De los presocráticos a Aristóteles: ontología, epistemología y la esencia del ser

Los presocráticos y el principio de la naturaleza (physis)

Los filósofos presocráticos pretendían explicar la multitud de cosas a partir de un arkhé, esto es, un principio u origen común del que todas surgirían y al que finalmente todas irían a parar.

Parménides de Elea y las vías del conocimiento

Parménides de Elea (siglos VI-V a.C.) diferencia entre la vía de la verdad y la vía de la opinión. La vía de la verdad nos lleva al conocimiento del ser, que es el sustrato racional común a todas las cosas y que permanece tras los cambios. La vía de la opinión nos lleva al conocimiento del mundo tal y como se nos aparece cotidianamente, constituido por multitud de cosas complejas que están permanentemente cambiando.

El ser según Parménides

Según Parménides, el principio u origen de toda la realidad es el ser. Las razones que le llevan a concebir el principio como ser son:

  1. El ser es lo común a todas las cosas, pues todas son algo.
  2. Las cosas cambian, se transforman en unas o en otras, pero no puede suceder que se diluyan en la nada, ni que de la nada salga algo. Por ejemplo: un árbol se transforma en leña, y luego en ceniza. Las características que hacen de esas cosas algo determinado cambian, pero tiene que haber algo común que permanece, y lo que tienen en común es que “son”.

El ser tiene las siguientes características:

  1. Es eterno.
  2. Es uno.
  3. Es indivisible.
  4. Es inmutable.
  5. Es limitado.

Al conocimiento del ser, Parménides le llama vía de la verdad; al conocimiento que tenemos del mundo múltiple y cambiante, le llama vía de la opinión.

Sócrates y el descubrimiento de las esencias

Sócrates (ateniense, 470-399 a.C.) consideraba que el problema fundamental no es aclarar qué es la naturaleza, sino qué es la justicia, qué es el bien, etc. Al ser entendido así, como el ser de un determinado tipo de cosas, le llamamos esencia. Por tanto, a Sócrates no le interesa aclarar qué es el ser en general, sino aclarar cuál es la esencia de esas realidades en base a las cuales organizamos nuestra vida. La esencia de algo residiría en una definición que valiese para toda la especie de cosas. La esencia del bien consistiría en dar una definición de bien que valiese para todas las cosas o actos buenos; sería una definición universal y eterna.

Platón y la teoría de las ideas

Platón, discípulo de Sócrates, va más allá que su maestro y considera que las esencias no son meras definiciones, sino realidades formales (no materiales) que existen al margen de las cosas sensibles. A estas esencias, separadas de las cosas, les llama formas o ideas. Esta manera de entender las esencias defiende la existencia de dos niveles de realidad: el mundo sensible y el mundo inteligible.

El mundo sensible

El mundo sensible es el mundo inmediato en el que nos desenvolvemos, es el que percibimos a través de los sentidos. Está hecho de materia ordenada. Por estar hecho de materia podemos diferenciar en él individuos; cada trozo de materia ordenada es uno. Tales individuos están además compuestos de partes y son cambiantes. Los seres que constituyen el mundo sensible solo son algo, solo tienen una determinación, en tanto la reciben del mundo inteligible, en tanto son copias del mundo inteligible. Es decir, las cosas sensibles reciben su ser, su esencia, del mundo inteligible.

El mundo inteligible

El mundo inteligible, o mundo de las ideas, está constituido por entidades inmateriales, que son simples, universales y eternas. Son universales porque, al no haber en ellas elementos físicos que establezcan diferenciaciones individuales, solo se podrán diferenciar unas de otras porque respondan a un orden o a una determinación diferente.

La idea de bien como fundamento en Platón

El problema es que las ideas, si bien son eternas, inmutables, etc., son múltiples (idea de belleza, de caballo, etc.). Se debe encontrar un fundamento para esa multiplicidad, y para encontrarlo hay que ir descendiendo desde las ideas menos generales hasta las más generales.

Aristóteles y la crítica a la teoría de las ideas

Aristóteles, discípulo de Platón, cuestiona la validez de la teoría de las ideas de su maestro. La razón es que, si separamos las esencias de las cosas, al final no podremos explicar racionalmente el mundo de las cosas sensibles, que es, a fin de cuentas, el mundo inmediato en el que nos desenvolvemos. Aristóteles, por el contrario, considera que el mundo natural, sensible, es el único real y plenamente racional. Para explicar su estructura, comienza definiendo lo natural como aquello que tiene en sí un principio de movimiento o de reposo.

La sustancia y los accidentes según Aristóteles

A las realidades individuales e independientes que constituyen el mundo natural, Aristóteles les llama sustancias. La sustancia es el sustrato de las cualidades, lo que está por debajo de las cualidades sosteniéndolas. Las sustancias son los entes, las cosas (un hombre concreto, un caballo concreto). El mundo natural es, por tanto, un mundo de sustancias, y toda sustancia está compuesta de dos principios:

  1. La materia prima: es el sustrato que permanece tras los cambios. Podemos convertir un abeto en una mesa y a esta en ceniza. Este proceso cambia la forma sustancial, pero hay algo, la materia prima, que permanece. La materia prima es eterna y absolutamente indeterminada.
  2. La forma sustancial: es lo que da forma a la materia prima. La forma sustancial es universal, es común a todos los individuos de una misma especie; constituye la especie.

El movimiento o cambio según Aristóteles

Aristóteles define el movimiento como el paso de ser algo en potencia a ser algo en acto. Algo es en potencia cuando tiene capacidad para ser, pero no es todavía.

El argumento ontológico de San Anselmo

San Anselmo considera que Dios es el ser infinito, el ser perfecto. Partiendo de esto, como para nosotros la perfección absoluta es impensable, debemos definir a Dios como “el ser mayor que podamos pensar”. Aceptada esta definición de Dios, es inevitable la conclusión de que Dios existe, de lo contrario siempre podríamos pensar en un ser mayor, uno que incluyera entre sus rasgos la existencia. Por lo tanto, por la definición dada, Dios existe. Dios tiene entre sus definiciones la existencia, porque está en su esencia.

El relativismo gnoseológico o epistemológico

El relativismo gnoseológico o epistemológico sostiene que la verdad depende del contexto en el que se enuncia, de los intereses de los individuos, de las culturas, de los paradigmas científicos, etc.