Periodización y Difusión del Renacimiento
Quattrocento (Siglo XV)
Surge en Italia en torno a focos urbanos entre los que destaca Florencia. Ya en la primera mitad del siglo se producen los grandes hallazgos arquitectónicos, de la perspectiva, etc.
Cinquecento (Siglo XVI)
El Clasicismo Pleno es la época de los grandes genios (Leonardo, Miguel Ángel y Rafael) que abren nuevas direcciones en la evolución del Renacimiento. El foco principal es ahora Roma, hasta que sufre el saco o saqueo de las tropas imperiales (1527). Posteriormente surge el Manierismo, que supone la descomposición de las formas clásicas. Cada artista busca su maniera personal de representar (y transformar) la realidad.
Difusión por Europa
Las formas renacentistas comienzan a difundirse por el resto de Europa desde principios del siglo XVI. A lo largo de todo el siglo convivirá en distintos grados con el arte gótico, especialmente en arquitectura: continuarán construyéndose edificios de estilo “moderno” (como a veces se denomina al gótico) en oposición al estilo “antiguo” (o renacentista). Sin embargo, edificios estructuralmente góticos con frecuencia incorporan una decoración de inspiración clásica.
Características Generales de la Arquitectura Renacentista
La fuente de inspiración es la Antigüedad, conocida tanto a través de textos clásicos (Vitruvio, Los Diez Libros de Arquitectura), como por las abundantes ruinas romanas.
Los materiales más usados son el ladrillo, la piedra, y revestimientos de mármol.
Técnicas constructivas: se utilizan columnas y pilastras de órdenes romanos, arcos de medio punto, bóvedas, cúpulas sobre pechinas y cubiertas planas.
Las construcciones más destacadas son los templos, los palacios urbanos y las villas rurales. El edificio es un espacio racional, inteligible. Se busca un espacio interior unitario, y de ahí que:
- Las partes estén en función del todo.
- Preferencia por las plantas centralizadas (siempre que sea posible).
La armonía, la proporción, la simetría son los valores arquitectónicos capitales.
Preocupa asimismo la relación entre el edificio y su entorno: desarrollo del urbanismo.
Arquitectura del Quattrocento
El inicio de la arquitectura renacentista se relaciona con el descubrimiento del viejo tratado de Vitruvio (siglo I a.C.), y con la revalorización de los restos romanos. De ahí el predominio de columnas, pilastras y capiteles clásicos, arcos de medio punto, bóvedas de cañón, de aristas y cúpulas, con frecuencia decoradas con casetones.
La ornamentación arquitectónica también se inspira en lo clásico: guirnaldas, medallones, grutescos (elementos fantásticos vegetales, animales y humanos entrelazados).
Filippo Brunelleschi (1377-1446)
Formado en el ambiente humanístico de Florencia, fue orfebre, escultor y arquitecto. Es el verdadero iniciador de la arquitectura renacentista. Sus obras maestras son la cúpula de la Catedral de Florencia (1417, con la que idea un nuevo sistema para la construcción de grandes cúpulas), y la Iglesia de San Lorenzo (1423, en la que emplea de un modo armonioso todos los elementos clásicos), en la misma ciudad. Otras obras destacadas son el Hospital de los Inocentes (1429, en el que su logia o galería abierta plenamente clásica se abre al entorno urbano), y la Capilla Pazzi (1430), ambas en Florencia.
León Battista Alberti (1404-1472)
Es un humanista polifacético. Escribe De Re Aedificatoria, inspirada en Vitruvio, que ejercerá gran influencia. Entiende la arquitectura como una suma de elementos cuya armonía es la fuente de su belleza, como en la música. Prefiere las plantas centralizadas (especialmente circulares) a las basilicales. El interior debe caracterizarse por una penumbra interrumpida por zonas de luz blanca procedentes de vanos elevados, que ilumine imágenes y cuadros. También escribió De Pictura, y De Statua, dedicadas a las artes figurativas. Trazó numerosos proyectos, entre los que destacan la fachada de la Iglesia de San Andrés de Mantua (1470, inspirada en los arcos de triunfo romanos), las iglesias de San Francisco de Rímini (el llamado Templo Malatestiano, inacabado, 1450), y de Santa Maria Novella de Florencia (1458).
Arquitectura del Cinquecento
En el siglo XVI la arquitectura continúa inspirándose en los modelos clásicos, y mantiene la preocupación por la armonía. Pero lo fundamental no es ya la decoración, sino los propios volúmenes de la edificación, el efecto de conjunto.
Donato Bramante (1444-1514)
Nacido en Urbino, fue pintor y arquitecto. Trabajó sobre todo en Milán, donde sus obras presentan la característica riqueza ornamental del Quattrocento. Pero en 1499, los franceses ocupan esta ciudad, y Bramante, ya mayor, se refugia en la Roma papal. Allí sus edificios serán más sobrios y monumentales. El cambio se advierte ya en el pequeño San Pietro in Montorio (1502, de planta circular y proporcionada cúpula sobre tambor). De esta época son los patios de San Dámaso y de Belvedere en el Vaticano, el segundo con una colosal exedra al modo romano. Pero su proyecto más ambicioso fue el de la nueva Basílica de San Pedro, encargo que le realiza el Papa Julio II, para sustituir a la vieja basílica que cobijaba la tumba de San Pedro en la colina vaticana desde el siglo IV.
Miguel Ángel Buonarroti (1475-1564)
Es el prototipo del artista renacentista. Aunque se consideró ante todo escultor, su importancia en la arquitectura es capital. En Roma intervino en numerosas obras, entre las que destaca la reforma de la Plaza del Capitolio (1547), en la que emplea un orden gigante en las fachadas de los palacios que la delimitan. Pero su obra cumbre es la continuación de la Basílica de San Pedro (1547-1564), a la que le da sus características definitivas con la construcción de la enorme cúpula.
Vignola (1507-1573)
Giacomo Barozzi, más conocido como Vignola, fue primero pintor, trabajando en Francia. Pronto se centró en la arquitectura, y construyó numerosos palacios. En el campo religioso abordó la transformación de la planta central, buscando una direccionalidad a través de formas elípticas. Estuvo al frente de las obras de San Pedro, siguiendo fielmente los proyectos de Miguel Ángel. Su obra más importante es la iglesia principal de los jesuitas en Roma, Il Gesù, concluido por Giacomo della Porta. Este templo tendrá un éxito enorme y se reproducirá por todo el mundo católico durante varios siglos.
Andrea Palladio (1508-1580)
Es el arquitecto que mejor desarrolla estos planteamientos, en el entorno de su natal Vicenza. Arquitecto de fama, revisa algunos de los presupuestos teóricos de sus antecesores en busca de una mayor sencillez clásica. Algunas de sus obras son la Iglesia del Redentor de Venecia, y la Basílica y el Teatro Olímpico de Vicenza. Sus villas combinan mediante galerías, al modo romano, elegantes zonas residenciales con pabellones dedicados a las labores agrícolas. Algunas todavía hoy cumplen su función. Su obra más destacada es Villa Capra, también llamada La Rotonda, en Vicenza, que posee la excepcionalidad de ser exclusivamente una morada placentera, sin zonas agrícolas.
La Escultura y su Evolución
Características Generales
La escultura renacentista se inspira directamente en las obras romanas conservadas, cada vez más abundantes por su continua búsqueda entre antiguas ruinas. De este modo se descubre también la escultura griega, por las abundantes copias encargadas por los romanos.
Como consecuencia, se recupera la idea clásica de la belleza humana como orden, proporción, armonía, etc. El resultado será el intento de representación de hombres y mujeres perfectos, ideales, pero para ello es necesario conocer anatómicamente la composición del ser humano. Los relieves continúan siendo importantes, pero en ellos es preciso representar el espacio de forma veraz. Para ello se utilizará la perspectiva lineal, al igual que en la pintura.
Siguen siendo predominantes los temas religiosos, aunque ahora acordes con la nueva sensibilidad humanista y religiosa.
Les siguen los temas mitológicos, consecuencia de la admiración por todo lo antiguo. No se cree en los dioses y asuntos representados, pero se les considera portadores de verdades morales y alegóricas.
Los retratos son cada vez más frecuentes, y se relacionan con la importancia que se da a la reputación, la fama de los personajes importantes. Una variante importante son los retratos fúnebres; algunos de los sepulcros que se levantan en las iglesias alcanzarán dimensiones monumentales y unirán la arquitectura y la escultura.
Escultura del Quattrocento
Se suele situar el inicio de la escultura renacentista en el concurso convocado por la ciudad de Florencia en 1401 para realizar las segundas puertas en bronce del Baptisterio de la Catedral. Los participantes (entre los que se encuentran algunos de los principales artistas del momento como Brunelleschi) deben realizar una plancha en cuadrilóbulo con el Sacrificio de Isaac (Abraham se dispone a sacrificar a su hijo por mandato de Yahvé).
Lorenzo Ghiberti (1378-1455)
El vencedor fue Lorenzo Ghiberti con una obra en la que anuncia el nuevo arte en las vestiduras a la antigua, en la decoración del altar, en la anatomía de Isaac. Falta todavía una aplicación consciente de la perspectiva, que sí que estará presente en las terceras puertas del Baptisterio (llamadas Puertas del Paraíso), realizadas por Ghiberti a partir de 1425.
Donatello (1386-1466)
Florentino, es el principal escultor del Quattrocento: trabaja todos los materiales, todos los temas y todos los registros (ternura, belleza, vejez). De su etapa de juventud destacan San Juan Evangelista (verdadero precedente del Moisés de Miguel Ángel) y su San Jorge. Ambos representan el esfuerzo por recuperar la relación de la estatua con el espacio circundante, característica de la Antigüedad. La liberación definitiva del marco se obtendrá con el David (bronce, 1440), su obra maestra en la que recupera el desnudo exento clásico. En sus cantorías de las catedrales de Prato y Florencia introducirá a los putti, amorcillos o niños que juegan con gran dinamismo entre columnas decoradas con mosaicos. En su estancia en Padua (1443-1453) realizará el primer retrato ecuestre desde la época romana, el Condotiero Gattamelata. A su regreso a Florencia, ya anciano, sus obras se caracterizarán ante todo por su furia expresionista. Destaca su escultura en madera de la Magdalena Penitente, en la que la santa aparece consumida por las penitencias y cubierta de pieles.
Escultura del Cinquecento
Miguel Ángel Buonarroti (1475-1564)
Siempre se consideró ante todo escultor. Representa la culminación de la escultura florentina y el inicio de la gran estatuaria europea del siglo XVI. Genio, en busca de la belleza, expresa sus dramáticos sentimientos internos mediante el cuerpo humano, expresión de ideas y valores morales. Sus profundos conocimientos anatómicos le permiten representarlo fielmente, con todo detalle. Su vida oscila entre su Florencia nativa y la Roma papal. Sus primeras obras están en la órbita de Donatello, como el relieve de la Virgen de la Escalera (1492) y culminan en la Piedad del Vaticano (en la que une al modo renacentista dolor y belleza). Su David de más de 4 metros es ya una obra genial, con la que se supera el clasicismo y se anuncia la futura evolución del arte. Es un encargo para decorar los contrafuertes de la Catedral de Florencia, pero su éxito obliga a situarlo en un lugar más céntrico de la ciudad.
En 1505 comienza su gran obra inacabada, el Mausoleo del Papa Julio II. Concebida como un gran monumento exento, su realización sufrirá numerosos parones y reducciones motivados por los propios encargos del Papa y por su fallecimiento en 1513. Solo se concluirá en 1545. De este prolongado esfuerzo nos queda el Moisés y los inacabados Esclavos, prisioneros de los bloques que los contienen.
En 1520 recibe el encargo de la Capilla funeraria de los Médicis, en Florencia. Aunque no se completará el proyecto inicial, que integraba arquitectura, escultura y pintura, realiza las figuras sedentes de Giuliano y Lorenzo Médicis, y las sobrecogedoras alegorías recostadas del Día y la Noche, el Crepúsculo y la Aurora.
En su vejez vuelve con frecuencia al tema de la Piedad, la Virgen que sostiene el cuerpo muerto de su Hijo. En ellas se aprecia la evolución hacia unas formas cada vez más fusionadas entre sí. Son la Piedad de la Catedral de Florencia (con un posible autorretrato en la figura de Nicodemo), la Piedad de Palestrina, en Florencia, y la última de sus obras, la Piedad Rondanini de Milán.
La Pintura Renacentista
Características Generales
Cuando se inicia el Renacimiento no se conocen pinturas de tiempos de los romanos (solo un siglo después se descubrirán las de la Domus Aurea de Nerón, en Roma). Por ello los pintores, a diferencia de los arquitectos y los escultores, carecen de modelos en que inspirarse. Por ello sus fuentes de inspiración serán la naturaleza, y los maestros del Trecento, como Giotto. Continuando los esfuerzos de aquellos pintores, se quiere representar sobre las dos dimensiones del muro o del cuadro un espacio real, de tres dimensiones. En primer lugar, personas, animales y cosas deben poseer volumen, profundidad. Para lograrlo se utiliza el modelado (se sombrean las zonas más distantes del objeto), y los escorzos (se sitúan algunos objetos perpendiculares al plano pintado, para sugerir la profundidad).
Pero estos recursos conducen a la indagación sobre la luz. Pero la gran conquista es la de la perspectiva lineal. La pintura se ha planteado desde antiguo el modo de ordenar figuras y objetos sobre la superficie. En este sentido podemos distinguir entre:
- Perspectiva jerárquica: Es el sistema tradicional, característico del Románico y el Gótico. Las figuras se ordenan en tamaño en función de su importancia, independientemente de su posición.
- Perspectiva caballera: Se pinta desde un punto de vista elevado, por lo que las líneas de fuga tienden a ser paralelas entre sí. Los pintores achican el tamaño de las figuras de forma intuitiva. Comenzó a utilizarse por parte de los pintores italianos del Trecento, y los flamencos del s. XV.
- Perspectiva lineal o geométrica: Es la gran aportación del Quattrocento. Se basa en el concepto de pirámide visual de Brunelleschi, desarrollado por Alberti. En un cuadro, todos los puntos de las figuras, objetos y escenarios convergen hacia el punto de fuga, coincidente con la mirada del espectador.
- Perspectiva aérea: Objetos y figuras parece que están situadas en la lejanía porque tienen menos nitidez. Con ello se obtiene una sensación muy realista de distancia.
Por último, predominan los temas (religiosos, mitológicos, retratos), también los que representan escenas de la vida corriente (costumbrismo), paisajes.
Pintura del Quattrocento
Los artistas del siglo XV tienen como preocupación básica la de dotar de volumen a sus figuras, que ocupen un espacio determinado en un escenario real. El modelado y la perspectiva, y en menor medida la luz, son sus principales logros. En cambio, su interés por la representación del detalle es muy inferior a la de su contemporánea, la pintura flamenca.
Masaccio (1401-1428)
Es el verdadero iniciador del nuevo estilo. Dota de gran plasticidad a sus figuras, y las sitúa en escenarios convincentes. En el fresco de la Trinidad de Santa Maria Novella de Florencia logra representar la profundidad de un modo plenamente convincente gracias a la aplicación de la perspectiva lineal. Destacan también los frescos de la Capilla Brancacci, en Florencia, que representan escenas de la vida de San Pedro.
Giovanni Bellini (c. 1430-1516)
Pertenece a la escuela veneciana, más vitalista, alegre y luminosa; destacan sus reuniones ya sean sagradas o profanas, como el Retablo de San Giobbe. Realiza también obras muy intelectualizadas como la Alegoría Sagrada, de difícil interpretación.
Sandro Botticelli (1445-1510)
Es el más joven de los grandes pintores del Quattrocento. Se caracteriza por su perfecto dibujo que crea formas elegantes y sinuosas. Le atraen especialmente los temas literarios, acordes con las ideas neoplatónicas de la época, ya sean mitológicos (El Nacimiento de Venus, Alegoría de la Primavera) o modernos (Nastagio degli Onesti, inspiradas en el Decamerón de Boccaccio). Son obras con gran riqueza de significado, porque al asunto concreto que se pinta se le sumaba una interpretación filosófica al alcance de pocos. Es también un exquisito pintor religioso (Tondo de la Virgen del Magnificat).
Pintura del Cinquecento: Los Grandes Genios
Leonardo da Vinci (1452-1519)
Es el auténtico prototipo de hombre universal del Renacimiento: teórico, ingeniero, arquitecto, inventor, escultor y pintor. Formado en el taller florentino de Verrocchio, sus primeras obras continúan la tradición cuatrocentista, aunque se interesa en el estudio anatómico del cuerpo humano en sus más diversas actitudes, de forma individual y formando grupos. De esta época destaca su Anunciación de Florencia.
Miguel Ángel (1475-1564)
Como pintor concede gran importancia al dibujo anatómico y al volumen, a lo que se supedita el color, el claroscuro y el paisaje. Se centra en la representación del hombre, pero no el “ondulante y diverso” de la realidad, sino otro gigante, de gesto sombrío y actitudes bruscas y atormentadas.
Solo se conserva una obra de caballete, el llamado Tondo Doni de los Uffizi, una obra de juventud que representa a la Sagrada Familia (1503), pero en la que ya están presentes algunos elementos como los ignudi que reaparecerán en sus grandes obras posteriores.
En 1508, cuando se ocupa de la tumba del Papa Julio II, este decide encargarle la decoración de la bóveda de la Capilla Sixtina del Vaticano, construida por el Papa Sixto IV en el siglo XV. En ella se había realizado un cuidado programa iconográfico a cargo de los principales pintores cuatrocentistas, con dieciséis grandes paneles en los que se confrontaba la vida de Moisés (Antiguo Testamento) con la de Cristo (Nuevo Testamento). En la bóveda de lunetos solo se había pintado un cielo estrellado, y será la superficie en la que intervenga Miguel Ángel. El proyecto inicial pronto variará y alcanzará proporciones gigantescas: grandes escenas que recogen los principales acontecimientos del Génesis, desde la Creación del mundo al Diluvio Universal; las grandes figuras de los ignudi; los mayores de los grandes profetas a los que se les unen (de forma típicamente renacentista) las sibilas o adivinas de la Antigüedad pagana; los antepasados humanos de Cristo en los lunetos… El resultado fue una obra que impresionó de forma extraordinaria a sus contemporáneos y que fue fuente de inspiración para los pintores de la época y posteriores.
Casi 30 años después, el Papa Paulo III le encargará sustituir las pinturas del testero (incluyendo las del propio Miguel Ángel) con su espléndido Juicio Final (1537). La obra complementa y contrasta vivamente con la bóveda.
Rafael Sanzio (1483-1520)
Nacido en Urbino, desde muy joven demuestra no sólo sus grandes aptitudes, incorporará a su estilo el característico claroscuro de Leonardo, y el gusto por la monumentalidad de las figuras de Miguel Ángel.
El Greco (Manierismo Tardío)
Doménikos Theotokópoulos, El Greco (1541-1614)
Es uno de los pintores más importantes del Manierismo. Nacido en Creta, sus viajes lo llevarán en 1567 a Venecia, en 1570 a Roma y en 1577 a Toledo, donde residirá hasta su muerte. A su inicial formación bizantina deberá algunos aspectos de su estilo: rigidez, hieratismo y frontalismo. De Venecia toma el colorido y la luz. Respecto a su etapa romana la influencia de Miguel Ángel es palpable, sobre todo en su primera época, en el poderoso dibujo y la grandiosidad de muchas de sus figuras.
Viene a España y se establece en Toledo. Atraído por las posibilidades de trabajo que ofrecía la construcción de El Escorial realiza su San Mauricio y la Legión Tebana, que no será del agrado del monarca. Permanecerá en Toledo el resto de su vida, y allí realizará la parte principal de su obra: El Expolio, El Entierro del Conde de Orgaz, ambos en Toledo. Tendrá un gran éxito y, por tanto numerosos contratos, por lo que necesita un gran taller con varios colaboradores. Progresivamente sus características manieristas se extreman con un típico alargamiento de sus figuras, con la renuncia a la profundidad, y con la evolución de su paleta, desde un colorido ricamente veneciano hasta el mucho más frío de sus últimas producciones.