1. El Auge de las Dictaduras
1.1 Contexto de la Crisis de la Democracia
Tras la Primera Guerra Mundial, la democracia parecía consolidarse en Europa. Hacia 1920, la Europa de la posguerra estaba formada por 28 estados y todos ellos, salvo dos (Rusia y Hungría), eran democracias o sistemas parlamentarios. No obstante, los gobiernos democráticos no fueron capaces de resolver los graves problemas políticos, sociales y económicos de la Europa de entreguerras. Por esta razón, amplios sectores de la población defendieron la necesidad de buscar estados fuertes y autoritarios para afrontar la situación. En un primer momento, la búsqueda de gobiernos autoritarios se justificó por la necesidad de evitar el contagio revolucionario comunista. Posteriormente, llegó la crisis económica de los años 30, cuyos terribles efectos se tradujeron en una profunda desconfianza de la población hacia sus gobernantes. Los principios liberales fueron cuestionados.
1.2 Triunfo de las Dictaduras
La democracia solo subsistió en los países en los que estaba más asentada: Francia, Reino Unido, Bélgica, Países Bajos, Suiza, Dinamarca, Noruega, Suecia, Finlandia y Checoslovaquia. Aunque también en estos países nacieron organizaciones y partidos fascistas. Pero en el resto de Europa, desde comienzos de los años 30, destacó el éxito del partido nazi que llevó a Hitler al poder en Alemania e imprimió un nuevo impulso a los movimientos fascistas. En 1939, la mayoría de los sistemas políticos de Europa eran autoritarios y la forma más común era la dictadura de derechas (España). Pero solo en Italia en 1922 y en Alemania en 1933 se impusieron en el poder dictaduras plenamente fascistas.
2. Ideologías y Bases Sociales del Fascismo
En los años 20 y 30 se produjo en Europa la eclosión de una nueva forma de organización política: el fascismo.
2.1 Ideología Fascista
Características:
- Defendía el establecimiento de un estado totalitario capaz de controlar todas las esferas de la vida. Propugnaba la primacía del estado sobre el individuo y la negación del liberalismo.
- Apoyaba un sistema político dictatorial de partido único. El poder debía recaer en un jefe dotado de un poder “carismático” capaz de crear una voluntad general. Sociedad asentada en los principios de la jerarquía, el orden, la obediencia y la autoridad indiscutible de un hombre excepcional. Se estableció el culto a la personalidad del líder.
- Radical anticomunismo y anticapitalismo. Defendía la creación de un socialismo nacional capaz de acabar con el conflicto de clases y de atraerse tanto a las clases medias como a los obreros.
- Nacionalismo agresivo, expansionista y militarista. Estas ideas orientaban a los fascismos hacia la guerra.
- Los fascistas eran racistas y consideraban inferiores a los no blancos. Superioridad de la raza aria que tenía el derecho de someter a las razas inferiores.
- Rechazaba el racionalismo, exaltaban los elementos irracionales de la conducta.
- Defendía la violencia frente a los oponentes políticos.
- Pretendían movilizar a las masas. Las milicias del partido otorgaron una gran importancia a los símbolos, mítines, desfiles…
- También exaltaban los principios masculinos.
2.2 Bases Sociales del Fascismo
El fascismo reclutó a sus primeros seguidores entre sectores sociales desarraigados (combatientes desmovilizados tras la Primera Guerra Mundial), jóvenes activistas impresionados por la guerra y frustrados por la ineficacia del sistema liberal.
Miembros procedentes de las clases medias afectados por la crisis económica y temerosos del comunismo.
3. El Fascismo Italiano
3.1 La Crisis del Régimen Liberal Italiano
El final de la guerra tuvo en Italia graves efectos económicos y sociales: el número de desempleados se elevó y la inflación se disparó. Italia se vio envuelta en huelgas obreras. También estallaron revueltas de campesinos pobres exigiendo el reparto de las tierras. Las huelgas se extendieron y se dieron lugar a ocupaciones de fábricas y de tierras. Esto atemorizó a los empresarios y terratenientes. A la crisis social se unió una profunda crisis política, la guerra había acrecentado la crisis del sistema de monarquía liberal y parlamentaria y de los partidos tradicionales. El hecho de que no se cumplieran las promesas que habían hecho los demás aliados provocó la indignación de los nacionalistas.
3.2 La Marcha al Poder del Fascismo
El fundador del fascismo fue Benito Mussolini, que pasó del partido socialista a convertirse en nacionalista extremo. En 1919, Mussolini fundó los Fascios Italianos de Combate, un grupo paramilitar de carácter nacionalista que los miembros se identificaban por llevar camisa negra y gorro militar. Estuvo compuesto por gente muy variada: anarquistas, sindicalistas, socialistas, ultraderechistas, nacionalistas, excombatientes. El movimiento fascista logró aumentar sus apoyos sociales: muchos sectores de la población vieron en el movimiento fascista un instrumento de orden que prometía el fin de los conflictos sociales. Mussolini cambió de táctica, abandonó su tendencia revolucionaria y preparó el fascismo, transformó a los Fascios en el Partido Nacional Fascista. En octubre de 1922, se decidió la marcha sobre Roma con el objetivo de exigir un gobierno con un mínimo de 6 miembros fascistas.
3.3 La Etapa Parlamentaria
Al principio, Mussolini, como primer ministro, pareció mostrar un cierto respeto hacia el régimen liberal. Tras la aprobación de una nueva ley electoral, los fascistas y los partidos que apoyaban al gobierno lograron en las elecciones de 1924 el 65% de votos. Esto produjo la crisis más grave del fascismo, a raíz del asesinato del diputado socialista Matteotti.
3.4 Dictadura Fascista
Mussolini, sin oposición alguna, desarrolló las leyes fascistisimas: la creación de un tribunal de delitos políticos, nueva policía política secreta, eliminación de partidos políticos, sindicatos… Los poderes eran ilimitados y solo ante el rey. Esto condujo a un régimen totalitario de partido único, el Partido Nacional Fascista. Un hecho que consolidó el régimen fue la firma de los Pactos de Letrán con la Iglesia Católica.