Crisis de 1808, Guerra de la Independencia y Revolución Liberal en España

1. La Crisis de 1808 y la Guerra de la Independencia

1.1. Contexto Histórico

El año 1808 marcó un profundo cambio en España. La ocupación francesa desencadenó una sangrienta guerra e impulsó la difusión de ideas liberales y revolucionarias. La situación socioeconómica era caótica, con hambre, epidemias y la derrota de Trafalgar, que llevó a la bancarrota y a la oposición social. El Tratado de Fontainebleau (1807) autorizó al ejército francés a atravesar España camino de Portugal. Napoleón implicó a España en el bloqueo continental contra Gran Bretaña y decidió invadir Portugal para cerrar sus puertos a los británicos. Las tropas franco-españolas se desplegaron con el objetivo de repartir Portugal entre ambos países. En oposición a esta política, se formó un partido cortesano que buscaba la caída de Godoy. Fernando VII fue juzgado por traición en el Proceso del Escorial, aunque finalmente fue perdonado. Godoy, preocupado por una posible invasión, decidió enviar a la familia real a Sevilla para luego embarcarla hacia América. La inquietud popular culminó en el Motín de Aranjuez, la caída de Godoy y la abdicación de Carlos IV en Fernando VII.

1.2. Abdicaciones de Bayona y el Levantamiento del 2 de Mayo

Napoleón convocó a Carlos IV y Fernando VII por separado en Bayona. Tras negociaciones, ambos abdicaron en Napoleón, quien entregó la corona a su hermano José I, apodado “Pepe Botella”. Esta abdicación provocó el levantamiento del 2 de mayo de 1808 en Madrid, que se extendió por toda España.

1.3. Etapas de la Guerra de la Independencia

1.3.1. Primera Etapa: Resistencia Española

La resistencia española logró importantes victorias, como la Batalla de Bailén, que obligó a las tropas francesas a retroceder.

1.3.2. Segunda Etapa: Dominio Francés

Napoleón, decidido a controlar la situación, dirigió personalmente la guerra con la Grande Armée. Murat y sus generales lograron el control de casi toda España, estableciendo su base en Madrid. La guerra se convirtió en una guerra de desgaste y guerrillas. En 1811, los ingleses, liderados por el general Wellington, se unieron a la guerra. Napoleón, debilitado por la campaña en Rusia, retiró la Grande Armée de España.

1.3.3. Tercera Etapa: Victoria Hispano-Inglesa

La presión hispano-inglesa aumentó, culminando en las victorias de Arapiles y Vitoria, que forzaron la retirada del ejército francés. José I abandonó España y Napoleón firmó el Tratado de Valençay en 1814, devolviendo la corona a Fernando VII.

2. La Revolución Liberal

La Guerra de la Independencia inició un proceso revolucionario en España contra el Antiguo Régimen absolutista. Surgieron dos poderes: la Junta de Gobierno, que fue desacreditada, y el poder representado por José I, basado en el Estatuto de Bayona, que buscaba modernizar el país con medidas como la reducción del número de conventos, la creación de nuevos ministerios, la expropiación de bienes de la Iglesia y la disolución de la Inquisición. Ante el vacío de poder, el pueblo creó las Juntas Provinciales, asumiendo la soberanía nacional y rompiendo con el régimen absolutista. Las juntas se unieron en una Junta Central dirigida por Floridablanca, que convocó las Cortes Españolas. En 1810, la Junta Central se disolvió y el poder pasó a una Regencia que convocaría las Cortes de Cádiz.

3. Fernando VII: Absolutismo y Liberalismo

3.1. Sexenio Absolutista (1814-1820)

Tras su regreso de Francia, Fernando VII anuló la labor legislativa de las Cortes de Cádiz, abolió la Constitución de 1812 y restableció las instituciones del Antiguo Régimen mediante el Decreto de 1814, conocido como el Manifiesto de los Persas. Contó con el apoyo de sectores políticos y militares absolutistas. La restauración del Antiguo Régimen tuvo apoyo internacional, ya que las potencias europeas, a través de la Santa Alianza (Rusia, Austria, Prusia, Francia y España), buscaban evitar movimientos liberales y revolucionarios. La falta de un programa de gobierno adecuado y la influencia de la “camarilla” sobre Fernando VII agravaron la crisis agraria y la quiebra de Hacienda, acentuadas por las guerras de independencia en las colonias americanas. La represión contra los liberales y la propagación de las ideas liberales llevaron a nuevos pronunciamientos.

3.2. Trienio Liberal (1820-1823)

El coronel Riego sublevó a las tropas en Cabezas de San Juan con el objetivo de luchar contra la emancipación de las colonias. El rey aceptó la reimplantación de la Constitución de Cádiz y se inició la estructura del Estado liberal: gobierno, Cortes, ayuntamientos y diputaciones. La guerra, la emancipación de América y la pérdida de rentas generaron problemas económicos. Las malas relaciones con la Iglesia, debido a la desamortización, también contribuyeron a la inestabilidad. La Santa Alianza intervino con los Cien Mil Hijos de San Luis contra los liberales, lo que, sumado al descontento general, puso fin al Trienio Liberal.

3.3. Década Ominosa (1823-1833)

El gobierno absolutista llevó a cabo una política de depuraciones, generando gran malestar. La monarquía, en quiebra, inició pequeñas reformas como el Código de Comercio, la creación de la Bolsa y el Banco de San Fernando. El proyecto de centralización, que atentaba contra los fueros, causó rechazo entre los absolutistas. Don Carlos, hermano del rey, se enfrentó a Fernando VII. En 1827, estalló la revuelta de los Agraviados en Cataluña. En 1830, la cuestión dinástica se complicó cuando Fernando VII, mediante la Pragmática Sanción, abolió la Ley Sálica, que impedía a las mujeres subir al trono. El testamento de Fernando VII causó divisiones entre carlistas y liberales, prefigurando las guerras carlistas que marcarían el futuro de España.