Cronología de la Historia Española

El Sufragio Femenino en España

Con la Revolución Industrial, las mujeres salieron de sus casas para trabajar en las fábricas. Las mujeres burguesas empezaron a organizarse para reivindicar el voto femenino y alcanzar la igualdad. Este movimiento sufragista tuvo vital importancia en Inglaterra y Estados Unidos.

En España, el movimiento sufragista fue débil en sus inicios. Fue pionera la escritora Carmen de Burgos, que en 1906 promovió el voto femenino. El primer acto público de las sufragistas españolas fue en 1921, cuando acudieron al Congreso y al Senado. Durante la dictadura de Primo de Rivera, se introduce el voto femenino en el Estatuto Municipal de 1924. (Decreto ficticio ya que no se celebraban elecciones).

En la Segunda República, el gobierno provisional modificó la ley electoral de 1907, incorporando como elegibles a las mujeres y sacerdotes. En las elecciones del 28 de junio de 1931, de los 470 diputados, había dos mujeres: Victoria Kent y Clara Campoamor. El reconocimiento del voto femenino no fue nada sencillo, debido a la oposición de muchos diputados. Algunos querían excluir a la mujer de la vida política, otros pensaban que la mujer debía votar, pero más tarde, ya que aún no eran independientes de la Iglesia, el marido o el padre. Y otros que afirmaban que era el momento de la participación de la mujer en la vida política. Destaca la labor de la diputada Clara Campoamor, que participó en la redacción de la Constitución y en el reconocimiento de los derechos electorales de las mujeres de la república.

Conquista de la Península Ibérica (siglo III a.C. – siglo I a.C.)

Etapas de la conquista

  1. Primera etapa (siglo III a II a. C.): Roma luchaba contra Cartago por el dominio del Mediterráneo occidental en las llamadas Guerras Púnicas. La segunda de estas guerras (218-201 a. C.) dio comienzo en la Península cuando los cartagineses sometieron Sagunto (219 a.C.), ciudad aliada de Roma. Publio Cornelio Escipión, el Africano, consiguió la victoria en la batalla de Cartago Nova, y ocupó el Levante y sur peninsular.
  2. Segunda etapa (siglo II a. C.): Roma se impuso a los pueblos del centro y oeste de la Península (154-133 a.C.). Las guerras lusitanas contra el caudillo Viriato y las guerras celtíberas, al que pertenece el sitio a Numancia. También, conquistó Baleares.
  3. Tercera etapa (siglo II y I a.C.): Roma sometió el norte en las guerras cántabras (29-19 a. C.), el propio emperador Octavio Augusto lideró la batalla.

La Romanización

Es el proceso de asimilación de las formas de vida romanas por parte de la población autóctona peninsular. La zona más romanizada fue el área ibérica, teniendo menos arraigo en el norte del territorio. Articularon políticamente la Península con divisiones territoriales que fueron desde las primeras dos provincias (Ulterior y Citerior) a las cinco del emperador Caracalla (Gallaecia, Lusitania, Tarraconensis, Cartaginensis y Baetica). Este mismo emperador concedió la ciudadanía romana a sus habitantes.

Aportaciones romanas

  • Sociales: La lengua latina, es la base de las lenguas que se hablan en España: castellano, catalán, valenciano y gallego. El desarrollo de la vida urbana, a través de la fundación de ciudades como Tarraco (Tarragona), Emerita Augusta (Mérida), Caesar Augusta (Zaragoza) o Hispalis (Sevilla). Numerosas edificaciones como el Acueducto de Segovia o el Teatro de Mérida. El Derecho Romano, es el soporte básico de la legislación del mundo occidental.
  • Económicas: Favorecieron el desarrollo del comercio apoyándose en una extensa red de calzadas (como la Vía Augusta, Pirineos a Cádiz, y la Vía de la Plata, noroeste a Huelva).
  • Culturales: Hispania aportó personalidades como: el filósofo estoico Séneca, el poeta Lucano, o los emperadores Trajano, Adriano y Teodosio I. También, difundió el cristianismo cuando lo aceptó el imperio.

El Reino Visigodo

Aprovechando la debilidad del Imperio Romano, tres pueblos entraron en Hispania (año 409): suevos, vándalos y alanos. Roma contrató a los visigodos para que les expulsaran. Lo hicieron, salvo con los suevos que se recluyeron en Galicia. Cuando el Imperio Romano de Occidente cayó (año 476), los visigodos se instalaron en Francia con capital en Toulouse. Allí fueron derrotados por los francos en la batalla de Vouillé (año 507). Los visigodos retornaron a Hispania situando su capital en Toledo.

Reino Visigodo de Toledo (507-711)

Su población rondaba los cien mil habitantes frente a los siete millones de hispano-romanos. Entre sus reyes destacaron: Leovigildo, que unificó el territorio y expulsó a los suevos y a los bizantinos del sur; su hijo Recaredo, que llevó a cabo la unificación religiosa sustituyendo el arrianismo por el catolicismo; y Recesvinto, que unificó las leyes para hispanorromanos y visigodos con el código Liber Ludiciorum o Fuero Juzgo.

Organización política

Gobernaba un rey de poderes amplios elegido por la Asamblea de los hombres libres (reunión de notables). Era ayudado por el Officium Palatinum, con dos órganos de gestión: El Aula Regia, consejo del rey con personajes de alto rango como los comes (especie de ministros), duces (gobernadores provinciales), comites civitates (jueces de las ciudades) y gardingos (jefes militares).

Los Concilios, eran asambleas político-religiosas que colaboraban con el rey en asuntos religiosos, sociales o de estado. Hubo un total de 18 concilios. Reseñaremos el III Concilio de Toledo (año 589) donde se produjo el final del arrianismo y el IV Concilio de Toledo donde se sancionó el carácter electivo de la monarquía visigoda y se impuso la obligación de saber leer y escribir a los sacerdotes. Este último fue presidido por el obispo Isidoro de Sevilla, creador de Las Etimologías.

Prehistoria en la Península Ibérica

Paleolítico (Desde hace unos 5 millones de años hasta 10.000 a. C.)

En este periodo tiene lugar la evolución humana. En España encontramos restos de homínidos como el Antecessor, Heidelbergensis, Neanderthalensis y Homo Sapiens Sapiens. Practicaron el nomadismo en sociedades tribales, vivieron de la caza y la recolección, fabricaron herramientas de piedra tallada y hueso, creían en el poder de los elementos de la naturaleza, realizaban rituales mágico-religiosos y enterraban y rendían culto a los muertos y descubrieron el fuego. En la Península Ibérica destacan yacimientos como Orce (Granada) y, sobre todo, Atapuerca (Burgos).

Neolítico (Desde 10.000 hasta 4.500 a.C)

Desarrollaron una economía productora (agricultura y ganadería), vida sedentaria (pequeñas aldeas cerca de ríos), perfeccionaron sus instrumentos (piedra pulimentada), mayor jerarquización social y división del trabajo. A nivel social se asistió a un enorme aumento de la población. Destaca el yacimiento en España de la Cueva de l’Or (Alicante).

La pintura rupestre

  • Paleolítico Superior: en cuevas profundas, representando grandes animales de caza, pinturas policromadas (rojo, pardo y negro) y naturalistas (aprovechamiento de las protuberancias de las rocas) cuya función quizás fuera la realización de rituales mágicos de atracción de la caza. Destacamos las cuevas de Altamira y Tito Bustillo, en la zona cantábrica.
  • Mesolítico y Neolítico: se realizaron en repechos rocosos, con presencia de la figura humana creando escenas de la vida cotidiana (caza, luchas, recolección, pastoreo), de trazos esquemáticos y más monocromas. Destacamos las cuevas de Cogull y La Valtorta, en la zona mediterránea.

Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)

Entre 1902 y 1923, España sufrió una gran inestabilidad política con 32 gobiernos sucesivos. La crisis se agravó con la derrota de Annual (1921), que expuso corrupción y negligencia en el Ejército. Esto contribuyó al golpe de Estado de Miguel Primo de Rivera el 13 de septiembre de 1923, con el respaldo del rey Alfonso XIII.

  • Directorio Militar (1923-1925): Suspendió la Constitución, disolvió las Cortes, prohibió partidos políticos y aplicó censura. Reprimió a anarquistas y comunistas, pero colaboró con la UGT y el PSOE. También tomó medidas económicas intervencionistas y finalizó con éxito la guerra de Marruecos (1925).
  • Directorio Civil (1925-1930): Sustituyó militares por civiles en el gobierno, creó la Unión Patriótica (su partido), instauró la Asamblea Nacional Consultiva y propuso una nueva Constitución.

Su caída se debió a la pérdida de apoyos, la crisis económica y el distanciamiento del rey. Dimitió en 1930 y murió en el exilio.

Final del reinado de Alfonso XIII

El intento de restaurar la monarquía con Berenguer fracasó. En 1930, el Pacto de San Sebastián unió republicanos, socialistas y anarquistas contra la monarquía. Las elecciones municipales del 12 de abril de 1931 dieron la victoria republicana en ciudades clave, lo que llevó a Alfonso XIII al exilio y a la proclamación de la Segunda República el 14 de abril de 1931.

La Guerra Civil Española (1936-1939)

La Guerra Civil Española (1936-1939) fue un conflicto que marcó profundamente la historia del país. La historiografía sobre el tema ha evolucionado con el tiempo: durante el franquismo, se justificó el golpe como una cruzada contra el comunismo; en la Transición, se adoptó una visión más conciliadora; y desde los años 80, se ha profundizado en aspectos como la lucha de clases, la represión y los crímenes de guerra. La guerra comenzó tras el asesinato de José Calvo Sotelo el 13 de julio de 1936, lo que aceleró el golpe militar encabezado por Franco, Mola y otros generales el 17-18 de julio. España quedó dividida en dos bandos: los sublevados controlaban el norte agrario y el Ejército de África, con apoyo de la Alemania nazi e Italia, mientras que los republicanos mantenían las zonas industriales, con ayuda de la URSS y las Brigadas Internacionales. La contienda se caracterizó por episodios clave como la Batalla del Jarama, el bombardeo de Guernica y la Batalla del Ebro. En 1939, tras la caída de Barcelona y Madrid, Franco declaró el fin de la guerra el 1 de abril. Las consecuencias fueron devastadoras: 300.000 muertos, una fuerte represión con más de 50.000 ejecuciones, exilio masivo y un país arruinado económicamente. A nivel internacional, el conflicto sirvió como antesala de la Segunda Guerra Mundial, con la intervención de las potencias fascistas y la limitada ayuda a la República debido a la política de no intervención de las democracias occidentales.