Crónica de una Muerte Anunciada: Honor, Amor y Fatalidad en la Obra de García Márquez

El Honor, el Amor y el Fatum en Crónica de una Muerte Anunciada

Esta novela, ya desde su título, contiene los ingredientes de la fatalidad. Todo el pueblo sabe que el crimen va a producirse, pero nadie lo impide, lo cual sugiere la presencia de un destino fatal ineludible o fatum. A diferencia del fatum de las tragedias clásicas, con un funcionamiento ciego e implacable, la fatalidad que descubrimos en esta novela se configura a partir de un conjunto de coincidencias y presagios erróneamente interpretados.

Las casualidades que llevan a la muerte son muchas: Santiago, que nunca salía de casa por la puerta de delante, ese día lo hizo… y allí lo esperaban los Vicario para matarlo; el mensaje deslizado debajo de la puerta de Santiago para avisarle del peligro no es visto hasta después del crimen; la familia Miguel nunca se levantaba antes del mediodía, pero Santiago va temprano a la casa…

Además, los habitantes del pueblo son torpes a la hora de interpretar los hechos: Luisa Santiaga, capaz de presentir cualquier tragedia, ese día falló; la madre de Santiago Nasar, con prestigio como intérprete de sueños, no ve ningún mal augurio en el de su hijo, y también cierra la puerta de la casa cuando ve a los Vicario porque piensa que quieren meterse dentro para matarlo.

Sumados a otros, estos ejemplos muestran una hiperbolización de la fatalidad que acaba por atrapar a la víctima. Todos van saliendo a la luz cuando el cronista recaba el testimonio de los testigos, que ocupan “el sitio y la misión que le había asignado a cada uno la fatalidad”.

El Honor como Eje Central

La acción de la novela gira en torno al honor (ligado a la violencia y la muerte), pues se centra en las consecuencias del crimen cometido por los Vicario. Los Vicario asesinan a Santiago por una cuestión de honra, ya que su hermana no llegó virgen al matrimonio y, según ella, Nasar es el responsable. Limpian así el nombre de su familia porque, según esta tradición, las ofensas al honor de una mujer deben ser restituidas con la venganza con sangre hacia el ofensor, y esta la harán los familiares masculinos de la ofendida. Los hermanos Vicario se ven obligados a matar a Santiago para cumplir con la educación que habían recibido. La sociedad entera los habría considerado cobardes si no lo hubieran matado, considerándose inocentes y sin arrepentimiento.

Nos encontramos así con los ingredientes de una tradición característica de la literatura hispánica: honor perdido que hay que vengar, que posee antecedentes literarios en el teatro de Lope de Vega o Calderón, por ejemplo.

La mayoría de los habitantes del pueblo aceptan el código. Incluso Bayardo, un hombre de mundo, devuelve a Ángela a su casa porque asume el principio que exige a la mujer llegar virgen al matrimonio, siendo también defendido por mujeres. Por ejemplo, Prudencia Cotes, novia de Pablo Vicario, no se hubiera casado con él si no hubiera vengado el honor y demostrado su hombría.

La rebeldía contra las normas del código de honor es excepcional; solo Luisa Santiaga y Clotilde Armenta se dan cuenta de la represión que generan códigos tan intolerables.

El Amor como Contrapunto

También aparece el tema del amor. La novela es también la historia de la pasión amorosa de Bayardo y Ángela, que crece en la separación y es capaz de vencer la ofensa, la soledad y el paso del tiempo. El amor aparece así en la novela como la única fuerza capaz de vencer al destino fatal.

Además, la novela tiene relaciones amorosas con matices machistas. Los hombres mantienen relaciones con las mujeres de la casa de placer de María Alejandrina Cervantes o abusan de mujeres que no pueden defenderse de sus deseos (Divina Flor debe soportar el acoso de Santiago).

En este sentido, la novela relaciona el amor con la caza, en concreto con la caza de cetrería. Esto es claro en la relación de Bayardo con Ángela: él fija sus ojos en Ángela, su presa, y actúa desplegando sus artes y poder para conseguir casarse con ella.

También aparecen las relaciones pactadas, como el noviazgo de Nasar y Flora Miguel, concertado por sus padres cuando ellos eran niños; o la de los padres de Santiago, «un matrimonio de conveniencia que no tuvo un solo instante de felicidad».

El Realismo Mágico en Crónica de una Muerte Anunciada

El término realismo mágico fue acuñado para describir un movimiento pictórico. Más adelante, Uslar Pietri lo usó para referirse a una tendencia de la literatura hispanoamericana en la que la realidad coexiste con la fantasía. Se diferencia del uso tradicional de los elementos fantásticos en la literatura porque presenta lo maravilloso como real. Así, los hechos insólitos, fantásticos e irracionales son presentados naturalmente y son percibidos por los personajes como parte de la normalidad.

La obra de García Márquez en la que mejor se aprecia este rasgo es Cien años de soledad. Crónica de una muerte anunciada está en una línea más realista por la base real de los hechos y su estructura de crónica periodística, pero también en esta novela lo fantástico está presente en diversas formas: adivinación de lo que ocurre muy lejos, interpretación de los sueños, supersticiones… Por ejemplo, Luisa Santiaga, madre del narrador, adivina lo que ocurre en el mundo sin salir de casa. Plácida Linero es diestra en interpretar el futuro a través de los sueños, siempre que se los cuenten en ayunas, aunque ese día se equivocó con el sueño de su hijo. En una sesión de espiritismo, sabemos que Yolanda de Xius se lleva todas las cosas de su casa abandonada para reconstruir las escenas de su felicidad pasada: el alma de Yolanda de Xius le confirmó que era ella quien estaba recuperando para su casa de la muerte los cachivaches de la felicidad.

La Hipérbole como Recurso Estilístico

Lo más representativo del realismo mágico es la desmesura, la hipérbole que impregna muchas de sus acciones. La desmesura está ya presente en el episodio principal, el asesinato de Nasar (Pablo Vicario le dio un tajo en el vientre, y los intestinos completos afloraron con una explosión); en la autopsia (la cavidad abdominal estaba ocupada por grandes témpanos de sangre, y entre el lodazal de contenido gástrico apareció una medalla de oro de la Virgen del Carmen que Santiago Nasar se había tragado a la edad de cuatro años) y en el olor que el cuerpo de Santiago deja (todo siguió oliendo a Santiago Nasar aquel día).

El episodio de la boda contiene asimismo muchos elementos exagerados (se habían sacrificado 40 pavos y 11 cerdos para los invitados, y 4 terneras que el novio puso a asar para el pueblo en la plaza pública. Contó que se consumieron 205 cajas de alcoholes de contrabando y casi 2.000 botellas de ron de caña…, trajeron tantos regalos, que fue preciso restaurar el local olvidado de la primera planta eléctrica para exhibir los más admirables).

También aparece la hipérbole en otras peripecias, como la de la bala de la pistola de Nasar que había atravesado casi todo el pueblo hasta que deshizo un santo de yeso en la iglesia o el pueblo al que se traslada Ángela Vicario, en el que, las noches de mareas altas, los retretes se desbordaban y los pescados amanecían dando saltos en los dormitorios.

Personajes Desmesurados

Muchos de los personajes muestran también desmesura, ya sea en sus características o en sus acciones. Bayardo, por ejemplo, junta sumas de dinero en cuestión de minutos. Y tiene una seguridad pasmosa en el cumplimiento de todos sus deseos, como el de casarse con Ángela, formulado a poco de conocerla: «Cuando despierte —dijo—, recuérdeme que me voy a casar con ella». Ángela envía más de mil cartas a Bayardo durante los años en que están separados. Él no contesta ninguna, pero cuando va a buscarla sabe que es él desde el momento en que llama a la puerta: «Un mediodía de agosto, mientras bordaba con sus amigas, sintió que alguien llegaba a la puerta. No tuvo que mirar para saber quién era».

También se percibe desmesura en las casualidades que impiden que alguien avise a Santiago Nasar de que los Vicario lo buscaban para matarlo y en las repercusiones de su muerte en algunas personas: Pedro Vicario estuvo despierto 11 meses. Hortensia Baute cayó en una crisis de penitencia, y un día no pudo soportarla más y se echó desnuda a las calles. Aura Villeros, la comadrona, sufrió un espasmo en la vejiga cuando supo la noticia y hasta el día de su muerte necesitó una sonda para orinar.

Humor y Realismo Mágico

En muchas ocasiones, el realismo mágico aparece entremezclado con el humor. Destaca la autopsia, pero también hay en otros momentos esta mezcla, por ejemplo, cuando, al narrar la estancia en la cárcel de los gemelos Vicario, se quiere presentar a estos como seres miedosos y débiles (hasta entonces había desbordado dos veces la letrina portátil) o en el final del libro, cuando el protagonista «se echó a andar (…) sosteniendo con las manos las vísceras colgantes» y fue capaz de dirigirse a la casa vecina cuando sus ocupantes desayunaban y dedicarles una sonrisa para después decir: «Que me mataron, niña Wene».

El Perspectivismo como Técnica Narrativa en Crónica de una Muerte Anunciada

Uno de los aspectos más interesantes de esta novela es el punto de vista de la narración. Aunque el narrador es siempre el mismo, una contrafigura del propio escritor, su posición cambia frente a la historia continuamente.

Narrador Testigo y Personaje Secundario

El narrador fue testigo de lo ocurrido y vivió alguno de los episodios que recupera en el libro. Funciona en ese caso como un personaje secundario que narra, de manera subjetiva, en primera persona del singular («en la inconsciencia de la parranda le propuse a Mercedes Barcha que se casara conmigo») o emplea un yo plural (como el que engloba al grupo de asistentes a la boda que acaba la fiesta en casa de Alejandrina Cervantes: él, su hermano Luis Enrique, Cristo Bedoya y Santiago Nasar). Sin embargo, evoca acontecimientos o describe situaciones a partir de su recuerdo, con una tercera persona omnisciente (Santiago Nasar se puso un pantalón… De no haber sido por la llegada del obispo, se habría puesto el vestido caqui y las botas de montar…).

Narrador Cronista y la Objetividad

No obstante, cuando ejerce de cronista, se instala en la tercera persona con actitud objetiva. Interroga, consulta documentos (informe de la autopsia, sumario del juez, cartas de su madre…) y recoge testimonios para reconstruir el pasado. A veces, selecciona frases de sus conversaciones con los testigos y las plasma en estilo directo, entrecomilladas y presentadas por él («Siempre soñaba con árboles», me dijo Plácida Linero). Otras veces reproduce diálogos completos con una posición distante, limitando su presencia a las acotaciones que señalan los intervinientes, como si fuera una escena teatral.

Ambigüedad y Duda

Dicha fórmula recibe el nombre de perspectivismo y sirve para potenciar la sensación de objetividad y verosimilitud. Pero también provoca ambigüedad y duda, ya que se ofrecen al lector varias versiones de los mismos hechos.

La Cuestión de la Culpabilidad

La culpabilidad o inocencia de Santiago Nasar es lo más importante. Y es que cada uno recuerda el suceso desde sus intereses o prejuicios personales: algunos lo envidiaban porque era rico, otros sentían hacia él odio o miedo, su novia se deja llevar por el despecho, sus amigos no son capaces de explicar bien lo ocurrido, ya que habían bebido en exceso… El sumario también está incompleto y cubierto por las aguas: una prueba más de la dificultad de reconstruir el pasado.

Ángela Vicario reitera un nombre, “Santiago Nasar”, pero el juez no encuentra indicios de que hubiera sido él el causante del agravio. Para el narrador, Santiago “manifestó el desconcierto de la inocencia” y la versión más corriente de la que se hace eco es que “estaba protegiendo a quien de veras amaba”. La sensación que queda al lector es la de que Santiago fue asesinado por algo que probablemente no cometió. Pero cuando Ángela se encuentra en situación propicia para revelar la verdad al narrador, muchos años después, ratifica su versión: «―Ya no le des más vueltas —me dijo—. Fue él».

Otras Ambigüedades

Junto a esta ambigüedad aparecen otras, como las versiones que se dan sobre el tiempo que hacía el día de autos (radiante o enturbiado por una llovizna fina), si la cocinera y su hija sabían o no que iban a matar a Santiago, si los hermanos Vicario fueron al burdel antes de cometer su asesinato…

Valoración de los Personajes

El perspectivismo afecta también a la valoración de los personajes. En el caso de Santiago Nasar, para Divina Flor “no ha vuelto a nacer otro hombre como ese”, para Victoria Guzmán “era idéntico a su padre… un mierda” y para el narrador “era alegre y pacífico, y de corazón fácil”. Lo mismo sucede con la estimación que se hace de Bayardo: “es un hombre muy raro”, “parecía marica”, “estaba para comérselo vivo”, “es encantador”, “se me pareció al diablo”; el narrador dice “es atractivo, serio, pero sobre todo un hombre muy triste”. Y Ángela, “nunca había visto un hombre con tantas ínfulas”.

En resumen, la que pretendía ser crónica fidedigna de un suceso acaecido 30 años atrás revela que recuperar el pasado es imposible. Así, es necesaria la participación de un lector activo que extraiga sus conclusiones y añada su perspectiva al relato.

Personajes en Crónica de una Muerte Anunciada

Uno de los aspectos llamativos de esta novela es la abundancia de personajes que intervienen en ella. Pero el número de personajes contrasta con su condición de borrosas criaturas, en muchos casos solo mencionadas y en otros esbozadas. Entre ellos hay 3 niveles: protagonistas, testigos concretos y el pueblo, que se aglomera para contemplar el crimen.

Protagonistas

Los protagonistas están caracterizados con la técnica de la visión indirecta (con el narrador u otros personajes) y son personajes redondos, pues vemos cómo evolucionan.

  • SANTIAGO NASAR: Asesinado a los 21 años por los hermanos Vicario al ser acusado por Ángela de ser el causante de su deshonra. De ascendencia árabe, es hijo único de un matrimonio de conveniencia y se le describe como alegre, pacífico y aficionado a las armas de fuego. Comprometido con Flora Miguel desde la adolescencia, frecuenta el burdel de María Alejandrina Cervantes y acosa a las mujeres que desea. Es cazador de 2 tipos de presas, aves y mujeres, aunque al final será él quien resulte sacrificado. Se destaca su belleza y su carácter sobrenatural: no derrama sangre y es capaz de caminar sosteniendo sus vísceras.
  • BAYARDO SAN ROMÁN: Hombre de 30 años que representa al extranjero envuelto en el misterio. Es conservador, culto, dueño de una gran fortuna, atlético y de buen corazón. Es también orgulloso y caprichoso, pero su evolución sufre una línea descendente: a la prepotencia que manifiesta en su relación con Ángela, y que le viene acaso de su fortuna y de ser hijo de general, sucede el declive al verse engañado. No logrará vencer la vergüenza del ultraje y su gesto es la huida, la búsqueda de la soledad y el olvido.
  • ÁNGELA VICARIO: Figura clave en el conflicto para la muerte de Santiago Nasar. Es un personaje con capacidad de mutación, que pasa de ser una pueblerina asombrada de que un rico y apuesto joven se fije en ella, a ser una “garza guerrera”. También su actitud frente a las normas sociales se hace más combativa cuando avanza la historia: se presenta como una muchacha sumisa, pero después dice que no desea casarse con Bayardo y, al ser devuelta a su casa, no oculta su “delito”, sino que se enorgullece.
  • HERMANOS VICARIO: Se mueven con el código del honor. Sus bravuconadas machistas y la parafernalia de los cuchillos contrasta con la publicidad que dan al cumplimiento de su obligación y las vueltas e indecisiones que atraviesan. La carga que pesa sobre ellos los convierte en asesinos. Después de ser absueltos, Pablo se casa con su novia y Pedro ingresa en las Fuerzas Armadas.

Testigos

Un segundo nivel de personajes es el de los testigos. Su función es doble: dar información y participar como personajes secundarios de los hechos. Destacan: Plácida Linero, madre de Santiago Nasar; Victoria Guzmán, cocinera que tuvo una hija del padre de Nasar llamada Divina Flor; Clotilde Armenta, dueña de la tienda de leche; Cristo Bedoya, amigo de Santiago…

La mayor parte están descritos con leves pinceladas: Pura Vicario, por ejemplo, “…había sido maestra de escuela hasta que se casó para siempre. Su aspecto manso y un tanto afligido disimulaba muy bien el rigor de su carácter” y María Alejandrina Cervantes “fue la mujer más elegante y la más tierna que conocí jamás, y la más servicial en la cama, pero también la más severa”.

El Pueblo como Personaje Colectivo

Tomados en conjunto, serían un personaje colectivo, el pueblo, integrado con personajes citados y anónimos (los curiosos que pasan por la tienda de Clotilde Armenta, los carniceros que escuchan a los hermanos Vicario…).

Simbolismo en los Nombres

En los nombres, destacan 2 grupos de personajes: uno formado por los que el nombre es el de personas de la familia del autor (Mercedes Barcha, su esposa; Luis Enrique y Margot, dos de sus hermanos, o Luisa Santiaga, su madre) y otro que incluye a los personajes cuyo nombre tiene valor simbólico. En este caso, el Nuevo Testamento parece ser la fuente a la que el escritor ha acudido (Lázaro, Pedro, Pablo, Poncio, Santiago). La crítica considera que la elección de estos nombres tiene un componente paródico. Hay también ironía en la elección del nombre de la madre de los Vicario, una mujer pobre de espíritu que valora sobre todo las apariencias: no solo se llama Pura, sino que en un par de ocasiones se la denomina Purísima. Y lo mismo sucede con el nombre de su hija. Así, al ver por primera vez a Ángela Vicario, que será en cierto sentido la causante del drama, Bayardo dice: «Tiene el nombre bien puesto».