EL TEATRO DESDE 1940 HASTA NUESTROS DÍAS
El panorama teatral en la posguerra es bastante pobre. Las innovaciones anteriores desaparecen junto con sus autores, muertos (Lorca, Valle-Inclán) o exiliados (Alberti).
El teatro en el exilio
Las consecuencias inmediatas del estallido de la guerra son la muerte o el exilio. Muchos cultivaron durante la contienda un “teatro de urgencia”, partidista, sin pretensiones literarias, pensando en sostener el ánimo de los combatientes. Terminada la guerra, muchos de estos dramaturgos y actores intentaron levantar un teatro español en tiendas latinoamericanas: Miguel Hernández (“Teatro de Guerra”), Rafael Alberti, Alejandro Casona (“La dama del alba”).
Los años 40: el teatro cómico y de evasión
En las salas comerciales seguía triunfando un teatro tradicional y evasionista: la comedia benaventina. Junto a ésta, surge el teatro humorístico de Mihura y Jardiel Poncela.
El teatro burgués de Jacinto Benavente
El principal representante de la comedia burguesa de principios de siglo es Jacinto Benavente. Sus primeras obras (“Los intereses creados”) analizaban críticamente las clases medias y supusieron una innovación frente al teatro grandilocuente de Echegaray; sin embargo, fue adoptando una actitud cada vez más complaciente hacia el público burgués, lo que proporciónó popularidad a obras como “Señora ama” o “La malquerida”.
La alta comedia
Sus rasgos fundamentales son las situaciones inverosímiles y los diálogos regidos por una lógica poco convencional. Concede especial importancia a la construcción de la trama, los diálogos y los juegos escénicos.
El ambiente es la burguésía acomodada y su objetivo el entretenimiento, con un argumento centrado en el adulterio o la infidelidad. En estos argumentos, el final feliz defiende la ideología dominante, y triunfan la fielidad, la honradez y el amor.
Junto a estas obras aparecen dramas de tesis y piezas históricas.
Entre los autores destacados de la alta comedia y el teatro humorístico están:
Enrique Jardiel Poncela
En 1919 inicia sus primeras colaboraciones (artículos y cuentos) en distintos periódicos. Ese mismo año comienza a publicar en la revista “Buen Humor”, referencia del nuevo humorismo literario español. A partir de 1923 abandona el periodismo para dedicarse a la literatura y estrena “Una noche de primavera sin sueño”. Sus obras teatrales más importantes son “Cuatro corazones con freno y marcha atrás”, “Un marido de ida y vuelta”, “Eloísa está debajo de un almendro”, “Los ladrones somos gente honrada” y “Los habitantes de la casa deshabitada”.
Su propósito consistía en romper con las formas tradicionales de lo cómico mediante el encadenamiento de situaciones inverosímiles y el humorismo intelectual. Su originalidad reside en la creación de situaciones grotescas y ridículas por medio de ironías, diálogos equívocos, sorpresas o mezclando lo sublime y lo vulgar. Pero bajo el disparate esconde una dura crítica a la sociedad, como sucedeo sucede en “Angelina o el honor de un brigadier”.
Miguel Mihura
Es considerado un autor, actor y empresario teatral. Abandonó sus estudios para dedicarse al dibujo en revistas como “Buen Humor”. Durante los años veinte, trabajó como periodista y conocerá a importantes periodistas del género humorístico como Edgar Neville y Jardiel Poncela, quien influyó mucho en su estilo. Mihura fue uno de los fundadores de las revistas humorísticas “La Ametralladora” y “La Codorniz”.
Aunque empezó a escribir antes de la guerra, su reconocimiento fue tardío. Destaca “Tres sombreros de copa”, comedia considerada como una de las obras maestras del teatro humorístico y que anticipa algunos aspectos del teatro del absurdo. En ella, se enfretan el mundo de las restricciones y convencionalismos con el de la libertad y la imaginación, tema constante en su obra.
Por su originalidad, supone una ruptura completa con el teatro cómico anterior.
A partir de los cincuenta, la sátira se impone sobre el humor en obras como “Ninette y un señor de Murcia”, “Maribel y la extraña familia” o “Melocotón en almíbar”. En ellas predomina el conflicto en las relaciones doméstico-sentimentales entre hombre y mujer. Además, es conocido por sus colaboraciones en guiones cinematográficos.
Edgar Neville
Cultivó casi todos los géneros literarios y colaboró en revistas como “La Codorniz”. Su trayectoria literaria evoluciónó desde el Vanguardismo, pasando por el teatro comprometido en la guerra, hasta la alta comedia en obras como “El baile”. Sus obras se caracterizan por ofrecer una visión amable de la vida y tener como finalidad la evasión de la realidad mediante la ficción literaria. Suele utilizar escenarios madrileños con personajes de clase altas que obedecían a arquetipos (el hombre triunfador, la gran dama, el marido aburrido…). Su originalidad se basa en las situaciones absurdas y en el humor irónico y la hipérbole con intención desmitificadora.
Gran éxito obtuvo “La vida en un hilo”, reflexión risueña sobre los mecanismos del azar, a la vez que un alegato contra la burguésía entendida como enfermedad del alma, contra la cursilería y contra la estrechez de miras disfrazada de sentido común. También fue un éxito teatral “El baile”, un trío amoroso que triunfa sobre el tiempo y las generaciones.
José María Pemán
Destaca tanto por sus dramas como por sus artículos, conferencias y poemas. A través del teatro histórico, ofrece una visión simplista de la historia, en la que aparece la ideología tradicional. Destacan “Cisneros” y “Por la virgen capitana”. También cultivó el teatro costumbrista y de tesis con obras como “Hay siete pecados”, pero tuvo más éxito con las comedias ligeras de ambiente andaluz, como “Los tres etcéteras de don Simón”. Interviene además muy pronto en el cine del nuevo régimen colaborando con la mayoría de directores del momento.
Juan Ignacio Luca de Tena
Su teatro pertenece a la alta comedia. Cultivó la comedia de costumbres, la farsa, la comedia psicológica, histórica y de enredo. Destaca “Dos mujeres”, dilema de un profesor universitario que ha de elegir entre la mujer tradicional española y la moderna americana, y otros títulos como “¿Quién soy yo?”, “El cóndor sin alas”, “Don José, Pepe y Pepito” y “¿Dónde vas, triste de ti?”.
Alfonso Paso
Destaca por el humor y la originalidad de las situaciones y personajes. Dada la situación del público en la posguerra, condenó su teatro a ser un objeto de consumo, destinado a una clase social determinada. Demuestra una gran habilidad para enlazar y desenlazar la intriga, crear situaciones sorprendentes y manejar el diálogo con gracia. Sus obras han sido traducidas a más de 24 idiomas. Fue el primer autor español vivo que estrenó en Broadway, con la comedia “El canto de la cigarra”.
Los años 50: el teatro social y el teatro poético
Dentro del pobre panorama teatral de la posguerra, movidos por su instinto de rebelión y disconformes con el sistema vigente, aparecen dos formas diferentes de entender la protesta: política, con el teatro político de Buero Vallejo y social, con el teatro social de Sastre. En el extremo contrario, también como muestra de rechazo a la sociedad contemporánea, autores como Alejandro Casona y Antonio Gala llenaron sus obras de poeticidad y simbolismo. En el teatro social y poético destacan autores como:
Antonio Buero Vallejo
En la guerra, es condenado a muerte por ser soldado de la República. En 1946, se le conmuta la pena y queda en libertad profesional. En 1971, ingresa en la RAE y en 1986 se le concede el Premio Cervantes.
Con “Historia de una escalera” nace un nuevo drama que va en busca de la verdad y pretende remover la conciencia española. El tema común en toda su producción es la tragedia del individuo, analizada desde un punto de vista social, moral y ético. Sus personajes se caracterizan por presentar alguna tara psíquica o física. Son caracteres complejos que experimentan una transformación a lo largo de la obra. Se puede distinguir entre personajes pasivos y activos.
Su teatro se clasifica en: teatro simbolista, en el que destaca “En la ardiente oscuridad”; teatro de crítica social que analiza la sociedad con todas sus injusticias, mentiras y violencias, en el que destaca “Hoy es fiesta”; y dramas históricos en los que utiliza la historia como espejo de situaciones del presente, entre los que destaca “El sueño de la razón”.
Alfonso Sastre
Fundó grupos como “Arte Nuevo”, cuya intención es renovar el teatro español o “Teatro Unitario de la Revolución Solidaria”, con compromiso revolucionario activo, entre otros.
Para él, el teatro debía ser un instrumento de transformación de la sociedad. En “Escuadra hacia la muerte”, “El pan de todos” o “La mordaza”, escribe un teatro con tintes existencialistas. En otras obras como “El cubo de basura”, o “Muerte en el barrio” se inclina por el Realismo crítico de denuncia.
Los dramas de entre 1965 y 1972 están recogidos en “Teatro penúltimo”, caracterizados por la renovación de la puesta en escena y el desarrollo de la acción en épocas anteriores.Muchas de sus obras no se representaron por razones políticas.
Alejandro Casona
La expresión lírica está presente en todas sus obras, que pueden dividirse en:
Teatro fantástico: crea una atmósfera irreal y mágica mediante el lenguaje poético, donde se analiza la relación entre realidad y fantasía, el misterio y los sueños. Destaca “La sirena varada”, “Prohibido suicidarse en primavera” y “Los árboles mueren de pie” con el tema de lo real y de los sueños. Con la temática de los sueños destaca “La llave del desván” y “Siete gritos en el mar”.
Teatro pedagógico: intenta comunicar ideas pedagógicas. Así, “Nuestra Natacha” es un cántico al amor y la comprensión como método de enseñanza para los jóvenes conflictivos y “La tercera palabra” trata sobre la educación de un hombre criado en la naturaleza.
Los años 60 y 70: La renovación teatral
A partir de 1965 comienza una auténtica renovación en el panorama teatral español. Dentro del teatro comercial, siguen triunfano las comedias de Mihura, Jaime Salom, Jaime de Armiñan o Ana Diosdado. Entre los nuevos sobresale Antonio Gala, que en 1936 estrena su primera comedia “Los verdes campos del Edén”. Los temas recurrentes en su teatro son la frustración y la soledad, mediante una simbología compleja por su vaguedad e inconcreción. Destaca “Noviembre y un poco de yerba”, que recoge el tema de la Guerra Civil, “El caracol en el espejo”, donde analiza el sentimiento de la frustración, “Los buenos días perdidos” y “Anillos para una dama”, drama histórico en el que recrea la vida de doña Jimena, una vez muerto el Cid.
Los grupos de teatro independiente
Son una serie de grupos que vivien al margen de los límites establecidos en el mundo del espectáculo. Son personas dedicadas al teatro que frecuentemente están organizadas en cooperativas que escriben y montan sus propias obras: “Esperpento”, “La Tabla”, “Las Marismas”, “La Araña”, entre otros.
El teatro desde 1975
Finalizada la dictadura y eliminada la censura parecía abrirse una etapa prometedora para el teatro. Así, en 1978 se creó el Centro Dramático Nacional y posteriormente el Centro Nacional de Nuevas Tendencias Escénicas y la Compañía Nacional de Teatro Clásico.