Causas y Consecuencias de la Segunda Guerra Mundial: Un Análisis Histórico

Causas y Antecedentes de la Segunda Guerra Mundial

Para entender las causas que provocaron la Segunda Guerra Mundial, es fundamental comprender cómo se desarrollaron las relaciones internacionales entre 1919 y 1939, período conocido como la Entreguerra. Esta etapa estuvo marcada por las consecuencias del Tratado de Versalles y la crisis de 1929. Fue principalmente en Alemania donde se dieron una serie de circunstancias económicas y sociales que favorecieron el desarrollo del fascismo alemán. Los historiadores coinciden en el protagonismo de Hitler como causante de la guerra. No hay que olvidar que el Führer hizo uso del poder que le daba la constitución para actuar como jefe de las fuerzas armadas y organizar un Alto Mando de las Fuerzas Armadas bajo su mando.

De los Felices Años 20 a la Crisis de los 30

De los felices años 20 se pasó a los tristes años 30, a lo largo de los cuales cada país tendió a su supervivencia individual sin tener en consideración a los demás. La crisis del 29 trajo paro, pobreza, exaltación del nacionalismo, desprestigio del sistema democrático y, lo que es peor, el ascenso del nazismo al poder, con su política exterior agresiva, revanchista y expansionista.

El Ascenso de Hitler y la Inestabilidad Europea

La llegada de Hitler al poder en 1933 desestabilizó el equilibrio europeo. Hitler significaba la renuncia al Tratado de Versalles, el rearme alemán, la idea de la unión con Austria, una amenaza cierta sobre los Sudetes y Danzig, e incluso la posibilidad de que Alemania buscase para sí un espacio vital en las regiones eslavas del este de Europa. La comunidad internacional no supo reaccionar con firmeza. Francia, dividida y debilitada por sus propios problemas internos, y Gran Bretaña optaron por una política de apaciguamiento hacia los dictadores. Ese mismo año, el dictador alemán anunció su retirada de la Sociedad de Naciones, ante la pasividad occidental. Italia y Alemania proclamaron en 1936 el Eje Berlín-Roma, que tres años más tarde se convirtió en una alianza formal, incorporándose Japón al año siguiente.

La Guerra Civil Española y la Expansión Alemana

En marzo de 1936, tropas alemanas ocuparon, entre el entusiasmo de la población, la zona desmilitarizada del Rin. Este acto destruía literalmente el sistema de Versalles, pero Gran Bretaña y Francia no hicieron nada para evitarlo. Durante la Guerra Civil Española, Gran Bretaña y Francia impulsaron una política de neutralidad y no intervención con el objetivo de que la guerra española no desembocara en una conflagración europea. Alemania e Italia enviaron armas, soldados y asesores a Franco. Recordemos que la República española solo recibió la ayuda de la URSS.

Anexión de Austria y Crisis de Checoslovaquia

El peligro de una nueva guerra mundial era evidente. En 1938, el Reich consumó la anexión de Austria. El 12 de marzo, las tropas alemanas entraron en este país siendo aclamadas por la mayoría de la población. Ese mismo año tuvo lugar la crisis de Checoslovaquia. El pretexto de intervención lo proporcionó la campaña separatista llevada a cabo contra el gobierno checo por la población alemana de la región de los Sudetes. El 30 de mayo, Hitler, decidido a anexionarse el territorio, ordenó la preparación del ejército. Gran Bretaña y Francia, temerosas de una guerra (las fronteras checas estaban garantizadas por los tratados de Locarno y, además, Checoslovaquia había firmado acuerdos defensivos con Francia y con la URSS), entraron en contacto con Mussolini, quien sugirió a Hitler la celebración de una conferencia que resolviera el conflicto. La reunión entre los cuatro grandes de la política europea se celebró el 29 de septiembre de 1938 en Múnich, donde Daladier y Chamberlain cedieron ante las exigencias de Hitler creyendo que serían las últimas. Se acordó transferir los Sudetes a Alemania, parte de Rutenia a Hungría y Teschen a Polonia, a cambio de la garantía de los cuatro a la independencia de Checoslovaquia. Sin embargo, en marzo de 1939, Hitler, con sus ejércitos, entró en Praga y declaró que Bohemia y Moravia formaban parte del espacio vital alemán, convirtiéndose el resto del Estado checo en protectorado alemán, ocupado definitivamente por fuerzas militares alemanas con carácter permanente.

El Pacto Germano-Soviético y el Inicio de la Guerra

Las democracias europeas sentían el peligro de la guerra, pero se resistían a creer en la posibilidad de un nuevo conflicto bélico. Para hacer frente a las fuerzas del Eje hubiera sido necesaria una alianza con la URSS, pero Francia y Gran Bretaña no se decidían a aliarse con un estado comunista porque no se fiaban ni de su sinceridad pacifista ni de su solidez militar. Además, la URSS estaba molesta con la intervención aliada en su guerra civil y por la imposición de los antiguos aliados de un cordón sanitaire alrededor de su país. Ante el estupor de las democracias occidentales, en agosto de 1939, Hitler y Stalin firmaron el Pacto Germano-Soviético de no agresión. De esta manera, Hitler conseguía la neutralidad soviética ante la inminente invasión nazi de Polonia, mientras que la URSS aseguraba su zona de influencia en las repúblicas bálticas y en la parte oriental de Polonia. Francia y Gran Bretaña anunciaron que se opondrían a ello con las armas. Pocos días después se produjo la invasión y el avance alemán en Polonia, que se realizó según los planes de la llamada guerra relámpago, culminando en solo cuatro semanas. Dos días después de la invasión, el 3 de septiembre de 1939, Inglaterra y Francia declaraban la guerra a Alemania.