Conflicto Español: Orígenes, Fases y Legado de la Guerra Civil

Guerra Civil Española: Orígenes, Desarrollo y Consecuencias

Sublevación Militar y Estallido de la Guerra Civil

La Conspiración

Con el triunfo electoral del Frente Popular, la radicalización de la sociedad y la política se hizo más profunda. La derecha se acercó a la insurrección armada y la izquierda acordó la sustitución de Alcalá Zamora por Azaña como presidente de la República.

El nuevo gobierno, presidido por Santiago Casares Quiroga (Largo Caballero se negó a que lo fuese Indalecio Prieto), relegó a algunos generales derechistas encumbrados durante el bienio negro por Gil Robles. Los generales Goded, Franco y Mola fueron enviados a Baleares, Canarias y Pamplona. Antes de partir a sus nuevos destinos, se reunieron en Madrid (marzo 1936).

Estos meses anteriores a la guerra se caracterizaron por un clima de violencia:

  • La extrema derecha aumentó sus afiliados. Falange Española recurrió a la violencia callejera, la “dialéctica de los puños y las pistolas”.
  • Dentro del sindicalismo, el sector más moderado desapareció frente a las tendencias más radicales. Las Juventudes Socialistas se unieron a las comunistas, formándose las Juventudes Unificadas Socialistas.
  • Asesinatos, huelgas, enfrentamientos entre las diferentes milicias era el clima que se respiraba en muchas ciudades españolas. Unas semanas antes de la guerra, se produjo el asesinato del teniente Castillo (de la Guardia de Asalto). Como respuesta, fue asesinado Calvo Sotelo (líder de la derecha monárquica). La conspiración militar ya se estaba fraguando.

Conspiración militar. El general Mola se convirtió en el director que prepararía la sublevación, entrando en comunicación con los generales considerados “afines”, los carlistas, José Antonio Primo de Rivera, algunos diputados de la CEDA y el general Sanjurjo, exiliado en Portugal, que sería el que la dirigiría.

Todos se unieron a la conspiración. El objetivo sería acabar con el gobierno del Frente Popular y sustituirlo por un Directorio Militar sin plantearse la forma de gobierno definitivo. No se pensó en la posibilidad de una guerra, se pensó en una acción rápida.

Alzamiento y División en Dos Zonas

La muerte de Calvo Sotelo, 13 julio 1936, como represalia al asesinato del teniente Castillo, fue el detonante que aceleró los preparativos. El 17 de julio se inició el alzamiento en el Marruecos español esperando la llegada del general Franco desde las Palmas, que se haría cargo de las tropas de África. Cuando Franco aterrizó en Tetuán (el 19), la sublevación había triunfado en Melilla, Ceuta, Larache, Tetuán.

El 18 de julio la sublevación se extendió a la península. La reacción del gobierno republicano de Casares Quiroga fue dimitir. Martínez Barrio formó un nuevo gobierno que se negó a las exigencias socialistas de armar a los obreros e intentó llegar a una solución de compromiso con Mola, que se negó. Las masas sindicales siguieron pidiendo armas, Martínez Barrio dimitió, y el nuevo gobierno presidido por Giral terminó por dar armas al pueblo.

El levantamiento militar del 18 de julio de 1936 tuvo desigual fortuna y fracasó en su objetivo de apoderarse de España sin resistencia seria. España quedó dividida en dos zonas enemigas.

El alzamiento triunfó en la zona oeste, desde Andalucía occidental, aislada de África y separada del norte por Badajoz, hasta Castilla, León, Galicia.

Desarrollo y Consecuencias de la Guerra

Fases de la Guerra

Las primeras semanas de la Guerra Civil están caracterizadas por el paso del Estrecho, la actuación de las columnas y la batalla de Madrid.

Ante la falta de efectivos navales, los rebeldes trasladaron las tropas del ejército de África con la ayuda aérea de Alemania e Italia. En los primeros meses, las unidades militares de ambos bandos estaban formadas por oficiales, soldados, guardias civiles, carabineros y civiles. Los oficiales encuadraron a los civiles en columnas que comenzaron sus movimientos hacia los puntos y ciudades estratégicas. En esta primera fase, las milicias constituyeron el grueso de las masas en armas.

En el bando rebelde, las banderas falangistas, los tercios de requetés (carlistas), y los militantes de las J.A.P. En el bando republicano, las milicias de voluntarios también se agruparon según su adscripción partidista o sindical.

El bando “nacional” se estructuró en torno a dos ejércitos: el del norte comandado por Mola, con sede en Burgos, y el del sur con sede en Sevilla, al frente Franco. El objetivo de ambos se centrará en tomar la capital. Mola envió hacia Madrid una columna que encontró resistencia en Guadarrama. En el norte, consiguió el control de la frontera francesa por Irún. Por el sur, Franco se dirigió hacia Madrid por la frontera portuguesa ocupando Mérida, Badajoz y liberando el Alcázar de Toledo.

El aparente equilibrio de fuerzas ocultaba que la República careció inicialmente de unidad de dirección política y militar en la guerra. La revolución interna deshizo el ejército republicano, sustituido por unas fuerzas irregulares y poco disciplinadas basadas en milicias de partidos y sindicatos. El entusiasmo de los milicianos impidió el triunfo rápido de la sublevación, pero hasta la primavera de 1937 la República no pudo disponer de un ejército verdaderamente ofensivo.

La batalla de Madrid, objetivo fundamental para los sublevados, donde confluyeron el ejército de Mola y Franco. El 6 de noviembre de 1936, el gobierno abandonó Madrid y se trasladó a Valencia. La Resistencia fue dirigida por una Junta de Defensa (general Miaja). El pueblo de Madrid, con la ayuda de las brigadas internacionales, al frente el grito de “la Pasionaria” de “no pasarán” serviría de consigna propagandística.

El fracaso de la ofensiva sobre Madrid hizo variar la estrategia de Franco, intentando envolver la capital (batallas de la carretera de la Coruña y del Jarama) que fracasó. El último intento lo realizaron las tropas italianas que fracasaron en la batalla de Guadalajara, la primera derrota del fascismo europeo. La derrota provocó un cambio de estrategia, se buscó un frente más débil, el norte. La guerra de columnas del verano de 1936 iba a convertirse en una guerra total entre dos ejércitos cada vez mejor equipados y más numerosos.

Represión y exterminio del enemigo. Las ejecuciones sumarias en la retaguardia fueron uno de los aspectos más atroces de la contienda civil. En la “zona republicana” fueron “selectivas”. Las víctimas eran fundamentalmente clérigos, patronos y políticos destacados de la derecha republicana. En el bando rebelde fueron masivas, dejando la retaguardia “limpia de enemigos”.

Del Frente del Norte a la Batalla del Ebro

Tras la fallida ofensiva sobre Madrid desde Guadalajara, Franco llevó la guerra al norte. Las tropas “nacionales” disponían de superioridad aérea, gracias a la ayuda de la aviación alemana. A finales de marzo de 1937, tras bombardeos masivos de la aviación, la artillería desencadenó un gran ataque sobre un País Vasco que acababa de recibir el Estatuto de Autonomía. El 26 de abril de 1937, aviones alemanes destruyeron Guernica, capital espiritual de los vascos. Franco lograba otro éxito militar, pero también psicológico.

En julio de 1937, un grupo de obispos hizo público un documento en apoyo del levantamiento militar. La guerra quedaba legitimada en defensa de la religión.

La reacción republicana puso en marcha una operación de distracción de fuerzas que aliviase el frente del norte con las ofensivas de Brunete (Madrid) y Belchite (Zaragoza), que fracasaron. Toda la franja cantábrica cayó en manos del ejército “nacional”. Pasaron a dominar los principales centros mineros y siderúrgicos del país.

Caído el frente del norte, se produjo un segundo y definitivo ataque a Madrid, obstaculizado por el frente republicano situado en Aragón. Las tropas franquistas avanzaron sobre el frente aragonés, alcanzando la costa mediterránea y dejando Cataluña aislada del resto de la zona republicana.

Alcanzada la costa, Franco atacó Valencia, detenido por una nueva ofensiva republicana, la batalla del Ebro, en un intento de Cataluña de parar la penetración franquista y unir las zonas republicanas. La batalla se perpetuó a lo largo de tres meses, con un gran número de bajas. La balanza se inclinó a favor de Franco que, con el triunfo, se le abrió el paso a la conquista de Cataluña.

De la Caída de Cataluña al Final de la Guerra

El 23 de diciembre de 1938, el ejército “nacional” se lanzó sobre Cataluña. Las tropas republicanas, a las que no llegaban armas ni materiales rusos por el constante bombardeo de los puertos por aviones y buques italianos, apenas pudieron resistir unas semanas.

La caída de la capital catalana obligó al gobierno republicano a refugiarse en Gerona y posteriormente al exilio. El 5 de febrero cruzó la frontera un ingente número de combatientes y de población civil. Entre los que cruzaron, Azaña, Martínez Barrio, Companys y Negrín (este último volverá para esperar junto con el pueblo la entrada de las tropas franquistas en Madrid).

Tras la caída de Cataluña, Madrid se convirtió en el lugar de una confrontación civil en el seno de la República, ante el dilema de resistir (partidarios los comunistas y los socialistas de Juan Negrín) o negociar la rendición (partidarios los socialistas de Julián Besteiro o los anarquistas).

El 5 de marzo de 1939, el general Casado llevó a cabo un golpe de Estado frente a Negrín formando el Consejo Nacional de Defensa, ordenando la detención y ejecución de comunistas y de militares ligados a Negrín, que tuvieron que huir de España. Se aspiraba a conseguir un acuerdo con los “nacionales”. Franco no quiso negociación alguna, exigió la rendición incondicional. Sus tropas entraron en Madrid el 28 de marzo de 1939, a continuación el resto de plazas republicanas también cayeron.

El 1 de abril de 1939, el general Francisco Franco firmó el último parte de guerra: “En el día de hoy, cautivo y desarmado el ejército rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares.”

Dimensión Interna: Evolución Política de Ambos Bandos

Bando Republicano: Revolución

Ante las primeras noticias del alzamiento de Marruecos, el gobierno presidido por Casares Quiroga trató de tranquilizar a la opinión pública, mientras, en las calles y plazas los trabajadores pedían armas. Fue sustituido el día 18 por Diego Martínez Barrio que intentó negociar con los rebeldes. Tras el fracaso, nuevo gobierno de José Giral quien procedió al reparto de armas a las organizaciones del Frente Popular y sindicatos obreros. Al reparto de armas sucedió la revolución como respuesta. La estructura política, militar, judicial o económica del Estado republicano quedó prácticamente desarticulada y por todas partes surgieron poderes autónomos. Comités del Frente Popular comenzaron a hacerse cargo de los servicios públicos, colectivizando la propiedad, gestionando las empresas, etc. junto a ello una oleada de terror rojo sobre personas afines a los sublevados. Las transformaciones revolucionarias no tuvieron el mismo alcance en todas partes, fue mayor en zonas con predominio de la CNT, Cataluña, campo aragonés, la Mancha. El gobierno Giral, desbordado por la revolución popular, dimitió.

Fco. Largo Caballero formará gobierno de concentración con el objetivo de recuperar la autoridad del Estado; la división interna entre comunistas y anarquistas lo impedirá.

El Partido Comunista aumentaba su influencia por la ayuda que recibía de la Rusia de Stalin, su lema era “abandonar la revolución para primero ganar la guerra”. Los anarquistas (CNT-FAI, POUM) tenían otro lema “guerra y revolución son inseparables”. Tras los acontecimientos de mayo (en Barcelona un enfrentamiento por el control de las comunicaciones entre la Generalitat y los anarquistas provocó un saldo de 500 muertos) dos ministros comunistas abandonaron el gobierno y Largo Caballero dimitió.

Juan Negrín presidirá un nuevo gobierno sin unidad (anarquistas no intervienen y se procedió a la eliminación de POUM y encarcelamiento o asesinato de sus militantes), y con un objetivo, la resistencia, “LOS TRECE PUNTOS”. A partir del verano aumentan las críticas a su política (acusado de ser una marioneta en manos comunistas por socialistas y republicanos de izqda.). El presidente de la república, Azaña, es cada vez más contrario a Negrín. Después de la perdida de Cataluña, el gobierno francés y el británico habían dado su reconocimiento oficial a Franco (27 febrero 1939) hecho que provocó la dimisión de Manuel Azaña.

Cualquier posibilidad de negociar con Franco una paz con condiciones era nula. El 5 marzo 1939 un golpe de Estado destituye a Negrín, formándose un CONSEJO NACIONAL DE DEFENSA, en la que estaban representados, socialistas, anarquistas y republicanos. Las negociaciones no dan resultado. Franco declara el triunfo de sus tropas el 31 de marzo y el 1 de abril se reúne en París la Diputación Permanente de las Cortes, comenzaba así la andadura de la República en el exilio.

Bando Sublevado: Contrarrevolución. Unidad en Torno a Franco

En el bando franquista también existieron corrientes opuestas, pero en él se consiguió la unidad en torno al sentimiento católico y antirrevolucionario, y el ejército como aglutinador, con un papel hegemónico también en lo político. Una vez que el gobierno de las diversas localidades quedó en manos de los militares, la dirección política fue asumida el 24 de julio por una Junta de Generales de la Península reunida en Burgos, la denominada JUNTA DE DEFENSA NACIONAL, presidida por el general Cabanellas. Con la muerte del jefe de la conspiración, el general Sanjurjo, el liderazgo está dividido entre, el general Mola, jefe del Ejército del Norte, y el general Franco, jefe del Ejército del sur.

Inmediatamente se procedió a la contrarreforma social anulando todo el proyecto modernizador republicano: la labor del I.R.A. fue desmantelada, devolución de fincas expropiadas, admón. a instancias militares, consejos de guerra en la admón. de justicia, control de la enseñanza por la Iglesia. El general Franco fue nombrado por la Junta de Burgos máxima autoridad militar, GENERALÍSIMO DEL EJÉRCITO, además de JEFE DE GOBIERNO DEL ESTADO, para ello se aprovechó de ciertas circunstancias: (a través de él se consiguió la ayuda de Hitler y Mussolini; su avance más rápido y exitoso hacia Madrid, la liberación del Alcázar de Toledo, … El 1 de octubre la Junta de Defensa Nacional fue sustituida por la JUNTA TÉCNICA DEL ESTADO, que a la manera de gobierno introducía diversas carteras, trasladando la sede del poder a Salamanca. Desde finales de 1936, para fortalecer su liderazgo, Franco se hizo llamar CAUDILLO, mientras que los medios de propaganda comenzaban a difundir el lema “Una Patria, un Estado, un Caudillo”.

La Iglesia Católica adoptó una postura favorable a los sublevados, la guerra apareció como una auténtica CRUZADA (en la zona controlada por el Frente Popular, desapareció el culto católico, los incendios de templos se convirtieron en algo rutinario, …).

En el terreno político subsistían aún diferencias. En la primavera de 1937 hubo graves disidencias internas que concluyeron en abril con el Decreto de Unificación en un Partido Único, que se llamará más adelante el MOVIMIENTO NACIONAL. Unía a los dos partidos más importantes de la España sublevada: el carlista y el falangista.

La unificación se completa en los meses siguientes con varios decretos sobre el establecimiento de los estatutos del Movimiento Nacional, la creación del Sindicato Español Universitario, y el Servicio Social de la Mujer, el nombramiento de los miembros del Consejo Nacional y de los demás organismos del partido único.

Consecuencias de la Guerra

Consecuencias Demográficas

Se han dado cifras muy dispares al cuantificar las pérdidas demográficas que causó el conflicto: los muertos en el frente y por la represión en la guerra y en las posguerra, el hambre, las epidemias; la reducción de la natalidad consiguiente… Los cálculos más aceptados estiman en quinientos mil muertos, el coste demográfico de la guerra y la posguerra. A ello habría que añadir la cifra de no nacidos y la pérdida de población joven. Otro elemento clave de las consecuencias demográficas fue el exilio republicano. Ya durante el conflicto, los “niños de la guerra” fueron evacuados a países extranjeros, pero el gran éxodo tuvo lugar en enero y febrero de 1939, consecuencia de la conquista de Cataluña. En conjunto, se calcula que hubo unos cuatrocientos cincuenta mil exiliados. Aunque algunos fueron retornando durante la dictadura, muchos no volvieron a España o esperaron a la muerte del dictador en 1975. Este exilio supuso una importante pérdida demográfica para el país, una población joven y activa, que incluía a gran parte de los sectores más preparados del país (las elites científicas, literarias y artísticas)

Consecuencias Económicas

La guerra fue una verdadera catástrofe económica. Un dato revela su magnitud: la renta nacional y per cápita no recuperará el nivel de 1936 hasta la década de 1950. Estos fueron los principales elementos de esa catástrofe económica:

  • Destrucción del tejido industrial del país, lo que llevó a la vuelta en los años cuarenta a una economía básicamente agraria.
  • Destrucción de viviendas, se calculan en unas doscientas cincuenta mil, comunicaciones, infraestructuras…
  • Aumento de la deuda externa y pérdida de las reservas de oro del Banco de España, usadas por el gobierno de la República para pagar la ayuda soviética.

Consecuencias Sociales

El resultado de la guerra trajo consigo la recuperación de la hegemonía económica y social por parte de la oligarquía terrateniente, industrial y financiera. Paralelamente, se dio la pérdida de todos los derechos adquiridos por los trabajadores.

Consecuencias Morales

La guerra supuso una verdadera fractura moral del país. Varias generaciones marcadas por el sufrimiento de la guerra y la represión de la larga posguerra.

El régimen de Franco nunca buscó la reconciliación de los españoles y siempre recordó y celebró su origen bélico.