Dualismos Platónicos
En el texto de Platón, “República”, Libro VIII, se hace referencia a los dualismos ontológico, epistemológico y antropológico.
Dualismo Ontológico
El dualismo ontológico divide el mundo en dos: el mundo eidético o inteligible y el mundo sensible o físico. El mundo eidético es el mundo verdadero, objetivo, claro, universal, real e inmutable, basado en las ideas. El mundo sensible es el mundo de lo particular, subjetivo, confuso, relativo y mudable, basado en las cosas.
Dualismo Epistemológico
El dualismo epistemológico establece una comparación entre la dimensión ontológica y la epistemológica. El conocimiento verdadero y objetivo se consigue al salir de la caverna (mundo sensible) y ascender al mundo inteligible. El conocimiento subjetivo y confuso se encuentra en el interior de la caverna.
Dualismo Antropológico
El dualismo antropológico divide al ser humano en cuerpo y alma. El cuerpo es creado y mortal, relacionado con el mundo sensible. El alma es inmortal y eterna, relacionada con el mundo eidético. Platón establece una división del alma en tres partes: irascible, apetitiva y racional.
Intelectualismo Ético
Platón propone el intelectualismo ético, que identifica el conocimiento con la virtud. A cada parte del alma le corresponde una virtud: fortaleza y valor al alma irascible, templanza o moderación al alma apetitiva y prudencia al alma racional.
Virtudes Éticas y Virtudes Dianoéticas
Las virtudes éticas tratan sobre el carácter, los hábitos, las pasiones y los deseos del individuo. Las virtudes dianoéticas son las virtudes del alma racional, centradas en la racionalidad práctica. La prudencia y la sabiduría son las principales virtudes dianoéticas.
Influencia de Platón
El pensamiento de Platón ha tenido una gran influencia en la filosofía occidental, especialmente a través de sus dualismos ontológico, epistemológico y antropológico. Su discípulo más destacado fue Aristóteles, quien heredó su concepción del conocimiento científico pero tomó importantes distancias respecto de su maestro.