Las cinco vías para demostrar la existencia de Dios según Santo Tomás de Aquino
Primera vía: El movimiento
Es cierto, y consta por el sentido, que en este mundo algunas cosas son movidas. Pero todo lo que es movido es movido por otro. Por tanto, si lo que mueve es movido a su vez, ha de ser movido por otro, y este por otro. Mas así no se puede proceder hasta el infinito… Luego es necesario llegar a un primer motor que no es movido por nada; y este todos entienden que es Dios.
Segunda vía: Las causas eficientes subordinadas
Vemos que en este mundo sensible existe un orden de causas eficientes; pero no vemos, ni es posible, que algo sea causa eficiente de sí mismo, porque de lo contrario sería anterior a sí mismo, lo cual es imposible. Ahora bien, no es posible que en el orden de causas eficientes se proceda hasta el infinito… Luego es necesario suponer una causa eficiente primera, que todos llaman Dios. “Ninguna cosa puede ser causa de sí misma”.
Tercera vía: La contingencia
Nos encontramos con cosas que tienen posibilidad de existir y de dejar de existir, pues algunas se engendran y se corrompen. Ahora bien, lo que tiene posibilidad de no existir alguna vez no existe. De ahí que si todas las cosas tuviesen esa posibilidad de no existir, alguna vez no habría existido nada, y por consiguiente ahora tampoco, pues de la nada no procede nada. Pero dado que ahora existe algo, es que no todas las cosas tienen posibilidad de existir y de no existir, que algo ha de ser necesario, y esto, en última instancia, es Dios. “Los seres contingentes exigen la existencia de un ser necesario”.
Cuarta vía: Diversos grados de perfección en las cosas
Encontramos en este mundo cosas más o menos buenas, más o menos verdaderas, más o menos nobles, y otras cualidades así. Ahora bien, el más y el menos se dicen de cosas diversas según la diversa aproximación a lo que es máximo en ese orden. Por eso ha de haber algo que sea óptimo, nobilísimo, máximamente verdadero y, por consiguiente, máximo ser. Y como lo que es máximo en un género es causa de todo lo que se contiene bajo ese género, ha de haber un máximo ser causa de la bondad, de la verdad, de la nobleza y de las demás cualidades por el estilo; y este es Dios.
Quinta vía: La finalidad
Vemos que algunas cosas que carecen de conocimiento, esto es, los cuerpos naturales, obran con intención de fin… Ahora bien, las cosas que no tienen conocimiento no tienden a un fin si no son dirigidas por algún cognoscente e inteligente. Luego existe algún ser inteligente que dirige todas las cosas naturales a un fin; que es lo que llamamos Dios.
Poder espiritual y poder temporal según Guillermo de Ockham
Guillermo de Ockham defendía la pobreza clerical; fue excomulgado por Juan XXII y perseguido por motivos de conciencia. Ockham apoyó los derechos del emperador y defendió la separación de los poderes del papado y del imperio. Su tesis es que el Papa no tiene jurisdicción eclesiástica en asuntos materiales, lo que ha llevado a la corrupción de muchos eclesiásticos. El objetivo de Guillermo era afirmar la independencia del cuerpo de creyentes cristianos contra las pretensiones imperialistas del Papa. Su objetivo es separar lo espiritual de lo temporal. También lo hacía a través de la cita bíblica: “Dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios”. Ockham separará tajantemente razón y fe. La razón se libera de la teología, la cual quedará limitada al ámbito de lo incognoscible. Separará razón y voluntad. Defendió la necesidad de poner freno representativo al poder arbitrario papal. El Papa no tiene ni poder ni autoridad para elegir. La elección corresponde al pueblo. Negó que el poder del emperador derive del poder papal. Ockham defenderá que tal poder deriva de la elección por un colegio de electores, el cual representa al pueblo y habla en su nombre. Aborrecerá cualquier poder arbitrario. Todo el ejercicio de autoridad tiene que estar justificado por el bien común y por su consonancia con la justicia natural. Sostuvo que el dominio limitado del Papa en la Iglesia carecía de justificación y era perjudicial para los intereses espirituales de la cristiandad. Por ello, defendió que el concilio debía limitar el poder del Sumo Pontífice. Frente a esta tiranía, opondrá la teoría conciliar con el fin de dotar a la Iglesia de un gobierno que pudiese decidir con menor arbitrariedad las cuestiones de creencias y prácticas cristianas.
La existencia de Dios: Demostración y caracteres según Santo Tomás
El pensamiento de Santo Tomás es profundamente sistemático, es decir, unas verdades se apoyan en otras. Adopta una postura aristotélica, según él, tiene que existir un ser causa y creador de todos los seres. La existencia de Dios no es evidente por sí misma. No solo se puede demostrar a priori: Santo Tomás niega el argumento ontológico, ya que solo puede llegar a una idea pensada de Dios, no a su existencia real. Es necesario probarlo también a posteriori (demostración racional) mediante la observación de hechos en el mundo terrenal para explicar la existencia de Dios.
Paz, orden y justicia según San Agustín
La paz y el orden
En la sociedad civil, por sus males, predominan las enemistades, las injurias y las guerras. Se necesita la paz tanto para las relaciones entre las personas como entre los pueblos. Estos males tienen su origen en la naturaleza caída del hombre, es decir, por ser heredero del pecado original. Por el pecado original, el corazón del hombre es mudable y hace ciertos los males e incierta la paz. Aparece así el problema de la paz. La paz es el mayor de los bienes humanos. Esta es buscada por todos, tanto para los ciudadanos de la ciudad de Dios como los de la terrenal. San Agustín no se limita solo a la paz social, sino que su concepto de paz llega a todas las cosas y se extiende a todos los ámbitos de la realidad. En todas las realidades en las que aparece la paz aparece también el orden como condición para que esta sea realmente paz. No es posible la paz sin orden. Las conclusiones a las que llega son: sin orden no hay paz. Pero el orden exige sobre todo concordia. La paz demanda una ordenación de valores, y ello es porque la sociedad está constituida por seres racionales. No es posible la paz social a través del dominio del hombre por el hombre. El hombre racional dominará únicamente al irracional. Solo al pecador se le puede hacer siervo.
La justicia
El ejercicio real del orden y la garantía de la paz es la justicia. Ello es: virtud que debe revestir al hombre haciendo que él reconozca que dé a cada uno lo suyo, que respete el orden. La esencia de la legislación civil del Estado: “No hay Estado que pueda ser gobernado sin justicia”. Solo la sociedad de los justos en Dios realizará la verdadera justicia. En la ciudad de Dios predomina sobre todo la justicia y el derecho. En la ciudad terrenal, solo el orden y la paz, por lo tanto, la justicia, serán posibles.