Inicios en Sevilla (1599-1622)
Diego Velázquez es el mejor representante de la pintura barroca española. Nació en Sevilla en 1599. Descendía de portugueses (los Silva, por la rama paterna) y sevillanos (los Velázquez, por la rama materna), tal vez hidalgos, pero sin mucha significación social ni económica. Nada sabemos de su infancia. A la edad de 11 años, y por estar bien dotado para la pintura, entró en el taller de Francisco Pacheco. En el año 1617 se examinó ante el gremio de pintores de la ciudad de Sevilla y quedó inscrito como uno de ellos. A partir de ese momento pudo tener taller y aprendices propios y recibir encargos.
En esta etapa sevillana, Velázquez utiliza una pincelada densa y una paleta de colores terrosos. Su dibujo es muy preciso y detallista. Recurre a la técnica del tenebrismo para acentuar, mediante una luz intensa, los volúmenes. Realiza cuadros de género, bodegones y composiciones religiosas.
Títulos destacados de esta primera época son:
- El aguador de Sevilla
- Cristo en casa de Marta y María
- Vieja friendo huevos
- La adoración de los Reyes Magos
Primeros años en la Corte (1623-1629)
En el año 1621 murió Felipe III y accedió al trono Felipe IV. Para Velázquez, la máxima aspiración era convertirse en pintor del rey. Para ello realizó, sin éxito, un primer viaje a Madrid. Sin embargo, en su segundo viaje a Madrid (1623), bajo la protección del Conde-Duque de Olivares, consiguió retratar al rey y fue nombrado pintor de cámara. A partir de ese momento se instaló definitivamente en Madrid. Siempre contó con el apoyo, la amistad y el afecto de Felipe IV, su único cliente.
Su presencia en la corte le permitió conocer las colecciones reales de pintura, de una riqueza excepcional, sobre todo la obra de los maestros venecianos que influirán en su evolución personal como artista. El incendio que en el año 1734 se declaró en el Alcázar hizo que se perdieran las obras velazqueñas de sus primeros años madrileños. También enriqueció su experiencia personal y artística la visita de Rubens a España.
Primer viaje a Italia (1629-1630)
En 1629 realizó su primer viaje a Italia, donde copió a Miguel Ángel, Rafael y trabó contacto con jóvenes e importantes pintores. El conocimiento de los pintores venecianos tendrá una gran influencia en su obra. Dos pinturas espléndidas pertenecen a este momento:
- La fragua de Vulcano
- La túnica de José
Consolidación y madurez (1630-1648)
De 1630 a 1640 se desarrolló su actividad más fecunda. Realizó retratos de la familia real y de los bufones de la corte y participó en la decoración del Salón de Reinos, en el recién construido Palacio del Buen Retiro. Se consolidó su ascenso social y su enriquecimiento económico.
Segundo viaje a Italia (1648-1651)
En el año 1648 realizó su segundo viaje a Italia con objeto de adquirir obras de arte para las colecciones reales y para la contratación de decoradores al fresco. Pintó entonces el magnífico retrato de Inocencio X y de su criado Juan de Pareja. También los dos paisajes de la Villa de Médicis. En este momento era ya un gran maestro y hombre de confianza del rey. A pesar de que se le reclamaba en España, prolongó su estancia en Italia durante dos años.
Últimos años y legado (1651-1660)
En el año 1651 regresó a Madrid y el rey le nombró aposentador mayor, cargo de suma responsabilidad que limitó el tiempo que podía dedicar a su actividad artística, por lo que en los últimos años redujo su producción. A pesar de ello, realizó sus dos obras maestras: Las Meninas y Las Hilanderas, así como algunos retratos espléndidos, como los de los infantes. En 1659 fue nombrado caballero de Santiago, culminación de su ascenso social. Tras una enfermedad dolorosa, tal vez a causa de una epidemia, falleció en 1660.
El Estilo y la Temática en la Obra de Velázquez
Velázquez es, sin duda, uno de los pintores más extraordinarios de la historia del arte. Su obra se inició dentro del naturalismo tenebrista. Las pinturas de su primera época están dotadas de un realismo extraordinario, sobre todo en la captación de las calidades de los objetos, como podemos admirar en El aguador o Vieja friendo huevos. Su pincelada era compacta y en su paleta dominaban los tonos ocres. La luz creaba poderosos contrastes y dotaba a las figuras de una apariencia casi escultórica.
Pero poco a poco su concepto de la pintura fue evolucionando hasta llegar a un magistral dominio de la perspectiva aérea en obras donde la atmósfera parece palparse. Su paleta se enriqueció cromáticamente y su pincelada fue cada vez más suelta y libre.
Sus temas estuvieron condicionados, sobre todo, por su situación dentro de la corte de Felipe IV como pintor de cámara, por lo que los retratos de la familia real, así como de los bufones de la corte, constituyeron una parte importantísima de su producción. Sus dotes como retratista son excepcionales, sabiendo captar de forma extraordinaria la personalidad y la vida interior del retratado. Sus retratos de bufones son de una gran hondura humana.
También dejó interesantes obras de tema mitológico, aunque dentro de una visión muy personal, como La fragua de Vulcano o Las Hilanderas, y célebres cuadros históricos como La rendición de Breda. Nos dejó también incluso algún maravilloso paisaje. Sin embargo, la temática religiosa tuvo menos presencia en su obra.