Crítica de la Metafísica en la Filosofía de Hume: Impresiones, Causalidad y el Yo

Crítica de los Conceptos Metafísicos

El Empirismo de Hume y los Límites de la Razón

Frente al racionalismo, Hume defiende que nuestra razón posee unos límites muy estrechos, planteados por el testimonio de los sentidos y la experiencia. La razón se limita a mezclar los contenidos que le ofrecen las impresiones. No hay fuentes extraempíricas (innatas) de conocimiento. Así, toda idea que no podamos asociar a una impresión correspondiente de la que se derive será una idea ilegítima, una pseudoidea: en esto se materializa el principio empirista de la copia.

Este principio será aplicado por Hume al análisis crítico-destructivo de conceptos, principios y doctrinas metafísicas como la causalidad ontológica, la sustancia, Dios o la identidad del yo.

Crítica de la Sustancia

La metafísica tradicional entendió que el mundo externo estaba compuesto de cuerpos o sustancias que permanecían idénticas a pesar del cambio de sus cualidades. No obstante, Hume afirma que solo es aceptable la idea que tenga a su base una impresión y aplica este criterio al examen de las sustancias, concluyendo que el carácter de sustancia de las cosas no es perceptible.

Tomemos por ejemplo, la supuesta sustancia “rosa”. Toda la experiencia que puedo tener de una rosa se agota en sus propiedades perceptuales: veo su color, tamaño, forma, los elementos que la conforman…; pero todas estas propiedades que me ofrece la percepción se sitúan en el nivel de los atributos y no de la sustancia. No puedo percibir nada más que las propiedades descritas. Así, si con la palabra “rosa” nos queremos referir a una realidad distinta de la suma de sus propiedades percibidas, entonces nuestro uso de esta palabra es ilegítimo.

Crítica de la Causalidad

No es menos importante la crítica a la idea de causalidad que fundamenta todas las cuestiones de hecho. La metafísica entiende la relación causa-efecto como una conexión necesaria que se funda en la razón: dada la causa, tiene que darse el efecto. Sin embargo, cuando establezco una conexión entre la causa y el efecto solo puedo decir que la experiencia me muestra que en el pasado ha sido así, pero no podemos deducir que en el futuro o con objetos semejantes, será así.

¿Cuál es, entonces, el principio que funda la conexión causa-efecto? Es la costumbre o el hábito: tras la conjunción constante de dos objetos que se suceden siempre del mismo modo (llama y calor, nieve y frío), por la costumbre esperamos que de uno que llamamos causa, suceda otro después que llamamos efecto.

Así, el hábito o costumbre hace nacer en nosotros un sentimiento imposible de definir o explicar que Hume llama creencia y que es una representación más intensa y firme que la que acompaña a las meras ficciones propias de la imaginación. Por tanto, el saber acerca de hechos se funda en creencias que proceden de la costumbre y de la experiencia y no en la razón.

Debemos hacer notar que Hume no cuestionó la validez del principio de causalidad sino cualquier prueba racional de una conexión necesaria entre la causa y el efecto. Es la costumbre la que origina una creencia instintiva gracias a la cual nuestra especie ha podido sobrevivir.

Crítica de la Demostración de la Existencia de Dios

Santo Tomás, Descartes o Locke habían utilizado el principio de causalidad para fundamentar la afirmación de que Dios existe en sus famosas demostraciones a posteriori. A juicio de Hume, esta inferencia es también injustificada porque no va de una impresión a otra sino de nuestras impresiones a Dios, que no es objeto de impresión alguna.

Ahora bien, si la existencia de un mundo distinto de nuestras impresiones y la existencia de Dios no son racionalmente justificables, ¿de dónde vienen nuestras impresiones? El empirismo de Hume no permite responder a esta pregunta. Sencillamente no lo sabemos ni podemos saberlo: pretender contestarla es querer ir más allá de nuestras impresiones y éstas constituyen el límite de nuestro conocimiento. Tenemos impresiones pero no sabemos de dónde proceden, eso es todo.

Crítica de la Idea del Yo

Otra de las ideas oscuras en metafísica cartesiana es la idea de yo, de sujeto, como una sustancia en la cual inciden las percepciones y por lo cual sustancia y percepciones son distintas. Pero a esto cabe responder que si la sustancia no procede de una impresión, no tenemos idea alguna de la sustancia y, en definitiva, tendremos un término sin significado.

En relación al yo se plantea, además, el problema de la identidad personal, pues parece que todos tenemos una idea de nosotros mismos como de algo que permanece idéntico y siendo lo mismo a través de diversas percepciones y experiencias. Sin embargo, toda idea ha de derivarse de una impresión y como la idea de yo es la de algo invariable, la impresión de que procede debería ser invariable.

Tema Descartes: El Cogito y el Criterio de Verdad

El Proyecto Cartesiano y la Necesidad de un Método

El proyecto cartesiano comienza con la crítica, iniciada ya en el Renacimiento, hacia todo el saber medieval basado en la lógica y la física aristotélica y en la teología tomista. Como consecuencia, para salir de la crisis en la que estaba sumido el conocimiento de su época, Descartes va a proponer la aplicación extensiva de un método a las ciencias y a todo el conocimiento.

La razón necesita una guía que la dote de objetividad y certeza en su quehacer, y las ciencias, un proceder único que arroje verdades universales. Se torna necesario, pues, un método que confiera un modus operandi correcto en la aplicación de nuestra razón al conocimiento de las cosas. El método no puede basarse, como en el caso de Aristóteles, en una serie de consideraciones lógicas que nos hagan deducir consecuencias, sino que debe dirigirse a encontrar la verdad misma. O sea, su objetivo consiste en ayudar a que se empleen rectamente las capacidades naturales y las operaciones de la mente.

Factores que Obstaculizan la Búsqueda de la Verdad

Entre los factores que influyen y desvían del camino de la verdad tenemos:

  • Los prejuicios
  • Las pasiones
  • La educación
  • La impaciencia
  • El deseo urgente de obtener resultados (precipitación)

Operaciones Fundamentales de la Mente: Intuición y Deducción

Pero, ¿cuáles son las operaciones fundamentales de la mente? Para Descartes son dos: la intuición y la deducción.

La intuición es una actividad puramente intelectual, un “ver” intelectual en virtud del cual la mente, a solas, de una forma inmediata, alcanza un conocimiento tan claro y distinto del objeto que no da lugar a duda alguna. Se trata de un “ver” intelectual que tiene por objeto las naturalezas simples: por medio de ella captamos inmediatamente conceptos simples emanados de la razón misma, sin posibilidad alguna de duda o error.

Todo el conocimiento intelectual se despliega a partir de la intuición de naturalezas simples, a las que Descartes concibe como los elementos últimos a los que llega el proceso del análisis y que son conocidas como ideas claras y distintas: existencia, duración, unidad. Pertenecen al orden ideal, son como objetos matemáticos, abstraídos del orden existencial, como las líneas y los círculos perfectos del geómetra.

Precisamente, la deducción es la inferencia por la que somos capaces de extraer verdades a partir de aquellas otras obtenidas por intuición. Podemos decir, por tanto, que el método consiste en una serie de reglas para emplear correctamente la intuición y deducción y organizar el proceso de la investigación de la verdad.

Las Cuatro Reglas del Método Cartesiano

La propuesta cartesiana es simple, cuatro reglas sencillas de seguir y de entender:

  1. Evidencia: “No admitir jamás como verdadera cosa alguna sin conocer con evidencia que lo era(….), no comprender en mis juicios más que lo que se presente a mi espíritu tan clara y distintamente que no tuviera motivo alguno de ponerlo en duda”
  2. Análisis: “Dividir cada una de las dificultades que examinase en tantas partes como fuese posible, y cuantas requiriese su mejor solución”
  3. Síntesis: “Conducir ordenadamente mis pensamientos, comenzando por los objetos más simples y fáciles de conocer, para ir poco a poco (….) hasta el conocimiento de los más compuestos”
  4. Enumeración: “Hacer enumeraciones tan completas, y revisiones tan generales, que estuviera seguro de no olvidar nada”.

Así, la primera regla presupone una confianza plena en la razón, si bien la injerencia de las pasiones puede hacerla fracasar. Por ello, esta regla anuncia tomar solo como verdadero lo evidente. La evidencia es una intuición intelectual clara y distinta, y con ella cae el criterio de verdad medieval de la adecuación. Así, será verdadero aquello intuido por la razón clara y distintamente, y lo deducido a partir de ello tras aplicar correctamente el método. Tal criterio implica dos caracteres, la claridad y la distinción, y una condición: resistir a toda duda.

Descartes examinará las cosas, las nociones y los hechos para ver si, entre tantas ilusiones, apariencias y misterios, existe alguna cosa que resista victoriosamente todas las pruebas y se muestre indudablemente cierta. No harán falta muchas verdades ciertas e indudables. Una sola bastaría, porque, de la misma manera que los matemáticos deducen sus teoremas a partir de principios verdaderos y evidentes por sí mismos, así también de la verdad encontrada, tomada como verdad primera, se podría deducir todo el sistema de la nueva filosofía.

La Duda Cartesiana como Método

La duda cartesiana no es real como la de los escépticos. Es un instrumento mediante el cual se puede obtener un conocimiento firme y seguro de las cosas. La duda es la antesala de la verdad, el paso previo a la certeza. Es un estado de vacilación en el que no es lícito caracterizar a un conocimiento ni como verdadero ni como falso.

Motivos de Duda

Por último, señalemos que los motivos de duda son:

  • Reales: los sentidos nos han engañado en multitud de ocasiones. Por otra parte, cometemos errores al razonar, incluso en los temas más sencillos como la geometría.

Tema Tomás de Aquino: Las Vías y su Estructura Lógica

Las Preguntas de Tomás de Aquino sobre la Existencia de Dios

Santo Tomás sostiene que desde la razón se puede probar la existencia de Dios y alcanzar algún conocimiento sobre su esencia. Por ello, plantea 3 interrogantes:

  1. ¿Es evidente la existencia de Dios?
  2. ¿Se puede demostrar?
  3. ¿Cómo debe hacerse?

Respuestas de Tomás de Aquino

En respuesta a la primera pregunta, nos dice que su existencia es evidente ya que al afirmar que Dios existe, estamos emitiendo un juicio de identidad. Sin embargo, no es evidente respecto a nosotros, por eso algunos identifican a Dios con la naturaleza y otros niegan su existencia. No hay distinción entre la esencia de Dios y su existencia, y la afirmación “Dios no existe” encierra una contradicción.

En respuesta a la segunda pregunta, afirma que la existencia de Dios puede justificarse por una demostración que procede del conocimiento de la Creación. A este tipo de demostración se le llama “Argumentos a Posteriori“, por la que Tomás de Aquino convierte la cuestión de la existencia de Dios en un preámbulo de fe.

En respuesta a la tercera pregunta, elaboró cinco vías para demostrar la existencia de Dios. Todas ellas parten con un hecho de experiencia al que se le añade el principio de causalidad. Finalmente, cada vía concluye afirmando un aspecto sobre la existencia de Dios.

Las Cinco Vías de Tomás de Aquino

  1. La primera vía: LA VÍA DEL MOVIMIENTO: Nos habla de que todo está en movimiento. Por el principio de causalidad, todo lo que se mueve es movido por otro. Argumenta la imposibilidad de una unión infinita de motores dependientes. Finalmente, designa el origen del movimiento a Dios, por tanto Dios existe.
  2. La segunda vía: VÍA DE LA CAUSALIDAD: Parte del hecho de que en este mundo existen causas eficientes. Aplica que nada puede ser causa de sí mismo, determinando que hay una causa independiente denominada Dios.
  3. La tercera vía: VÍA DE CONTINGENCIA DE LOS SERES: Relata que en este mundo las cosas existen, pero podrían no existir y además tienen inicio y fin. Determina que hay un elemento necesario, eterno e independiente al que denomina Dios.
  4. La cuarta vía: VÍA DE LOS GRADOS DE PERFECCIÓN: Parte de que en la vida hay una jerarquía de perfecciones. Lo perfecto no puede tener su origen en lo imperfecto, sino en algo más perfecto. Concluye con que debe haber un ser perfecto, y ese ser es Dios.
  5. La quinta vía: VÍA POR EL ORDEN ARMONIOSO DEL MUNDO: Las cosas no tienen conocimiento y obran por un fin. Concluye con que debe haber un ser inteligente que dirige todas las cosas naturales, y ese ser es Dios.

Tema Descartes: El Método y la Duda

El Proyecto Cartesiano y la Necesidad de un Método

El proyecto cartesiano comienza con la crítica hacia todo el saber medieval basado en la lógica y la física aristotélica y en la teología tomista. Como consecuencia, Descartes va a proponer la aplicación extensiva de un método a las ciencias y a todo el conocimiento. La razón necesita una guía que la dote de objetividad y certeza en su quehacer. Se torna necesario un método que confiera un modus operandi correcto en la aplicación de nuestra razón al conocimiento de las cosas. El método debe dirigirse a encontrar la verdad misma.

Factores que Obstaculizan la Búsqueda de la Verdad

Entre los factores que influyen y desvían del camino de la verdad tenemos los prejuicios, las pasiones, la educación, la impaciencia y el deseo urgente de obtener resultados.

Operaciones Fundamentales de la Mente: Intuición y Deducción

Para Descartes son dos las operaciones fundamentales de la mente: la intuición y la deducción.

La intuición es un “ver” intelectual en el cual la mente alcanza un conocimiento tan claro y distinto del objeto que no da lugar a duda alguna.

La deducción es la inferencia por la que somos capaces de extraer verdades a partir de aquellas otras obtenidas por intuición. Por tanto, el método consiste en una serie de reglas para emplear correctamente la intuición y deducción y organizar el proceso de la investigación de la verdad.

Las Cuatro Reglas del Método Cartesiano

La propuesta cartesiana es simple, cuatro reglas sencillas de seguir y de entender:

  1. Evidencia: “No admitir jamás como verdadera alguna cosa sin conocer con evidencia que lo era”
  2. Análisis: “Dividir cada una de las dificultades que examinase en tantas partes como fuese posible”
  3. Síntesis: “Conducir ordenadamente mis pensamientos, comenzando por los objetos más simples y fáciles de conocer, para ir poco a poco (….) hasta el conocimiento de los más compuestos”
  4. Enumeración: “Hacer enumeraciones tan completas, y revisiones tan generales, que estuviera seguro de no olvidar nada”.

Así, la primera regla anuncia tomar solo como verdadero lo evidente. Con ella cae el criterio de verdad medieval de la adecuación. Tal criterio implica dos caracteres, la claridad y la distinción, y una condición: resistir a toda duda.

Descartes examinará las cosas, las nociones y los hechos para ver si existe alguna cosa que se muestre indudablemente cierta. No harán falta muchas verdades ciertas e indudables. Una sola bastaría, porque así tomada como verdad primera, se podría deducir todo el sistema de la nueva filosofía.

La Duda Cartesiana como Método

La duda cartesiana es un instrumento mediante el cual se puede obtener un conocimiento firme y seguro de las cosas. La duda es la antesala de la verdad, el paso previo a la certeza. Es un estado de vacilación en el que no es lícito caracterizar a un conocimiento ni como verdadero ni como falso.

Tema Platón: La Teoría de las Ideas

El Contexto de la Teoría de las Ideas

Platón elabora su famosa teoría de las ideas para abordar la cuestión de una justicia universal frente al relativismo sofista y la democracia corrupta. Esta teoría sostiene que existe una idea de justicia invariable, eterna y accesible mediante el pensamiento humano, siendo el eje central de su filosofía, la cual incluye aspectos metafísicos, epistemológicos, antropológicos y cosmológicos con una mirada política.

El Mundo Sensible y el Mundo Inteligible

Platón distingue entre el Mundo Sensible, donde las cosas están en constante cambio, y el Mundo Inteligible, donde las ideas son permanentes e inmutables, siendo las esencias de las cosas. Las ideas, únicas e inalterables, solo son accesibles mediante la inteligencia y son la base del verdadero conocimiento.

Relación entre las Ideas y las Cosas Sensibles

Argumenta que las cosas sensibles dependen de las ideas como su causa para existir, estableciendo una relación de imitación o copia realizada por el demiurgo, un artesano inteligente.

La Dialéctica y la Jerarquía de las Ideas

La filosofía platónica se centra en la dialéctica, buscando establecer relaciones entre las ideas jerárquicamente organizadas. La Idea de Bien, equiparada con la Verdad y la Belleza, ocupa el lugar más elevado en esta jerarquía.

Educación y Política

Platón propone un programa educativo progresivo que va desde el mundo de los sentidos hasta el mundo de la inteligencia, justificando así la doctrina política de los reyes filósofos.

Conocimiento y Orden Justo

La teoría de las ideas conecta la ontología con la epistemología, argumentando que el conocimiento más verdadero proviene del estudio del mundo de las ideas. Este enfoque ofrece una base para fundamentar la objetividad del conocimiento y el orden justo en la polis, contrarrestando el subjetivismo democrático de los sofistas.

2º Trimestre – Tema Aristóteles: Virtud y Felicidad

El Hombre como Compuesto de Cuerpo y Alma

Virtud y felicidad son tratados en su obra Ética a Nicómaco. Aristóteles sostiene que el hombre es un compuesto de cuerpo y alma, es decir, de cuerpo y vida, siendo nuestra vida (el acto de vivir) dentro del alma (de nuestros actos vitales).

Las Partes del Alma

Aristóteles distingue tres partes del alma:

  • Vegetativa
  • Sensitiva
  • Intelectiva

Sostiene que el hombre bueno actúa mediante la parte racional de sí mismo, la razón en la vida de todas nuestras acciones. Además, considerará que los bienes son los del alma intelectiva, puesto que lo que caracteriza al hombre es su intelecto.

La Eudaimonía como Fin Supremo

Aristóteles se plantea qué es lo bueno para el hombre, cuál es el bien supremo o fin que busca a través de nuestras acciones, que es la eudaimonía (felicidad, plenitud de la vida). Aristóteles descarta otros sinónimos de felicidad, que están subordinados a otros fines.

Según Aristóteles, el bien del hombre consiste en el de la razón y la actividad según la razón, la acción guiada por la razón es lo que Aristóteles llama acción virtuosa.

Virtudes Intelectuales y Éticas

En el hombre hay dos conjuntos de capacidades o partes del alma: la cognitiva o racional, y la parte del deseo, que puede obedecer o desobedecer a la razón. La parte racional se trata de un saber de las cosas teóricas y prácticas. Aristóteles llama a estas virtudes intelectuales.

Pero además, hay otras virtudes que el autor llama éticas y se refieren al ethos (la costumbre o comportamiento humano). Son hábitos conductuales basados en el dominio. Si hacemos los actos de un modo inadecuado, acabaremos teniendo un vicio, esto se puede producir por defecto o por exceso.

La Doctrina del Término Medio

Aristóteles introduce su doctrina del término medio: la virtud es un medio entre dos extremos, una perfección entre dos extremos viciosos. Tenemos que vivir una vida plena en todos los sentidos, consiguiendo una armonía entre todas las virtudes.