Argelia: La Guerra de Liberación
Francia ocupaba el territorio argelino. Argelia estaba considerada como una colonia especial, un 13% de su población era de origen francés. Estos franceses-argelinos, conocidos como pied-noirs, dominaban la economía y la administración del país. Era la colonia en la que la metrópoli tenía más intereses.
Como en otras zonas islámicas, comenzó un movimiento político independentista. Hubo muchas movilizaciones de masa populares que exigían nacionalizar propiedades francesas. La represión fue dura y hubo muchos muertos entre la población argelina. Dos años después, Francia impuso el Estatuto de Argelia, por el cual pasaba a ser una provincia más de Francia.
Argelia vivió una larga guerra de liberación. El Frente de Liberación Nacional (FLN) quería conseguir la independencia del país y se sublevó contra las autoridades francesas. Hubo muchos atentados y acciones de guerrilla urbana, se produjo así la llamada Batalla de Argel. Las cárceles se llenaron con los argelinos presuntos terroristas para los franceses. El ejército francés ejerció una durísima represión, torturas y logró destruir la FLN. Fue la llamada guerra sucia.
Esto no impidió que el FLN formara el primer gobierno provisional en Túnez. Por otra parte, un grupo de generales franceses tramaron un golpe de estado en Francia. De Gaulle convocó un referéndum en el que el pueblo francés aprobó la autodeterminación de Argelia. Francia concedía la independencia a su antigua provincia de ultramar.
El Nuevo Estado de Israel y el Drama Palestino
Palestina se disgregó del Imperio Otomano y se convirtió en un protectorado británico. Las presiones de los grupos judíos ya habían logrado que Reino Unido reconociera el derecho del pueblo judío a tener un territorio propio. Los judíos compraron tierras en Palestina, una región habitada en su mayoría por palestinos árabes, y emigraron en masa. Las protestas de los palestinos aconsejaron a las autoridades británicas a restringir la inmigración judía, pero el impacto universal del Holocausto hizo que las naciones occidentales estuvieran muy sensibilizadas con la reivindicación judía de un estado propio.
Las Naciones Unidas permitieron la división de Palestina en dos territorios: uno árabe y otro judío. Un año después, Reino Unido concedió la independencia a Palestina y los judíos proclamaron, por su cuenta, el Estado de Israel como una república. Así comenzó una historia trágica con cuatro guerras. Para el mundo árabe, Oriente Próximo sigue siendo hasta hoy uno de los principales focos de conflictos internacionales.
Israel consiguió ampliar sus territorios tras sus victorias en las guerras contra sus vecinos árabes. En Jerusalén se creó la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y el mundo occidental comenzó a sensibilizarse con el problema palestino. La OLP fue reconocida por la ONU como representante legal del pueblo palestino.
En 1978, el presidente de Egipto y el primer ministro israelí firmaron los Acuerdos de Camp David, que supusieron el inicio de una paz difícil, pero las negociaciones y acuerdos diplomáticos no impidieron la constante escalada de enfrentamientos entre palestinos y judíos. El ejército israelí provocó una matanza en los campos de refugiados de Sabra y Chatila.
En 1987 surgió como respuesta la Intifada, un movimiento de rebelión callejera de los jóvenes palestinos que vivían en los territorios ocupados por Israel. Desde entonces, los enfrentamientos callejeros fueron más numerosos e intensos, la represión israelí fue más violenta, y la rebeldía palestina ha recurrido con frecuencia a actos terroristas contra la población judía.
En septiembre de 1993 se firmó un acuerdo de paz en Washington por el cual la OLP reconocía al Estado de Israel y los israelíes concedían la autonomía de los territorios de Gaza y Cisjordania, así como un nuevo estatuto para Jerusalén. La OLP volvió a Palestina y estableció en la ciudad de Jericó su sede política. Yaser Arafat fue elegido presidente de la nueva Autoridad Palestina, que comenzó a formar su propio estado, con instituciones y policía propias.
Las relaciones entre la Autoridad Palestina y el Estado de Israel eran muy complejas y requerían de una constante mediación internacional para superar incidentes tan graves como frecuentes. La intransigencia israelí ante las reivindicaciones palestinas se intensificó cuando el conservador Ariel Sharon fue elegido primer ministro. La Intifada se reactivó y grupos radicales palestinos recurrieron a la violencia y a los actos de terrorismo suicida contra civiles israelíes. Por su parte, el ejército israelí ejerció una violenta represión contra las poblaciones palestinas. El difícil proceso de paz se interrumpió y el Gobierno israelí comenzó la construcción de un muro de separación entre las dos comunidades. La muerte de Arafat propició nuevas condiciones para reconducir la compleja hoja de ruta orientada a la creación de un estado palestino.