El desarrollo del espíritu crítico: La Ilustración
Los escritos del siglo XVIII articulan dos conceptos: la razón y la naturaleza. Ambos se aplican a la vida y establecen un nuevo orden de valores.
La razón
Es el instrumento con el que cuenta el hombre para conocer el mundo y a sí mismo. Se utiliza como medio para alcanzar la bondad y la virtud, cualidades que llevan a la felicidad. Aunque hay discrepancias, como la de Rousseau, que desvinculan la bondad y la felicidad e incluso considera superior al estado del hombre natural. La razón es universal y natural, aunque no todos la utilizan, ya que por cobardía prefieren permanecer en la irracionalidad de la infancia sin alcanzar la mayoría de edad. Sin embargo, los ilustrados saben que la razón tiene unos límites: el hombre debe limitarse a captar hechos, observarlos, analizarlos y establecer relaciones entre ellos.
La naturaleza
Esta es racional, ya que sus formas y sus fenómenos están ligados por leyes constantes. La naturaleza se considera bondadosa y sabia, por lo que todo cuanto siga su curso será beneficioso para el hombre. Sin embargo, esta confianza sufre su primera fractura con el terremoto de Lisboa en 1775. La naturaleza es buena para unos y mala para otros. Por un lado, se alaba la superioridad de lo natural y, por otro, los beneficios que aportan bienestar y felicidad al hombre, aunque los aleje de la naturaleza. En resumidas cuentas, no se sabe si es mejor el buen salvaje o el hombre civilizado de las ciudades.
Razón y naturaleza en las materias sociales del espíritu
Mediante el uso de la razón, los ilustrados revisan los saberes del hombre, las relaciones sociales y la dimensión moral y espiritual del hombre.
La Religión
En el siglo XVIII es anticristiana porque los avances de la razón rechazan las creencias irracionales. La campaña anticristiana produjo abundantes escritos furibundos. Los pensadores ingleses desencadenaron ataques. Sin embargo, que la Ilustración fuese anticristiana no significa que fuese antirreligiosa. De hecho, muchos pensadores sustentaron su creencia en una religión natural, común para todos los hombres. Esto resultaba útil para garantizar el orden social y controlar la masa menos cultivada. Más allá del teísmo, un grupo de pensadores se inclinaron abiertamente por el ateísmo.
Entre este grupo destaca el barón d’Holbach o el marqués de Sade, que proclama sus creencias por boca de sus personajes libertinos. Las consecuencias del pensamiento teísta y ateo desencadenaron un proceso de lenta secularización para liberar con el tiempo a la sociedad de la tutela de la Iglesia.
La Moral
El rechazo del cristianismo conlleva al rechazo de la moral, que se reemplaza por una de carácter natural, inspirada en las revelaciones de la naturaleza. Es esta la que descubre al hombre que está dotado para alcanzar la felicidad. En consecuencia, los instintos y las pasiones son tendencias naturales a las que se debe dar salida bajo el control de la razón. Así, la nueva moral reivindica el placer. También repudia las virtudes tradicionales y sublima otras de proyección social y política que están desvinculadas de las creencias sobrenaturales, dando entrada a la humanidad y la tolerancia.
La Educación
Para que la utopía de la Ilustración se cumpla, es precisa una nueva sociedad en la que los hombres tengan una actitud racional. Para conseguir un hombre nuevo es necesaria la educación. Los ilustrados dejaron escritos sobre la educación y el más recordado es El Emilio de Rousseau, que sorprende por su modernidad en ideas como la diferencia entre educar y adiestrar. También Diderot se interesó por la educación y fue el primero en preconizar una educación estatal, obligatoria y laica.
La Política
Se asienta sobre la moralidad, se vincula con la educación. El modelo de Estado para los ilustrados es el inglés, porque es más avanzado por su espíritu liberal. Sin embargo, no creen que exista un gobierno excelente. Lo único importante es el equilibrio entre gobernante y súbditos. Montesquieu lo había perfilado con la separación de poderes: legislativo, judicial y ejecutivo. En cuanto a los derechos del individuo, el núcleo del pensamiento político se basa en el concepto de la libertad.
La Sociedad
Las reflexiones sociales se reflejan en la proliferación de utopías diseñadas con la ideología de la época. Son mundos alejados de la civilización. Sus habitantes no son salvajes, sino hombres sabios porque carecen del deseo de poder e ignoran las relaciones jerárquicas y son ajenos a los placeres artificiales. Los personajes de Pablo y Virginia, de la novelita de Saint Pierre, son felices mientras viven ignorantes de las formas de vida de la civilización. Bajo la influencia de los Viajes de Gulliver se construyen diversas utopías, como El Dorado de Voltaire.