1.2. La Sublevación Militar
Los planes para derribar la República se inician tras conocerse los resultados de las elecciones de febrero. A causa de la anulación del ascenso de los militares por méritos de guerra, quienes veían peligrar su carrera, el presidente Azaña decide enviar a los militares sospechosos a diferentes destinos: Franco a Canarias, Goded a Baleares y Mola de Marruecos a Navarra.
El 9 de marzo, los mandos militares de la Unión Militar Española (UME), de ideología derechista, se reúnen en Madrid. Para contrarrestar su influencia, el gobierno había creado previamente la Unión Militar Republicana Antifascista (UMRA). En esta reunión, se acuerda iniciar la sublevación el 17 de abril, pero el intento fracasa. Paralelamente, Calvo Sotelo, u otro dirigente carlista, establece contacto con Mussolini para solicitar ayuda.
Los desórdenes aumentan, y los falangistas imponen la dialéctica de puños y pistolas, similar a la que Primo de Rivera implantó en Cataluña. La izquierda responde a esta provocación. Ante esta situación, el general Mola, desde Pamplona, contacta con otros coroneles y planea una sublevación. El general Sanjurjo sería el líder, y se formaría un Directorio Militar que pondría fin a las reformas del Frente Popular. Dos circunstancias de última hora facilitan la organización:
- Franco abandona Tenerife sin levantar sospechas, con el pretexto de asistir al entierro del general Balmes.
- En el último momento, el general Mola consigue el apoyo de los carlistas para la sublevación. Hasta entonces, Fal Conde condicionaba su apoyo a la creación posterior de una monarquía carlista. Finalmente, es desautorizado y se impone la idea pactista de otro líder carlista, Rodezno.
2º Bachillerato. Tema 8
Para los sublevados, el factor sorpresa fue fundamental. Sin embargo, la respuesta del Frente Popular también resultó sorprendente, incluso para los propios militares. Lo que inicialmente se planteó como una operación de alzamiento rápido para tomar el poder, se transformó en una guerra civil.
El 17 de julio se inicia la sublevación en Marruecos. Franco es trasladado desde Las Palmas en un avión privado (Dragón Rapide), preparado por Luis Bolin, corresponsal del ABC en Londres, y financiado por Juan March. El 18 de julio, la sublevación se extiende a ciudades como Sevilla, Valladolid, Zaragoza y Pamplona. Ese mismo día, Casares Quiroga dimite. Azaña encarga a Martínez Barrio la formación de un gobierno para intentar llegar a un acuerdo con los sublevados. Al no aceptar Mola las condiciones, Martínez Barrio dimite y Giral es el encargado de formar gobierno.
El 19 de julio, la sublevación se extiende desde Valladolid a las ciudades castellanas, y el 20 de julio llega a Galicia. Desde Sevilla se intenta expandir la sublevación, pero sin éxito. Excepto en Extremadura y algunas zonas de Andalucía, la sublevación triunfa en toda la zona oeste, la zona occidental de Aragón, Navarra, Baleares (excepto Menorca) y Canarias. La sublevación fracasa en el País Vasco, Santander, Asturias (salvo Oviedo), el centro, la zona este, Barcelona y Madrid.
En Barcelona, la CNT moviliza a sus milicias y, con la ayuda de la Guardia de Asalto y la Guardia Civil, que se mantienen leales al gobierno, rechazan la sublevación. El general Goded se ve obligado a rendirse ante Companys. En Madrid, Fanjul, encargado de la sublevación, se atrincheró en el Cuartel de la Montaña. Tras la decisión de Giral de entregar armas a las milicias obreras, se inicia el asalto al cuartel y la capital queda bajo control del gobierno.
El 20 de julio, Sanjurjo, uno de los futuros líderes de la sublevación, muere en un accidente aéreo mientras se trasladaba al interior del país.
La sublevación habría fracasado totalmente si la marina y la aviación republicana hubieran logrado bloquear el estrecho de Gibraltar e impedir el traslado del ejército de África a la península por parte de aviones y barcos alemanes e italianos. Al no lograrlo, la sublevación triunfó.
División del País
La zona sublevada representaba al mundo rural y católico, a los grandes propietarios y al gran capital, así como a los pequeños campesinos propietarios castellanos controlados por la Falange. En la zona controlada por el gobierno, predominaba la burguesía media, las clases populares y los nacionalismos.
Económicamente, el país se dividió entre una España urbana y una España rural. Los sublevados contaban con algunas zonas mineras y zonas de cereales, mientras que el gobierno controlaba algunas zonas rurales, las zonas industriales y las reservas de oro del Banco de España.
Militarmente también existía una división, pero los sublevados, mejor organizados, contaban con las tropas africanas, que eran las mejor preparadas. La mayor parte de la flota permaneció fiel a la República, y solo en algunas bases como El Ferrol los sublevados controlaban la situación. La aviación también permaneció leal al gobierno, pero muchos aviones fueron inutilizados por los oficiales.