La Fundación (1974) fue la última obra de Buero Vallejo estrenada durante el régimen de Franco. Conposterioridad se ha escenificado en diversos países europeos, obteniendo numerosos premios. En la obra haybastantes elementos autobiográficos, dado que Buero militó durante un tiempo al acabar la Guerra Civil en elPartido Comunista, estuvo encarcelado desde 1939 a 1946, e incluso condenado a muerte.La Fundación está considerada una de las grandes creaciones de Buero. La obra se presenta como unafábula en dos partes y, como si de una fábula se tratara, presenta al espectador el eterno problema de la realidady la ficción, ficción producida por el rechazo del mundo, en este caso a través del trastorno mental. Elenfrentamiento entre realidad y ficción y la reducción paulatina de esta en beneficio de la verdad, es la clave formal bajo la que se desarrolla este drama.Técnicas y recurs dram.
Las ACOTACIONES resultan un elemento clave en el teatro de Buero pues las suyas son obras destinadas a la puesta en escena más que a la lectura. Las acotaciones más extensas se encuentran al inicio de cada una de las dos partes de La Fundación. La primera, que abarca más de dos páginas, describe meticulosamente el escenario irreal de la Fundación. Mientras que las de la segunda parte, especialmente en las del segundo cuadro, se describe nítidamente el escenario de la cárcel.
La fundación de la 1a parte se describe como una «vivienda funcional», dominada por un ventanal desde el que se contempla un «maravilloso paisaje». En la segunda parte desaparecen los elementos asociados al lujo y al confort . En la acotación del segundo cuadro desaparece el ventanal y todo el mobiliario. La música, ya que la obra comienza y acaba con Guillermo Tell de Rossini.
La pintura, que tiene como finalidad sugerir al espectador que algo raro está sucediendo, al producirse hechos inexplicables, incongruentes , que van marcando el proceso de «recuperación». La luz, irisada al principio y nítida, hasta llegar a resultar cruda, cuando se descubre la realidad de la cárcel. Tomás es en la primera acotación «un mozo de unos veinticinco años, de alegre semblante, que usa pantalón oscuro y camisa gris» . Movimientos, gestos y tono de voz de los actores, en acotaciones, muy breves, intercaladas en medio de los diálogos.
El llamado EFECTO DE INMERSIÓN consiste en identificar al espectador con el punto de vista del protagonista loco, a pesar de que no lo sepamos hasta muy avanzada la obra. Podríamos decir que el espectador es «engañado» por el autor que lo hace participar de la enajenación del protagonista, ya que el público ve lo que ve Tomás, y sólo descubre la realidad a medida que éste la descubre. Esto lleva al espectador a preguntarse si como Tomás, o como él mismo hace unos instantes, no estará viviendo en un error, en una «fundación», tras la que se ocultan otras realidades. El efecto de inmersión apunta, pues, hacia el mundo como algo engañoso, y por medio de esta técnica dramática Buero denuncia lo equívoco de nuestra sociedad y busca la comprensión hacia el delator al que el público llegará a entender y perdonar.
Ahora bien, cuando la obra concluye vuelve a surgir toda la decoración de la idílica Fundación y la música de Rossini. Este final, como en otras obras de Buero, indica una apertura y una esperanza . Cuando el espectador sale del teatro sabe que todo está dispuesto para que la tragedia vuelva a empezar. En su mano está escoger si sigue en la «Fundación» o lucha contra ella en busca de la verdad.
La fundación de la 1a parte se describe como una «vivienda funcional», dominada por un ventanal desde el que se contempla un «maravilloso paisaje». En la segunda parte desaparecen los elementos asociados al lujo y al confort . En la acotación del segundo cuadro desaparece el ventanal y todo el mobiliario. La música, ya que la obra comienza y acaba con Guillermo Tell de Rossini.
La pintura, que tiene como finalidad sugerir al espectador que algo raro está sucediendo, al producirse hechos inexplicables, incongruentes , que van marcando el proceso de «recuperación». La luz, irisada al principio y nítida, hasta llegar a resultar cruda, cuando se descubre la realidad de la cárcel. Tomás es en la primera acotación «un mozo de unos veinticinco años, de alegre semblante, que usa pantalón oscuro y camisa gris» . Movimientos, gestos y tono de voz de los actores, en acotaciones, muy breves, intercaladas en medio de los diálogos.
El llamado EFECTO DE INMERSIÓN consiste en identificar al espectador con el punto de vista del protagonista loco, a pesar de que no lo sepamos hasta muy avanzada la obra. Podríamos decir que el espectador es «engañado» por el autor que lo hace participar de la enajenación del protagonista, ya que el público ve lo que ve Tomás, y sólo descubre la realidad a medida que éste la descubre. Esto lleva al espectador a preguntarse si como Tomás, o como él mismo hace unos instantes, no estará viviendo en un error, en una «fundación», tras la que se ocultan otras realidades. El efecto de inmersión apunta, pues, hacia el mundo como algo engañoso, y por medio de esta técnica dramática Buero denuncia lo equívoco de nuestra sociedad y busca la comprensión hacia el delator al que el público llegará a entender y perdonar.
Ahora bien, cuando la obra concluye vuelve a surgir toda la decoración de la idílica Fundación y la música de Rossini. Este final, como en otras obras de Buero, indica una apertura y una esperanza . Cuando el espectador sale del teatro sabe que todo está dispuesto para que la tragedia vuelva a empezar. En su mano está escoger si sigue en la «Fundación» o lucha contra ella en busca de la verdad.
L,t y Acc
No se precisa en qué país ni época histórica se desarrolla la acción por dos razones. Como denuncia Asel en la segunda parte de la obra, la falta de libertad, la pena de muerte o la tortura son males universales. Podríamos decir que el escenario está situado en la mente de Tomás o al menos que lo vemos a través de sus ojos, y es un elemento de importancia trascendental en el desarrollo de la historia, ya que el proceso mental que se produce en el personaje al ir acercándose a la realidad se refleja en la transformación paulatina del escenario. En la obra no hay indicaciones temporales muy precisas, pero los cuatro «cuadros» en que se divide transcurren sin saltos cronológicos internos, en pocos días.
En la primera parte, el primer cuadro tiene lugar una mañana poco antes de comer. El cuadro segundo transcurre esa misma tarde. En la segunda parte, el tercer cuadro se desarrolla tres días después, cuando los presos acaban de cenar. En el último cuadro han pasado pocos días, quizá uno sólo.
Toda la obra comprende, pues, cuatro días o poco más, tiempo mínimo imprescindible para poder explicar el proceso mental que experimenta Tomás. Este es el tiempo de la acción dramática, pero la historia abarca un tiempo más amplio. La historia es suministrada al espectador con la misma lentitud con que la conoce el protagonista, a medida que éste va pasando de la ficción a la realidad, y se complica rápidamente al final al desvelarse los proyectos de fuga y la nueva existencia de un delator que se resuelve fatalmente. En general, la acción no incluye muchas peripecias, al menos hasta el final, ya que se trata principalmente de un drama de situación.
Durante toda la primera parte y casi todo el primer cuadro de la segunda, la acción se centra en el progresivo desmoronamiento del mundo inventado por Tomás y su sustitución por el real. Así, en la segunda parte el centro de atención se desdobla y la tensión dramática se concentra en el último cuadro. Estos dos ejes de acción se entrecruzan y se yuxtaponen, y es Asel el desencadenante de ambas.
En la primera parte, el primer cuadro tiene lugar una mañana poco antes de comer. El cuadro segundo transcurre esa misma tarde. En la segunda parte, el tercer cuadro se desarrolla tres días después, cuando los presos acaban de cenar. En el último cuadro han pasado pocos días, quizá uno sólo.
Toda la obra comprende, pues, cuatro días o poco más, tiempo mínimo imprescindible para poder explicar el proceso mental que experimenta Tomás. Este es el tiempo de la acción dramática, pero la historia abarca un tiempo más amplio. La historia es suministrada al espectador con la misma lentitud con que la conoce el protagonista, a medida que éste va pasando de la ficción a la realidad, y se complica rápidamente al final al desvelarse los proyectos de fuga y la nueva existencia de un delator que se resuelve fatalmente. En general, la acción no incluye muchas peripecias, al menos hasta el final, ya que se trata principalmente de un drama de situación.
Durante toda la primera parte y casi todo el primer cuadro de la segunda, la acción se centra en el progresivo desmoronamiento del mundo inventado por Tomás y su sustitución por el real. Así, en la segunda parte el centro de atención se desdobla y la tensión dramática se concentra en el último cuadro. Estos dos ejes de acción se entrecruzan y se yuxtaponen, y es Asel el desencadenante de ambas.