argumentación, porque la hipótesis del genio maligno puso en cuestión el valor de la razón deductiva. No solo el cogito es indudable, todo acto mental como tal es también verdadero. Sería lo mismo decir”recuerdo, imagino, deseo, sufro, luego exist” que”pienso, luego exist”.

El cogito señala que la mente es un ámbito privilegiado para la verdad, pues de los estados mentales propios no cabe duda, pero sí de los de los demás. El cogito es el principio del cual deben deducirse las demás verdades y realidades.

Si el cogito es verdadero, debemos saber por qué es verdadero. El cogito se convierte en criterio de verdad y certeza porque se percibe de modo evidente. Lo que se perciba de igual modo se aceptará como verdadero. Descartes inicia el idealismo: lo que sea real debe extraerse de nuestras ideas.

El cogito consiste en pensar, no es nada corporal ni psicológico. El cuerpo es tan dudable como el resto del mundo porque es algo externo. Al cogito llegamos mediante una intuición. Descartes pretende probar racionalmente la existencia de Dios, salir del yo mediante el expediente teológico. Dios será un apoyo para el criterio de certeza.

Contextualización

El texto pertenece a la cuarta parte del Discurso del Método, una exposición autobiográfica de las tesis de la filosofía cartesiana. La obra se divide en seis partes:

  1. Crítica de la situación de la ciencia en su época.
  2. Crítica del silogismo y exposición de las reglas del método.
  3. Establecimiento de la moral provisional, a la que se atendrá mientras dure el proceso de la duda metódica.
  4. Exposición de su metafísica: duda, cogito, el yo y las ideas, el criterio de certeza, Dios y la superación de la duda.
  5. Habla de cuestiones de física y medicina.
  6. Explicación del porqué escribe esta obra.

Otras obras de Descartes son: Meditaciones Metafísicas, Los Principios de la Filosofía, etc. Con Descartes se inicia la filosofía moderna. La Edad Moderna comienza con el Renacimiento. Con anterioridad, el Nominalismo y el Voluntarismo constituyen una ruptura con la escolástica medieval al postular un Dios capaz de crear representaciones en el espíritu.

Características de la Edad Moderna:

  1. Aparición del Estado absolutista.
  2. Aparición del capitalismo.
  3. Surgimiento de la burguesía.
  4. El antropocentrismo humanista.
  5. La aparición de la revolución científica, con Copérnico, Kepler y Galileo, que impulsarán un nuevo método científico: la razón matemática.
  6. La ruina definitiva de la filosofía escolástica.

El proyecto cartesiano es claro: elaborar una filosofía capaz de fundamentar metafísicamente la nueva ciencia desde la razón. La filosofía clásica trataba del Ser; la filosofía moderna trata del conocer. La convicción cartesiana de que la razón es la fuente del conocimiento y la única guía para el hombre determinará el carácter racionalista de la filosofía moderna.

Descartes es el padre del racionalismo moderno, cuyos representantes son: Malebranche, Spinoza, Pascal. Especialmente interesante resulta Spinoza, que defenderá la existencia de una sola sustancia: Dios. Frente al racionalismo reaccionarán el empirismo y Kant.

El empirismo es una corriente filosófica de origen inglés que sostiene que todo nuestro conocimiento comienza y acaba con la experiencia. Locke considera que el contenido de nuestra conciencia tiene un origen empírico. Hume radicaliza el empirismo y afirma que no podemos salirnos de nuestras representaciones a una supuesta realidad en sí. Solo podemos afirmar que existen las impresiones y las ideas que se generan en las impresiones. Dios, la sustancia, el sujeto son ideas que no se desprenden de ninguna impresión, y por tanto, ideas metafísicas injustificadas desde un punto de vista cognoscitivo. Berkeley afirma que las percepciones son puestas por Dios en la conciencia.

El planteamiento cartesiano del conocimiento dará origen al idealismo, característica de la filosofía moderna frente al realismo de la tradición aristotélica.