La Casa de Bernarda Alba: Un Retrato de la Represión y el Anhelo de Libertad
Introducción
La Casa de Bernarda Alba fue la última obra dramática escrita por Federico García Lorca. La terminó de escribir en 1936, poco antes de su trágica muerte. La obra se estrenó en Buenos Aires en 1945 por la compañía de Margarita Xirgu, pero en España no pudo representarse hasta 1964. Lorca se inspiró en una situación real: la de una familia de Valderrubio. Esta familia giraba en torno a Fraskita Alba, una mujer de talante autoritario que se había casado dos veces y que había tenido seis hijas y dos hijos. Pepe el Romano se casó con una hija de Fraskita y, al quedar viudo, volvió a casarse con una hermana menor de su mujer.
Tema Principal: Autoritarismo Frente a Libertad
El tema central de la obra es el conflicto entre una moral autoritaria, rígida y convencional, representada por Bernarda Alba, y el deseo de libertad, encarnado por Adela y María Josefa. El autoritarismo de Bernarda se manifiesta ya en su primera intervención, está presente en sus últimas palabras dentro de la obra y constituye una constante de su actitud y de su carácter. Por ejemplo, dice: “En ocho años que dure el luto no ha de entrar en esta casa el viento de la calle. Hacemos cuenta que hemos tapiado con ladrillos puertas y ventanas”. Hay una leve protesta de Magdalena, pero la viuda se va haciendo con el poder absoluto: “No os hagáis ilusiones de que vais a poder conmigo. ¡Hasta que salga de esta casa con los pies por delante mandaré en lo mío y en lo vuestro!”.
Bernarda impone su voluntad a sus hijas. Éstas no tienen más que un derecho: la obediencia. Todas las hijas deben someterse a la disciplina férrea e irracional de Bernarda. Toda la moral autoritaria de Bernarda queda concentrada en esta frase: “Una hija que desobedece deja de ser hija para convertirse en una enemiga”. Este autoritarismo desemboca en la violencia física.
Adela intenta rebelarse contra ese dominio. El deseo de libertad y el impulso amoroso de Adela son más fuertes que su temor a la autoridad materna, por ello:
- Lleva un abanico de flores verdes, en vez de un abanico negro por el luto.
- Se pone su vestido verde y lo luce ante las gallinas.
- Proclama sus deseos de libertad, opuestos a las normas de Bernarda.
- Al final de la obra se enfrenta con su madre y parte en dos el bastón, símbolo del autoritarismo.
Pero el tiempo de la libertad es efímero, pues acaba con el suicidio de Adela. María Josefa da cauce a su rebelión a través de la locura. Al final de la obra, se produce el triunfo definitivo del autoritarismo. En conclusión, el autoritarismo de Bernarda provoca dos respuestas inútiles: la locura de María Josefa y el suicidio de Adela.
Temas Secundarios
La obra desarrolla una serie de temas secundarios entre los que destacan:
El Amor Sensual
El drama de estas mujeres encerradas se concentra en la ausencia de amor y el temor a quedarse solteras. Pepe el Romano desencadenará las pasiones de estas mujeres, que desean casarse para liberarse de la tiranía de Bernarda. La búsqueda y el deseo del varón y la pasión amorosa se hacen patentes en el drama por dos caminos diferentes:
- Por las referencias al amor y a los hombres:
- Se alude a los requiebros eróticos del difunto marido de Bernarda.
- Se recuerdan antiguos amores.
- Se exaltan las cualidades de los hombres.
- Por medio de vivencias auténticas de los personajes:
- La pasión de Adela, que ella califica como un fuego que le quema y le arde en su interior.
- El deseo de amar de las otras hermanas.
La Hipocresía y las Falsas Apariencias
La preocupación por la opinión ajena, el temor a la murmuración y la hipocresía es otro de los motivos recurrentes en la obra. Esa hipocresía se percibe:
- En la obsesión por la limpieza que caracteriza a Bernarda.
- En el temor a la murmuración del que son conscientes y víctimas las hijas.
A Bernarda solo le interesan las apariencias. Por eso, al final, tras el suicidio de Adela, dirá: “Mi hija ha muerto virgen”.
El Odio y la Envidia
Bernarda es odiada por sus criadas y por sus vecinos. Angustias es odiada por sus hermanas y ella también las odia. Los celos y la envidia llevan a Martirio a acusar a su hermana Adela. Las mujeres viven en un mundo inhóspito y salvaje: los deseos de amar y ser libres y la imposibilidad de alcanzarlos las impulsan a actuar con odio y envidia.
La Sociedad de la Época
En la obra se van poniendo de manifiesto las tensiones de la sociedad en que le tocó vivir a Lorca. La sociedad está claramente jerarquizada, y en esa jerarquía el estrato social superior trata con crueldad al estrato inferior, que tiene una sumisión resignada, aunque lo miran con odio. La marginación de la mujer se pone de manifiesto enfrentando dos modelos de comportamiento femenino:
- El que se basa en una moral relajada, por ejemplo, Paca la Roseta, la hija de la Librada. Estas mujeres viven al margen de la sociedad y son condenadas moralmente por el pueblo.
- El que se basa en una concepción de la decencia. Este comportamiento está basado en las apariencias, e implica sumisión a las normas sociales y convencionales que discriminan a las mujeres respecto a los hombres.