Cuales fueron las reformas administrativas de los borbones


4.1 Carlos II muere en 1700 sin descendencia y propone a Felipe de Anjou como sucesor, pero la Gran alianza antiborbónica teme la formación de un bloque Franco-español, apoyando a Carlos de Habsburgo y declarando la guerra.
Carlos hereda el trono alemán, lo que lleva a Inglaterra a firmar la Paz de Utrech (1713) y los Acuerdos de Rastatt (1714), donde se reconocía a Felipe V como rey de España a cambio de que esta hiciera concesiones mercantiles (navío de permiso y asiento de negros) y territoriales (Gibraltar, Menorca y territorios en Europa). La política exterior del Siglo XVIII se basó en la alianza con Francia con el objetivo de recuperar prestigio y territorios en Europa. Se concretan el Primer Pacto de Familia en 1733, obteniendo Nápoles y Sicilia, y el Segundo Pacto en 1743, obteniendo el Ducado de Parma. Con Carlos III se firma el Tercer Pacto de Familia en 1761, por el que se interviene en la Guerra de los Siete Años contra Inglaterra con la pérdida de Florida, que se compensa tras la intervención en la Guerra de Independencia de EEUU (recupera Florida, Menorca y Sacramento).



4.2 La nueva dinastía de los Borbones centró sus esfuerzos en la renovación interior del país y en restaurar el prestigio perdido en el exterior. Los primeros Borbones iniciaron reformas de cara al definitivo establecimiento de una monarquía absoluta, centralizada y unificada, en la que el rey concentraba todos los poderes (modelo absolutista francés). Para ello, Felipe V aplicó los Decretos de Nueva Planta (1707-1715) que derogaban los fueros, privilegios, Cortes e instituciones tradicionales de los reinos de la Corona de Aragón, que había apoyado al candidato austríaco en la Guerra de Sucesión. Por otro lado, las Capitánías Generales sustituyeron a los virreinatos, se nombraron intendentes para asuntos económicos y en la administración central se suprimieron todos los Consejos, excepto el de Castilla. Además, se establecieron unas Cortes únicas. También se aplicó el regalismo a través de la firma de un Concordato con la Santa Sede en 1753, el cual reconocía a la Corona el derecho del Patronato Universal.



4.3 Durante el Siglo XVIII se produjeron transformaciones en la economía española, que experimentó cierto crecimiento, aunque limitada por la oposición de los privilegiados. En la agricultura, el principal problema era el régimen de propiedad (tierras amortizadas). Con Carlos III se tomaron algunas medidas que resultaron insuficientes al no acometerse la Ley Agraria de Jovellanos. Los reyes potenciaron la industria con el proteccionismo, las manufacturas reales y el fomento de la construcción naval, aunque su principal obstáculo era el sistema gremial. Además, se creó el Banco de San Carlos. La política comercial con América se revitalizó a través de medidas liberalizadoras como la introducción de navíos de registro y la promulgación del Reglamento de Libre Comercio (1778). En Cataluña se duplicó la población a lo largo del Siglo XVIII y se vivíó un crecimiento económico gracias a la acumulación de capital de las tradiciones locales; este se dedicó al comercio y a la industria. Además, su agricultura se orientó al mercado, se desarrolló una burguésía agraria innovadora y se aumentaron los intercambios peninsulares y con el exterior.



4.4 La Ilustración fue un movimiento político, económico y cultural del Siglo XVIII que defendía el uso de la razón y la búsqueda del progreso. Aumentará el interés en la ciencia, la educación y la investigación, como muestra la creación de Sociedades Económicas de Amigos del País: grupos de ilustrados que buscaban desarrollar la economía de sus provincias analizando sus problemas y aportando posibles soluciones. El auge de la Ilustración en España tuvo lugar en el reinado de Carlos III (1759-1788) que llevó a cabo el Despotismo Ilustrado: aplicar leves reformas ilustradas pero sin cambiar las bases del sistema absolutista. Se mostró como un hombre culto rodeado de ilustrados que realizaron reformas como la liberalización de precios. Esto trajo problemas económicos y protestas como el Motín de Esquilache, también en contra de que hubiera ministros italianos en el gobierno, por lo que después empezó a rodearse de figuras españolas como Jovellanos. Sin embargo, a finales de siglo, coincidiendo con el pánico generado por la Revolución Francesa, el pensamiento ilustrado entró en decadencia.



6.3 Los últimos años del reinado de Isabel Il se caracterizaron por una serie gobiernos autoritarios e inestables en un contexto de creciente malestar social por la crisis económica y la represión. El descontento social por el monopolio del partido moderado se suma al descrédito de la monarquía, y se produce la confluencia de los partidos de la oposición a través del Pacto de Ostende (1866) alrededor de dos principios: el fin de la dinastía borbónica y la apertura de un proceso constituyente basado en el sufragio universal. Se produce un pronunciamiento militar en Cádiz acompañado de la constitución de Juntas Revolucionarias; las tropas isabelinas son derrotadas en la batalla de Alcolea, provocando el exilio de la reina. Este hecho da inicio al Sexenio democrático (1868-1874) y a la formación de un gobierno provisional (1868-1870) constituido por los principales líderes: Sagasta, Prim, Ruiz Zorrilla, Topete, Figuerola y liderado por Serrano. Entre las primeras medidas tomadas por el Gobierno Provisional encontramos: convocatoria de Cortes constituyentes con sufragio universal masculino, redactar un texto constitucional, instaurar libertades básicas y de culto, implementar medidas librecambistas y la expulsión de los jesuitas. Los partidos protagonistas de la época son los unionistas, los progresistas y los demócratas, que forman la mayoría política en una coalición monárquico-demócrata. No obstante, también encontramos una oposición compuesta por los carlistas y los republicanos. Durante este período se redacta la Constitución de 1869, en la que se garantizan numerosos derechos y libertades del ciudadano (expresión, reuníón, inviolabilidad de la correspondencia). Además, la Constitución declara la soberanía nacional y establece una clara división de poderes (legislativo, ejecutivo y judicial). Se conforma, por tanto, una monarquía democrática con un sistema bicameral. Sin embargo, la elección de un nuevo monarca será una de las mayores fuentes de disensión durante el periodo del Gobierno Provisional. Finalmente, tras descartar a otros candidatos, Amadeo de Saboyá es seleccionado como nuevo rey de España, propuesto por Prim y secundado por las Cortes. Su reinado (1870- 1873) tan solo duró dos años y fue un período políticamente inestable con frecuentes conflictos. Cuando Amadeo llega a España, lo primero que se encuentra es que su principal valedor, Prim, ha muerto en un atentado. Además, tendrá que afrontar la oposición de los republicanos y de aquellos que lo consideran un rey extranjero (especialmente los alfonsinos); a ello se suma la división de los progresistas entre el partido constitucionalista y el partido radical. Por otro lado, encontramos otros polos de conflicto como: el inicio del movimiento obrero, la Tercera Guerra Carlista (1872-1876) y la Guerra de Cuba (1868-1878). Ante esta situación, Amadeo abdica en Febrero de 1873. Con el nuevo fracaso de la monarquía y siendo impensable iniciar una nueva búsqueda de monarca entre las dinastías europeas, las Cortes proclamaron la Primera República (1873- 1874) con Figueras como presidente. Se trataría de un período inestable con cuatro presidentes, seis gobiernos, dos guerras (la carlista y la cubana) y frecuentes movimientos de protesta social. Además, sus principales dificultades fueron el poco apoyo que tenía el de protesta social. Además, sus principales dificultades fueron el poco apoyo que tenía el republicanismo y la diversidad de corrientes y proyectos enfrentados entre sí. Así, encontramos dos tendencias entre los republicanos federales: los transigentes, que querían conseguir el orden social y después construir la República Federal “desde arriba”, y los intransigentes, que defendía la construcción “desde abajo” y protagonizaron la insurrección cantonalista durante el gobierno de Pi i Margall. Su sucesor, Salmerón, se limitará a restablecer el orden. El último presidente, Castelar, realizó un giro hacia la derecha de la república y los anteriores presidentes prepararon una moción de censura. Sin embargo, el general Pavía dio un Golpe de Estado (Enero de 1874) para evitarlo y disolvíó las Cortes. Se impuso entonces una nueva república con Serrano al frente, la llamada república unitaria o dictadura del general Serrano. Ante las alternativas en el sistema de gobierno (consolidación de la república o restablecimiento de la monarquía), se produce el pronunciamiento del general Martínez Campos en Sagunto (Diciembre de 1874), por el que finalmente se inicia la Restauración Borbónica.