¿Cuales son las diferencias entre las ideas de Platón y Aristóteles?

RELACIÓN DE ARISTÓTELES CON OTROS AUTORES

-PLATÓN: Aristóteles, como discípulo de Platón, retomó mucho de su maestro, aunque lo corrigió en algunos aspectos esenciales. 

Así por ejemplo, para Aristóteles las cosas reales de este mundo, las llamadas “sustancias” tienen un componente material, y desde luego, lo que no se puede negar según él es que las sustancias están sometidas al cambio, del cual distinguíó cuatro tipos (de cualidad, de cantidad, de lugar, y el sustancial). Si las sustancias poseen un componente material y cambian, no puede suceder que existan en un mundo inmaterial aparte y que sean eternas, como las Ideas para Platón. De aquí que Aristóteles negó la existencia separada, en otro mundo metafísico, de los Seres o Ideas, y propuso la existencia de un único mundo integrado por sustancias que aúnan estas dos dimensiones: materia y Ser.

Siguiendo sin embargo a Platón, quien decía que los objetos materiales y sensibles aspiran a realizar lo mejor posible el Ser o Idea del que participan, consistiendo en ello su Bien; Aristóteles, de parecida manera, subrayó que todas las sustancias tienden hacia un fin que les es propio, según su naturaleza, y que en el caso del hombre la realización de ese fin o perfección propia se llama felicidad.
Por consiguiente, tanto en Platón como en Aristóteles se puede hablar de una explicación finalista, según tendencias o propósitos.

Otra gran diferencia, no obstante, de Aristóteles respecto a la concepción del alma de Platón, es que aunque Aristóteles habló también de tres tipos o naturalezas del alma, al igual que su maestro, consideró al alma más como principio vital que racional o meramente espiritual, y así propuso que a la muerte del cuerpo, el alma que lo anima perece con él y ya no se pueden realizar las funciones vitales.

-Kant: Desde un punto de vista ético, llama poderosamente la atención el contraste entre la ética eudemonista de Aristóteles, en la que la felicidad o “eudaimonía” se convierte en el objetivo de la vida buena como autoperfeccionamiento personal; y la ética deontológica kantiana, que gira en torno al riguroso concepto del deber (“deon”, en griego). Kant consideraba que la felicidad o la búsqueda del placer no son la verdadera motivación de la vida moral.
Para él, se puede ser infeliz cumpliendo con el deber moral, lo que uno ha de hacer en cada caso o circunstancia, pero sin embargo el deber es prioritario, ya que si nos dejamos llevar por la felicidad a menudo podemos terminar cayendo en el egoísmo, pues pensamos sobre todo en la dicha personal olvidándonos de los demás. Mas para Kant el comportamiento moral  consiste en actuar movidos por un mandato o imperativo moral racional que nos obligue a todos por igual y que sea la mejor garantía del trato respetuoso y digno entre las personas.


-Hume: A diferencia de Platón, Aristóteles ya señaló la importancia de las sensaciones y los sentidos para el conocimiento, en particular el sentido de la vista, y propuso que no puede haber técnica ni ciencia sin experiencia, la cual se fundamenta precisamente en las sensaciones que hemos captado y que luego recordamos. Si el alma no sobrevive al cuerpo, aparece claro para Aristóteles que esta no puede poseer ningún tipo de conocimiento previo o innato, sino que todo es adquirido a partir de la experiencia sensible: sonidos, ruidos, imágenes… Esto coloca a Aristóteles como un antecedente remoto del denominado Empirismo, es decir, aquella filosofía o teoría del conocimiento que considera a la experiencia (en griego, “empeiría”) como la base o el fundamento del conocimiento. Hume fue un representante destacado de esta doctrina empirista en el Siglo XVIII, de manera que en este aspecto se puede establecer una relación directa entre Hume y Aristóteles, pues para Hume no pueden existir en nuestra mente ideas algunas que no procedan de percepciones o, como él las llama, impresiones

-Hobbes: Para Aristóteles, el ser humano muestra tendencias naturales hacia la sociabilidad: el amor, la amistad, el compañerismo; y esto se traduce en el establecimiento de vínculos sociales que van desde la familia hasta la ciudad o comunidad superior, que es el marco más adecuado para que el hombre, gracias a su relación con los otros, la educación y la participación social, perfeccione su ser y alcance la felicidad.

Si poseemos el lenguaje, dice Aristóteles, es para comunicarnos entre nosotros, y para hacerlo así hemos de vivir formando una sociedad .El lenguaje, la palabra, permite crear todo el mundo de la cultura, la moral y el derecho, estableciendo la diferencia entre lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto, etc.; es decir, crea civilización.

Para Hobbes, sin embargo, el ser humano por naturaleza no es sociable sino que muestra tendencias hacia el egoísmo o el interés propio, busca rivalizar y competir, y nunca está satisfecho con nada. Esto lo convierte en un ser insociable que entra en discordia con sus semejantes.