Crisis del Parlamentarismo en España: 1917-1923
La Gran Guerra y sus consecuencias
La crisis del Estado liberal y del régimen parlamentario en la España de la Restauración se enmarca en la crisis general del Estado liberal europeo de entreguerras. Tras la crisis de 1917, culminó la descomposición de los partidos dinásticos. El fraccionamiento de ambos partidos acabó con el turno establecido en 1885, base de la estabilidad del sistema. Esto dificultó la formación de gobiernos con mayorías parlamentarias y acentuó la inestabilidad política.
Gobiernos de Concentración e Inestabilidad
Los años 1917 y 1918 vieron una breve etapa de gobiernos de concentración, con participación de las facciones del Partido Liberal y el Conservador. Posteriormente, se formaron gobiernos débiles que recurrieron a medidas excepcionales: cierre de las Cortes, suspensión de garantías constitucionales, etc.
La Debilidad de los Partidos No Dinásticos
Partido Socialista: Fundado por Pablo Iglesias, experimentó una relativa expansión (1910-1920) gracias a alianzas con republicanos y reformistas. La Revolución bolchevique y la III Internacional (1919) lo dividieron. Una minoría radical fundó el Partido Comunista de España (PCE) en 1921.
Republicanos: Sufrieron una fuerte debilidad por sus divisiones internas. Radicales y reformistas fueron incapaces de movilizar a las masas. El Partido Radical de Lerroux declinó desde 1910, y el Partido Reformista de Melquíades Álvarez evolucionó hacia posiciones monárquicas.
Nacionalismos: El nacionalismo catalán y vasco reclamó la autonomía. En Cataluña, el fracaso de la campaña autonomista provocó la escisión de la Lliga, y jóvenes nacionalistas fundaron Acció Catalana en 1922. El nacionalismo vasco obtuvo 6 diputados y llevó la cuestión vasca a las Cortes.
El Auge del Movimiento Obrero y la Conflictividad Social
La crisis social impulsó el crecimiento de los sindicatos y radicalizó a las clases obreras. La UGT aumentó sus afiliados, y la CNT experimentó un crecimiento que exigió su reorganización. El Congreso de Sants (1918) configuró una nueva estructura unitaria, donde los sindicatos de oficio dejaron paso a los Sindicatos Únicos. Surgieron también los sindicatos libres (Barcelona, 1919), que colaboraron con los empresarios contra la CNT.
La Huelga de la Canadiense
El momento más álgido de la conflictividad social fue la huelga de la Canadiense (Barcelona, 1919). Esta huelga de 44 días paralizó la ciudad, convirtiéndose en la más importante de la historia sindical española y en un problema nacional.
La Neutralidad Española en la Primera Guerra Mundial
Debido a la debilidad económica, el aislamiento diplomático y la incapacidad militar, España declaró la neutralidad al estallar la Gran Guerra, respaldada por todos los partidos.
Consecuencias Económicas de la Neutralidad
La neutralidad provocó una expansión económica. España abasteció a los países beligerantes con materias primas y productos industriales, lo que resultó en:
- Rápida expansión industrial (minería asturiana, siderurgia vasca, industrias textiles y metalúrgicas catalanas).
- Acumulación de capitales.
- Aumento de precios.
La Crisis de 1917: Conflictos Militares, Políticos y Sociales
En el verano de 1917, confluyeron tres tipos de conflictos:
Conflicto Militar:
El malestar militar surgió por un proyecto de reforma militar que recortaba el número de oficiales. Los jóvenes oficiales exigieron la “escala cerrada” (ascensos por antigüedad), en contraposición a los ascensos por méritos en África. En junio de 1917, presentaron un ultimátum al gobierno (Manifiesto de las Juntas), ante el cual el gobierno cedió.
Conflicto Político:
La Asamblea de Parlamentarios acordó un gobierno provisional y Cortes constituyentes para reformar la Constitución en sentido descentralizador y aprobar la autonomía catalana. El reducido apoyo político y el rechazo de las Juntas llevaron a su disolución.
Conflicto Social:
En agosto de 1917 estalló una huelga general, con especial intensidad en Madrid, Barcelona, País Vasco y Asturias, donde se produjeron los incidentes más graves.