Crisis Democráticas y Fascismos: Alternativas al Liberalismo en el Periodo de Entreguerras

Lucha contra crisis en países democráticos. Alternativas al liberalismo: fascismos

El fascismo no es solo una respuesta a la crisis económica, aunque en algunos países estuvo muy influido por ella.

1. Políticas contra la crisis

Frente a la depresión, se observan dos tipos de respuestas:

  • Medidas restrictivas: Basadas en la teoría económica con pocas herramientas alternativas. Se buscaba disminuir gastos a través de políticas de control del gasto, con matices según el régimen. En las dictaduras, se implementó la autarquía, adornada con discursos fascistas. En las democracias, se optó por la reducción de gastos, especialmente de tipo social.
  • Políticas expansionistas: Implicaban una intervención cada vez mayor en la economía. En las dictaduras, esta intervención se acrecentó, dirigiéndose a la ideología ultranacionalista, que promovía la violencia como algo positivo y la guerra como un valor muy alto. Otras medidas incluyeron la construcción de carreteras y el rearme. En las democracias, se observó una mayor intervención del Estado en la economía, con un enfoque en el liberalismo económico, más gasto social, protección de la ciudadanía e intervención en las relaciones laborales, estableciendo acuerdos para reglas básicas laborales (precios mínimos, salarios, etc.). También se impulsó la creación de obras públicas y la inversión en la industria armamentística, lo cual fue decisivo para salir de la crisis.

Estados Unidos: Roosevelt y el New Deal

En Estados Unidos, el descontento era muy fuerte antes de la implementación de políticas convencionales que dieran resultado. Roosevelt intentó regresar a la calma, la confianza y el optimismo en la economía americana, utilizando muchos instrumentos para reinstaurar estos valores. Aunque recibió muchas críticas, su objetivo no era transformar el sistema económico, sino afianzarlo a través del New Deal.

El New Deal incluyó la intervención del gobierno en la banca, políticas financieras y normas para regular el funcionamiento de la Bolsa. También se llevó a cabo una devaluación del dólar, lo que afectó a muchos ahorradores, pero tenía el objetivo de abaratar los productos de Estados Unidos, impulsando su exportación. Se implementó una campaña de subvención a granjeros para sacar productos al mercado y recibir beneficios, así como una campaña de deforestación, lo cual resulta contradictorio con el interés en la protección del medio ambiente.

En el ámbito industrial, se promulgó legislación y se hizo un llamado a un acuerdo entre trabajadores y empresarios, regulando la jornada laboral, prohibiendo el trabajo infantil (menores de 16 años), estableciendo un salario mínimo y un precio máximo, y promoviendo convenios. Se dio importancia a los sindicatos y se implementaron políticas sociales, a veces improvisadas y con problemas, buscando un estado universal con la presencia del Estado para proteger a sus ciudadanos, mostrando activismo. Roosevelt y el New Deal cambiaron la visión sobre la pobreza, que antes era considerada una responsabilidad individual y ahora se veía como un problema social.

Las medidas de Roosevelt enfrentaron oposición, siendo acusado de manipular la separación de poderes, ya que contaba con mayoría en el Congreso y el Senado, lo cual no es común. Se le acusó de forzar el nombramiento de jueces, rompiendo con esa separación de poderes. Su primer mandato se caracterizó por las negociaciones, mientras que el segundo fue objeto de más críticas, acusándolo de acabar con la constitución y establecer una monarquía absoluta.

Gran Bretaña: Estabilidad y el Intervencionismo de Keynes

Gran Bretaña gozó de gran estabilidad política, aunque enfrentó problemas sociales como el paro, que generó muchas protestas. Se implementaron políticas sociales y económicas de apoyo a pequeñas empresas, subvenciones y la entrada en la Commonwealth.

Existe un debate historiográfico sobre la propuesta de Keynes, un economista conocido que abogaba por el intervencionismo. Su teoría, escrita en 1936, ya se había publicado antes, y se debate sobre su influencia en el New Deal, encontrando coincidencias y paralelismos. Keynes proponía inversiones del Estado en obras públicas, ayudas a empresas dinámicas, seguro de desempleo y más déficit público, pidiendo confianza y tiempo para equilibrar la situación sin que el Estado pierda dinero.

Francia: Inestabilidad Política

Francia experimentó más inestabilidad política.

5-3-15

2. Fascismo

¿Fascismos o fascismo?

Según un artículo de Kallis, existen diferentes interpretaciones sobre el origen y evolución del fascismo, así como su localización. Se debate si existe un fascismo genérico, con una doctrina unificada, o muchos fascismos con características determinadas y concretas.

Es importante distinguir entre fascismo como movimiento/régimen e ideología. Se puede definir un fascismo como ideología, mientras que los fascismos serían el movimiento, no la ideología.

Algunos consideran que los fascismos solo existieron en Europa durante el período de entreguerras, mientras que otros ven el fascismo como una categoría general que abarca todo el siglo XX.

Italia y Alemania representan el fascismo clásico, aunque el nazismo presenta diferencias, como la importancia del racismo. En España, Ismael Saz insiste en que el franquismo no es fascismo, argumentando que el fascismo solo se dio en Italia y Alemania, donde existía un partido político fascista fuerte. En España, el partido Falange era débil y competía con otras instituciones de poder, como la Iglesia, lo que resultaba en un reparto de poder y no en un régimen fascista puro.

Interpretaciones Historiográficas

Según un artículo de Traniello en la revista Ayer, el fascismo fue un fenómeno nuevo que no se ajustaba a las políticas conocidas hasta el momento.

Las tesis personalistas y culturalistas, aunque desechadas, estuvieron muy presentes, generando tópicos y estereotipos. Las tesis personalistas atribuían el fenómeno a la personalidad de un líder carismático, mientras que las culturalistas lo explicaban por el espíritu de los pueblos, como la obediencia de los alemanes y la violencia de los italianos.

La historia política del fascismo no sigue un orden cronológico claro, sino que se cruza con debates. Inicialmente, tras la Segunda Guerra Mundial, se consideró el nazismo como algo patológico y extraño, culpa de unos pocos. En la misma época, el marxismo veía el fascismo como un elemento de continuidad del capitalismo, contrarrevolucionario y opuesto a la amenaza comunista, aunque esto no explica su amplio apoyo social. Durante la Guerra Fría, se equiparó el nazismo con el estalinismo como formas de totalitarismo, aunque esta visión solo tiene en cuenta el ejercicio del poder (gulags y campos de concentración), ocultando otras evidencias. De Felice conmocionó el debate al considerar el fascismo como moderno y novedoso, rompiendo con lo anterior de la sociedad. Nolte, en los años 80, argumentó que la sociedad europea recurrió al fascismo por el miedo provocado por el marxismo.

La historia social del fascismo inicialmente se centró en la represión, pero luego se reconoció la importancia del consenso (De Felice), aunque esto generó polémica.

La historia cultural, en los años 80 y 90, propuso el fascismo como una religión política (Gentile), estudiando su apariencia, propaganda y sacralización de la política, lo cual fue acusado de revitalizar el debate sobre el totalitarismo.

Doctrina Fascista

La doctrina fascista carece de coherencia. Se presenta como una tercera vía entre el marxismo y el capitalismo, ante la decadencia y el descontento social. Atrajo a sectores de la población asustados por la Unión Soviética y el comunismo, así como a sectores descontentos. Fue un movimiento joven.

  • Ultranacionalismo: Culto a la patria por encima de todo, recurriendo al pasado y buscando la unificación de la nación. El individuo se subordina a la patria, aceptando el sacrificio.
  • Populismo: Llamada al pueblo para protagonizar la política, con un líder que interpreta directamente lo que el pueblo quiere.
  • Culto al líder: El líder está rodeado por el pueblo, que participa activamente, superando divisiones y uniendo a la nación sin intermediarios.
  • Palingenesia: Renacer de la nación y de la sociedad, buscando la novedad y la renovación a través de una revolución.
  • Sociedad armónica: Resignificación de símbolos, utilizando el discurso del movimiento obrero con otro significado.
  • Enemigos interiores y exteriores: Uso de miedos y provocaciones, como la masonería como enemigo interior, y la discriminación racial (judíos, negros, gitanos, homosexuales, comunistas, eslavos) como excusa para crear un impulso común de nación. También se utiliza el miedo al enemigo exterior como amenaza.
  • Violencia e irracionalismo: “Creer, obedecer, combatir” es la propuesta de acción, justificando la violencia como necesaria para limpiar la sociedad. Se promueve el “orden, jerarquía y comunidad”, la violencia positiva y el rechazo a la intelectualidad. Se queman libros y se exalta la apariencia militar y el prestigio del ejército.

9-3-15

Fascismo y Sociedad

El apoyo social al fascismo es un tema de gran debate. La composición social de los partidos fascistas era diversa, con alianzas y apoyo firme de algunas instituciones. En Italia, atrajo a obreros, estudiantes, comerciantes, etc., mientras que en Alemania, a funcionarios, burócratas, campesinos, comerciantes, artesanos, etc.

Se estableció un compromiso entre el partido y las instituciones de poder, que brindaron respaldo y legitimación, dando acceso al poder a cambio de un compromiso autoritario y una estrategia de control del poder. La burocracia, el ejército, la alta burguesía, el capitalismo y las iglesias (católicas y protestantes) brindaron apoyo, aunque con matices. Pío XII incluso intervino como mediador y condenó el nazismo en una encíclica, defendiendo el catolicismo.

La violencia extrema y la represión fueron características del fascismo, con una actitud diferente hacia cada colectivo social. Se utilizó la violencia de forma arbitraria, con provocaciones y agresiones a la oposición, humillaciones públicas, etc.

La movilización de sectores afines y militantes fue fundamental para ampliar las bases sociales del partido, llegar al poder y mantener el control. Se organizaban concentraciones, manifestaciones, desfiles, convivencias, se utilizaba una vestimenta particular y se entonaban cánticos, todo ello como parte del culto al líder.

Se intentaba encuadrar a sectores que no tenían clara su posición, controlando la propaganda, la apariencia y la estética, y utilizando escenarios públicos. La información se difundía a través de altavoces en las calles para discursos políticos, ya que no existía la televisión. Se utilizaban muchos símbolos, muchos de origen clásico, mostrando fascinación por el Imperio Romano. La propaganda estaba muy bien estructurada y se utilizaba la propaganda comercial con símbolos fascistas, manipulando a la población.

La educación era fundamental, especialmente la juventud. Se controlaba la educación formal y no formal, y se hacía obligatoria la religión. En Alemania, se interpretaban los contenidos de forma errónea, enseñando a los niños la exclusión de los no arios, la imposibilidad de la convivencia y el impulso del odio y del racismo. El control no formal se ejercía a través de la propaganda y el culto al líder extremo. En Italia, se crearon organizaciones juveniles como la Balilla, con periódicos juveniles y actividades atractivas para los jóvenes.

Se implementaron políticas de género, con secciones femeninas en los partidos y políticas que promovían el auge de la natalidad, considerándolo un prestigio político. En Alemania, las políticas natalistas solo estaban destinadas a mujeres arias, mientras que para las mujeres no arias se promovía el control de la natalidad. Se promovía la feminidad doméstica, aunque algunas mujeres rompieron con este ideal, participando en actividades, viajes y discursos, y optando por no casarse.

10-3-15

Fascismo italiano

Los orígenes del fascismo italiano se encuentran en las agrupaciones de excombatientes, los arditti. Tras la Primera Guerra Mundial, existía insatisfacción por las conquistas, ya que Italia entró en la guerra para unificarse y ampliarse, pero no consiguió muchos nuevos territorios, causando descontento. También existía descontento con el sistema liberal. Los fascios utilizaban simbología antigua. Mussolini comenzó como periodista del partido socialista, pero lo dejó por facciones de extrema derecha. El Partido Nacional Fascista se fundó en 1921, y llegó al poder en 1922. Dentro del partido, existían grupos violentos, paramilitares, los squadristi, que atacaban a los que consideraban peligrosos, especialmente a la izquierda. Se consideraba que la guerra era necesaria para regenerar la sociedad italiana, y existía descontento hacia el sistema político liberal, considerado corrupto, buscando una solución fácil y rápida.

Acceso al poder

Inicialmente, el partido se presentó a las elecciones, obteniendo un mal resultado. En 1922, se organizó la Marcha sobre Roma, una movilización para ocupar el espacio público de poder, mostrando fuerza. Las instituciones que controlaban el poder cedieron para desacreditar al fascismo. El rey reconoció a Mussolini y desautorizó al gobierno anterior, pasando de una monarquía no parlamentaria a favor del partido por la violencia. El ascenso al poder fue rápido, pero el control posterior fue lento por la falta de apoyo social. Sin embargo, pronto contó con el respaldo de la patronal industrial, Confindustria, y de la Iglesia, a través de los Pactos de Letrán de 1929, que resolvieron la cuestión italiana, dando un respaldo electivo muy potente del Vaticano. A cambio, la Iglesia controlaba la educación y obtenía respeto hacia Acción Católica, es decir, legitimidad a cambio de derechos. Tras la caída del fascismo, al Vaticano le costó aceptar que solo le quedaba ese pequeño territorio. El respaldo de la Iglesia fue fundamental desde el acceso al poder.

Estado fascista

El proceso de consolidación del Estado fascista se vio marcado por el asesinato del ministro Matteotti. Existía una doble presencia del fascismo: en el gobierno y en los squadristi. Los parlamentarios respondieron abandonando el parlamento, complicando la situación y pasando a la oposición, formando coaliciones. Se implementaron medidas legislativas y, desde el poder, se controló el gobierno y el Estado. Se utilizó la propaganda y se implementó una política económica autárquica, con mucha propaganda y patriotismo, apelando al instinto de supervivencia. Se implementaron políticas dirigidas al campo, las “batallas”, con militarismo, como la batalla del grano, con propaganda para mejorar la producción e imágenes de Mussolini trabajando. También se desarrollaron técnicas de regadío y políticas intervencionistas. Se intervino en la industria, creando el IRI, una institución pública que nacionalizaba las empresas industriales con pérdidas para sanearlas. También se intervino en las relaciones laborales, buscando una visión armónica de la sociedad, con relaciones en torno a un eje vertical, creando nuevas corporaciones, frente a los discursos de clase de la izquierda. Se crearon sindicatos con cuerpo corporativo, con patronos y trabajadores juntos, bajo un paternalismo. Se desarrolló una política paternalista, sin sindicatos ni protesta obrera, a cambio de una política social, creando instituciones de ayuda al trabajador, algo novedoso, ocupándose del ocio y tiempo libre de los trabajadores. Se controló la educación y se dio importancia al militarismo, desde la infancia masculina. Finalmente, Italia consiguió un imperio, con una expansión limitada en Etiopía en 1925, utilizando la propaganda para reconstruir el Imperio Romano.