Conflicto Armado en España 1936-1939: Orígenes, Fases y Repercusiones

Bloque XIV: La Guerra Civil Española

Pregunta Larga

1. La Sublevación Militar

La experiencia republicana había abierto un camino aplazado desde hacía tiempo. La oligarquía abandonó finalmente la vía legal y parlamentaria para decantarse definitivamente por la opción del “golpe de Estado”. En la España de 1936 a esta solución se opusieron miles de campesinos y obreros encuadrados en poderosos sindicatos y partidos, y un importante sector de la clase media. Por otra parte, la revolución posterior testimonia que también parte de la izquierda estaba dispuesta a abandonar la legalidad. Contando con el apoyo de civiles armados (tradicionalistas y falangistas), algunas guarniciones se declararon en “estado de guerra”, se apoderaron de los órganos del gobierno y formaron una junta de altos jefes militares para “restablecer el orden”. Este pronunciamiento encontró en 1936 unas condiciones que lo hicieron derivar hacia un enfrentamiento civil armado.

El día 17 de julio, por la tarde, tropas coloniales ocuparon Ceuta, Melilla y Tetuán después de eliminar cierta resistencia de militares y obreros republicanos. Todo el protectorado de Marruecos, donde estaban las mejores tropas, quedó en manos de los sublevados. A pesar de que la gravedad de los hechos no era desconocida para el gobierno de Casares Quiroga ni para el presidente Azaña, estos no tomaron ninguna medida. El día 18, a pesar de la confusión, estaba claro que se había producido una insurrección. El general Franco había salido de Canarias hacia Marruecos para dirigir el ejército insurrecto. En la península, Mola declaró el estado de guerra y ocupó Pamplona, Queipo de Llano se apoderó de Sevilla y extendía la insurrección por Andalucía, y durante la noche la sublevación triunfaba en gran parte de Castilla la Vieja y Aragón. Presionado por los acontecimientos, Casares Quiroga dimitió la misma noche del 18 de julio. Azaña nombró a José Giral presidente de un gobierno formado por republicanos, pero apoyado por el Frente Popular. Cuando a la mañana siguiente (19) el gobierno autorizó la entrega de armas a los sindicatos y partidos de la coalición, la división del territorio español en dos partes antagónicas se había consumado.

2. La Intervención Extranjera

Las potencias fascistas europeas (Alemania, Italia y Portugal), al margen de todo compromiso internacional, decidieron dar apoyo sistemático a los rebeldes: a finales de julio, 32 aviones enviados por Alemania e Italia establecieron un puente aéreo, pasando 20.000 soldados del ejército colonial a la Península. Estos hechos eran conocidos en Europa, y León Blum (Frente Popular francés) inició conversaciones para llegar a un acuerdo de “no intervención” en el caso español. A lo largo del mes de agosto se adhieren Inglaterra, Alemania, Italia, Portugal, la URSS y otros países hasta un total de 27. Mientras, Francia cerraba su frontera e Inglaterra decretaba el embargo total a la República, y comisiones militares de Alemania e Italia se proponían aumentar la ayuda logística, e incluso un envío de personal militar. Perdida la posibilidad de comprar armas en Europa, en sus posibles aliados naturales, la República se vio obligada a comprarlas en el único país dispuesto a venderlas: la URSS. A partir de octubre de 1936 se generalizan los envíos de armas y asesores militares, que se pagaron con 510 toneladas de oro del Banco de España. También fue importante, desde el punto de vista de su efecto moral, la presencia de los voluntarios extranjeros de las Brigadas Internacionales. La participación alemana fue particularmente importante en aviación, artillería y equipos de transmisión. La participación italiana fue más numerosa, pero de menor importancia estratégica.

3. Desarrollo y Fases del Conflicto

Tras comprobar el fracaso del golpe de Estado, lo que pretendía ser una rápida toma del poder se convirtió en una guerra larga y cruel de tres años.

Primera Fase: Las tropas rebeldes, al mando del general Franco, atraviesan el estrecho de Gibraltar y ambos bandos centran su objetivo en Madrid, que pronto estuvo asediada por los insurrectos, dando lugar a la conocida como batalla de Madrid. Contando con las fuerzas de África, así como con la ayuda alemana e italiana, Franco había avanzado previamente sobre Andalucía y conseguido ocupar en agosto las plazas de Mérida y Badajoz, enlazando de esta manera con los sublevados del norte a lo largo de la frontera portuguesa. Mola, a su vez, había logrado cortar la frontera francesa al ocupar Irún (Guipúzcoa) a principios de septiembre.

Segunda Fase: Fracasado el ataque a Madrid, Franco cambió de estrategia. Reunió sus esfuerzos contra la zona republicana del norte. De este modo, logró conquistar Vizcaya, Santander y Asturias, aunque no abandonó la marcha sobre Madrid. La batalla de Guadalajara se saldó con el éxito republicano. Los alzados decidieron entonces centrar sus principales operaciones en el norte. Con el apoyo decisivo de la aviación integrada en la Legión Cóndor alemana, que realizó una salvaje agresión a la localidad vizcaína de Guernica, finalmente las tropas rebeldes rompieron las defensas de Bilbao. Posteriormente esas mismas tropas entraron en Santander y, en octubre, tomaron las ciudades asturianas de Gijón y Avilés, con lo que los rebeldes completaban la última etapa de la ocupación de la zona norte.

Tercera Fase: Tuvieron lugar las batallas decisivas. Los republicanos conquistaron en enero de 1938 Teruel, ciudad que no obstante perdieron al mes siguiente. En julio de ese año comenzó la dura y decisiva batalla del Ebro, en la que la derrota del Ejército republicano dejó despejada la ruta para el avance de los sublevados hacia Cataluña. En los últimos días de enero de 1939, las tropas franquistas se instalaron en Barcelona, para avanzar en fechas sucesivas hacia la frontera francesa y ocupar los pasos. La ofensiva final tuvo por objeto quebrantar las posiciones republicanas todavía pendientes, situadas en la zona centro y en el sur peninsular. Ese mismo año fracasó el criterio de mantener la resistencia defendido por el presidente del gobierno republicano, Juan Negrín. El Consejo Nacional de Defensa destituyó a Negrín y procuró alcanzar una paz honrosa con el gobierno franquista de Burgos. Sin embargo, no prosperaron sus gestiones encaminadas a lograr una paz acordada. Las tropas franquistas entraron en Madrid el 28 de marzo. Tres días más tarde, el gobierno republicano perdió las últimas plazas todavía fieles. El 1 de abril la guerra había terminado, no así las represalias.

4. Situación Política y Social de las Dos Zonas

  • El bando republicano estuvo constituido en torno al gobierno de España elegido democráticamente, formado por el Frente Popular, que a su vez se componía de una coalición de partidos republicanos —Izquierda Republicana y Unión Republicana— con el Partido Socialista Obrero Español, a la que se habían sumado los marxistas-leninistas del Partido Comunista de España y el POUM, y en Cataluña los nacionalistas de izquierda encabezados por Esquerra Republicana de Catalunya. Era apoyado por el movimiento obrero y los sindicatos UGT y CNT, aunque ellos lo que perseguían era realizar la revolución social. También se había decantado por el bando republicano el Partido Nacionalista Vasco, cuando las Cortes republicanas estaban a punto de aprobar el Estatuto de Autonomía para el País Vasco.

  • El bando sublevado, que se llamó a sí mismo bando nacional, estuvo organizado en torno a parte del alto mando militar, institucionalizado inicialmente en la Junta de Defensa Nacional, sustituida en octubre de 1936 por el nombramiento de Franco como Generalísimo y Jefe del Gobierno del Estado. Políticamente, estuvo integrado por la fascista Falange Española, los carlistas, los monárquicos alfonsinos de Renovación Española y gran parte de los votantes de la CEDA, la Liga Regionalista y otros grupos conservadores. Todos ellos fueron unificados en abril de 1937 en el llamado Movimiento (FET y de las JONS). Socialmente fue apoyado por aquellas clases a las que la victoria en las urnas del Frente Popular les hizo sentir que peligraba su posición; por la Iglesia católica, acosada por la persecución religiosa desatada por parte de la izquierda nada más estallar el conflicto; por pequeños propietarios temerosos de una «revolución del proletariado» y también por muchas personas de clase baja de firmes convicciones religiosas. La zona sublevada estableció durante la guerra una dictadura militar que ejecutó una represión sistemática de las fuerzas de izquierda y sentó las bases de un nuevo Estado de carácter fascista.

5. Repercusiones de la Guerra Civil

La guerra tuvo consecuencias importantes para España en varios órdenes: muertes, exilio, represión y grandes pérdidas económicas.

  • a) Pérdidas demográficas: Las cifras son polémicas, pero se estiman en al menos medio millón de personas. Aparte de las bajas en combate, los bombardeos y las desastrosas condiciones de la retaguardia aumentaron la mortalidad. A estas cifras hay que añadir, como en todas las guerras, el descenso de la natalidad.
  • b) El exilio: Tuvo relevancia desde el punto de vista cualitativo: intelectuales, científicos, etc. Se ha hablado de dos exilios: en Francia fue un exilio mayoritariamente obrerista; en México fue un exilio de intelectuales. Además de en estos dos países, en menor medida, también hubo exiliados en el norte de África, la URSS y otros países iberoamericanos. Es difícil calcular su número, pues muchos fueron regresando con el tiempo. Y algunos acabaron en los campos de concentración nazis.
  • c) La represión: En ambos bandos se desató una persecución política, que en el bando republicano tuvo también un carácter social y antirreligioso. Los asesinatos alcanzaron durante la guerra una cifra cercana a las 150.000 víctimas. Las ejecuciones relacionadas con la guerra no acabaron con ésta, puesto que todavía en 1941 se produjeron en España 33.394 muertes violentas. Además de los que perdieron la vida, era importante el número de los condenados a penas diversas, los topos (personas que permanecían escondidas), el llamado exilio interior (personas que eran rechazadas por haberse identificado con el bando perdedor), los depurados y, finalmente, sobre todo hasta 1945, el maquis.
  • d) Las pérdidas económicas: Descenso de población, pérdida de las reservas de oro del Banco de España, gastos de la guerra, destrucción de infraestructuras. El bienestar anterior a la guerra no se superaría hasta dos décadas después de acabada ésta.

Preguntas Cortas

1. De la Rebelión Militar a la Guerra Civil

La rebelión militar de Melilla fue el primer movimiento del golpe de Estado en España de julio de 1936, que significó el inicio de la Guerra Civil Española. Como ya había previsto el General Mola en sus planes golpistas, en Melilla empezaría la rebelión militar contra la II República Española, pero empezaría el día 18, no el 17 como ocurrió. Un registro policial en el centro de la conspiración provocó que los golpistas adelantaran el golpe, y aunque este hecho no perturbó sus planes, a la larga este adelantamiento sí afectaría a otras partes de la conspiración. Antes de terminar el día 17, los militares alzados se habían hecho con el control de toda la ciudad y sus alrededores, dando el pistoletazo de salida a la rebelión en el Marruecos español. El general Franco había salido de Canarias hacia Marruecos para dirigir el ejército insurrecto. En la península, Mola declaró el estado de guerra y ocupó Pamplona, Queipo de Llano se apoderó de Sevilla y extendía la insurrección por Andalucía, y durante la noche la sublevación triunfaba en gran parte de Castilla la Vieja y Aragón. Presionado por los acontecimientos, Casares Quiroga dimitió la misma noche del 18 de julio. Azaña nombró a José Giral presidente de un gobierno formado por republicanos, pero apoyado por el Frente Popular. Cuando a la mañana siguiente (19) el gobierno autorizó la entrega de armas a los sindicatos y partidos de la coalición, la división del territorio español en dos partes antagónicas se había consumado.

2. Claves del Triunfo del Bando Nacional

En el bando nacional el poder quedó en manos de un grupo de generales, que, siguiendo las propuestas de Mola, establecieron un estado autoritario y militarizado. En el bando republicano el gobierno de la República perdió el control de la situación y el poder real quedó en manos de comités obreros organizados por partidos y sindicatos que no estaban sometidos a ningún tipo de poder centralizado.

Además, hay que citar:

  • La importancia de la ayuda extranjera (Italia y Alemania) al bando sublevado.
  • El control de los recursos alimentarios y, desde 1937, de los minerales y energéticos.
  • La victoria franquista en las batallas decisivas, especialmente la batalla del Ebro en 1938.

3. Consecuencias de la Guerra

El impacto en pérdidas humanas de la guerra fue considerable. Se estima que las víctimas de la contienda superaron el medio millón de personas. Aparte de las bajas en combate, los bombardeos, las desastrosas condiciones de la retaguardia y sobre todo la brutal violencia política en ambas zonas aumentaron la mortalidad. A estas cifras hay que añadir, como en todas las guerras, el descenso de la natalidad. Al finalizar la guerra, se abrió otra herida: la de los exiliados (unos 300.000), obligados a abandonar el país, y que se amontonaron en los campos de refugiados de la costa francesa o huyeron a México o Argentina, muchos de los cuales ya no regresarían. Esta emigración constituye un serio impacto en la demografía, un impacto tanto más sensible por cuanto desde un punto de vista laboral se compone de personas jóvenes.

La guerra dejó una profunda huella en las actividades económicas: destrucción de las infraestructuras, de la cabaña ganadera, del parque automovilístico y ferroviario, de las industrias… La destrucción de los recursos económicos e infraestructuras trajo en los años cuarenta los “años del hambre”.

Por último, la victoria del bando nacional acarreó el establecimiento en España de una dictadura militar que se prolongaría durante casi cuarenta años, con la pérdida de libertades y la persecución de cualquier forma de disidencia.