Introducción
La situación política en la España de los años veinte se caracterizaba por una profunda crisis. La inestabilidad gubernamental, constante desde 1917, y la creciente influencia del ejército en la vida pública marcaron el período. Tras el desastre de Annual, el informe parlamentario, conocido como “Expediente Picasso”, generó la oposición del ejército. El 13 de septiembre de 1923, el capitán general de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, se pronunció contra la legalidad constitucional, declaró el estado de guerra y exigió la transferencia del poder a los militares. La Dictadura duró siete años, dividida en dos formas de gobierno: el Directorio Militar y el Directorio Civil.
Desarrollo
1. El Directorio Militar (1923-1925)
Primo de Rivera asumió el poder al frente de un Directorio Militar compuesto por ocho generales y un almirante. Su carácter dictatorial era evidente: suspensión de la Constitución, disolución de las Cortes, cese de los políticos y prohibición de las actividades de los partidos y sindicatos. La voluntad regeneracionista de la dictadura se manifestó en diversos ámbitos:
- Intento de acabar con el caciquismo, aunque en la práctica se sustituyeron unos caciques por otros, agravando los problemas del país.
- Defensa de un nacionalismo español frente a los nacionalismos periféricos, con una dura política anticatalanista: supresión de la Mancomunitat de Cataluña, prohibición del uso público del catalán y de los símbolos de identidad catalana.
- Afrontamiento de problemas de orden público, manteniendo el estado de guerra durante dos años.
- Solución del conflicto de Marruecos. A partir de 1925, se inició una colaboración con Francia en la lucha contra Abd-el-Krim, culminando en el exitoso desembarco de Alhucemas (1925).
2. El Directorio Civil (1925-1930)
Tras el éxito en Marruecos, el poder del dictador se consolidó, lo que le permitió cambiar el gobierno militar por uno civil. Primo de Rivera intentó establecer un nuevo régimen con las siguientes características:
- Política: Creación de un partido único, la Unión Patriótica, un partido gubernamental sin ideología definida, cuyo objetivo era apoyar a la Dictadura. También se creó la Asamblea Nacional Consultiva como cámara de representación política.
- Social: Se buscó terminar con los conflictos laborales, al margen de la acción sindical y la huelga, mediante la Organización Corporativa Nacional (OCN), que unía a patronos y obreros en agrupaciones profesionales para regular salarios y condiciones de trabajo.
- Económica: El Estado implementó una política de protección e intervención en la economía, otorgando ayudas estatales, utilizando aranceles para favorecer la producción nacional, fomentando el consumo de productos nacionales y creando grandes monopolios. Se llevó a cabo una ambiciosa política de obras públicas.
3. El Final de la Dictadura. El Final de la Monarquía
A partir de 1928, el régimen de Primo de Rivera comenzó a debilitarse. Las relaciones con el rey se enfriaron y el apoyo popular inicial desapareció. Diversos factores contribuyeron a la caída:
- Oposición de los partidos del turno, que buscaban el retorno a la Constitución de 1876. División en el ejército entre “africanistas” y “peninsulares”, lo que impulsó el republicanismo en una parte del ejército.
- Enfrentamiento con el mundo intelectual y los estudiantes universitarios, que protestaban por el apoyo a las universidades privadas.
Conclusión
En esta última fase, el republicanismo experimentó un auge imparable. En 1930, los republicanos se convirtieron en el principal referente político de la sociedad española. El rey Alfonso XIII retiró su apoyo a Primo de Rivera, quien dimitió en enero de 1930. Tras su caída, el rey intentó restaurar el sistema de la Restauración, encargando el gobierno al general Dámaso Berenguer, con el objetivo de restablecer la Constitución de 1876 y normalizar la vida política mediante elecciones. Sin embargo, este proceso, conocido como “dictablanda”, fue tan lento que generó descontento. En agosto de 1930, republicanos, catalanistas y socialistas firmaron el Pacto de San Sebastián, constituyéndose en un comité revolucionario que se convertiría en el gobierno provisional de la futura República.