La Segunda República Española: Constitución de 1931 y Bienio Reformista (1931-1933)
La Segunda República fue un periodo de la historia de España que abarca desde el 14 de abril de 1931, con el exilio del rey Alfonso XIII, hasta el 18 de julio de 1936 (en sentido estricto) y, en sentido amplio, hasta el 1 de abril de 1939. Esta etapa comenzó con la formación de un Gobierno provisional, constituido por los firmantes del Pacto de San Sebastián en agosto de 1930, que convocó Cortes Constituyentes el 28 de junio de 1931. Estas Cortes redactaron la Constitución de 1931 y realizaron varias reformas. Sin embargo, se enfrentaron a numerosos problemas como el anticlericalismo, la proclamación de la República Catalana y las huelgas.
La Constitución de 1931
La Constitución de 1931 fue aprobada el 9 de diciembre de 1931. Su carácter era democrático y progresista y, por tanto, España se definía como una ‘República democrática de trabajadores’. El presidente de la República fue Niceto Alcalá Zamora y el del Gobierno, Manuel Azaña. Entre los principios de la Constitución encontramos:
- La integridad del Estado y la posibilidad de constituir autonomías para algunas regiones históricas (Cataluña, País Vasco y Galicia).
- Separación de la Iglesia y el Estado. El Estado se declara aconfesional, con la oposición de los católicos. Los jesuitas fueron objeto de medidas restrictivas.
- Reconocimiento de todo tipo de libertades y derechos (incluyendo el voto femenino y el matrimonio civil).
- Posibilidad de expropiación forzosa y de llevar a cabo una reforma agraria.
- Poder legislativo unicameral, es decir, una sola cámara: el Congreso de los Diputados.
El Bienio Reformista (1931-1933)
En junio de 1931 comenzó el Bienio Reformista con un Gobierno presidido por Manuel Azaña, como resultado de una coalición republicano-socialista. Se realizaron una serie de reformas que ya se habían iniciado en el Gobierno provisional. Entre ellas encontramos las siguientes:
1. Reforma Agraria
Se pretendía poner fin al latifundismo y mejorar y modernizar la vida de los campesinos. La complejidad y lentitud de esta reforma originó revueltas campesinas y, en última instancia, fracasó. Previamente, se habían redactado una serie de decretos (de términos municipales, de laboreo forzoso, de jurados mixtos y de seguro de accidentes de trabajo).
Destacó la labor de Largo Caballero, quien impulsó una ley que impedía expulsar a los arrendatarios de sus tierras, salvo que no cultivaran sus campos o no pagasen la renta. Marcelino Domingo intentó reducir el paro en el campo y castigar el absentismo. Se fundó el Instituto de Reforma Agraria (IRA) para indemnizar a los propietarios expropiados y facilitar el asentamiento de los campesinos.
2. Cuestión Religiosa
Se limitó la influencia de la Iglesia y se secularizó la sociedad. Se impuso la Ley de Divorcio y Matrimonio Civil y la Ley de Congregaciones Religiosas (que inicialmente disolvía todas las órdenes religiosas, aunque posteriormente se centró en los jesuitas). Se declaró la aconfesionalidad del Estado y se suprimió la partida presupuestaria destinada al culto y al clero.
3. Estatutos de Autonomía
Se aprobó un conjunto de normas que regían una región determinada. Hubo estatutos en Cataluña (Estatuto de Nuria en 1932), en el País Vasco (Estatuto de Estella en junio de 1931, aunque no llegó a entrar en vigor) y en Galicia, donde se plebiscitó un estatuto que nunca se aprobó. De hecho, esta última región no consiguió su autonomía hasta 1981.
4. Reforma Militar
Se buscaba un ejército profesional y democrático, subordinado al poder civil. Se redactó la Ley de Retiro de la Oficialidad, que permitía a los militares adherirse al nuevo régimen o retirarse en condiciones ventajosas. Se suprimieron cargos adicionales, se redujo el número de oficiales, se cerró la Academia Militar de Zaragoza y se reorganizaron las regiones militares. Esta reforma encontró la oposición de los militares africanistas.
5. Ley de Orden Público
Se promulgó para controlar los desórdenes sociales, ya que la lentitud de las reformas impacientó a los trabajadores. Se produjeron numerosas huelgas instigadas por la CNT y la Federación de Trabajadores de la Tierra. Adquirió importancia la revuelta de Casas Viejas (enero de 1933), en la que los campesinos tomaron el pueblo y mataron a dos guardias civiles. Este suceso provocó una fuerte represión gubernamental.
6. Educación y Cultura
Se impulsó una educación liberal y laica. Surgieron las Misiones Pedagógicas, expediciones que, con el apoyo de intelectuales y artistas, llevaron la cultura al pueblo. Se fundaron escuelas y se incrementaron las plazas de maestros con el fin de mejorar el nivel cultural y hacerlo extensivo a toda la población.
Sin embargo, el Bienio Reformista llegó a su fin como consecuencia de la revuelta de Casas Viejas, la cuestión del Estatuto catalán y el incremento de la oposición. Tras la dimisión de Azaña, se formó un Gobierno de transición presidido por Martínez Barrio. La derecha se organizó y José Antonio Primo de Rivera fundó la Falange Española. El anarquismo se opuso al gobierno y las conspiraciones militares aumentaron (como la Sanjurjada, un fallido golpe de Estado liderado por el general Sanjurjo). Se convocaron elecciones en noviembre de 1933, en las que triunfaron las derechas, mientras que las izquierdas estaban divididas. Comenzó así la segunda etapa de la República: el Bienio Radical-Cedista (o Bienio Conservador).