David Hume: Percepciones, Conocimiento y Ética

Vida y Obra de David Hume

Primeros Años y Obras

David Hume nació en Edimburgo en 1711. En 1736, escribió su primera obra, “Tratado acerca de la naturaleza humana“. Tres años más tarde, en 1739, se mudó a Londres. En 1752 publicó sus “Discursos políticos”. La Iglesia Anglicana lo excomulgó debido a que sus escritos eran considerados subversivos contra la religión y la moral. Intentó, repetidas veces, obtener una cátedra en la universidad, pero fue rechazado por sus ideas. En 1769, se retiró a Edimburgo, donde murió en 1776.

Los Materiales del Conocimiento según Hume

Hume, en su análisis del conocimiento humano, observa que este está compuesto de “materiales”. Nuestras percepciones son impresiones e ideas.

  • Impresiones: Son la inmediata percepción de la realidad. Las impresiones las constituyen las sensaciones, emociones y pasiones. Son más vivaces y fuertes que las ideas y son su causa.
  • Ideas: Son el recuerdo de una impresión. Son imágenes débiles de las impresiones.

Entre las impresiones y las ideas existe la misma diferencia que entre el sentir y el pensar.

Tanto las impresiones como las ideas se dividen en simples y compuestas.

  • Simples: No pueden ser divididas en partes más pequeñas.
  • Complejas: Pueden dividirse en partes. Por ejemplo, en una manzana, existe el color, el sabor, el olor, etc.

El tema de la prioridad de las impresiones sobre las ideas es crucial porque supone una crítica a las ideas innatas. Hume sostiene que no hay ideas innatas porque todas las ideas simples derivan de nuestras impresiones simples.

De aquello de lo que no podamos tener una impresión, no podemos tener verdadero conocimiento. El concepto de Dios, de mundo, de libertad, etc., son una imaginación de nuestro entendimiento.

Relación entre Impresiones e Ideas

Las impresiones y las ideas tienen una gran semejanza; las ideas proceden de las impresiones, las impresiones son causa de las ideas. Una idea será verdadera si procede de alguna impresión. Impresión e idea se corresponden; todas nuestras ideas no son sino copias de nuestras impresiones. Es imposible pensar algo que no hemos sentido previamente con nuestros sentidos internos o externos.

Asociación de Ideas

Una vez obtenidas las impresiones, aparecen las ideas. La memoria reproduce las impresiones, mientras que la imaginación puede alterarlas y trastocarlas. La imaginación tiene un poder creativo que mezcla, aumenta, traspone y disminuye los materiales suministrados por los sentidos y la experiencia. Nuestro entendimiento sigue unas leyes comunes a todos los entendimientos.

Hume quiere trasladar el modelo científico a su teoría del conocimiento. También hay leyes que rigen el pensamiento, relacionando las ideas simples siguiendo estos principios:

  • Semejanza: La imaginación pasa fácilmente de una idea a otra semejante. Un retrato conduce nuestros pensamientos a su original.
  • Contigüidad: El recuerdo de la habitación de una casa lleva a pensar en las otras habitaciones.
  • Causalidad: Una herida hace pensar enseguida en el dolor que ocasiona.

Tipos de Conocimiento

Todo conocimiento humano es una relación entre ideas o una cuestión de hecho. Cualquier otro es incierto o falso.

Conocimiento de Relación de Ideas

Hume hizo un análisis de las ciencias y consideró que había dos grupos: unas sobre la relación de ideas y otras sobre hechos. Cada grupo se caracterizaba, a su vez, por utilizar un tipo de enunciados científicos. Así, las matemáticas y la lógica utilizaban unos enunciados que más tarde Kant denominaría analíticos.

Características de los Enunciados Analíticos

  • Se refieren a operaciones del pensamiento.
  • No hacen referencia a hechos.
  • Están vacíos de contenido empírico.
  • Dependen únicamente de las relaciones de las ideas entre sí: cantidad, número, etc.
  • Su verdad es intuida, no demostrada.
  • Su negación es contradictoria; por tanto, no pueden ser posibles un enunciado y su contrario.

Conocimiento de Cuestiones de Hecho

No sucede lo mismo en otro tipo de enunciados como los de la astronomía, las ciencias de la naturaleza, etc.

Características de los Enunciados de Hechos

  • Las cuestiones de hecho hacen referencia a hechos observados y se han elaborado a partir de ellos.
  • Se dan otro tipo de relaciones: de tiempo y lugar, de identidad, de causalidad.
  • Un hecho y su contrario pueden ser ambos posibles.
  • Hume dirá que toda cosa que es puede no ser.
  • La certeza de estos enunciados no está basada en el principio de no contradicción.

La tesis de Hume es que la relación entre causa y efecto no puede ser nunca conocida a priori (conocimiento verdadero), esto es, con un puro razonamiento, sino solamente por experiencia.

La experiencia no nos enseña más que sobre los hechos que hemos experimentado en el pasado, y nada nos dice sobre los hechos futuros. La conexión entre causa y efecto continúa siendo arbitraria; esta conexión no puede tomarse como razonamiento para el futuro.

Todo lo que sabemos por la experiencia es que de causas que nos parecen semejantes esperamos efectos semejantes.

Estas consideraciones de Hume excluyen que el vínculo entre causa y efecto pueda ser demostrado objetivamente como necesario, esto es, absolutamente válido.

El Hábito o Costumbre

La repetición de un acto cualquiera produce una disposición para renovar el mismo acto sin que intervenga el razonamiento. Cuando hemos visto muchas veces unidos dos hechos, la costumbre nos lleva a esperar a uno cuando el otro se muestra. Es la costumbre la que nos empuja a creer que mañana saldrá el sol, la que nos hace prever los efectos, la que nos guía y sostiene toda nuestra vida cotidiana. Sin la costumbre, seríamos enteramente ignorantes.

La Teoría Ética de Hume

La ética es el segundo gran pilar de la ciencia del hombre que Hume pretende fundar. El hombre no solo conoce, sino que también actúa. La ética trata del estudio de la bondad o maldad de las acciones humanas, que, para Hume, no se basan en la razón sino en los sentimientos.

Históricamente, la ética se ha basado en:

  • El intelectualismo moral: Es nuestra razón la que nos dice lo que es bueno y lo que es malo.
  • El naturalismo: La razón conoce en qué consiste la naturaleza humana y ese conocimiento es el que nos guía y nos sirve de criterio. Si seguimos las pautas de la naturaleza humana, obramos bien; si no lo hacemos, obramos mal.

Hume critica este racionalismo ético, según el cual el conocimiento de la naturaleza puede determinar nuestra voluntad. Los juicios morales nos impulsan a reconocer la bondad o maldad de una acción, a realizarla o a evitarla. Los enunciados morales no responden ni a un tipo de conocimiento ni a otro; no tenemos impresiones de la bondad o de la maldad.

La razón o el conocimiento nos pueden informar sobre hechos, pero para que aparezca el valor moral de un juicio se precisa algo más: el sentimiento. Cualquier acción, buena o mala, no es un juicio; el juicio lo realizamos en nuestro interior, en los sentimientos.

La virtud, la bondad y la maldad no son cuestiones de hecho ni relaciones entre ideas. El único fundamento de nuestros juicios morales son las emociones de aprobación o desaprobación que una determinada acción despierte en nuestro interior. La ética de Hume es emotivista y utilitarista. Las cualidades morales que se consideran buenas para la sociedad son las útiles para la comunidad (benevolencia y justicia) y para sí mismo (fuerza de voluntad).

La Falacia Naturalista

Los razonamientos engañosos reciben el nombre de “falacias”. Son argumentos que parecen válidos y correctos pero que son falsos. Hume denuncia uno de estos argumentos erróneos: la llamada “falacia naturalista”.

En la historia del pensamiento moral, es frecuente la referencia a la naturaleza como criterio de comportamiento o criterio de validez.

Para Hume, un enunciado o juicio moral no es una relación de ideas ni un juicio de hechos; es decir, ni puede basarse en la experiencia, pues no tenemos ninguna impresión de la naturaleza humana, ni en la relación de ideas.

Las afirmaciones, los juicios morales, no derivan de las afirmaciones de hechos; las afirmaciones prescriptivas (las que dicen qué debemos hacer o qué es bueno o malo) no pueden derivarse de afirmaciones descriptivas (las que dicen qué son las cosas). Para Hume, la moral no puede fundamentarse ni en la razón ni en el concepto de la naturaleza humana, sino en las emociones y en los sentimientos. El valor moral de un juicio requiere algo más que la mera observación de la realidad.