Constitución Española de 1931 y Fuerzas Políticas de la Segunda República

La Constitución Española de 1931

Contexto Histórico y Aprobación

Las elecciones constituyentes se celebraron en junio de 1931, con una amplia participación popular. El resultado fue el triunfo de la coalición republicano-socialista. El objetivo fundamental de este nuevo gobierno era elaborar una nueva constitución que sustituyese a la de 1876. Las Cortes redactaron la nueva constitución, que se aprobó el 9 de diciembre de 1931. Esta constitución reflejaba en gran parte la ideología de izquierda y unos planteamientos nuevos y revolucionarios que no fueron aceptados por una parte de la población.

Principios y Derechos Fundamentales

El artículo 1 proclamaba a España como una “República democrática de trabajadores de toda clase”. También se reflejaban una serie de derechos como: la libertad de expresión, de reunión, de libre residencia, de correspondencia, e inviolabilidad del domicilio. En la práctica, el incumplimiento de estos derechos fue lo que llevó a la República a una tensión social sin precedentes.

La Constitución suprimía los privilegios nobiliarios y abría la posibilidad de socializar la propiedad y los servicios públicos. Los diputados eran elegidos por sufragio universal masculino hasta 1933, año en el que ya pudieron votar las mujeres. Eran elegidos por 4 años y el presidente de la República por 6 años. El primer presidente de la República fue Niceto Alcalá-Zamora y el presidente del gobierno Manuel Azaña.

Autonomías, Educación y Religión

En cuanto al tema de las autonomías, se recogía el derecho particular, y no el general, de algunas regiones al Estatuto de Autonomía. Estas regiones debían presentar a las Cortes de la Nación un proyecto de Estatuto de Autonomía y contar con un importante respaldo.

Con respecto a la educación, se garantizaba su derecho a todo el mundo, siendo el Estado responsable. Las escuelas serían públicas, mixtas y gratuitas, quedando eliminada la asignatura de religión.

En el aspecto religioso se especificaba el carácter laico del Estado y su aconfesionalidad. Se suprimían las ayudas a la Iglesia Católica y se prohibía la enseñanza a las órdenes religiosas. Además, se disolvió la Compañía de Jesús.

Propiedad y Legislación Laboral

El derecho a la propiedad privada se recogía en el artículo 44, aunque quedaba limitado por la nacionalización o expropiación. En cuanto a la legislación laboral, protegía los derechos de los trabajadores con seguros de desempleo, protección a la enfermedad, etc.

División de Poderes

La división de poderes se establecía de la siguiente manera:

  • Legislativo: Recaía en unas cortes unicamerales elegidas por sufragio universal.
  • Jefatura del Estado: La ostentaba durante 6 años el presidente de la República, que era elegido por el parlamento. Este, a su vez, elegía al presidente del gobierno, que tenía que contar con el apoyo de la cámara.

Conclusión sobre la Constitución de 1931

En resumen, la Constitución de 1931 supuso una democratización de las estructuras del Estado, pero no fue aceptada por todos los grupos políticos, lo que le restó credibilidad. La derecha quedó marginada y la extrema izquierda tampoco la aceptó. Además, la Constitución dejó sin resolver una serie de asuntos como el papel del ejército, el de la Iglesia, la articulación de las nacionalidades, la reforma agraria y la reforma educativa. Tras la aprobación de la Constitución, Alcalá-Zamora se convirtió en el primer presidente de la República y Azaña en el presidente del gobierno.

Fuerzas Políticas de la Segunda República Española

Introducción

Una de las mayores debilidades de la Segunda República fue el escaso consenso de las fuerzas políticas. Había un grupo de derechas, un gran grupo de izquierdas y un grupo minoritario de centro. Tanto en la derecha como en la izquierda había un gran porcentaje que no aceptaba el régimen republicano.

Fuerzas de Izquierda

Las fuerzas de izquierda las formaban los anarquistas, los socialistas y los comunistas. De estos, sólo los socialistas colaboraron con la República. Los anarquistas y los comunistas fueron enemigos del régimen hasta el alzamiento de Franco. Los anarquistas en estos momentos eran una gran fuerza sindical, mientras que los comunistas eran pocos y no influyentes. El PSOE entendía la República como un paso intermedio para llegar a su destino, que era la revolución proletaria. Su implantación se extendía especialmente por Asturias, Vizcaya, Bilbao, Madrid y también por Andalucía y Extremadura.

Fuerzas de Derecha

Entre los partidos de derecha se encontraban la JONS (Junta Ofensiva Nacional Sindicalista) y la Falange, que eran los sectores más extremistas y enemigos del parlamentarismo. Eran los opositores más radicales de la República y, durante esta, llegaron a formar una sola fuerza política. También en la derecha política, dentro del País Vasco, se situaba el PNV. En Cataluña, la Lliga Regionalista de Catalunya también era de derechas. Tenía un gran apoyo de las clases medias y apoyaba la República de forma circunstancial. El único partido de implantación nacional y de derechas era la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas) de José María Gil Robles.

Fuerzas de Centro

Los partidos de centro eran el Partido Radical de Alejandro Lerroux, de corte anticlerical, y el Partido Republicano Conservador de Alcalá-Zamora y Miguel Maura.