Estado de Derecho, Democrático y Totalitario
Estado de Derecho: Aquel estado que se rige por leyes, no por la voluntad de quien manda. Se configura a partir de dos pilares: la Constitución y la división de poderes. Para serlo, debe basarse en la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político, asumiendo responsabilidades económicas y sociales (Estado social y democrático de derecho).
Estado Democrático
Democracia: forma de poder donde la soberanía reside en los ciudadanos. Sus principios básicos son:
- Isegoría: derecho a participar en la toma de decisiones.
- Isonomía: igualdad ante la ley.
Requiere:
- Constitución: establece derechos y libertades para todos por igual.
- Elecciones y partidos políticos.
- División de poderes.
- Libertad de expresión.
- Transparencia de la gestión.
Estado Totalitario
Lo opuesto a un Estado de Derecho:
- Suspensión de derechos y libertades fundamentales.
- Una persona (dictador) o grupo se apropia de la soberanía.
- Gobierno que controla los poderes del Estado con un partido único; sin pluralismo político.
- Absoluto control social; persecución a disidentes e imposición de un pensamiento uniforme, a menudo acompañado de nacionalismo.
Evolución Histórica de la Ciudadanía
La Ciudadanía en Grecia
El concepto de ciudadanía surge en la antigua Grecia, en las polis (ciudades-estado), desarrollándose a través de las teorías de Platón y Aristóteles. Se concedía a los mayores de edad la participación en decisiones políticas, excluyendo a mujeres, esclavos y extranjeros. Los ciudadanos (varones libres) tenían derecho a voto, y obligaciones tributarias y militares.
La Ciudadanía en Roma
En el Imperio Romano, la ciudadanía era un título otorgado inicialmente a los habitantes de Roma. Se extendió gradualmente a más individuos, hasta incluir a todos los hombres libres del Imperio a principios del siglo III d.C. Se convirtió en un estatus jurídico con derechos garantizados, sujeción a la ley y expectativa de protección legal.
La Ciudadanía en la Edad Media
Aparece el súbdito, sujeto a la autoridad de un superior (señor feudal, rey e iglesia).
La Ciudadanía en la Edad Moderna
Con la monarquía absoluta, la ciudadanía prácticamente se anula. La concentración de poder en el príncipe equipara al ciudadano con el súbdito, sin igualdad ni participación política, solo derechos de protección. Esto fomenta la separación entre sociedad civil y ámbito político.
La Ciudadanía y las Revoluciones Burguesas
Tras la Revolución Francesa de 1789, se desarrolla un modelo basado en la igualdad, otorgando derechos y deberes a los individuos por pertenecer a una comunidad política. Se renueva el concepto de ciudadanía, con derechos civiles, políticos y sociales (Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789). Sin embargo, estos derechos no eran universales, excluyendo a mujeres y niños.
La Ciudadanía Contemporánea
La ciudadanía es una conquista histórica. El ciudadano participa en la vida pública, tiene derechos garantizados por el Estado y deberes que cumplir, perteneciendo plenamente a la comunidad (participación, derechos y pertenencia).
Virtudes Cívicas
Todo ciudadano debe poseer virtudes cívicas relacionadas con los valores democráticos:
- Tolerancia, respeto y reconocimiento.
- Valentía justa: pronunciarse por una causa justa.
- Solidaridad universal.
- Prudencia en la aplicación de normas.
- Participación activa.
- Capacidad de juicio crítico ante injusticias y falsedades.