Compromiso y metamorfosis poética de Blas de Otero: De la angustia existencial a la voz colectiva

Manifiesto de un nuevo compromiso: el hombre y el poeta

Fusión entre la mayoría colectiva y la individualidad del poeta. El poeta da un giro radical a su poesía, abandona sus anhelos religiosos y se compromete con la colectividad. Nace un hombre nuevo. Es su “última voluntad” (última estrofa), declaración de intenciones de un poeta comprometido con los hombres. Y para que conste, la rubrica, en su ciudad natal, “a once de abril, cincuenta y uno”.

Encontramos una firme y precisa ligazón estrófica: sólida y directa autopresentación en el primer verso (“Aquí tenéis…”) seguida de una continuada y presurosa serie de pretéritos indefinidos (“amó”, “vivió”…) bruscamente interrumpida al comienzo de la segunda estrofa por el adverbio de modo “así” y el presente “es”.

A partir del quinto verso pasamos de las acciones conclusas a acciones paralelas más reposadas y duraderas –gerundios “echando”, “huyendo”. Las acciones conclusas corresponden al hombre de antaño, que salió huyendo de la muerte (“donde el aire no apestase a muerto”) y buscando la paz. Pero su mensaje de paz choca contra las “olas de sangre” y las “enormes olas de odio” (tercera estrofa) de la posguerra española, que sufre aún las consecuencias de los “ángeles atroces / en vuelo horizontal” y los “horribles peces de metal” que recorren el mar (cuarta estrofa) y contra los que se estrellan su mensaje de paz y el gesto reconciliador de sus brazos (verso 10). Pero el poeta está convencido de la ineludibilidad y el apremio del mensaje de paz y por eso concluye haciendo una apuesta definitiva (“Yo doy todos mis versos por un hombre / en paz”).

Recursos estilísticos

  • Lenguaje coloquial (“un buen día”, “así es”, “echando espuma por los ojos”) y frases hechas: “en canto y alma” –frase hecha trastocada (en cuerpo y alma); “en carne y hueso”.
  • Encabalgamientos propios de una sintaxis abrupta (versos 1-2, 6-7, 11-12…).
  • Metáforas: “tiendas de paz, brizados pabellones / eran sus brazos”, “olas de sangre… enormes olas de odio”; “ángeles atroces… horribles peces de metal”.
  • Símiles: verso 10.
  • Paralelismos: verso 5 (“así es, así fue”), versos 6-7 (“echando… huyendo”), versos 11-12 (“olas de sangre, olas de odio”).
  • Interjecciones, apelaciones, imperativos (“¡Aquí! ¡Llegad! ¡Ay!”), uso de la 2ª persona (“aquí tenéis”), todo lo cual intensifica la interpelación al lector y la fuerza de su llamada.

Poema de la tierra y el mineral

Está compuesto por estrofas clásicas de endecasílabos con rima asonante. En los 5 primeros versos se alude a un tiempo y a la tierra roja y la roca roja del mineral. El rojo sugiere el dolor y el sufrimiento.

En la segunda estrofa, además de situarnos en sus propias vivencias, se introduce en el terreno del “nosotros”, abandonando las inquietudes del “yo”. Además, aparece la localización espacial (“Ortuella”, “el mar”, lugar donde se encuentran las minas) y una hora precisa (“las cinco de la tarde”), en alusión a la hora de finalización de la jornada minera. En las dos últimas estrofas se destaca (“hermoso dios”, “rey”) al protagonista del paisaje y símbolo de su identificación con el pueblo: el hierro.

Recursos estilísticos

Llama la atención en el poema la escasez de verbos y la abundancia de sintagmas nominales (Hermoso dios. La tierra roja.), que configuran un paisaje, un tiempo, un conjunto de impresiones que se convierten en símbolo.

Variados recursos de repetición de los que se vale para insistir en la fuerza evocadora de esas imágenes a través de un ritmo rápido:

  • Anáforas (Es el otoño).
  • Paralelismos (La tierra roja/ La piedra, roja; La piedra y el hombre / Ortuella y el mar).
  • Rimas internas (Acaso… Acaso).
  • Aliteración de la “r” en la primera estrofa (mar, hermoso, tierra, roja, piedra, sangre).
  • Repetición de términos (mar, entonces, acaso, roja).

Los encabalgamientos imprimen al poema un ritmo muy característico, abrupto y sorprendente.

Las imágenes (un árbol como la sangre) y metáforas (Hermoso dios, Rey de los ojos).

En el verso “Hacia las cinco de la tarde” encontramos una directa referencia literaria (Lorca, Llanto por Ignacio Sánchez Mejías, trágica hora de la muerte del torero); también el verso “Rey de los ojos. Sófocles roñado” alude a Edipo. Por otro lado, el verso de Tirso aparece trastocado: “en olas ancho” en lugar de “en obras largo”. El mismo verso alberga un contraste (corto/ancho). Y trastocada también la frase “a vista de pájaro” en “a vista de barranco”. Las referencias espaciales del poema son Ortuella, Bizkaia, el mar Cantábrico.

Conclusión

El poema recoge aspectos autobiográficos. Blas de Otero trabajó en las minas de Gallarta, no por necesidad sino por solidaridad, para acercarse al pueblo. Con este libro (Pido la paz y la palabra) el poeta se adentra en la llamada “poesía social”, convertida en instrumento de lucha para alcanzar la paz, la justicia y la libertad. El lenguaje pretende de igual modo ser sencillo, aunque como bien observamos esta sencillez es solo aparente.