El Cambio Climático
La contaminación atmosférica y el abuso de fuentes de energía no renovables contribuyen a los cambios que actualmente experimenta el clima terrestre. El cambio climático es la modificación de medidas del clima (precipitaciones, temperatura, etc.) que persisten a largo plazo, durante décadas o siglos. Una de las principales causas es el aumento de las concentraciones de gases de efecto invernadero, que tienden a calentar la superficie de nuestro planeta.
¿Cómo se comporta el dióxido de carbono en la naturaleza?
El carbono se intercambia constantemente en la naturaleza entre el aire, la tierra y el agua, liberándose o consumiéndose de manera natural en forma de dióxido de carbono (CO2).
Generación de CO2:
La liberación de dióxido de carbono a la atmósfera se produce mediante:
- La descomposición de animales y plantas.
- La respiración de animales que consumen oxígeno.
- Las emisiones naturales de los volcanes.
- La pérdida de parte del CO2 disuelto en los océanos.
- El gas generado en los incendios forestales.
- Las emisiones por la quema de combustibles fósiles.
Consumo de CO2:
El dióxido de carbono se consume a través de:
- La fotosíntesis de las plantas.
- La difusión en los océanos.
- Su precipitación por parte de los organismos marinos en forma de carbonatos.
- La disolución de este gas por medio de la lluvia.
El equilibrio natural entre el dióxido de carbono generado y el consumido se puede romper fácilmente. La quema de biomasa y el aumento del uso de combustibles fósiles han causado un rápido aumento de las emisiones de CO2 en los últimos años.
El Efecto Invernadero
Cuando la radiación solar atraviesa la atmósfera y llega a la superficie de nuestro planeta, es absorbida por el suelo, que se calienta emitiendo al espacio una parte de la energía como radiación infrarroja. La otra parte queda atrapada por los gases de efecto invernadero, que la devuelven a la superficie terrestre, calentándola aún más.
Este efecto invernadero se debe sobre todo al CO2 y al vapor de agua, el metano, CFC, etc. Sin el efecto invernadero, nuestro planeta sería un lugar inhóspito parecido a Marte, con temperaturas gélidas. Pero, aunque permiten la vida en la Tierra, un exceso de estos gases nos acercaría a las condiciones climáticas de Venus, que debido al abundante CO2 de su atmósfera retiene calor suficiente para alcanzar temperaturas de 500º.
En la actualidad, el incremento de la concentración de los gases de efecto invernadero en la atmósfera terrestre como consecuencia de las actividades humanas está modificando el balance energético de nuestro planeta. Es lo que conocemos como calentamiento global.
Calentamiento Global
El aumento de la temperatura se situará en este siglo entre 1,8 y 4º. Los últimos años figuran como los más calientes nunca registrados, la subida del nivel del mar se ha acelerado y los glaciares han disminuido su tamaño.
Entre las consecuencias del calentamiento global se encuentran:
- Pérdida de ecosistemas y la extinción de especies.
- Flujos migratorios hacia los países menos afectados.
- La sequía y desertización aumentarán la evaporación del agua, generando lluvias torrenciales responsables de inundaciones, corrimientos de tierra, etc.
- Las olas de calor serán más prolongadas y frecuentes.
- El nivel del mar ascenderá inundando las zonas costeras habitadas y cultivadas.
- Los fenómenos meteorológicos extremos como los huracanes se multiplicarán.
Los Riesgos Naturales
Sufrimos los efectos de los desastres naturales debido al elevado crecimiento de la población, a la densidad demográfica, a la degradación ambiental, al cambio climático y a la mala gestión del desarrollo.
Los riesgos naturales son la probabilidad de que se produzcan consecuencias perjudiciales debidas a fenómenos físicos que tienen un origen natural hidrológico, geológico o atmosférico. Cuando la amenaza se materializa y causa daños importantes al ser humano o al medioambiente, ya sea a nivel local, nacional o internacional, hablamos de desastres naturales.
Suelen ir acompañados de enfermedades, hambrunas y problemas de abastecimiento de agua potable. También perjudican el desarrollo económico y social de las zonas castigadas.
La estimación de daños causados por los desastres naturales es una labor muy complicada, ya que muchos de sus efectos no se manifiestan hasta que transcurren varios años.
El mayor o menor riesgo de un fenómeno natural viene determinado por lo peligroso que pueda resultar, por la cantidad de población y bienes expuestos y por la vulnerabilidad de estos.
Con la idea de comprender la relación entre los desastres y el desarrollo de la humanidad, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo ha introducido el concepto de índice de riesgo de desastre, que es un instrumento que permite calcular el riesgo medio de que se produzcan víctimas mortales debido a terremotos, ciclones o inundaciones.
El grado de desarrollo de un país tiene una gran influencia en el riesgo de desastre. La gravedad del desastre suele ser el resultado de políticas previas de desarrollo.
Catástrofes
Inundaciones:
Se produce cuando se excede la capacidad de asimilación de agua por el suelo debido a fuertes precipitaciones, invasión de agua de mar, fusión de las nieves, etc. Vulnerabilidad relativa es el porcentaje de personas muertas con respecto al número de personas expuestas. Las inundaciones son los desastres naturales que mayor número de víctimas ocasionan en el mundo.
Terremotos:
Se producen por movimientos de las placas tectónicas de la Tierra que, al chocar entre sí, generan una gran cantidad de energía que es liberada en forma de ondas sísmicas, desde el foco o hipocentro, agitando la superficie terrestre. Las áreas donde las placas ejercen esta fuerza se denominan fallas. El epicentro es la zona situada sobre la superficie que está justo en vertical del foco y donde la magnitud del terremoto es máxima. Se pueden medir con un instrumento que se llama sismógrafo que registra la vibración de la tierra. La forma más utilizada para valorar la magnitud del terremoto es la escala Richter.
Ciclones Tropicales:
Tormentas tropicales, huracanes, tifones. Fenómeno atmosférico que se genera por la alta temperatura del agua del mar en la superficie, lo que ocasiona una intensa evaporación y crea un enorme vacío, es decir, una zona de baja presión. Las corrientes de aire tienden a ocupar entonces ese espacio vacío chocando a gran velocidad. Motivada por la fuerza de succión, se origina una elevación del agua del mar, que puede ocasionar un oleaje muy pronunciado.
Una adecuada tecnología es especialmente relevante para la prevención de estos fenómenos. Las previsiones meteorológicas junto con los sistemas de alerta a la población son los requisitos básicos para evitar tragedias mayores.
Sequía:
Fenómeno meteorológico menos espectacular y mucho más lento. Las muertes provocadas por la sequía no reflejan la magnitud de un riesgo tan grave. Puede producirse una degradación muy importante en los medios de vida sin originar demasiados fallecimientos, pero en otros casos está íntimamente ligada a la hambruna y malnutrición. Para medir la virulencia de la sequía se tiene en cuenta su duración y la escasez de las precipitaciones. Genera graves problemas en sectores tan importantes como la agricultura y la ganadería, así como dificultades en el acceso al agua potable por parte de la población.
Tsunamis:
Un terremoto submarino origina movimientos de agua, conocidos como maremotos o tsunamis. Sus olas enormes, separadas entre sí, se desplazan a gran velocidad. La primera ola en alcanzar la costa no es demasiado grande, pero a continuación se produce un retroceso del mar seguido por una ola gigante, que va sucedida de otras muchas.