Las Cortes de Cádiz (1810-1813)
Durante la Guerra de la Independencia (1808-1813/14), los españoles se levantan contra los franceses y se organizan en Juntas Locales, órganos de representación popular que no admiten las abdicaciones de Bayona y esperan la vuelta de Fernando VII. Estas juntas, formadas por militares, clérigos y cargos públicos, dan lugar a Las Trece Juntas Provinciales, que asumen todo el poder del territorio y presentan diferentes ideologías: absolutistas (partidarios del Antiguo Régimen) y liberales (defensores de la monarquía constitucional). Finalmente, se crea La Junta Central el 21 de septiembre de 1808 para coordinar el esfuerzo bélico. Esta junta asume el poder en nombre de los sublevados y de Fernando VII, y está presidida por el Conde de Floridablanca, con sede en Aranjuez, posteriormente en Sevilla. Más tarde, la Junta Central traspasa sus poderes al Consejo de Regencia y en junio de 1810 se convocan las Cortes en Cádiz para dar respuesta legal al Estatuto de Bayona.
Convocatoria y Composición de las Cortes
El 18 de junio de 1810 se convocan las Cortes en Cádiz como única salida al vacío de poder. Con una sola cámara, acuden 184 diputados mayores de 25 años de ideologías políticas diversas, predominando los que defienden posiciones ilustradas o liberales. También se designan 26 diputados entre los americanos residentes en España.
Grupos Ideológicos en las Cortes
Los diputados reunidos en las Cortes de Cádiz pertenecen a diferentes grupos ideológicos:
- Los liberales: Partidarios del modelo revolucionario francés. Quieren recortar poderes al Rey, la soberanía nacional, la división de poderes, la igualdad de los ciudadanos, la desaparición de los privilegios y el fin del régimen feudal. Destacan: Agustín de Argüelles, Martínez de la Rosa, Calatrava, Conde de Toreno y Alcalá Galiano.
- Un grupo intermedio, denominado Jovellanistas: Defensores de la Ilustración y de realizar reformas moderadas. Defienden la Soberanía compartida entre el Rey y las Cortes.
- Los absolutistas: Defensores de la monarquía tradicional, se oponen a las reformas y son partidarios del Antiguo Régimen. Destaca el Obispo de Orense.
En Cádiz se impone la ideología liberal y la creación de un Estado Moderno frente al Antiguo Régimen y el Absolutismo, aunque no representan la opinión de la mayoría de la población.
Decretos y Reformas de las Cortes
Las Cortes de Cádiz promulgan una serie de decretos que ponen fin al Antiguo Régimen:
- Libertad de prensa (1810)
- Supresión del régimen señorial (1811)
- Supresión de los Gremios (1813), que impedían la innovación y el Liberalismo Económico de Adam Smith
- Desamortización de las propiedades de los afrancesados
- Venta pública de las tierras comunales de los municipios, de las órdenes militares disueltas y de los conventos y monasterios destruidos por la guerra
- Suprimen los privilegios de la Mesta (1813)
- Abolición de la Inquisición (1813), que impedía el desarrollo de la libertad de pensamiento y de la ciencia
Las reformas adoptadas por las Cortes de Cádiz apenas llegan a aplicarse debido a la guerra y a los cambios políticos posteriores. Sin embargo, durante el siglo XIX, se convierten en el programa de los liberales españoles.
La Constitución de 1812
Tras varias reuniones de las Cortes, el 19 de marzo de 1812, se promulga la primera Constitución Española, conocida como “La Pepa”, por haber sido aprobada el día de San José. Consta de 10 títulos y 384 artículos, que plasman los principios esenciales del liberalismo:
- La Soberanía Nacional: El poder reside en el pueblo. Inspirada en el “Contrato Social” de Rousseau.
- División de poderes: El poder legislativo corresponde a las Cortes unicamerales, el poder ejecutivo queda en manos del rey y del gobierno por él designado, y el poder judicial es independiente en manos de los tribunales. Defendido por Montesquieu en “El Espíritu de las leyes”.
- Se establece una Monarquía Moderada Constitucional: El rey promulga las leyes, pero no tiene capacidad de disolver las Cortes. El poder del Monarca queda muy limitado.
- Los representantes de la Cortes se eligen por Sufragio Universal masculino (mayores de 25 años).
- Los diputados tienen que ser propietarios.
- Se establece un Estado Centralizado política y administrativamente con una Hacienda y Ejército común.
- Se crea la Milicia Nacional para defender el Estado Liberal.
- Se establece la religión católica como la única y oficial del Estado, prohibiendo cualquier otra.
- Libertad económica.
- Se reconocen los derechos y libertades individuales (libertad de prensa, derecho a la propiedad, a la educación y la igualdad ante la ley).
La Constitución de 1812 es una Constitución burguesa que pone fin al sistema político, social y económico del Antiguo Régimen. Apenas puede aplicarse, ya que la guerra de la Independencia hace difícil su puesta en práctica (1812-1814). El regreso de Fernando VII supone la anulación de la Constitución de 1812, hasta el triunfo del Trienio Liberal (1820-23) con Rafael del Riego. La Constitución de 1812 será modelo para otras Constituciones tanto dentro como fuera de España.
Reinado de Fernando VII
Primera Etapa: Reinado Breve (19 de marzo de 1808 – Abdicaciones de Bayona, 1808)
En el Motín de Aranjuez, la noche del 17-18 de marzo de 1808, los partidarios de Fernando VII toman el palacio. Godoy es depuesto, acusado de querer huir con los reyes a América. Carlos IV es obligado a abdicar en su hijo. En las Abdicaciones de Bayona, Fernando VII es obligado a abdicar en su padre Carlos IV y éste en Napoleón, que nombra rey de España y de las Indias a su hermano José I Bonaparte.
Fernando VII es liberado por el Emperador tras la firma del Tratado de Valençay en 1813, por el cual el monarca recobra la corona y se otorgan garantías a los colaboradores con la anterior administración francesa.
Segunda Etapa: Sexenio Absolutista (4 de mayo de 1814 – 1820)
El Rey Fernando VII “El Deseado” llega a Valencia en 1814, con unos conocimientos mínimos de la situación española. Las Cortes de Cádiz presentan a Fernando VII el texto Constitucional, y los absolutistas le entregan el Manifiesto de los Persas.
El Manifiesto de los Persas
Es un documento de carácter absolutista que justifica la anulación de la obra legislativa de las Cortes de Cádiz. Este documento tiene dos apartados:
- En la primera parte, los diputados absolutistas solicitan al rey la anulación de la Constitución de 1812, así como todas las leyes adoptadas por las Cortes de Cádiz.
- En el segundo apartado, los diputados dan sus motivos por los que desean la vuelta al Antiguo Régimen.
En el Decreto de Valencia (1814), el rey anula la obra liberal, restablece el Absolutismo y comienza la represión contra los liberales, que se marchan al destierro para poder salvar su vida. El restablecimiento del absolutismo se produce cuando España atraviesa una gran crisis económica, por las destrucciones de la guerra de Independencia, y por la falta de suministros de las colonias americanas, que habían iniciado el proceso independentista. Fernando VII y sus gobiernos hacen frente al bandolerismo rural de militares que habían abandonado el ejército, guerrilleros que no querían retornar a la vida civil y campesinos que ven en el contrabando una vía de salida a su situación.
En 1816, nombra como ministro de hacienda a Martín de Garay, que propone la reducción del gasto público y realizar una reforma fiscal con el objetivo de aumentar los recursos del Estado, que necesita medios económicos para frenar los movimientos independentistas americanos.
El Sexenio Absolutista se caracteriza por: la crisis económica y porque los liberales se reorganizan en torno al ejército y realizan pronunciamientos militares desde el regreso del monarca en 1814, hasta 1820. En septiembre de 1814, se subleva Espoz y Mina en Navarra; al año siguiente, el General Díaz Porlier en La Coruña, donde es arrestado y ejecutado. En 1817, Milans del Bosch en Barcelona y en 1818, el de Van Halen en Murcia.
Tercera Etapa: El Trienio Liberal (1820-1823)
El 1 de enero de 1820, Rafael del Riego se pronuncia en Cabezas de San Juan (Sevilla) y se pone al frente del ejército expedicionario que iba a América para reprimir los movimientos independentistas. Riego proclama la Constitución de Cádiz y obliga a Fernando VII a jurarla, comenzando el Trienio Liberal o Constitucional.
Los liberales forman un gobierno en el que destacan antiguos doceañistas como Martínez de la Rosa y Agustín de Argüelles. El primer objetivo del nuevo gobierno es volver a la Constitución, pero introducen algunos cambios para dar seguridad a los conservadores. Se crea una segunda Cámara y se establecen garantías sobre la propiedad para los grandes propietarios de tierras.
Con esta política reformista el liberalismo español se divide en dos corrientes: una moderada o doceañista (con Martínez de la Rosa, que quiere un compromiso con las clases dominantes y el rey, para que acepten las reformas), y otra, radical exaltada o veinteañista (artífice de la revolución que pretenden una política más progresista).
Los liberales suprimen el mayorazgo, el tribunal de la Inquisición, establecen la libertad de imprenta, reducen del diezmo a la mitad, libertad de contratación, desamortización de las tierras de propios y baldíos. Para acabar con el déficit de la hacienda, toman medidas que afectan a los bienes de la Iglesia, como la supresión de los bienes monacales y disolución de la mayor parte de los conventos y desamortización de sus bienes.
En 1822 se producen malas cosechas que originan un gran malestar en el campesinado, agobiado por los impuestos. En el exterior, la Santa Alianza, reunida en el Congreso de Verona (1822), decide restablecer el Absolutismo en España. Francia es encargada de reponer a Fernando VII como monarca Absoluto y el 7 de abril de 1823 se produce la invasión en España a cargo de los Cien Mil Hijos de San Luis, dirigido por el duque de Angulema, llegando hasta Cádiz, refugio del Gobierno liberal, que se ha llevado consigo al rey. Fernando VII es liberado y la Constitución abolida.
Hombres ilustres del liberalismo español como Martínez de la Rosa, Mendizábal y el conde de Toreno se ven forzados a salir de España y Rafael del Riego es ejecutado en la plaza de la Cebada de Madrid, como medida ejemplificadora.
Cuarta Etapa: La Década Ominosa (1823-1833)
Último periodo de la monarquía fernandina. El duque de Angulema instaura la Junta de Regencia y decreta la pena de muerte para los diputados liberales. Fernando VII establece una dura represión contra los liberales (fusilamiento del General Torrijos y sus compañeros en Málaga en 1831 y garrote vil a Mariana Pineda) y vuelta al Absolutismo.
El Rey deroga gran parte de las medidas del Gobierno Constitucional: restablece el diezmo, reinstaura el mayorazgo, modifica los estudios universitarios (son mal vistas las matemáticas y la astronomía). En 1830, Fernando VII cierra todas las universidades, obligando a emigrar a numerosos profesores. Al igual que los primeros años de su reinado, Fernando VII está condicionado por el problema de la hacienda. El Absolutismo no puede solucionar el problema de la deuda y el monarca a partir de 1826 adopta una actitud más moderada y la Administración pasa a estar dirigida por antiguos afrancesados arrepentidos que desarrollan un Despotismo Ilustrado en el gobierno “Todo para el pueblo pero sin el pueblo”.
Ante estos cambios, Fernando VII encuentra la oposición de los más Absolutistas, que se consideran marginados de las decisiones principales del Estado. Poco a poco se van a agrupar en torno al hermano del rey, Carlos María de Isidro. En 1827 se producen revueltas en Cataluña (Rebelión de los Malcontents), que piden la cesión de la Corona en su hermano. Este movimiento moviliza a 20.000 hombres armados que ocupan las ciudades más importantes del interior de Cataluña. Fernando VII se traslada a Cataluña y dirige personalmente la represión del levantamiento.
En abril de 1830 se publica la Pragmática Sanción, que permite la sucesión femenina al trono y deroga la Ley Sálica, que impedía el reinado de la futura Isabel II (hija de Fernando VII). El nacimiento de Isabel, hija de Fernando VII y de María Cristina, obstaculiza las aspiraciones a la Corona del hermano del rey, comenzando el problema sucesorio.
En 1832, el rey enferma y su hermano Carlos prepara el Motín de la Granja contra la reina y consigue la abolición de la Pragmática Sanción. Los liberales moderados apoyan a María Cristina y se pone en el Gobierno al Ilustrado Cea Bermúdez, se conceden amnistías, se abren universidades y el ejército es depurado de Carlistas. El monarca se recupera y restablece la Pragmática Sanción.
En 1833, Fernando VII muere y comienza la Primera Guerra Carlista (1833-1839) entre los partidarios de Isabel (Liberales) y los de don Carlos (Absolutistas). El Estado pasa a estar bajo control de la reina María Cristina, que va a contar con el apoyo de los Liberales moderados. Carlos María de Isidro se exilia a Portugal.
La Emancipación de la América Española
En el siglo XVIII, la política de los Ilustrados españoles sobre las colonias americanas reduce el monopolio comercial con España. La sublevación va a estar dirigida por los criollos, descendientes de españoles nacidos en América (clase social que controla la riqueza, pero que está apartada de los puestos políticos y administrativos reservados para la minoría peninsular). El movimiento emancipador encuentra un ejemplo cercano en 1783, con la Paz de París y el nacimiento de los Estados Unidos.
Primera Etapa del Movimiento Independentista (Batalla de Trafalgar, 1805 – 1816)
En la Batalla de Trafalgar, España pierde su armada y no puede comunicarse con sus colonias. Se establece un vacío de poder que se acentúa con las abdicaciones de Bayona, la invasión Napoleónica y el inicio de la guerra de la Independencia. Igual que en la península, en América se proclaman las Juntas Revolucionarias, que coordinan la acción del gobierno de las colonias. Deponen a los Capitanes Generales y se pasan a autolegislar en asuntos comerciales y fiscales. Estas Juntas no reconocen la autoridad de la Junta Central en España e inician el proceso de Independencia. Como figuras más importantes destacan: Hidalgo en México, Sucre en Ecuador, San Martín en Argentina y Simón Bolívar en Venezuela-Colombia. Con la vuelta de Fernando VII en 1814, la situación se restablece, reconquistando la mayor parte del territorio y encarcelando o forzando al exilio a los líderes independentistas.
Segunda Etapa: (1816 – 1824, Batalla de Ayacucho)
La monarquía de Fernando VII no puede aguantar la irrupción de la segunda oleada independentista, debido a los graves problemas de la Hacienda española y por la situación peninsular tras la guerra de la Independencia. Además, España no tiene apoyo por parte de otras potencias para el mantenimiento de la situación colonial, e Inglaterra entrega armas a los insurrectos apoyando los movimientos independentistas.
Simón Bolívar tiene el apoyo de la población indígena, y logra la liberación de Ecuador, Venezuela y Colombia, destacando la victoria de Carabobo (1821). En el sur, San Martín inicia la marcha sobre Chile y conquista el norte andino, donde se produce el estrangulamiento del ejército español por la acción combinada de Bolívar por el Norte y San Martín por el Sur.
En la Batalla de Ayacucho (1824), se pone fin a 300 años de dominación española en el continente americano. Cuba y Puerto Rico son los únicos enclaves del viejo colonialismo español en América hasta 1898.