El Colapso del Sistema Político Español
Tras la crisis de 1917 culminó la descomposición de los partidos dinásticos. El fraccionamiento de ambos partidos acabó con el turno establecido desde 1885, una de las bases de la estabilidad del sistema. Esto dificultó la formación de gobiernos con mayorías parlamentarias y acentuó la inestabilidad política. Entre 1917 y 1923 se formaron once gobiernos. La crisis era, sobre todo, el exponente de la imposibilidad de un sistema liberal de base oligárquica de evolucionar hacia la democratización. Además, los planes de reforma quedaron postergados ante los crecientes problemas como la cuestión catalanista, la conflictividad social, el problema de Marruecos y el debate de las responsabilidades por el desastre de Annual.
Los años 1917 y 1918 abrieron la breve etapa de los llamados gobiernos de concentración en los que participaron las distintas facciones que componían tanto el Partido Conservador como el Liberal. Estos gobiernos despertaron ciertas esperanzas de una renovación del sistema político, pero ni tan siquiera fueron capaces de dar mayor estabilidad al régimen. En lo sucesivo se formaron gobiernos débiles que, con frecuencia, recurrieron a medidas excepcionales como el cierre de las Cortes, la suspensión de las garantías constitucionales y el recurso al ejército para la represión de los conflictos, lo que acentuó el desprestigio del sistema.
El Desastre de Annual y sus Consecuencias
Fue en Marruecos, en el verano de 1921, donde se produjo la crisis más grave. A pesar del debate entre los defensores de la afirmación del papel colonial de España y los partidarios de abandonar Marruecos ante el elevado coste económico, humano y político de la empresa marroquí, el gobierno decidió completar la ocupación efectiva del territorio. El impaciente y orgulloso general Silvestre emprendió un avance precipitado sobre el corazón del Rif con el objetivo de ocupar la bahía de Alhucemas, y penetró en un territorio extenso y de difícil orografía. Abd el Krim encabezó una rebelión generalizada de los rifeños y organizó el cerco a las tropas españolas en Annual. Silvestre dio la orden de retirada y, en medio del caos por la desorientación de los mandos y el amotinamiento de las tropas indígenas, se produjo la desbandada de los españoles hacia Melilla. En pocos días se perdió toda la zona que había sido ocupada durante años con grandes esfuerzos, y murieron o desaparecieron más de 10000 soldados, incluido el general Silvestre.
La tragedia de Annual conmocionó a la opinión pública. Tuvo graves consecuencias políticas y acabó siendo una de las causas del fin del régimen parlamentario. La exigencia de responsabilidades forzó al gobierno a nombrar una comisión presidida por el general Picasso para delimitar las responsabilidades militares. Los militares, los partidos dinásticos y la propia figura del rey se vieron envueltos en los debates sobre las responsabilidades, acrecentando el desprestigio general del régimen. Se intensificó la crítica del ejército, ya en abierta rebeldía contra el sistema.
El gobierno de concentración de García Prieto intentó salvar el régimen constitucional con un programa de democratización y reforma de la Constitución. Aceptó formar una comisión de responsabilidades políticas para dirimir las acusaciones contra los militares, los políticos y el rey. Pocos días antes de que el informe elaborado por la comisión llegase a las Cortes, el general Primo de Rivera encabezó un golpe de Estado por el que se imponía una dictadura militar como solución a la crisis del régimen.
El Directorio Civil de Primo de Rivera
Resuelto el problema del orden público y solucionada con éxito la cuestión marroquí, Primo de Rivera sustituyó al Directorio Militar por un gobierno civil, con la clara intención de permanecer en el poder. En esta segunda fase de la dictadura, el Directorio Civil, se afirmó la voluntad de construir un régimen inspirado en las dictaduras autoritarias de la Europa de entreguerras. Con el fin de consolidar el régimen, se impulsó desde el poder la formación de un gran partido de derechas, la Unión Patriótica, creada en 1924. Carente de un programa y una ideología definida, nunca logró convertirse en un partido moderno y potente y fue solo un instrumento de propaganda gubernamental.
En 1923 Primo de Rivera anunció la convocatoria de una Asamblea Nacional Consultiva encargada de elaborar una nueva constitución. La oposición de los viejos políticos dinásticos, la negativa de los socialistas a seguir colaborando y la actitud reticente del rey, paralizaron el proyecto de Estatuto Fundamental de la Monarquía y aceleraron la oposición al dictador.
Política Económica del Directorio Civil
La política económica de la dictadura se benefició de la coyuntura expansiva internacional de los años veinte. Se caracterizó por el intervencionismo estatal y cuyo objetivo fue regular e impulsar la industria nacional mediante unos elevados aranceles proteccionistas. También creó grandes monopolios estatales, como la Compañía Arrendataria del Monopolio de Petróleos (CAMPSA), a la que concedió en exclusiva la importación, refinado, distribución y venta del petróleo y la gasolina, y la Compañía Telefónica Nacional de España. El fomento de las obras públicas fue uno de sus aspectos más destacados. En 1926 se crearon las Confederaciones Hidrográficas para el aprovechamiento de los ríos, tanto para el regadío como para la producción de energía eléctrica.
Conflictividad Social y Relaciones Laborales
La escasa conflictividad social del periodo de la dictadura se explica en parte por la represión, en particular de los anarquistas, pero también por dos factores: por un lado, el desarrollo de una amplia política social y, por otro lado, el nuevo modelo de relaciones laborales. La base de la Organización Corporativa Nacional eran los comités paritarios de cada uno de los oficios. El objetivo de los comités era resolver los conflictos mediante la negociación.
Creciente Oposición y Final de la Dictadura
A partir de 1926, la dictadura empezó a perder apoyos y aumentaron las críticas y la oposición, de las que no se libró Alfonso XIII. Uno de los problemas más graves fue el conflicto militar. Se produjo cuando Primo de Rivera trató de llevar a cabo algunas reformas militares. Partidario de los ascensos por méritos de guerra, aprobó una norma general que suprimía los ascensos por estricta antigüedad. Desde ese momento, una parte del ejército se distanció de la dictadura y del propio rey.
Vías de Oposición
- Conspiración Civil y Pronunciamiento Militar: Dirigentes de los partidos del turno y republicanos optaron por esta vía. En junio de 1926 hubo un primer intento fallido de poner fin a la dictadura y restablecer el orden constitucional conocido como la Sanjuanada.
- Intelectuales y Periodistas: Figuras de prestigio como Unamuno y Ortega y Gasset se enfrentaron al dictador, a pesar de la rígida censura.
- Republicanos y Nacionalistas: También se opusieron a la dictadura.
- CNT y FAI: La CNT, tras el golpe de Estado y los años de represión, se había desmoronado y radicalizado. Los partidarios de la insurrección revolucionaria constituyeron en 1927 la Federación Anarquista Ibérica (FAI).
- PSOE: La oposición del PSOE a la dictadura fue más tardía.
Primo de Rivera, falto de apoyos, incluso de los militares y del rey, cuya imagen quedó ligada a la dictadura, presentó su dimisión en enero de 1930.