Ciudadanía, Consumo Consciente y Felicidad: Un Enfoque Ético

Un ciudadano es aquel que es su propio señor con sus iguales. Hoy día, la ciudadanía no se limita a una comunidad política, sino que es cosmopolita. En esta polis globalizada, todos debemos ser ciudadanos y tratarnos como iguales. La ciudadanía implica responsabilidad. Si queremos ser protagonistas junto a otros, debemos serlo también en el consumo.

Consumo Liberador

En primer lugar, propongo un consumo liberador, es decir, consumir desde nuestra libertad, cuando y como consideremos necesario. Debemos tener nuestras propias motivaciones para consumir. De lo contrario, no sabremos por qué consumimos y seremos esclavos, siguiendo las directrices de otros. ¿Realmente sabemos por qué consumimos?

Es fundamental conocernos a nosotros mismos y entender nuestras motivaciones de consumo. Primero, debemos saber por qué consumimos y luego decidir si queremos o no seguir haciéndolo.

Consumo Justo

En segundo lugar, y no menos importante, el consumo tiene que ser justo. Hoy en día, no se puede plantear el consumo, ni ninguna otra actividad, fuera de un marco de justicia.

Declaración de Derechos Humanos: Todos tenemos derechos, pero muchas personas no los ven satisfechos. El consumo está relacionado con esto. Por lo tanto, debemos propiciar un consumo justo y universalizable, un modo de consumo que todos puedan adoptar.

Si optamos por no consumir nada, no sobreviviremos. Los bienes de consumo son necesarios y tienen muchas ventajas, pero estas ventajas deben ser accesibles para todos. Debemos distribuir los recursos de manera que todos puedan hacer uso de ellos. No podemos permitirnos el lujo de decir que otros no pueden usar coches porque contaminan, mientras nosotros seguimos usándolos. Debemos crear estilos de vida universalizables, que impliquen reducir el nivel de consumo. No debemos aspirar a los niveles de consumo de los países desarrollados, ni a la miseria, sino a estilos de vida donde todos puedan acceder a los bienes de consumo más elementales y que contribuyan a su bienestar.

Co-responsabilidad

Un tercer rasgo es la co-responsabilidad. Debemos recurrir a asociaciones e instituciones, tanto a nivel civil como político, para luchar por un consumo justo y liberador. Una sola persona no puede cambiar las cosas.

Consumo Felicitante

Finalmente, propongo que el consumo sea felicitante. Todos los seres humanos buscamos la felicidad, como ya decía Aristóteles. La pregunta es si el consumo actual nos está haciendo más felices. ¿Son las sociedades más consumidoras las más felices? ¿Aumentar el consumo incrementa la felicidad?

Aristóteles afirmaba que hay acciones que son felicitantes por sí mismas, aquellas que tienen el fin en sí mismas.

El comercio ha creado acciones que parecen felicitantes por sí mismas, como “ir de compras”. No es lo mismo “ir a comprar” que “ir de compras”. Lo primero es un sacrificio, mientras que lo segundo se percibe como algo agradable. Se va a un centro comercial, se pasa la tarde, se realizan diversas actividades. Es algo que se hace por el simple placer de hacerlo.

Actividades Felicitantes

Sin embargo, algunos estudios sugieren que las actividades más felicitantes no son las que están mediadas por los bienes de consumo más caros. Las actividades que realmente nos hacen felices están relacionadas con las relaciones humanas, con las personas que queremos y apreciamos, con estar con aquellos con los que nos sentimos a gusto. También incluyen actividades de ocio como leer, ver películas o ir a conciertos, que no requieren grandes gastos.

También son importantes las actividades que implican trabajar con otros, darse cuenta de los cambios positivos en nuestro entorno y participar en actividades solidarias. Estas actividades tienen mucho que ver con la planificación de la vida y no requieren grandes inversiones en bienes de consumo.

Reflexión Final

Es importante reflexionar y considerar si no deberíamos priorizar aquellas actividades que realmente nos hacen felices. Nos estamos esforzando en conseguir dinero para obtener productos que quizás ni siquiera necesitemos. Esto es poco ético y, sobre todo, muy poco inteligente.