Buero Vallejo

EL TEATRO EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XX



AÑOS 50. EL TEATRO REALISTA Y DE DENUNCIA

Hacia 1955 se abre una etapa orientada hacia el teatro social. El teatro de testimonio lo
inician Buero y Sastre, aunque con notables diferencias entre ellos, aunque tanto uno
como otro proponen un teatro de denuncia. Buero Vallejo se mostró partidario de una
postura posibilista; optó por un teatro lo más arriesgado posible, pero no temeroso. No
le pareció lícito escribir un teatro imposible que no iba a pasar las prohibiciones
oficiales. Así realizó un teatro posibilista con voluntad de crítica y denuncia de la
realidad social, pero siempre desde una actitud ética, fundada en sólidas convicciones
humanas. Ese posibilismo, le forzó a realizar un teatro cargado de elementos
simbólicos.
Sin embargo, Sastre defendió el imposibilismo, proponiendo un teatro cargado de
compromisos bajo una dialéctica revolucionaria. Sastre afirmaba que no había un teatro
imposible, sino momentáneamente imposibilitado. De entre sus obras cabe destacar:
Escuadra hacia la muerte, un drama existencialista, antimilitarista; Muerte en el
barrio, en 1955, en el que aborda el tema de la culpabilidad y de las responsabilidades
sociales, y La cornada en 1960, obras a las que no les acompañó ni el éxito ni el acierto.
Tras Buero y Sastre aparecerán autores nacidos en torno a 1925, que forman la
generación llamada “los niños de la guerra “, personas que sufrieron las calamidades
que trajo consigo la guerra. Esto hizo que en sus obras desarrollaran temas propios del
teatro social: la injusticia, la alineación, la explotación del hombre, la hipocresía social,
las condiciones inhumanas del proletariado….
Tanto por su temática como por su actitud, estos autores representan el intento de crear
un teatro comprometido con los problemas de España, aunque hay que apuntar que
tuvieron grandes dificultades a la hora de representar sus obras.

LA CRISIS DEL REALISMO, AÑOS 60- 70


El teatro realista social fue defendido hasta los años 60, puesto que era el inicio
que respondía a los problemas y a las circunstancias del país.
Hacia la mitad de la década -1.965- comienza a producirse una auténtica
revolución en el panorama teatral español, que se va a manifestar por dos hechos claros:
 La aparición de nuevos autores que intentan superar la etapa del
realismo anterior. Se trata de renovar la expresión dramática.
 La aparición de grupos experimentales y teatros minoritarios que
intentan crear un nuevo público, distinto al burgués de los teatros
comerciales, que identifican con la juventud inconformista
universitaria y con los profesionales liberales.
Este proceso conducirá a la aparición de un “teatro independiente” que se
configura desde mediados de los 60 como alternativa escénica y como clara oposición
política a la dictadura. La censura impide que se estrenen comercialmente obras que a
veces se toleran en estos escenarios marginales.
Entre los grupos más representativos de este teatro independiente debemos
destacar: Els Joglars (1.963), Els Comediants (1.972), Los Goliardos (1.964), el grupo
Tábano (1.968)…

El camino emprendido por estos hombres no fue fácil, por dos motivos fundamentales:
 Las obras seguían siendo críticas y la censura todavía no permitía toda
clase de libertades.
 Llevaron al teatro la renovación formal, lo cual hizo que mucha gente se
alejase de ellos.
Entre estos dramaturgos debemos destacar a tres: Fernando Arrabal, Francisco
Nieva y José Ruibal.

EL TEATRO A PARTIR DE 1975


Con la desaparición de la censura pudieron estrenarse obras hasta ese momento
prohibidas, y el teatro recuperó toda la libertad.
A lo largo de los años 80 y 90, se dedicaron grandes esfuerzos para favorecer el teatro:
se creó el Centro Dramático Nacional, la Compañía Nacional de Teatro Clásico, se
organizaron varios teatros estables, sin embargo, la escasez de autores, la existencia de
un público no muy numeroso y sobre todo la tremenda competencia del cine y la
televisión, hicieron que el desarrollo del teatro no obtuviera los frutos deseados.
Si hay una característica que defina estos últimos años, es precisamente la pluralidad
de tendencias que acceden a los escenarios.
En la escena española de los 90, perviven tres grupos:
-el primero formado por autores consagrados antes de la transición política: Buero
Vallejo, Gala, Sastre.
-el segundo, un grupo numerosos de autores que se dará a conocer a partir de la
transición: Nieva, Alonso de Santos.
– el tercer grupo, compuesto por autores más jóvenes que han ido apareciendo con la
democracia ya consolidada, como Paloma Pedrero.

BUERO VALLEJO


Es el autor de un teatro ético; sus obras se basan en la negación de la existencia de un
destino ciego y caprichoso: todo tiene su causa y, por tanto, remedio. Es un teatro con
frecuencia ambiguo y polivalente; invita a la reflexión.
Uno de los temas centrales en sus obras es la dialéctica entre acción y contemplación.
Su producción tiene un matiz trágico: desde Lorca no se había cultivado la tragedia.
Buero consigue aunar pureza, crítica y éxito popular. En su primera obra, En la ardiente
oscuridad, aparece la ceguera como símbolo de las limitaciones humanas. También se
observa la preocupación de Buero por las taras físicas.
La obra de Buero puede dividirse en tres etapas:
o Primera época. Teatro tradicional, respetuoso con alguna o todas las unidades
dramáticas (la más clara es Madrugada). Se observan técnicas modernas: el
espacio escénico en Historia de una escalera o la luminotecnia en En la ardiente
oscuridad.
o Segunda época. Teatro histórico, con un tema central: el destino del pueblo en
una sociedad injusta. Destacan Un soñador para el pueblo o Las Meninas. Otra
obra de transición entre la segunda y tercera etapas es El Tragaluz.
o Tercera época. La inmersión. El espectador no vela realidad, sino una versión
de un personaje. Pertenecen a esta etapa El sueño de la razón o La Fundación,
una de sus cimas dramáticas.