Educación y Sociedad: Consenso, Conflicto, Hegemonía y Resistencia en el Aula

El Rol de la Escuela en la Reproducción de la Desigualdad Social

El espacio escolar, ¿garantiza realmente la igualdad de oportunidades? De esta manera, aunque hubiera heterogeneidad en los puntos de partida de los alumnos, ¿es posible lograr la homogeneidad en la llegada? Si bien se reconoce la existencia de una sociedad estratificada, se considera necesaria esta organización, ya que expresa la división del trabajo propia de las sociedades cada vez más complejas y, a la vez, responde a las diferencias de aptitudes y capacidades naturales entre las personas. Desde esta perspectiva, el sistema educativo es el instrumento a través del cual se lograría la movilidad social ascendente, es decir, la posibilidad de modificar -a través de la educación- el lugar de las personas en la sociedad. La planificación educativa enfatizó la producción de recursos humanos calificados con la difusión de la teoría del capital humano.

Sin embargo, surge una mirada crítica que cuestiona este planteamiento. La contribución central de la escuela no es la difusión de conocimientos escolares utilizables en el trabajo, sino la incorporación de rasgos de personalidad que facilitan la integración de los sujetos al mundo laboral capitalista. Estos economistas son parte de la corriente crítico-reproductivista, surgida a principios de los setenta en Europa y Estados Unidos, la cual denuncia que el sistema educativo en el capitalismo, lejos de ser un mecanismo igualador, reproduce las desigualdades económicas y sociales existentes en la sociedad. Los trabajos de los representantes de la corriente crítico-reproductivista en educación muestran cómo las escuelas no son instituciones neutrales, o políticamente inocentes. Demostraron cómo la escuela, bajo un manto de neutralidad, colaboraba con el mantenimiento del orden social capitalista, profundamente desigual e injusto.

La Educación desde la Teoría del Consenso: Análisis del Film El Odio

La teoría del consenso sostiene una visión del Estado como representante de la voluntad general, que preserva la vida y propiedad de la población y garantiza la igualdad de derechos para todos. Una visión de la sociedad actual como moderna, industrial, racional y democrática. La escuela aquí se presenta como una institución democrática y democratizadora, abierta a todos y que garantiza la igualdad de oportunidades educativas.

Haciendo una lectura del film El Odio, esta teoría garantizaría igualdad de oportunidades. Los personajes de diferente origen étnico, árabes, judíos y negros, quienes conviven en un gueto muy desfavorecido junto a las clases obreras y grupos damnificados, tendrían una evaluación neutral en la sociedad a la hora de asignar puestos de trabajo, y estas dependerían de su mérito individual, sus capacidades y aptitudes demostradas por cada uno en su recorrido escolar.

Los personajes de la película tienen formas de pensar diferentes. Mientras que Hubert, un joven negro procedente de una familia marginal, sabe tener tolerancia con los demás y reniega de la violencia, pensando que quienes van a prisión no son héroes ni nada parecido, sino gente que ha escogido el camino equivocado, no se siente orgulloso de que su hermano permanezca preso. Otro caso es el de Vinz, un judío que piensa que todo el mundo está en su contra, y sobre todo, que se tiene que actuar de una manera violenta para equilibrar las cosas, que no se pueden solucionar las cosas de una mejor forma.

La teoría del consenso atribuiría las causas del fracaso escolar, las situaciones y actitudes violentas, y los valores distorsionados de los personajes a la falta de responsabilidad del individuo, de su familia o del grupo cultural de referencia, sin considerar el sistema educativo y el orden social y económico como causales.

La Educación desde la Teoría del Conflicto: Una Mirada a El Odio

La educación es la palabra clave. Las actitudes y comportamientos de los personajes se centran en su ausencia y repercuten en la sociedad. Estos tres amigos expresan odio, boicotean sus vidas probando drogas, destruyendo su autoestima y todo a su alrededor. Visitan lugares donde creen que van a estar a gusto, pero no es así; siempre hay distorsión y humillación.

Los adolescentes de la película ensayan formas de defenderse de un mundo hostil y optan por la destrucción, por el abandono de sus valores socialmente consensuados, y se encierran en un mundo mediocre, sin acceso ni posibilidad de cambio positivo. Sin reflexión.

Con respecto a la marginalidad, los actores no se sienten incluidos en la sociedad francesa y se automarginan con enfrentamientos, agresión y violencia hacia el sistema.

La policía actúa con corrupción y hace mal uso del poder, obligándolos a tomar la decisión ignara de igualar las injusticias matando a un policía.

En conclusión, están disconformes y pretenden solucionar los conflictos a su manera.

Hegemonía, Contrahegemonía, Reproducción y Resistencia en la Práctica Docente

Se incorpora el concepto de hegemonía para analizar las funciones de las instituciones culturales en la sociedad. La escuela es un importante aparato de hegemonía que realiza, en forma variable según las coyunturas sociohistóricas, una tarea cultural y moral de construcción del consenso de la población, ajustando conflictivamente el discurso de las prácticas a los requerimientos del sistema económico, político y cultural.

La hegemonía se vincula también a una dimensión subjetiva. Desde esta dimensión, la hegemonía es un proceso social total que incluye y supera los conceptos de ideología y cultura. Implica un conjunto de prácticas, significados y valores en relación con la totalidad de la vida, que se experimentan y confirman en la práctica. Satura las conciencias y configura el límite de lo posible para la mayoría de las personas.

Entender la escuela como aparato de hegemonía implica pensar a la escuela como una institución atravesada por relaciones de poder y con la capacidad de legitimación de determinados modos de pensar, sentir, conocer y hacer. Así, se complejiza la noción de aparato ideológico sostenido por Althusser y los crítico-reproductivistas. Adquiere un valor central la presencia de la contrahegemonía, es decir, la posibilidad de la disputa de las representaciones dominantes del mundo que se transmiten, de las prácticas que se promueven, de los saberes que se plantean como legítimos. Disputa que abre el espacio para la construcción de alternativas. Los sujetos aparecen activos, adhiriendo a un proyecto, no ya como seres pasivos a quienes se les impone la ideología dominante.

En este sentido, esta institución y sus prácticas no están mecánicamente determinadas por la estructura económica, sino que el proceso de determinación es contradictorio; existe lucha por la hegemonía, pero es claro que hay una relación desigual entre quienes buscan disputarla. Esta posición permite que los educadores, reconociendo los límites y los condicionamientos objetivos de su práctica, puedan construir espacios de intervención creadora, de oposición a lo dominante.