La Segunda República (II): Bienio de Centro-Derecha y el Frente Popular
1. Introducción
Las reformas del bienio de izquierdas surgieron en un ambiente poco propicio, lo que dificultó la consolidación de la República. La oposición comenzó a organizarse, entre los sectores más afectados por las reformas del gobierno anterior: Iglesia, Ejército, propietarios de tierras, organizaciones patronales, etc. Estos grupos fueron reorganizando la derecha monárquica, mientras que los sectores más intransigentes crearon organizaciones de talante autoritario.
La derecha y los monárquicos conspiraron con el ejército, produciéndose el alzamiento controlado de Sanjurjo en 1932. En 1933 se creó la UME (Unión Militar Española) como una organización clandestina de militares derechistas y antirreformistas. Por otro lado, la extrema izquierda anarquista, unida a veces con ugetistas y comunistas, protestaba contra la lentitud de la reforma agraria, el paro y las duras condiciones de vida en algunas zonas de España. La insurrección de Casas Viejas (Cádiz) desacreditó al gobierno.
La CNT vio en la experiencia republicana la ocasión idónea para propiciar la revolución y fomentó la conflictividad laboral, la insurrección campesina y el establecimiento de comunas libertarias con la finalidad de destruir el orden burgués.
La derecha se organizó rápidamente en 1933, con el nacimiento de la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas), formada por la derecha civilizada, alfonsinos, carlistas y grupos fascistas. Los radicales de Lerroux colaboraron con ellos. En noviembre de 1933 se convocaron elecciones, que fueron un éxito para la CEDA y las derechas, y un fracaso para la izquierda. La CNT pidió la abstención en las elecciones. En Cataluña y el País Vasco también ganaron las derechas (Lliga y PNV).
Comenzó así el Bienio Radical-Cedista o Bienio de Derechas. Sus detractores lo denominaron “Bienio Negro”, por la represión de la Revolución de 1934 y por el fin de las medidas progresistas del bienio anterior.
2. Desarrollo
Las elecciones de 1933 y el gobierno Radical-Cedista
Las elecciones generales de noviembre de 1933, las primeras con sufragio femenino, tuvieron como resultado la mayoría de las derechas. La izquierda se presentó desunida, mientras que la derecha se agrupó en torno a la CEDA. Alcalá Zamora fue elegido presidente de la República. Desconfiando de la CEDA y de Gil Robles, encargó formar gobierno a Lerroux y su partido Radical. Tres ministros de la CEDA entraron a formar parte del gobierno el 1 de octubre de 1934, sin esconder sus simpatías hacia el fascismo.
La labor del gobierno se centró, básicamente, en paralizar la reforma agraria. Se devolvieron las tierras expropiadas a la nobleza y se expulsó a muchos campesinos de las tierras que les habían cedido. Se derogó la ley de salarios, que favorecía a obreros y campesinos. Se amnistió al general Sanjurjo y a sus compañeros del pronunciamiento de agosto del 32, así como a los colaboradores con la dictadura de Primo de Rivera. Se permitió la vuelta de la Compañía de Jesús y se les devolvieron sus bienes, que habían sido nacionalizados. Se volvió a subvencionar al clero y a la Iglesia. Gil Robles, como ministro de Defensa, promocionó a generales de ideología más conservadora: Goded, Franco, Mola…
La Revolución de Octubre de 1934
El giro del gobierno a posturas cada vez más autoritarias y con más ministros de la CEDA asustó a las izquierdas, que declararon la huelga general en todo el país. El 7 de octubre, una parte del PSOE encabezó un golpe de estado que amenazó con desembocar en una guerra civil. Los golpistas formaron un “Ejército Rojo” con 30.000 hombres y decidieron lanzarse al asalto de Madrid para tomar el poder, legítimamente en manos de la derecha. Dicho levantamiento armado se saldó con 4.000 muertos, entre ellos 35 sacerdotes. Fue un fracaso, excepto en Asturias y Cataluña. Es la llamada Revolución de Octubre de 1934.
Este movimiento estuvo alentado desde amplios sectores e importantes dirigentes del PSOE y la UGT, como Largo Caballero o Indalecio Prieto, y de forma desigual por la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) y el Partido Comunista de España (PCE). Los revolucionarios intentaron el asalto a la Presidencia del Gobierno y, después de dos horas de disparos, las fuerzas leales al gobierno dominaron la situación y encarcelaron a los dirigentes socialistas que la apoyaban. En Aragón, Andalucía y Extremadura, los campesinos, agotados por las huelgas que se habían producido durante los meses de marzo, abril y junio, no secundaron la huelga. Los principales focos de la rebelión se produjeron en Cataluña y en Asturias, aunque los sucesos más graves tuvieron lugar en esta última región.
La Revolución en Asturias
En Asturias (5-19 de octubre de 1934), los mineros, unidos a CNT, UGT y PCE, llevaron a cabo una revolución. Se apoderaron de las armas de los cuarteles de la Guardia Civil y las fábricas de armamento. Sustituyeron los ayuntamientos por comités revolucionarios que asumieron el abastecimiento de alimentos, transportes y suministro de agua y electricidad. Ocuparon la cuenca minera y sitiaron Oviedo. Se organizaron como un pequeño estado con organización militar y economía propia. El gobierno envió al ejército de África (la Legión y el Cuerpo de Regulares, tropas coloniales) al mando del general Franco, que restableció la situación. La represión fue muy dura (1000 muertos, millares de detenidos y bastantes penas de muerte). En Asturias, la rebelión socialista duró desde el día 5 de octubre al 19 de octubre de 1934, siendo brutalmente sofocada por las tropas del Gobierno. La represión fue el preludio de lo que ocurriría dos años después en la Guerra Civil.
La Revolución en Cataluña
En Cataluña (6 de octubre de 1934), la huelga fracasó. El presidente de la Generalitat, Lluís Companys, preocupado por el carácter derechista del gobierno, proclamó el Estado Catalán dentro de la República Española (Federación Ibérica), invitando a la oposición al gobierno radical-cedista a crear un gobierno provisional de la República en Cataluña. La insurrección, apoyada por milicias armadas y los Mozos de Escuadra a las órdenes de la Generalidad de Cataluña, se saldó con 40 muertos.
La crisis del Bienio Radical-Cedista y el Frente Popular
El gobierno de Madrid lo presentó como un acto separatista. Barcelona fue ocupada por el ejército y el gobierno de la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona fueron detenidos y condenados a 30 años de cárcel. El estatuto catalán fue suspendido y su presidente, Lluís Companys, fue detenido y juzgado.
En Madrid, Azaña, Largo Caballero y otros líderes de izquierdas fueron detenidos. Todo ello unió a las fuerzas de izquierdas contra la política represiva del gobierno. Gil Robles pretendía modificar la Constitución de 1931, restringiendo las autonomías, aboliendo el divorcio y negando la posibilidad de socializar la propiedad. No se llevó a cabo por la crisis de gobierno.
Se produjo una crisis de las derechas, ya que no ofrecieron estabilidad a la República. El malestar y los enfrentamientos fueron cada vez más duros entre los partidos políticos, así como la corrupción de algunos ministros de Lerroux.
En diciembre, el presidente Alcalá Zamora, que no deseaba que la CEDA y Gil Robles formaran gobierno en solitario, disolvió el Parlamento y convocó nuevas elecciones. Para frenar a la derecha, cada vez más inclinada al autoritarismo y al fascismo, que estaba triunfando en muchos países de Europa, la izquierda decidió formar el Frente Popular, una coalición formada por republicanos, socialistas y comunistas. La CNT no participó, pero pidió el voto para el Frente Popular. El programa del Frente Popular se basaba en una amnistía general para los presos políticos y la vuelta a las reformas económico-sociales del bienio de izquierdas. No era un programa revolucionario, era volver a 1931.
Las elecciones de 1936 y el gobierno del Frente Popular
Hubo convocatoria de elecciones generales. Triunfó la agrupación de izquierdas en las elecciones celebradas el 16 de febrero de 1936, con los siguientes resultados, que dieron la victoria al Frente Popular, que con más del 60% de los diputados electos agrupaba a PSOE, Izquierda Republicana (que incluía a la ORGA), Unión Republicana, ERC, PCE, Acción Catalana, POUM, Partido Sindicalista y otros.
El resultado electoral significó que España se polarizaba hacia dos extremos, el fascismo y el socialismo-comunismo. No fue aceptado por los sectores más reaccionarios de la sociedad española, que iniciaron una conspiración contra la República.
El Frente Popular destituyó a Alcalá Zamora como presidente, al que consideraban demasiado conservador, y fue sustituido por Azaña. Se aceleró la tensión social: los campesinos de CNT-FAI ocuparon latifundios en Andalucía y Extremadura. En las ciudades y zonas industriales aumentaron las huelgas. La respuesta de terratenientes e industriales fue cerrar las fábricas y sacar su capital al extranjero, contratar pistoleros y grupos de pistoleros fascistas en la calle. Algunos incitaron a los militares a un golpe de Estado. Azaña fue nombrado, el 19 de febrero de 1936, Presidente del Gobierno, del que no formaron parte los socialistas.
Se produjo una crisis de gobierno, Azaña dimitió y fue nombrado Presidente de la República el 10 de mayo de 1936. Formó gobierno Santiago Casares Quiroga el 12 de mayo de 1936. Se concedió una amplia amnistía a los implicados en la Revolución de 1934. Y empezaron a cumplir el programa que habían prometido antes de las elecciones, consistente en volver a aplicar las reformas del Bienio de izquierdas, que habían sido suspendidas por el gobierno de derechas. Para frenar los rumores golpistas, apartó del poder a algunos generales más proclives al golpismo y los trasladó (Franco a Canarias y Mola a Navarra). Falange Española asumió gran protagonismo y fomentó un clima de enfrentamiento civil. Fue el partido que recurrió a la violencia callejera, utilizando la dialéctica de “los puños y las pistolas”, en palabras del propio José Antonio. Formaron patrullas para eliminar a los líderes izquierdistas. El 17 de junio de 1936, Gil Robles denunció en el Parlamento de forma catastrofista los desórdenes habidos desde el 1 de febrero hasta el 15 de junio. El gobierno del Frente Popular alegaba estar desbordado ante la escalada de violencia entre sectores radicalizados izquierdistas y derechistas, causada por ambos.
3. Conclusión: Hacia la Guerra Civil
Ya la misma noche de las elecciones de febrero de 1936, el general Franco intentó declarar el estado de guerra, y en marzo, un grupo de generales (Mola, Goded, Varela…) acordó un “alzamiento que restableciese el orden”. En un primer momento, la conspiración tuvo escasa fuerza y mala organización, hasta que se encargó de ella el general Mola, que fue el verdadero jefe del golpe de Estado hasta julio de 1936. Su plan consistía en que se sublevaran simultáneamente todas las guarniciones militares posibles, siendo claves Madrid y Barcelona, y como reserva el ejército de África (el mejor preparado y a las órdenes de Franco). Mola pensaba que el que tenía que hacerse cargo era el general Sanjurjo, respetado por todos los altos mandos (estaba exiliado en Portugal). Los militares estaban apoyados por las fuerzas políticas de derechas, que extendieron el movimiento conspirador entre civiles y militares. Se intentó obtener ayuda alemana, y ya se tenía conseguida ayuda italiana. También preparaban su propio golpe de estado los carlistas y los fascistas.
Los planes, según Mola, una vez hubiera triunfado el golpe militar, eran establecer una Dictadura militar (él la llamaba Dictadura republicana), que eliminaría lo que consideraban peligro de revolución al triunfar el Frente Popular, para volver tras un tiempo de dictadura a otra situación que no estaba claro si sería la República de nuevo o la Monarquía. Había tres aspiraciones: la CEDA quería la vuelta a la monarquía alfonsina, los fascistas y falangistas, un régimen a la italiana (Mussolini), y los carlistas, la instauración de la Monarquía Tradicional.
El 12 de julio de 1936 fue asesinado José del Castillo Sáez de Tejada. Al día siguiente, guardias de asalto, fuerzas de seguridad, compañeros de Castillo, asesinaron al líder de la oposición, José Calvo Sotelo (monárquico de tendencia fascista), antiguo ministro de Hacienda de la Monarquía y jefe del Bloque Nacional, agrupación de monárquicos de Renovación Española y de carlistas tradicionalistas. Este se considera el detonante de la Guerra Civil, que estalló cuatro días después. Pero, en realidad, este no fue el detonante, pues la sublevación estaba decidida con anterioridad. El golpe de estado o sublevación se inició en la tarde del 17 de julio de 1936 por el ejército del norte de Marruecos y diversas guarniciones. Al día siguiente se extendió a toda la Península. El fracaso del golpe militar en buena parte de España desencadenó el inicio de la Guerra Civil que se prolongaría por tres años.