Tema 9. Crítica literaria feminista
Nos adentramos en la relación entre literatura y mujeres, y en cómo se da la vuelta al canon construido sobre el eje del hombre.
Se sitúa en el marco de la crítica del Siglo XX, se plantea como un estudio sobre las mujeres o estudio de género. Surge porque distintas mujeres estudiosas se dan cuenta de que toda la historia de la literatura se ha construido sobre un modelo masculino. Se da una visión masculina del mundo.
La crítica feminista surge como una manera de dar una vuelta al canon, y va a ser fundamental para ver si existen diferencias en el modo de concebir la literatura entre hombres y mujeres. Pretenden subvertir todos los principios de la sociedad patriarcal.
No hay una única línea de estudio:
1. Hay una serie de intelectuales que quieren hacer notar su propia voz, y una de estas líneas es la creación femenina. La mujer como escritora. 2. Otro de los enfoques es acerca de los personajes femeninos. Cómo los personajes femeninos que no han gozado de un análisis minucioso pueden cobrar verdadero valor. Podemos pensar en Penélope, en Madame Bovary, la mujer insatisfecha, que no es feliz, sin una realización personal. 3. La recepción de la literatura en femenino.
Hay ciertas obras que tienen una mayor afinidad con el público femenino, por los propios valores estéticos que ofrecen.
Los orígenes de la crítica literaria feminista. El nacimiento de los “Women and Gender Studies” se da, en concreto, en la Inglaterra del s. XVIII, con las reivindicaciones políticas inspiradas en los ideales de igualdad de la Ilustración. No nacen con una vocación estrictamente literaria, sino política o social, porque las mujeres en aquel siglo en ese país vieron la necesidad de manifestarse sobre la igualdad. En su mayoría eran sufragistas. Surge el movimiento, el debate, por una reivindicación de los derechos de las mujeres. Tenemos el célebre panfleto de Mary Wollstonecraft a favor de la emancipación de la mujer.
Esto puede considerarse un feminismo social, todavía no literario, pero que sí que tendrá repercusión en la crítica como podemos ver. El enfoque sobre los estudios de género es multidisciplinar. Es un ámbito que se puede aplicar a muchas otras disciplinas.
Fuera de este antecedente, las primeras reflexiones estrictamente literarias vienen de la mano de dos grandes intelectuales escritoras y pensadoras ya en el Siglo XX, y las dos figuras más adelantadas a la teoría y más seguidas son: Simone de Beauvoir.
Filósofá también, francesa, ha reflexionado sobre literatura, personajes, tuvo una relación amorosa con Sartre, etc. Aunque es filósofá, ofrece también un tratamiento literario en su obra, sobre todo en la situación de desigualdad en que viven las mujeres. Es autora de una obra titulada El segundo sexo (1949), un ensayo dedicado al lugar periférico de no mucha importancia en el que se han situado las mujeres. La mujer siempre se ha situado como el segundo sexo, detrás del hombre, en la tradición literaria, porque el hombre siempre ha sido hegemónico. Denuncia de manera radical la posición de la mujer, de desigualdad total.
Nueva interpretación en clave feminista de mitos, estereotipos y figuras femeninas de la literatura, como Dido (frustración femenina que acaba en el suicidio, según de Beauvoir es uno de esos estereotipos femeninos en el que siempre le toca vivir la parte desfavorable, mientras que Eneas sale triunfador. Ella sacrifica su vida por amar al héroe que la abandona. Imagen fija de la insatisfacción femenina), o Penélope (frente a Homero, que nos da una imagen de la mujer como paciente y buena, siempre fiel; pero si citamos a
Buero Vallejo, por ejemplo, en La tejedora de sueños, tenemos una visión personal de Penélope. ¿Por qué tiene que estar esperando siempre a Homero? Quizá no ha sido fiel. Antonio Gala tb ha reescrito el mito, partiendo del personaje de la mujer). Virginia Woolf.
Escritora y ensayista. Reflexiona en sus novelas y ensayos sobre las mujeres y su lugar en la literatura. Desde sus novelas esto se aprecia muy bien porque sus personajes femeninos siempre son protagonistas. En Las olas, en Al faro.
En Orlando, hace un experimento narrativo: crear un personaje que va mudando de identidad, y en un capítulo es un hombre, y en otro una mujer, etc.
Es una ensayista que interesa para la crítica literaria. En el ensayo Una habitación propia (1929), quizás el más citado cuando se habla de la desigualdad de la mujer, la idea principal es que las mujeres deben tener una habitación propia (en este caso para escribir, como artistas), un espacio físico pero también un espacio metafórico, un espacio en el que poder reflexionar y ofrecer un canon literario en femenino. Metáfora de la habitación como espacio de creación femenina.
Este ensayo parte de muchas ideas. En concreto, interesa la de que la historiografía no ha gozado de mujeres. Woolf invita a crear un canon femenino, porque dice que en Occidente, esta visión femenina del arte y la cultura no existe. Por ejemplo, en Japón sí que tenemos a mujeres a partir del año 1000, como Muraski Shikibu, y contrapone esta idea. Las mujeres no suelen figurar en las grandes listas literarias en Occidente.
Dice que hay géneros literarios más propicios a gustar a la mujer. Por ejemplo, el diario íntimo. Porque se sitúa a la mujer en un ambiente absolutamente lírico y poético donde pueden profundizar en su intimidad, en sus propios debates internos del choque con la realidad. Años 60.
Estos dos personajes son muy tempranos, pues será en los años sesenta cuando se reflexione con los estudios de género. En concreto, en Francia, tenemos tres autoras que serán precursoras del pensamiento: Luce Irigaray, Helene Croux y Julia Kristeva. Son feministas de tomo y lomo, de una visión muy crítica de la identidad masculina, y quieren reivindicar una escritura feminista sobre el estudio de la literatura.
Acogen el pensamiento de la deconstrucción de J. Derridá. Es un pensador francés que nos habla de la diferencia. Todo el pensamiento occidental se ha construido sobre oposiciones o dicotomías. Estas feministas establecen sus dicotomías: hombre / mujer, masculino / femenino, identidad / alteridad, homosexual / heterosexual. Derridá habla de que hay que optar por la diferencia. Si Occidente ofrece un lugar hegemónico al hombre, las feministas dicen que hay que desplazar el foco hacia las mujeres.
La obra literaria crea diferencias en el lenguaje entre hombres y mujeres, pues la visión del mundo es singular en cada sexo. El campo literario ha otorgado un lugar central al patriarcado, pero es el momento de poner el énfasis en el otro término, en la mujer.
Estas tres mujeres reflexionan también sobre el cuerpo femenino. Todos los elementos del cuerpo femenino tienen un lugar fundamental dentro de la obra literaria. P.E., Kristeva, que ha realizado estudios semióticos y sobre el signo lingüístico, reflexiona sobre las relaciones filiales de un niño y su madre. Hay una serie de obras que reflexionan sobre estos vínculos entre el cuerpo de la madre y el del hijo.
Hay ciertos poemas, como los de Juana Castro, que parten de un yo lírico que es una mujer. El lector debe reflexionar para comprender. Años 80.
La crítica ha ido avanzando y ofreciendo distintos caminos. Mientras que en los años sesenta la crítica partía de las dicotomías base, en los años ochenta, había una serie de mujeres que se opónían a esta visión.