Conflicto Español: Orígenes, Fases y Repercusiones (1936-1939)

La Guerra Civil Española (1936-1939)

1. Causas del conflicto

La conspiración militar se inició como consecuencia de la victoria del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936. Las principales causas de esta conspiración fueron:

  • La estructura socioeconómica de España como país subdesarrollado.
  • La repercusión de la crisis de 1929.
  • El aumento desmesurado del paro.
  • La crispación heredada de la cuestión territorial española en Cataluña y el País Vasco.
  • La formación de un bando antiautonomista.
  • Las tensiones con la Iglesia por dos artículos de la Constitución de 1931 y por la reforma educativa.
  • El malestar en el ejército por la reforma militar de Azaña y por el recelo ante el posible separatismo de algunos territorios.
  • La lucha de clases entre los dos polos opuestos de la sociedad.
  • El acusado viraje hacia el fascismo de la derecha política.
  • La polarización de la sociedad en dos bloques irreconciliables.
  • La violencia callejera y desastroso estado del orden público en 1936.

Además, hubo algunos hechos anteriores relativos a los intentos golpistas como:

  • El fallido golpe de Estado de Sanjurjo (1932).
  • La conspiración de alfonsinos y carlistas con Mussolini (1934).
  • El acercamiento de fascistas y Falange.
  • La preparación de la conspiración en la que existió una reunión de generales insurreccionales.
  • El apoyo civil a la sublevación.
  • El distanciamiento entre el programa carlista y el del general Mola.

Sin embargo, está claro que la causa directa de la Guerra Civil es el golpe de Estado. Fue organizado, liderado y planeado exclusivamente por una serie de militares descontentos, siendo el jefe de la operación el general Mola. Los sublevados preveían un golpe breve y rotundo que durase horas o días, pero no una guerra civil de años, ya que esperaban que las débiles instituciones republicanas y la sociedad española no ofrecieran apenas resistencia. Por su parte, el Gobierno de la Segunda República, presidido entonces por Casares Quiroga, no adoptó las medidas adecuadas para prevenir el conflicto que se estaba preparando. Así, tras el alzamiento, la zona sublevada comprendía casi todo el norte de Castilla y León, casi toda Galicia, Oviedo, Álava, Navarra y la mitad occidental de Aragón, también algunos enclaves de Andalucía Occidental y gran parte de Cáceres, Baleares, Canarias y el Protectorado de Marruecos. La República controlaba el resto.

2. Postura Internacional

La guerra obligó a las grandes potencias a adoptar posiciones individuales, pero también una postura conjunta que se conoció como no intervención.

Los principales apoyos de los sublevados fueron, además de Portugal, los fascistas irlandeses y el papado, la Italia fascista y la Alemania nazi, que reconocieron inmediatamente al Gobierno de Franco. Los principales motivos de estas dos grandes potencias para prestar apoyo a los sublevados fueron: realizar una puesta a punto de sus ejércitos de cara a la guerra mundial que se avecinaba, su simpatía ideológica con los sublevados, el hecho de que una victoria de Franco representaba el triunfo del fascismo, ejercer la influencia sobre un nuevo aliado… Las principales ayudas de Italia y Alemania fueron: unidades militares, cobertura naval y aérea y material bélico. Durante la Segunda Guerra Mundial, alemanes e italianos recibieron limitadas contraprestaciones económicas por su apoyo a Franco.

En cuanto al bando republicano, Gran Bretaña se abstuvo de apoyar al Gobierno de la Segunda República y promovió una política de apaciguamiento hacia los fascismos. Francia, por su parte, cerró las fronteras para evitar la entrada de armas en España y, Estados Unidos, se mantuvo neutral. Así, el Gobierno republicano español sólo contó con el apoyo de la Unión Soviética y con una escasa ayuda de México. La URSS apoyó a España siguiendo una política de acercamiento a las democracias para hacer frente a la amenaza del nazismo, notándose su respaldo en: la entrega de armamento (el Gobierno de la Segunda República hubo de pagar al contado con el oro del Banco de España, siendo este armamento más anticuado que el que recibía Franco de sus aliados) y el reclutamiento de voluntarios. Todas las potencias acordaron la no injerencia diplomática y militar en los asuntos españoles, lo que impidió al Gobierno legítimo de la Segunda República que se aprovisionara libremente de armas en el extranjero. Esta política tuvo éxito hasta cierto punto, y aisló el conflicto español; sin embargo, reforzó el fascismo y no impidió, sino que alentó, un conflicto internacional: la Segunda Guerra Mundial. La causa republicana atrajo de una manera espectacular las simpatías de toda la izquierda mundial y de la mayoría de los intelectuales. Muchos de ellos acudieron a España para apoyar una causa que identificaban con la de las democracias y la revolución social. Es el caso de escritores como Orwell o Hemingway, o del fotógrafo Robert Capa.

3. Fases del conflicto

3.1. Julio 1936 – Marzo 1937

En esta etapa participaron diversas columnas militares de ambos bandos. La toma de Madrid se convirtió en el objetivo primordial de los sublevados. Las columnas mandadas por Mola fueron detenidas al norte. Por esta razón, las tropas de Franco y Yagüe tenían más posibilidades de entrar en Madrid por el sur. Gracias a la colaboración de la aviación y la marina de Hitler y Mussolini, lograron cruzar el estrecho y avanzar a través de Extremadura sin que pudieran ser detenidos. Tomaron Badajoz, Talavera y Toledo, uniendo así las dos zonas de la Península que dominaban los sublevados. En el frente norte, la toma de Irún por las tropas del general Mola fue la operación de mayor importancia. En septiembre de 1936, San Sebastián se rindió sin lucha. Entre noviembre de 1936 y marzo de 1937, el conflicto se convirtió en una guerra de desgaste debido a la inesperada resistencia de Madrid. El gobierno republicano se trasladó a Valencia convencido de que Madrid caería pronto. La resistencia fue dirigida por una improvisada Junta de Defensa, que tuvo un éxito total en su empeño. Recibió armamento soviético y los primeros refuerzos extranjeros favorables a la República: los voluntarios de las Brigadas Internacionales. Al no lograr la toma rápida de Madrid, Franco decidió poner en marcha una operación para rodearla, sucediéndose tres batallas. En el frente sur, los rebeldes lograron tomar Málaga.

3.2. Abril de 1937 – Noviembre de 1938

Franco cambió de estrategia y decidió atacar el territorio republicano del norte, rico en infraestructuras industrial y minera. En esta etapa se produjo un episodio dramático, el bombardeo de Guernica, llevado a cabo por los pilotos nazis de la Legión Cóndor, suceso que conmocionó a la opinión pública mundial e inspiró a Picasso su famoso cuadro. Caen Bilbao, Santander (agosto) y Asturias (octubre). El ejército popular de la República emprendió varias ofensivas para intentar detener o retrasar el avance franquista, sin obtener resultados decisivos. Así ocurrió en la batalla de Brunete (julio) en la de Belchite (agosto, que no logró la ocupación de la capital aragonesa por los republicanos) y Teruel (los republicanos serán desalojados en febrero). Entre marzo de 1938 y febrero de 1939, Franco desplegó un ataque a lo largo del frente de Aragón con la intención de alcanzar el Mediterráneo y dividir la zona republicana. Al lograrlo, la guerra parecía decidida a favor de los sublevados. Desde julio de 1938, el ejército republicano lanzó una furiosa ofensiva y logró cruzar el Ebro, operación autorizada por el presidente Negrín. La ofensiva se prolongó hasta noviembre, y tuvo como principal consecuencia el quebrantamiento definitivo del ejército popular.

3.3. Diciembre de 1938 – Abril de 1939

Tras la Batalla del Ebro, se llevó a cabo la conquista de Cataluña. Se ocupó Lérida, Tarragona, Barcelona y Girona. Franco suspende el Estatuto Catalán y promulga la Ley de Responsabilidades Políticas, produciéndose un gran éxodo de tropas y civiles fieles a la República. Entre febrero y abril de 1939, se desarrollaron los últimos episodios de la Guerra Civil. Negrín y el PCE propusieron una política de resistencia a ultranza. Esta actitud chocó con la oposición de importantes militares y políticos republicanos, que buscaron una salida negociada del conflicto. Este grupo organizó un golpe de Estado en marzo, encabezado por Besteiro y el coronel Casado, provocando una breve guerra civil dentro del partido republicano, de la que salieron triunfantes el coronel Casado y sus partidarios. Decidieron entregar a Franco toda la zona que aún estaba en manos de los republicanos. Esta entrega se realizó de forma tan apresurada que no hubo tiempo siquiera para la evacuación de los que querían escapar de la represión franquista.

4. Evolución de los bandos

4.1. Bando republicano

Entre julio y septiembre de 1936, el gobierno de Casares Quiroga fue incapaz de controlar su propio territorio debido a la sublevación misma y a la presencia de poderes locales revolucionarios desde el principio de la revolución. Tras el golpe militar se llevó a cabo un intento frustrado de constituir un Gobierno de coalición con los rebeldes liderado por Martínez Barrio. Este gobierno fue sustituido por el de Giral, que armó a las milicias obreras, puso en marcha una revolución espontánea liderada fundamentalmente por los sindicatos UGT y CNT (que no se hizo con el poder del Estado, sino que se limitó a crear organismos propios que funcionaban con total autonomía e independencia del Gobierno). Esta revolución fue acompañada por una dura e indiscriminada represión sobre políticos y personas sospechosas de colaborar con los rebeldes. Los sindicatos llevaron a cabo numerosas incautaciones, intervenciones y colectivizaciones de propiedades privadas y del clero. Entre septiembre de 1936 y mayo de 1937, tuvo lugar el primer intento de legitimar el proceso revolucionario con la colaboración de los sindicatos y partidos obreros en un Gobierno de coalición, para presidirlo se optó por Largo Caballero. El nuevo gobierno agrupaba a republicanos moderados, Esquerra Republicana, PNV, PSOE, UGT y PCE. En el Gobierno de la Generalitat de Catalunya también se integraron el PSUC, la CNT y el POUM. El gobierno presidido por Largo Caballero adoptó las siguientes medidas: legalizar las incautaciones, integrar las milicias en el Ejército con el fin de reconstruir la operatividad y la disciplina de las fuerzas armadas e instituir tribunales populares de justicia para contener la represión indiscriminada. En el seno del Gobierno se produjeron importantes rivalidades políticas. Los enfrentamientos internos entre las fuerzas gubernamentales estallaron en mayo de 1937, a causa de la pugna por el control de los servicios públicos de Barcelona, que se encontraban en manos de la CNT. Los incidentes de Barcelona tuvieron importantes repercusiones: disminuyó la presencia anarcosindicalista en la calle, el POUM fue juzgado y condenado por deslealtad a la República, la Generalitat de Cataluña perdió sus atribuciones en materia de orden público y Largo Caballero se vio obligado a dimitir y su Gobierno de coalición se derrumbó. Entre mayo de 1937 y febrero de 1939 gobernó el equipo ministerial presidido por Negrín. El Gobierno se trasladó a Barcelona, recuperó el control del Estado, se restringieron las colectivizaciones y se redujo el poder obrero. Se produjo la dimisión de Prieto y, tras el desengaño de la Conferencia de Múnich, crecieron los deseos de una rendición con condiciones. Tras la guerra civil dentro del partido republicano, se produjo la rendición final sin lucha liderada por el coronel Casado.

4.2. Bando sublevado

Entre julio y septiembre de 1936, se produjo un pronunciamiento militar que tenía por objeto derrocar al Gobierno. Al principio no existió ningún tipo de proyecto político común entre los militares sublevados, salvo el poder de crear un poder militar que anulara la legislación del Frente Popular y liderara la represión sistemática de quienes apoyaron al Gobierno republicano. La encargada de administrar esta política era la Junta de Defensa Nacional de Burgos. Entre septiembre y noviembre de 1936, Franco fue elegido para ostentar el mando militar y político único con los títulos de Generalísimo y jefe del Gobierno del Estado español. La sublevación no tardó en ser calificada de cruzada, por lo que la Iglesia católica apoyó la sublevación. Al liderazgo militar y político se unió el carismático y religioso, lo que convirtió a Franco en caudillo. Entre noviembre de 1936 y abril de 1937, Franco reconoció la necesidad de articular un Estado más coherente, de corte fascista, ideado en parte por su concuñado, Serrano Súñer. Para ello, utilizó a los carlistas y a la FE de las JONS. Además, Franco procedió a la militarización de los voluntarios armados de ambos partidos, decretó la unificación de falangistas y carlistas en un movimiento. Entre abril de 1937 y abril de 1939, se constituyó el primer gobierno de Franco. El presidente era, a la vez, el jefe del Estado. Aunque la única fuente de poder era la persona del dictador, fueron perfilándose las “familias” políticas del futuro régimen, una amalgama denominada franquismo durante las décadas venideras. La tarea principal del nuevo Gobierno fue la elaboración de una legislación profundamente reaccionaria. En materia social se aprobó el Fuero del Trabajo, se crearon las magistraturas de trabajo y se establecieron los sindicatos verticales.

En resumen, la guerra civil tuvo un trágico balance para España. Se perdieron aproximadamente un millón de vidas, se produjo un exilio temporal o definitivo de muchos republicanos a Francia y México. Por otro lado, el país quedó arrasado como consecuencia de la guerra, lo que provocó un desastre económico del que España, a diferencia del resto de países europeos arrasados, no se recuperó hasta muchos años después. Los que salieron más beneficiados de la guerra fueron los terratenientes, el Ejército y la Iglesia, iniciándose a continuación una periodo de represión política que duró hasta la muerte de Franco hasta 1975.