El Arte y la Arquitectura del Siglo XIX y XX: Del Romanticismo al Movimiento Moderno

1. Romanticismo

El Romanticismo se desarrolla paralela y contrapuestamente al Neoclasicismo, ambos exaltan el espíritu agitado de la época. Los románticos bucearon en el medievalismo y apelaron al sentimiento individual, a la pasión del artista, otorgando primacía a sus emociones. En este entorno, el paisaje cobra relevancia espacial.

Turner representa una naturaleza tempestuosa de incendios y tormentas reales donde los efectos de luz crean una atmósfera cambiante.

Friedrich optó por la quietud imaginaria de las cordilleras, lagos… contemplados por silenciosos caminos, vueltos de espalda al espectador. Otros temas son las ruinas de las iglesias.

Los franceses se distinguen por el reportaje de los acontecimientos contemporáneos y el exotismo oriental.

Delacroix se erige en portavoz del pintor romántico: bohemio, apasionado, seguro y partidario de la mancha de color en detrimento de la rígida preceptiva del dibujo. Obras suyas son La matanza de Quíos y La libertad guiando al pueblo.

Realismo

Luego aparecen los Realistas, que reaccionan ante la excesiva idealización de unos y otros, optando por reproducir la realidad cotidiana. Pensaban que la historia no debía inspirar el arte.

Courbet: obras suyas son Los picapedreros, Las cribadoras de trigo y La salida de los bomberos corriendo. El público rechazó estos asuntos calificándolos de feos por romper con la idea de elegancia que debía presidir la temática de la vida rural o urbana. Más tarde pintó Un entierro en Ornans, que consideró el entierro del Romanticismo, y más tarde El estudio del pintor.

2. Arquitectura de los Historicismos

Los arquitectos románticos de la primera mitad del siglo XIX revivieron varios estilos históricos: neorromántico, neogótico, neorrenacimiento, neobarroco. John Ruskin y Viollet-le-Duc consiguieron divulgar las excelencias del medievalismo y orientalismo. Los ingleses resucitaron este estilo en las Casas del Parlamento, y franceses y alemanes prestigian el gótico en sus edificios religiosos, restaurando catedrales… etc. Un ejemplo francés es la Plaza de la Estrella. En España el medievalismo se regionaliza, Asturias recupera el neorrománico en la Colegiata de Covadonga, y Cataluña el neogótico en Barcelona. Estos edificios se desarrollan bajo:

  • El uso del ladrillo como material de construcción y decorativo.
  • Basado en los arcos califales de la mezquita.

Edificios de Hierro y Cristal

Los progresos siderúrgicos de la Revolución Industrial posibilitaron la utilización del hierro en la construcción, las vigas eran más ligeras, baratas… Primero se tendieron puentes y se elevaron torres como la célebre Torre Eiffel, que rasga el cielo de París. Estos avances técnicos europeos favorecieron la aparición de los rascacielos en América. Los forjadores de la escuela arquitectónica de Chicago van a ser William Le Baron Jenney y Louis Sullivan, que en sus edificios se reducen a un armazón metálico compuesto por pilares y viguetas que permite abrir grandes ventanas al exterior. Sullivan construyó los almacenes Carson, Pirie and Scott.

Modernismo

Este movimiento ornamental rompe con el pasado historicista y decora el fin de siglo con obras refinadas, que se denominó Art Nouveau en Francia y Bélgica, Liberty en Inglaterra… Su carácter definitorio fue la línea sinuosa basada en tallos vegetales, en las flexiones de los cuellos de cisne y de las colas de pavo real, y un ritmo ondulante. Fueron los arquitectos los que otorgaron careta de naturaleza al estilo.

El belga Victor Horta presenta en la Casa Tassel de Bruselas las claves de su genio: primacía de los volúmenes curvos, empleo de hierro en soportes, barandas de escalera y balcones exteriores, y la renovación del espacio interior al prescindir del pasillo. Su efecto es el de un invernadero donde fluye todo, desde las columnas a las lámparas. Proyectó también edificios públicos como la sede en Bruselas del Partido Socialista Obrero Belga, llamada Casa del Pueblo: una construcción de 5 pisos elevada sobre un solar irregular.

El catalán Gaudí está considerado como la mente más creativa de toda la arquitectura contemporánea. Fue una mezcla de intelectual, artesano medieval y bohemio modernista que formula las leyes del urbanismo al proyectar la ciudad, muebles… que la decoran. El orientalismo domina el Capricho, mientras que el neogótico está presente en el Palacio Episcopal de Astorga. Estas obras despiertan admiración por Don Eusebio Güell, empresario que fue el cliente de Gaudí para su finca de recreo, de su palacio urbano y de la Cripta Güell. En la cripta se encuentran la audacia técnica de sus arcos parabólicos y columnas inclinadas, las paredes y techos ondulados y el empleo del ladrillo. Sus fuentes de inspiración subyacen en la naturaleza: la geología, la botánica y la zoología. Construyó dos obras asombrosas para la burguesía catalana: la Casa Batlló y la Casa Milà, conocida como La Pedrera por simular un muro de cuevas. Todos estos trabajos fueron el laboratorio experimental para la Sagrada Familia, una catedral fantástica.

3. Impresionismo

El término impresionista fue utilizado en Le Charivari por Louis Leroy al comentar un paisaje de Monet titulado Impresión, sol naciente, que muestra el nacimiento del sol en los muelles de Le Havre. En realidad, Monet, Renoir, Degas y el resto no suponían ninguna amenaza social. Trataban solo de atrapar la naturaleza en el cuadro. Pero esta audacia de reproducir la apariencia, según se abre la investigación de la mirada, arruinaba el arte oficial, que no compartía ni la temática, ni el color, ni la técnica impresionista. Como método de trabajo defendían la pintura al aire libre frente al ambiente cerrado del taller, que impedía ver los cambios que sufre un mismo objeto bajo la luz del amanecer, del mediodía o la noche. El modelo sería el paisaje. Su temática es ajena al cuadro de historia oficial. En el colorido huyeron de las sombras que empleaban los académicos. La técnica fue la pincelada de toque suelto y espontáneo, a menudo aplicado con el tubo, consiguiendo una vibración de superficie pastosa que de cerca parecía que el cuadro estaba inacabado.

Claude Monet es el paisajista del grupo y el único de los maestros que mantuvo fidelidad absoluta al movimiento impresionista. Deseaba pintar lo intangible, lo impalpable. Su pasión por la atmósfera le condujo a diferentes ambientes europeos: captó la bruma gris sobre el Támesis, recorrió el Midi francés para apropiarse del sol opulento de la Provenza. Una consecuencia de esta ambición estética fue el serialismo: varias reproducciones de un mismo tema para comprobar los efectos combinantes de la luz, del color en horas y estaciones diferentes. Sus series más conocidas son las referidas a la fachada de la Catedral de Ruán y las Nenúfares.

Auguste Renoir es el retratista con mayúsculas, su interés por la figura humana constituye su mayor contribución personal al Impresionismo. Retrató varias veces a Monet y dejó un retrato del Moulin de la Galette. Poco después pintó a Madame Charpentier y sus hijos. Según confiesa:”Se produjo en mi obra una serie de ruptura, había llegado al final del Impresionismo y verifiqué que no sabía pintar ni dibuja”. Entonces recupera la línea, compone Los paraguas, que volvía a los dibujos y a la enseñanza de los museos.

Edgar Degas es el más atípico de los impresionistas, pintó al aire libre y su concepción de la pintura se basaba en el dibujo. Su inclusión en el movimiento se debe a su pincelada clara y al uso de colores puros. Quiso ser el cronista clásico de la alta burguesía. Nos informa del ambiente del hipódromo con sus refinados asistentes que acuden en coche a las competiciones hípicas y los jockeys ante las tribunas. El tema femenino le seduce y entonces se fija en la toilette: mujeres bañándose o arreglándose ante el espejo. La técnica y composición resultan instantáneas fotográficas, secuencias cinematográficas de primeros y primerísimos planos, mostrando la deuda contraída hacia la cámara en sus encuadres y enfoques.

Esculturas de Rodin

Estuvo unido sentimentalmente a los impresionistas. Reaccionó contra los modelos inmóviles que hacían los académicos. Centró su atención en la naturaleza y abandonó el acabado perfecto de la obra para dejar zonas pulidas junto con otras en bruto, por cuyos picos y grietas se quiebra la luz, creando un claroscuro pictórico. Su trabajo más ambicioso fue Las puertas del infierno. Se inspiró en el Infierno de la Divina Comedia de Dante y en el poemario Las flores del mal de Baudelaire. Emergen varios modelos que reproducirá más tarde de modo independiente como Las tres sombras del tímpano, figuras retorcidas y llameantes que van abultándose. Otras obras memorables son Los burgueses de Calais, El beso y el doble retrato psicológico de Balzac.

4. Postimpresionismo

Roger Fry popularizó el término postimpresionista para catalogar a los pintores que, por oposición, se venían relacionando con los planteamientos del Impresionismo. Tres grandes artistas emprendieron la renovación del Impresionismo: Cézanne, Gauguin y Van Gogh.

Cézanne

Alcanza la madurez pictórica a los 50 años, hasta entonces había fracasado como artista. Su concepción pictórica no descansa en la mirada, como hacían los impresionistas, sino en la vista y el cerebro. Este desarrollo mutuo de los sentidos y la reflexión en el cuadro le llevan a forjar su credo artístico. El cubismo está a la vuelta de la esquina. La simplificación de la naturaleza en líneas perpendiculares y diagonales, donde la pincelada de color tiene volumen y peso, aparece en sus Bañistas, Jugadores de cartas, bodegones y paisajes. La serie de cuadros dedicada a la montaña de Santa Victoria.

Paul Gauguin

La Dominique es una novela de aventuras que el propio pintor se encargó de divulgar: Noa Noa. Expone con los impresionistas pero se aleja del grupo, marchó a Gran Bretaña en busca del primitivismo. Abandona a los impresionistas y ya en sus primeros cuadros carga el acento en el mundo interior utilizando una técnica decorativa que recuerda los esmaltes y las vidrieras. La figura y el paisaje están contorneados con líneas negras. El tema bíblico de La visión después del sermón presenta estas características. Su obra maestra es ¿De dónde venimos? ¿Quiénes somos? ¿Adónde vamos?.

Vincent van Gogh

Es el artista del siglo XIX que mayor entusiasmo provoca en nuestra sociedad actual, fue un prodigio de potencia y fertilidad creadora. Solo logró vender un lienzo en vida. Busca consuelo en la religión y decide convertirse en evangelizador de los pobres, predicando la Biblia. Ante este nuevo infortunio intenta salir de la crisis espiritual volcándose en la pintura. Cultiva una temática social a base de tonos grises y oscuros que resume en Los comedores de patatas. En 1886 fija su residencia en París, donde deshiela su paleta y alegra la temática de sus cuadros. Conoció a los impresionistas y aprende de la pintura colorista y clara, pero reconoce que no debe afiliarse al movimiento. Sus dos últimos años alcanza la madurez del genio. Su estilo se define por la línea firme de los japoneses y el color como gran motor de la emoción. Pinta entonces Noche estrellada, Campos de trigo, Girasoles y Lirios, y culmina la serie de 43 autorretratos en los que ensayaba pigmentos y técnicas tomando como referencia su rostro cada vez más degradado.

La Arquitectura del Movimiento Moderno

La arquitectura del primer tercio del siglo XX se divide en dos grandes corrientes: Racionalismo (De Stijl y Le Corbusier) y Organicismo (Wright).

Racionalismo: Le Corbusier

El Racionalismo reduce los edificios a severos esqueletos geométricos de hierro y hormigón armado. La resistencia de estos materiales permite eliminar las paredes exteriores de sustentación y suplirlas por revestimientos de cristal, surgen así volúmenes transparentes y desornamentados. El desarrollo sistemático se inicia con la creación por Walter Gropius de la Bauhaus. Los integrantes del grupo De Stijl reconstruyen la arquitectura de su país tras el desastre de la Primera Guerra Mundial. Pero el gran divulgador del Racionalismo va a ser Le Corbusier: teórico, urbanista y arquitecto.

  • Como teórico, postula el orden armónico en la arquitectura regulada por un canon de proporciones humanas, aislándose así un clásico. Para ello elaboró el Modulor.
  • Como urbanista, concibió un plan para la ciudad contemporánea de 3 millones de habitantes. Estaría formada por hileras de rascacielos aislados que convergían hacia el centro, donde se emplazarían los órganos de poder y los comercios. Todos los inmuebles se distanciarían 500 metros entre sí por espacios verdes.
  • Como arquitecto, su máxima preocupación fue la casa, tanto la villa individual como el bloque de pisos. En ambos casos, estas”máquinas para vivi” debían elevarse sobre pilares a semejanza de los palafitos. La Villa Savoye y el edificio Unité d’Habitation son obras maestras de esta mentalidad. Más tarde, sin abandonar el rígido estatismo de la línea recta, comienza a explorar la curvatura y a presentar el cemento armado en su estado natural, tal como salía del encofrado, con su superficie rugosa sin pulimentación posterior. Dos obras muestran este cambio: Notre Dame du Haut y Sainte Marie de la Tourette.

Organicismo: Wright

Frank Lloyd Wright es el ideólogo y defensor del Organicismo.

  • Primero, el edificio ha de concebirse en armonía con el paisaje.
  • Segundo, el cliente ha de sentirse integrado entre sus paredes.

La casa individual debía responder al modo de ser de quien la vive y, en el edificio colectivo, el ser humano debe reconocerse como habitante y no como espectador. Las obras de Wright persiguen la felicidad y huyen de los aspectos medioambientales. La etapa inicial se concreta en las confortables Prairie Houses, sus unifamiliares”casas de la prader”. Suele organizar la vivienda a partir de una gran chimenea central buscando perspectivas en varias direcciones y obteniendo diferentes ambientes habitables, que consigue mediante distintas alturas. El volumen de la casa tiene forma de cruz. En 1909 su vida declina, abandona a su familia. Más tarde salió de su aislamiento diseñando la Casa de la Cascada, el más fastuoso ejemplo de arquitectura organicista. En su construcción apuró al máximo las posibilidades estructurales de los grandes voladizos de hormigón armado. Más tarde dio cima en el Museo Solomon Guggenheim, que constaba de dos partes: la sala principal de exposiciones y un edificio administrativo, ambos troncocónicos. La galería es una espiral continua en rampa que se desarrolla en torno a un gran hueco central cubierto por una cúpula sobre nervios.